Santiago y Anselmo

Dicen que lo que nunca ha pasado, te puede pasar en un segundo. Pero lo verdaderamente cierto, es que en esta vida, te pueden pasar miles de cosas que nunca te habías imaginado. Y eso es lo terrible, que es cierto, que te pueden pasar..
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Apenas se apagaron las luces del cine y se empezó la película, un hombre mayor se sentó a mi lado, y su mano, sin disimulo alguno, se puso sobre mi bragueta y empezó a acariciar mi polla por encima del pantalón. Aún no me había repuesto del susto, cuando su otra mano sacó con rapidez su polla, cogió mi mano y me hizo agarrar esa polla. Casi solté un grito de incredulidad, al comprobar con mi mano el tamaño y grosor de la polla que estaba tocando.

 

El hombre demostraba ser un experto en estos trabajos. Y yo un crio inútil, inexperto, asustado y asombrado. Ante mi sorpresa y antes de darme cuenta, abrió mi bragueta, sacó mi polla sin ninguna oposición por mi parte, y al tenerla en su mano, sin pérdida de tiempo empezó a masturbarme lentamente. Al verme quieto, paralizado, me dice al oído:

 

–Venga putón ¡despierta! Menéamela y cuando vaya a correrme te lo digo, te agachas, te metes el capullo en la boca, te tragas toda la leche que suelte, y yo te daré 30€ ¿Te parece bien?

 

–Es que “me parece” que se ha equivocado señor –le dije tembloroso- No soy puto, ni chapero, o como se llamen los chicos maricas. Soy un chico normal que acaba de cumplir 13 años, que me ha traído mi madre al cine a ver esta película mientras lleva a mi hermanita al dentista, y me he puesto en las últimas filas porque como la pantalla es tan grande, desde atrás se ve mejor… Se lo prometo ¡no soy marica!

 

Lo curioso del caso, es que él no dejó nunca de masturbarme muy bien y sin prisas, aunque me dio la impresión que también él se quedaba sorprendido por “su error”, y me agarraba la polla con más fuerza. Pero yo, muy nervioso y sin darme cuenta, impresionado por ese inmenso pedazo de carne que estaba en mi mano ¡también le estaba masturbando! Yo no era aficionado al porno, no conocía el tamaño de las pollas de los pornoactores, y estaba impresionado y sorprendido con ese tamaño y grosor de polla. Jamás pensé que existiese nada similar… Y estoy seguro que le seguía masturbando no por sexo, sino posiblemente por curiosidad. Y esa curiosidad fue ¿mi error?

 

–Pues a mí “me parece” que no me he equivocado del todo. Te haces el inocente, pero no sé, no sé si lo eres. Ya lo veremos. De momento sigue masturbándome, tienes práctica, lo haces muy bien ¿Cómo te llamas?

 

–Xavier

 

–¿Has tenido alguna vez una polla como esta en tus manos, en tu boca, o en tu culo?

 

–No, nunca. Tampoco he pensado nunca que existiesen pollas tan grandes. Y a mí señor, no me gustan los hombres, me gustan mis amigas del instituto…

 

–Xavier, ahora vamos a dejar aparte las niñas porque como estás notando, esto es entre hombres ¿No te gustaría que en lugar de este cine, jugásemos un poco con nuestras pollas en mi casa? Está aquí cerca. Ahora, si quieres, puedes masturbarme, chuparla, dejarla, o hacer lo que quieras, pero en mi casa no hará falta hacerlo en silencio. Nadie nos pillará y no haremos nada que tú no quieras. Además, si estamos los dos desnudos, en pelotas, la verás entera y la tocarás mejor. Es una polla preciosa ¿no lo crees?

 

Apartó su mano de mi polla cuando yo estaba ya a punto de correrme y eso me jodió más de lo que podáis pensar. También yo paré de meneársela, y al notar él que todo se iba “a tomar el aire”, me volvió a ofrecer ir a su casa y allí tenia tabaco, alcohol y coca. Todo gratis y solo por acompañarle y masturbarnos, además me daría 50€ para que invitase a mis amigas. Nunca había probado la coca. Nunca había tenido entre mis manos una polla así, y no sabía exactamente lo que podría pasar, pero acepté y separadamente salimos del cine. Le seguí y entré “en su casa”. Una amplia habitación con gran cama encima de un garaje.

