Si quieres que te vuelva a comer el culo, solo tienes que pedírmelo…
Un par de tipos se conocen en un bar y tras divertirse toda la noche uno de ellos invita al otro a su casa, le da de beber, le pone videos porno, lo convence de que se quite la ropa y finalmente le come el culo. .
Si quieres que te vuelva a comer el culo, solo tienes que pedírmelo…
Al principio comencé a beber en la barra, ya llevaba un buen rato bebiendo, cuando a mi lado tomó asiento, un tipo como de mi edad.
Comenzamos a charlar, a intercambiar opiniones, hasta que, a eso de las siete de la noche, mi nuevo amigo y yo, decidimos irnos a una mesa para seguir charlando, y bebiendo.
Yo la verdad es que no había pensado en nada especial para celebrar, cuando mi nuevo conocido, me propuso que fuéramos a un sitio nuevo, en el que las mujeres bailan desnudas.
Yo la verdad si había escuchado hablar sobre ese sitio, pero nunca se me había ocurrido ir, por lo que por curiosidad decidí acompañarlo.
Lo cierto que ya desde la entrada, se apreciaba mucho lujo en la decoración, y apenas entramos, me quedé boquiabierto viendo tantas, y tantas hembras hermosas, prácticamente desnudas por completo, bailando, y haciendo mil peripecias alrededor de un condenado tubo.
Ya saben que eso no es de gratis, así que ocasionalmente mi amigo, y yo colocábamos algunos billetes entre las pequeñas prendas que ellas cargaban.
Hasta que después de un buen rato de estar bebiendo, y viendo a esas chicas, en cierto momento le propuse a mi nuevo amigo que acompañase a mi casa, para seguir bebiendo, que además le comenté que yo tenía uno que otro video porno, con el cual nos podíamos distraer.
Bueno entre pagar, casi un ojo de la cara por cada trago, y nada, decidió por lo segundo.
Llegamos bien rápido a mi casa, y de la misma manera le serví un buen trago de ron casi puro, apenas con un pequeño cubo de hielo, y muy poca soda.
Luego prendí el tv, y comenzamos a ver una corta película porno, y luego otra, y luego otra, la cosa es que, durante todo ese tiempo, él no hizo otra cosa que beber, y beber.
Ya había perdido la cuenta de cuantos tragos se había tomado, cuando sin más ni más le comenté, que si sentía mucho calor se podía quitar toda la ropa.
Lo raro fue que, en ese instante, en lugar de decirle que no y marcharse, eso le causó mucha gracia, y a medida que se fue riendo, como un verdadero tonto.
También se fue quitando todo, hasta quedar completamente desnudo, mientras que yo continuaba vestido.
Tras servirle otro de esos fuertes tragos, puse un video, al que desde el principio no le prestó mucha atención.
Hasta que yo mismo sentado a su lado, y colocando una de mis manos en su rodilla, le dije. “Mira como tienen a ese, que te parece”.
Él que hasta ese momento no había reparado en el video, al levantar la vista, y ver la pantalla, vio a un tipo tan desnudo como él, mientras que otro completamente vestido como yo, se lo clavaba por el culo.
Su único comentario, fue. “Eso está duro”. Pero de inmediato, le dije. “Pero mira la cara de felicidad que tiene el condenado que está abajo.”
Era cierto, al que le daban por el culo se veía de lo más feliz, fue cuando mi invitado se dio cuenta, que yo mientras le hablaba, había comenzado a acariciar sus muslos, y parte de sus desnudas nalgas, le pregunté que si no le gustaría probarlo.
Mi nuevo amigo, riéndose, me dijo. “Pero que tú te crees, que yo soy maricón, a lo que, e respondí. “Yo no he dicho eso, tan solo te digo, que si no te da curiosidad por probar eso. Porque fíjate la cara de felicidad, que tiene, al que le dan por el culo.”
En ese momento si se fijó en el video, y le llamó la atención, como el tipo ese, al que le daban por el culo, parecía estar de lo más feliz.
