Según mi pastor me dijo, la culpa es del diablo que se mete por dentro de mi culo.
Un divorciado asiste a la iglesia de un pastor que lo convence de que él lo puede ayudar, y por eso le da apoyo se abrazan, se besan y el pastor lo penetra. .
Según mi pastor me dijo, la culpa es del diablo que se mete por dentro de mi culo.
Después de que mi esposa se divorció de mí, que caí en una gran depresión, lo que me llevó a aferrarme de manera exagerada a la religión evangélica.
Tiempo en que prácticamente abandone a mi hija, dejando que se fuera con su madre.
Durante varios años me mantuve sin acostarme con ningún mujer, hasta que asistí al culto del Pastor, y aunque él era un hombre casado, y yo conocía a su esposa, el diablo me tentó.
Sin darme cuenta comenzamos a salir, charlábamos, paseábamos, y un día en que el Pastor de manera discreta se lamentaba de que su mujer no aceptaba sus requerimientos amorosos, yo intenté consolarlo dándole un abrazo.
Pero para mi sorpresa el pastor de momento me besó, por lo que yo quedé sin saber que hacer.
Al principio pensé en decirle que no, pero al sentirme entre sus brazos, no pude o mejor dicho no quise decirle que se detuviera.
Así que, en sus oficinas, a medida que él me continuaba besando, y acariciándome por todas partes, sin que yo prácticamente me diera cuenta me desvistió totalmente.
Continuamos besándonos hasta que, entre besos, y caricias, yo le di la espalda y abrí mis piernas, y él haciéndome inmensamente feliz comenzó a penetrarme una, y otra vez.
Mientras que yo me movía mis caderas y todo mi cuerpo, como poseído por el diablo, pidiéndole que me diera más y más duro.
Durante esa temporada, aunque continué asistiendo al culto, el Pastor me hizo notar que me veía mucho más joven.
Una tarde que salimos, terminamos en un motel, en el que me dijo que me iba a sacar el demonio que yo tenía entre mis nalgas, y me ofreció una bebida alcohólica, la que yo a pesar de que llevaba mucho tiempo sin beber, me la tomé como si fuera agua.
Esa noche el Diablo se nos volvió a meter dentro de nosotros, y nos obligó hacer un sin número de inmundicias, que de solamente pensarlas me da vergüenza.
Cosas como ponerme a mamar su verga, y dejar que él me mamase el culo, para luego nuevamente volver a penetrarme divinamente.
Al principio como de costumbre nos dedicamos a besarnos, pero después de un rato en el que fue despojándome de mi ropa hasta dejarme completamente desnudo, siguió besándome, pero lentamente fue pasando su boca por mi cuello.
Lo que me hizo sentir algo nuevo y diferente, después continuó bajando hasta mi vientre, y por un rato su lengua estuvo jugueteando con mi ombligo, hasta que después su rostro bajó un poco más.
Sentí la inmensa felicidad de tener su boca, y lengua entre mis nalgas, chupándome desesperadamente mi esfínter, y haciendo que me sintiera loco de placer, al punto que mientras mordisqueaba sabrosamente mis nalgas, disfruté de un gran placer como nunca antes lo había disfrutado.
Tan fuerte fue que sin que yo lo pudiera evitar, eyaculé, sin tan siquiera tocar mi verga.
Después de eso, mientras que el Pastor se secaba la cara, no sé cómo se me ocurrió extraer su miembro del pantalón, se lo agarré entre mis dedos.
Tras juguetear un poco con eso, sin que él me lo pidiera me lo he llevado a mi boca, dedicándome a mamárselo intensamente, al grado en que cuando se vino, no dudé ni por un segundo en tragarme todo su semen.
Esa noche bebimos mucho, y hasta en cierto momento nos pusimos hacer ociosidades, dejando que después de saciarnos mutuamente, a él se le ocurrió penetrarme nuevamente por el culo.
Cosa que bueno, y sano de seguro me hubiera negado, pero no lo hice, así que dejé que el Pastor después de estar introduciendo sus manos, y dedos por un largo rato, sabrosamente dentro de mi culo, me pusiera en cuatro patas, y yo dejase que lo hiciera.
En esos momentos sentí como su verga se abría paso a través de mi culo, y como yo actuado nuevamente como poseído por un demonio, comencé a mover mis caderas, aun sin él haberme penetrado totalmente.
Mientras él gritaba sal demonio sal, y yo le pedía que me lo metiera más duro.
Así fueron varios de nuestros salvajes encuentros, hasta que un día cuando me dirigía a mi trabajo, me detuve a comprar una revista de moda, y vi en la primera plana de varios de los diarios de mayor circulación, una gran foto de mi Pastor, en la que se veía con unas esposas puestas en sus manos, y rodeado de policías, saliendo del templo.
En los titulares decía que había sido arrestado, por un sinfín de delitos de tipo sexual, contra, mujeres e incluso con hombres como yo a los que, según el artículo, él había sodomizado, para supuestamente sacarle el demonio, cosa que en esos momentos no lo podía creer.
Desde luego que dejé de asistir al templo, nuevamente comencé a sentirme sumamente infeliz, y me sumí en otra gran depresión, pero en lugar de ir donde un psiquiatra.
Comencé a beber, ya que me había dado cuenta de que cuando bebía me sentía mucho mejor.
Al principio lo hacía solo en casa, sin que mi hija en esos momentos de quince años se diera cuenta, porque no estaba presente.
Pero a los pocos meses comencé a salir a beber fuera de casa, y así fue como en una de esas salidas, por obra del diablo estando bien borracho en una barra que ni idea tenía de donde me encontraba.
Después de estar bebiendo se me acabó el dinero, ya estaba a punto de marcharme para mi casa, cuando un tipo me ofreció un trago, y nos pusimos a charlar.
Después de que me continuaron invitando más tragos, el mismo tipo insinuó que yo no tenía un buen cuerpo, cuando me molesté por lo que me estaba diciendo, me retó a que me quitase la ropa para ver si él, o yo teníamos razón.
Yo caí en la tentación y estúpidamente me quité toda mi ropa quedándome en interiores, después no supe que pasó con mi ropa, hasta que el tipo que comenzó a beber conmigo, me propuso que tuviéramos sexo, a cambio de otro trago.
Yo la verdad es que ni me acuerdo de que le dije, lo que, si se es que por culpa del diablo terminé permitiendo que varios hombres a la vez tuvieran sexo conmigo.
Por lo que mientras uno de ellos me daba salvajemente por el culo, a otro yo le estaba mamando su verga.
Al día siguiente desperté en un hospital, y lo único que se me ocurrió decir fue que camino a casa después de haber salido del cine, me habían asaltado.
Ellos al ver que no tenía mucho dinero, me obligaron a que me metiera en un viejo auto, donde a medida que me fueron quitándome la ropa, a punta de pistola me obligaron a beber, y hacer cosas que no quería recordar que hice, después de eso, dije que no me acordaba de más nada.
Después de eso he seguido bebiendo y en consecuencia me ha seguido sucediendo lo mismo más o menos, y todo por culpa del diablo que se me mete por dentro de mi culo.
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