 

Sin decirnos nada, él empezó a desnudarse, y yo, al hacer lo mismo, me di cuenta que al salir del cine, con los nervios, ni siquiera me había subido la cremallera de la bragueta. Y al ver desnudo a ese hombre fuerte, pero maduro, aún me acojoné más por si quería follarme el culo… ¡menuda polla! Sin embargo, solo pensar en esa posibilidad, me puso la polla durísima. Cosa que al vérmela así, le hizo sonreír y me dijo:

 

–Xavier, tienes una polla preciosa para tu edad. Conozco chicos de 15-16 años que no la tienen tan grande.

 

–Lo sé. Mi primo Agustí tiene ya 15 años y yo le gano. Y a casi todos mis amigos de natación y baloncesto. Muchas veces nos la meneamos juntos para ver quien saca más leche y por eso se el tamaño de las pollas de ellos, pero la tuya es enorme.

 

Y pasó lo que debería haber pensado yo que podría pasar, pero mi inexperiencia…El hombre me miró, sonrió, y me abrazó dándome un cálido beso en el cuello. Un brazo me agarraba por la espalda y el otro me tocaba y agarraba con fuerza los glúteos mientras sus dedos empezaban a jugar con mis esfínteres. Al moverme, nuestras pollas se rozaban, y ese roce con la suya me estaba haciendo pensar y desear, lo que nunca había pensado ni deseado ¿sería capaz mi culo de aceptar ser follado por ese pollón? Cuando uno de sus dedos dejó de jugar con mi ano, me dijo.

 

–¿La notas bien Xavier? Notas bien el roce de mi polla con la tuya? Si quieres jugar con ella es tuya. Menéala, chúpala, trágatela, o simplemente déjame que te la meta entera en el culo. Es pronto, tenemos toda la tarde y podemos jugar con ella a lo que quieras. Ahora tómate este coñac y estas dos preciosas rayas de potente coca, y si quieres más, te daré todo el alcohol y la coca que quieras. El sexo entre hombres no es solo de maricas ¡es de Hombres de verdad! Déjame que te enseñe, déjame que te llene de placeres, y lo comprobarás tú mismo para siempre.

 

–Es que yo nunca me he emborrachado mucho, ni nunca he probado la coca ¿de verdad es tan buena como dicen? Pero además, como mi madre me note borracho me mata. Ella si se emborracha algunas veces, pero quiere que yo no fume ni beba por mi hermanita.

 

–Querido Xavier. Confía en mí y déjate llevar. Durante varias horas te sentirás en el cielo. Y desearás repetirlo muchas, muchas veces. Tampoco nunca te han metido una polla por el culo ¿verdad? Siempre hay una primera vez para todo. Confía en mí. Tengo experiencia. Sé lo que hago y ya verás como poco a poco, te llevaré a un mundo de placeres del que nunca te arrepentirás. De muchas clases de placeres… ¡Déjame que te enseñe. Déjame que sea tu maestro y padrino! Y gozarás como nunca has pensado.

 

Sinceramente ya no lo pensé más. Ese hombre, posiblemente sesentón, peludo, con barriguita, de voz amable, me había ganado para su causa. Y posiblemente mis juegos con mis amigos y primo desnudos masturbándonos para vaciarnos los huevos unos a otros, me habían desinhibido más de lo imaginado. Me tomé el coñac entre carraspeos, esnifé la coca que me dio tal y como me dijo que hiciese, nos subimos a la cama, me abrazó, y empecé a jugar con ese pedazo de carne dura que llamamos polla. La verdad es que en ese momento, ya no tuve miedo ni dudas de iniciar este nuevo camino de mi vida.

 

Sus caricias, sus abrazos, y sus besos, me desarmaron totalmente. Lentamente, algo dentro de mí empezó a cambiar, y me hizo desear pasar todas las fronteras sexuales que hasta ahora había tenido. Miré ese enorme capullo ¡y deseé hacerlo… deseé mamarlo! Pude meter todo el glande de ese pollón en mi boca. La respiración del hombre la noté más rápida y agitada. Empezó con una mano a masturbarse, ya que como yo no sabía muy bien cómo mamar ese grueso de pollas, mi mandíbula no se abría del todo y mis dientes le rozaban el tronco.

 

En un dedo de su otra mano se había puesto una especie de guante de goma, y con ese dedo se había untado una crema y me la estaba pasando por el culo, metiéndome todo el dedo. Luego me metió otro. Curiosamente, al principio me hacían daño, pero poco a poco fue desapareciendo parte de ese dolor.

 

Lo que yo no sabía, es que esa crema mentolada que me estaba poniendo, tenía una variante de opio (por eso usaba el dedo de látex para untarme) que eliminaba durante mucho rato gran parte del dolor. Podría penetrarme totalmente y dilatarme brutalmente mis músculos anales sin oposición por mi parte, porque aunque me rompiese el culo, no me dolería de verdad… hasta dos o tres horas más tarde. El muy cabrón sabía prepararse sus primeras folladas para que no fuesen muy dolorosas y no asustasen a los novatos ¡y yo era “muy novato”!