Esteban se quedó callado, y fue cuando aprovechando su silencio, le dije, de manera bien seria. “El que calla otorga, eso quiere decir que si te gustaría probarlo.”
Él no pudo, y creo que ni idea tenía como rebatir mis palabras, por lo que cuando sintió una de mis manos, que suavemente se fue deslizando por su espalda, en lugar de dar todo por terminado, y vestirse, por lo borracho que estaba, me dejó que continuase agarrándole las nalgas.
De agarrar sus nalgas, y él comenzar a besarle, fue algo que sucedió casi inmediato, eso de sentir mi lengua dentro de su boca, y mis gruesos bigotes contra sus labios, era algo que seguramente él no se esperaba.
Yo mismo me bajé la cremallera de mi pantalón, y extrayendo mi erecto miembro, coloqué una de sus manos sobre mi dura, y caliente verga, diciéndole. “A poco, no te gustaría sentirla dentro de ti, anda dale un besito en la cabeza.”
Él no dudó ni por un segundo en hacer lo que yo le había propuesto, así que, sin soltar mi parado miembro, dirigió sus labios a mi colorado glande.
Sentí como sus labios entraron en contacto con mi colorado pedazo de carne, lo fue besando de manera lenta al principio, pero algo dentro de él lo impulsó a que abriese su boca, y en cosa de pocos segundos, ya se encontraba mama que mama, mi verga, como si fuera algo que él hiciera a diario.
A medida que me mamaba mi verga, casi tragándosela completamente, fui explorando su culo.
Separó sus nalgas, y uno a uno los fui introduciendo algunos de mis dedos dentro del, sin que opusiera la más mínima resistencia.
Él estaba tan concentrado en la mamada que me daba, que tuve que sacudir, un poco, para que dejase de hacerlo.
Fue cuando le dije, mostrándole el video, ahora vamos a hacer eso, en ese instante otro tipo desnudo, se encontraba en cuatro patas, mientras que otro que también lo estaba, agarrando su verga se le colocó por dé tras.
Él se quedó viendo esa escena, y bien claro vio como aquel trozo de verga fue desapareciendo dentro del culo, del tipo que estaba en cuatro patas.
Casi sin que él mismo se diera cuenta, lo agarré por un brazo, hice que se pusiera en cuatro patas, pero una vez que lo hizo, le entregándole otro trago, le dije. “Vamos a celebrar.”
Por lo que él, se apuró todo el trago de un solo viaje.
Casi de inmediato, me coloqué tras de él, y con mis dedos, embadurnados en vaselina, comencé a introducírselos, diciéndole. “Ves que no duele.”
A lo que él me repetía lo mismo, así estuve un rato, de un dedo, le introduje dos, luego tres, hasta que había comenzado a usar ambas manos, para dilatar su apretado hueco.
A todas estas, él no dejaba de ver el video, cuando de momento extraje mis dedos de su culo, y casi de inmediato comencé a enterrarle toda mi verga.
Yo no lo podía creer, lo fácil que fue que alguien al que apenas y había conocido más temprano, yo le estuviera dando por el culo.
Sentía mi barriga contra parte de sus nalgas, y espalda, sin prisa continué penetrándolo, hasta que ya no pudo seguir.
Fue que, en ese instante, que comencé a meter, y sacar mi verga de su culo, al tiempo que él comenzó a mover sus nalgas, yo no dejaba de besar, y mordisquear, su nuca, y sus orejas, hasta que de momento comencé a preguntarle. “Te gusta, ¿verdad?”
Casi a gritos, me respondió. “Me gusta, me gusta, me gusta”, eso lo dijo una, y otra vez, al tiempo que con mayor fuerza seguía moviendo su culo.
Mientras que yo le apretaba con fuerza contra mi cuerpo, al tiempo que él lo disfrutaba profundamente, todo lo que yo le estaba haciendo.
No sé, cuánto tiempo le estuve dando sabrosa y salvajemente por el culo, lo que si se, es que en las condiciones en que él se encontraba, en ningún momento me pidió que me detuviera.
