Sigues siendo el mismo maricón de siempre, no has cambiado en nada
Un tipo se encuentra a un conocido suyo, lo invita a tomar café en su casa, se dan cuenta que los dos practican el fisiculturismo, y eso lo lleva a que poco a poco se enamore de la verga de su amigo..
Sigues siendo el mismo maricón de siempre, no has cambiado en nada.
Me encontraba paseando por el Centro Comercial, cuando me tope con un antiguo conocido.
Apenas nos vimos, nos dimos un fuerte abrazo, y casi de inmediato comenzamos a charlar de lo que había pasado en nuestras vidas.
Fue en el medio de la charla, que se me ocurrió la idea de tomarnos un café, pero los precios eran tan prohibitivos, que decidí invitarlo a mi casa, a que siguiéramos la conversación, mientras nos tomábamos un delicioso café, que con gusto prepararía mi esposa.
Pero apenas metí la llave en la puerta, me acordé de que mi mujer, se encontraba en al otro lado del país, acompañando a su madre que se encontraba enferma.
Eso no impidió que invitase a mi amigo a que entrase, y que yo personalmente le preparase el café, mientras seguíamos conversando animadamente.
Y en medio de la conversación salió a relucir que casualmente tanto él como yo, vamos regularmente a un gimnasio.
Fue cuando nos dio, por mostrarnos mutuamente, nuestros cuerpos, yo quedé admirado por lo delineado de los músculos abdominales de mi amigo, mientras que él se quedó maravillado por el uniforme desarrollo de mis brazos.
Así seguimos mostrándonos mutuamente nuestro músculo, cuando mi amigo se medió bajó los pantalones, y de momento he quedado en evidencia, ya que, al él quedarse en interiores, aun y así me di cuenta de lo desarrollado de su miembro, por lo que me quede viendo fijamente el gran bulto que tenía entre sus piernas.
Aunque mi amigo se hizo el desentendido, yo de inmediato y tratando de disimular, lo mucho que me llamaba la atención su miembro, le dije. “Espérate, que me han acabado de regalar un aparato, que aún no he llegado a usar.”
Y con la misma fui a una de mis gavetas, y extraje algo que recientemente yo había comprado, y mantenía oculto de los ojos de mi esposa.
Cuando regresé a su lado le expliqué que su fin era el mantener tonificado el pene, aunque reconozco que la verga de él realmente no le hacía falta eso.
Mi amigo sin decime nada, se terminó de quitar los pantalones, y sonriéndose de manera maliciosa, llevando sus manos hacía los lados, al tiempo que se recostaba sobre la mesa del comedor, me dijo. “Por lo visto tú eres el experto, así que enséñame cómo funciona eso.”
Yo por primera vez en mi vida, con una alegría que no podía ocultar, de manera decidida agarré aquel cilíndrico aparato, al mismo tiempo que con mi otra mano, y de manera bien confiada agarré su erecto miembro de mi amigo.
Por un corto rato, estuve introduciendo su miembro dentro de aquel cilindro, hasta que no sé qué fue lo que me pasó, que, en una de esas, retiré aquel aparato de su miembro, y casi de manera automática, me dediqué a mamar su verga.
Mi amigo se mostró algo sorprendido por mi acción, pero a medida que yo seguí mama que mama, y preguntándome a mí mismo, como era posible que yo hiciera eso.
Escuché a mi amigo, casi en tono de súplica pedirme que le diera un beso negro, sin pensarlo dos veces, retiré mi boca de su verga, y apenas me mostró sus templadas nalgas, las separé con mis manos, y dirigiendo mi boca a su esfínter anal, comencé a pasarle mi lengua una, y otra vez.
Mientras que mi amigo gemía de placer, yo procuraba introducir mi lengua dentro de su cuerpo, hasta que él me dijo. “Ahora te toca a ti, así que quítate los pantalones para darte una mamada que jamás vas a olvidar.”
Yo estaba tan contento, y satisfecho con lo que me estaba haciendo con su boca, que no reparé en que sus dedos, llevaban un buen rato penetrando suavemente mi culo.
Hasta que lo escuché decirme. “Vamos ponte en cuatro.” al tiempo que sus manos no dejaban de acariciar mis nalgas.
En mi vida me había sucedido algo semejante, es más ni tan siquiera en el gimnasio, pero en esos instantes, me sentía sumamente dichoso.
Así que sumisamente me coloqué de espaldas a él, y a los pocos segundos, sentí como aquella cosa larga, gruesa y bien caliente, traspasaba mi esfínter anal.
Me quejé por algo de dolor que sentí al momento que su verga se abrió paso entre mis nalgas.
Pero ya una vez que la tuve por completo dentro de mi cuerpo, me embargó una rica sensación de alegría y felicidad.
Su verga comenzó a entrar y salir de mi culo, sin que yo no dejase de mover mis caderas, buscando que su buen trozo de carne me llegase más y más dentro de mí.
Cuando en el medio de nuestra ardiente relación me preguntó cuántos amantes había tenido antes de él, yo sin dejar de mover mis caderas, le respondí que él era el primer hombre que me daba por el culo.
Por lo visto lo dudó por un corto instante, pero casi de inmediato continuó enterrándome toda su verga una y otra vez, sin la más mínima consideración.
Cosa que a mí me encantó desde un principio, así mientras que mi amigo no dejaba de enterrarme toda su verga, con todas sus fuerzas, yo no dejaba de mover mi apretado culito, una y otra vez.
Hasta que después de otro lujurioso rato, dándome una ardiente nalgada, me dijo. “Sigues siendo el mismo maricón de siempre, no has cambiado en nada.”
Fue cuando me recordó que, en la Universidad, yo participe junto a él en un fiestón, y quedé tan y tan borracho que perdí el sentido.
Luego me acuerdo de que me desperté en mi habitación, completamente desnudo, y con la sensación de que alguien me había dado por el culo.”
Si fue el mismo que cuando estudiábamos juntos, en más de una ocasión se aprovechó de mi mala bebida, y sin consideración alguna, me ha comido el culo, aunque claro que yo no dije nada.
Por los momentos mi esposa ignora muchas cosas de mí, y esa es una de ellas.
Entre maricones anda el juego.