 

Se limpió la mano, me cogió de la cabeza y me estrechó sobre él. Su polla aún penetró unos centímetros más en mi boca hasta empujar mi garganta. Mi desentrenada lengua, con bastantes problemas acariciaba ese capullo y me excitaba mucho ¡me estaba gustando mamar esa polla!, pero… Dos veces tuve que descansar para sacar la polla de mi boca, vaciarla de saliva, y respirar mejor, y las dos veces me dió casi medio vaso de vodka que me bebí. Mi padrino me estaba tomando en serio y yo estaba empezando a desear ser sodomizado.

 

Con la coca tomada y con el licor que estaba bebiendo, mi inocente espíritu era de una creciente y preciosa amoral-liberal alegría. Me sentía mayor, especial. Un tiempo más tarde, unos disparos abundantes de leche desde los huevos de “mi macho”, inundaron mi boca y de allí, con algunos problemas, casi toda fue a mi estómago. Medio vaso más de potente vodka y una pastillita verde, me prepararon muy bien para la segunda parte.

 

Pero ahora, después de mi gran y nueva experiencia de mamón “adulto”, nuestros desnudos y ya sudados cuerpos, el mío y el de mi amante, estaban juntos y abrazados para follar y ser follado, y no solo no tenía miedo ¡sino que lo deseaba! Después de ese pequeño descanso, empezó a acariciarme, a besarme lentamente, suavemente, a meter su lengua en mi boca… y yo empecé a sentirme “querido y especial”. Sus dedos empezaron a penetrar mi culo. Y yo no solo no lo impedí, sino que deseé que esa penetración marcase mi vida.

 

El derivado del opio había empezado a hacer sus efectos. Prácticamente no notaba dolor intenso, solo las molestias de tener dentro un dedo y luego dos, y tres, que tiraban de mis músculos. Yo me sentía tan feliz por todo esto que empecé a masturbarme a mí mismo, deseaba sentir el mayor placer posible, y aunque ya me había corrido dos veces, no tardé en correrme la tercera vez. Me encontraba en el Nirvana total y en los brazos de la persona que me estaba haciendo muy feliz, y enseñándome un mundo nuevo de placeres ¡como negarle a que penetrase en mi culo virgen! Y no solo le dejé, le ayudé.

 

–Y ahora Xavier, vamos a ver qué podemos hacer con tu culo ¿Deseas que te folle? ¿Deseas que te meta mi polla hasta los huevos? ¿Deseas que yo sea tu maestro y padrino para siempre? Puedo hacer de ti algo muy usado y muy buscado.

 

–Sí, por favor ¡Enséñame y haré lo que quieras!

 

Acarició mi rostro. Nos dimos unos cálidos besos que me empalmaron otra vez. Cogió mi cuerpo y me puso cara abajo en la cama. Me hizo levantar un poco el cuerpo, para ponerme bajo mi estómago una gruesa almohada y así tener una preciosa estampa de mi culo. Me separó un poco las piernas. Se levantó para ponerse de rodillas detrás de mí, y empecé a notar como “algo poderoso” (recordad que tenía semi-anestesiado el ano) me dilataba enormemente el culo, pero con un dolor soportable. Y “algo” terriblemente grueso, iba poco a poco penetrando en mis intestinos.

 

Recuerdo esos momentos como algo curiosos pero imborrables. Notaba esa penetración, como si me separasen los glúteos de su sitio normal y estirasen mis músculos terriblemente hacia los lados, pero no notaba ese “gran dolor” del que siempre se hablaba, ni tampoco la clásica fricción de la polla con los anillos anales. Simplemente notaba esa gran dilatación y cómo ese pollón iba entrando… pero prácticamente sin dolor. Placer sexual tampoco notaba mucho, pero esa follada casi indolora me complacía muchísimo, y en un momento dado, me alegré de haber aceptado ser follado.

 

Sin embargo, mi cerebro, mi subconsciente, si sentía placer, porque mi polla se había endurecido otra vez y se preparaba para eyacular de nuevo. Porque a pesar de lo que digo, la parte interna del ano estaba normal, no anestesiada, y al penetrar por allí el glande y el tronco, el dolor y la excitación sexual sí se empezaron a incrementar y a crecer. Y también crecieron mis deseos de ser follado ¡y no solo una vez… y no solo hoy…! Aquello era increíblemente hermoso.