Cuando finalmente me vine dentro de él, y saqué mi verga de su culo, de inmediato se la coloqué en la boca, y sin más ni más me la siguió chupando, y tragando todo lo que de ella salía.
Después de eso, lo ayudé a vestir, preguntándole que tal le había parecido, a pesar de su gran borrachera, me dijo, que todo le había gustado, incluso hasta tragarse mi leche, después de lo cual ya vestido, agarrándole por las nalgas, lo acompañé hasta la puerta del edificio, después de detener un taxi, me despedí de él.
Posteriormente en otra ocasión que nos volvimos a ver, me contó que apenas llegó a su casa, ni siquiera se bañó, tal y como estaba se tiró sobre la cama.
Al despertarme al siguiente día, de inmediato recordó todo lo sucedido, y hasta se indignó consigo mismo, no tan solo por haberse dejado dar por el culo, sino por comportarse como lo hizo, ya que nunca antes, algo similar le había sucedido nada parecido, a pesar de no ser la primera vez que se emborrachaba.
A medida que se fue bañando, y sentado en el inodoro expulsó toda mi leche que acumuló en sus tripas, fue recordando todo lo sucedido, y en medio de esos momentos, hasta se hizo una tremenda paja por lo excitado que se puso, después de bañarse.
Al salir de la ducha, comenzó a sentir remordimientos, y se decía a sí mismo. “Yo no soy maricón, eso fue que me agarró borracho”, y de inmediato, se dijo a sí mismo. “Borracho no vale, no señor”.
En otras palabras, se dijo a sí mismo que eso fue a causa del mucho ron que bebió, como a las dos semanas, él regresó al mismo bar, y mientras tomaba, me vio entrar, que de inmediato lo abordé diciéndole. “Yo esperaba verte la semana pasada.”
Pero antes de que yo continuase diciéndole algo, me dijo. “No sé de qué me hablas, yo no quedé en volver a vernos”.
Me reí, y de inmediato lo invité un sin número de tragos, él no pensaba aceptar mi invitación, pero como realmente no tenía más nada que hacer, se puso a beber, y charlar conmigo.
Después de un buen rato le invité al mismo bar donde bailaban las chicas en el tubo, y de ahí cómo se lo habrán imaginado fuimos a mi apartamento.
Consecuencia, una vez que entramos, me dijo, en medio de su gran borrachera. “Yo no voy a desnudarme, ni a darte el culo”.
Me sonreí, y dándole un trago de coñac le pedí la chaqueta que él cargaba puesta.
Luego nos sentamos, y me preguntó por qué yo le había comido el culo, mi respuesta fue. “Simplemente me provocó hacerlo, y como tú fuiste tan cooperador, me pareció una tontería no aprovechar el momento”.
Quizás fue el coñac, o quién sabe qué, pero me dijo que sentía un calor por todo su cuerpo, al poco rato, él mismo se había quitado toda su ropa, pero eso sí, me dije, a mí, una vez que se quedó completamente desnudo. “No te creas que me vas a comer el culo de nuevo”.
Sonriendo le dije. “Solo haremos lo que tú quieras, si quieres ver un video, nos ponemos a verlo”, agarrándome mi verga por encima del pantalón, le dije. “Si me quieres mamar la verga, yo estoy dispuesto, y si quieres que te vuelva a comer el culo, solo tienes que pedírmelo”.
MI invitado no supo ni que decirme, cuando con el control remoto, prendí la tele, y de inmediato nos pusimos a ver un video de una tipa rubia, que luego resultó ser un tío, al que de manera brutal le daban por el culo.
De momento mientras que él estaba extasiado mirando el video, sentándome a su lado, comencé a acariciar sus cortos cabellos, y cuando sintió mis gruesos bigotes, sobre su piel, supo bien dentro de él, que volvería a dejar que le diera por el culo como yo quisiera.
Como en efecto pasó, sigue pasando, y seguirá pasando cada vez que, mi amigo se emborracha, y se encuentra conmigo.
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