Se cogen al gay presumido
Putito mamón es detonado.
Pedro es un gay soltero. Tiene alrededor de 39 años. Tiene un buen físico, pues se cuida y va al gimnasio. Seguido está conectado en las aplicaciones de citas; sin embargo, suele ser despectivo. En la descripción de su perfil, agrega una crítica a los hombres “panzones”, “viejos”, advierte que no soporta la mala higiene (lo cual es normal, pero él suele hacerlo de una manera soberbia: “No apestosos”, etc).
Luis vive cerca de él. Tiene 42 años. No es guapo. Tiene un rosto más bien común y está bastante flaco.
En algún momento, coinciden en la aplicación. Y, aunque la plática fluye bien, Luis trata de evitar algún encuentro por temor a que lo descalifique de la manera que suele hacerlo (Luis es limpio y no se ve viejo, pero es bastante inseguro).
Pues bien, un domingo, después de que Pedro insistiera mucho, Luis acepta una cita en casa de Pedro. Cuando le abre la puerta, Luis ve lo que se va a comer y, ya en persona, sí se ve antojable. Pasan al dormitorio y se desvisten. Parece que, por su soberbia, Pedro no coge tanto, pues se nota ansioso y desesperado. Luis le mordisquea las tetas y eso lo prende, pues sin más, se baja a la verga de Luis y comienza a mamar como becerro. Este siente que va a explotar, pero comprende que el putito alzado se va a dejar usar a su antojo. Eso lo tranquiliza y le da seguridad. Voltea a Pedro y, después de ponerse el condón, empieza el mete y saca.En ese momento Pedro es su puta y lo usará para descargarse y para reafirmar su seguridad. Después de venirse, se retira de ese culo magnífico, con el condón manchado y eso, en lugar de que le resulte repulsivo, aumenta su placer: “a pesar de ser tan mamón, tú tambien cagas, Pedrito. Igual que todos’. Se recuestan un rato, pues tiene que ver a ese putito alzado suplicar por más verga. Después de unos 15 minutos, Pedro, bien caliente, se prende del pito de Luis y comienza a mamarlo de nuevo. Ya estando bien erecto, Luis abandona lo que queda de tímidez, empina a Pedrito y lo comienza a bombear de manera ruda, mientras lo agarra del pelo y lo empieza a a nalguear. “Mueve las nalgas”, y, obediente, ese putito sangrón menea el culote con la verga del flaco bien ensartada.
Se lo coge de pie, con las piernas al hombro, de ladito, de cucharita, pero disfruta más tenerlo en 4, plenamente sometido, viendo como el pito entra y sale de esa cueva que el mamón cree sagrada e intocable. Empieza a oler y, nuevamente, Luis descubre que en esta ocasión, lo escatológico lo excita. Además, cuando ve que Pedro se apoderó de su trusa y la huele de manera ansiosa, Luis se siente lleno de poder. Después de ensartarlo a placer, Luis anuncia que se va a descargar. Pedro se voltea para intentar besarlo, pero el flaco desvía su rostro, y con su delgado brazo, lleva la cara del otro hasta el colchón. El pasivo agradece que Luis le advierta que ya aventará la leche, terminan los dos al mismo tiempo. Luis retira su espada del culote bien formado de Pedro. El flaquito se quita el condón, sucio, y lo mira triunfante.
Se visten rápidamente y, mientras lo hacen, Luis vuelve a su personalidad tímida y amable. Le asegura a Pedro que va a volver a cogérselo, pero en realidad sabe que jamás volverá.



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