 

El hombre maduro, ya con casi toda su polla dentro de mí, empezó a follarme de verdad. Primero lentamente, poco a poco, y tal y como pasaban los minutos y su polla se deslizaba mejor, aumentó el ritmo y sus manos me agarraron de mi cintura, su fuerza aumentó, y su empuje fue frenético. En esos momentos, sí noté algo más de dolor en la forzada entrada del ano, y mucho más en la profundidad de mi intestino. Pero también noté una excitación sexual totalmente desconocida y maravillosa, que minutos después me hizo correr de nuevo.

 

Me sentía raro haciendo lo que hacía. Más que feliz, me sentía contento de lo que estaba haciendo. Mis miedos eran ya inexistentes, y mis deseos de complacer a mi follador en todo, se incrementaban. Realmente me gustaba y mucho ser follado. Tan bien me sentía, que le dije:

 

–Señor, me gusta lo que me estás haciendo y no creía que esto pudiese ser tan especial. Puedes seguir follándome como más te guste y puedes correrte dentro si lo deseas. Y si quieres follarme más de una vez, también lo puedes hacer. Y si quieres, vendré otras veces y podrás hacerme lo que quieras.

 

–Si Xavier, lo deseo de verdad, porque eres más estrecho de lo que me imaginaba y me gustas mucho tú y tu cuerpo. Pero ahora calla, me queda poco para correrme dentro de ti y deseo lo notes muy bien, será la primera vez que tu intestino recibe semen de otro macho ¡La primera!

 

Comprendí y me callé. Quería sentir esa sensación. Poco después noté como esa polla se movía de una manera algo rara, como dando unos pequeños botes. Noté como las manos de mi follador me agarraban con más fuerza de mis caderas y de repente gritó y… Al igual que pasó en mi boca, unos chorros a presión me fueron llenando los intestinos de leche pegajosa y caliente. Simplemente me sentí querido y me prometí repetir ¡me había gustado todo “eso”!

 

El hombre se abrazó a mí, se tumbó a mi lado, me llenó de besos y me dijo con mucho cariño.

 

–Debes saber Xavier, que ahora se te está irritando “un poco” tu ano, pero esta crema te suavizará la inflamación y el dolor. En los próximos días que vengas, la rozadura de mi polla con tus anillos anales será un poco más dolorosa, hasta que la inflamación desaparezca y tus músculos se ensanchen, pero solo serán unos pocos días… porque supongo que desde hoy, habrán muchos más días placenteros entre tú y yo. Me gustas Xavier, y me gustaría ser tu maestro y padrino en este mundo entre hombres ¡hay tanto sexo, pasión y vicios que enseñarte!

 

–Me ha gustado mucho lo que hemos hecho, creo que me entregaré a ti y podremos vernos muchas tardes. Ya no tengo miedo, y creo que en poco tiempo desearé ser como tú y hacer todo lo que tú me digas. Si lo deseas, cuando salga del instituto puedo ir a mi casa para ayudar a mi hermanita y luego vendré aquí para que me folles ¿te parece bien? Me gustaría que me lo enseñaras todo. Ya verás cómo te hago caso siempre, sea lo que sea. He visto que tenías razón y confío en ti.

 

–Puedes estar seguro Xavier de que te enseñaré muchas, pero que muchas cosas de este mundo de machos. Sinceramente me gustas y por eso me emplearé a fondo contigo para que seas como me gustaría que fueses. Te haré muy vicioso y desearás muy pronto ser follado muchas veces y otras muchas cosas más. En pocas semanas, te presentaré a unos amigos míos que me ayudarán a cambiar tu filosofía sexual follándote varias veces cada tarde, y como nos ha pasado a todos nosotros, te ofreceré como chapero para convertirte en un puto profesional. Y ya nunca dejarás de desear entregarte a los hombres ¡Te haremos un verdadero hombre bisexual! Y ahora toma:

 

Y me dio un billete de 50€ mientras sonriendo me decía:

 

–Ahora ya eres un chapero, un puto. Es tu primer beneficio por poner tu culo. Tu primer día de trabajo de tu nueva vida. Porque te juro que solo es eso ¡el primer día!

 

Lo entendí perfectamente y lo cogí con una alegre sonrisa ¡mi primer ingreso por dejarme follar! Pero solo eso, ¡el primero! Me había gustado tomar la decisión de aprender de los mayores, mis abuelos siempre me lo decían ¡tienen mucha experiencia y saben lo que quieren!

 

–Por cierto Xavier, me llamo Santiago

 

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