Soy la puta de un niño de 16
yo me preguntaba cómo había llegado a esto, como era que había permitido todo lo que pasaba esta tarde, como este niño de 16 me había hecho su puta.
Era un día normal en casa, yo trabajaba desde casa por lo que no salía mucho, de ves en cuando invitaba a chicos a mi departamento así que mis vecinos estaban al tanto de mi vida sexual porque yo no era discreto y ellos son realmente chismosos. Pero como no me metía con ellos y no me importa lo que piensen o hablen pues da igual. El chico llegó tocando a mi puerta, media 1.70 delgado pero con abdomen y buenos brazos, piel morena dorada por el sol, unos hermosos ojos verdes, cabello negro realmente corto y unos labios ricos y carnosos. Era bastante atractivo sin ser modelo de revista, tenía ese dejo de chico lindo de barrio.
Me sonrió con sus dientes blancos que contrataban perfectamente con su tono de piel —hola, soy Julio tu vecino del 303— era el piso de abajo y frente a mi casa, por los he podía ver su entrada y obviamente el la mía —mucho gusto yo soy Gabriel— tenía la sonrisa más encantadora del mundo —lo sé, oye vecino vi que te compraste una Switch, me preguntaba… Puedo jugar contigo— traía un control en su mano derecha y una tarjeta de Mortal Combat, me sorprendió que supiera lo de la consola y por un segundo me preocupó, pero la verdad tenía una obvia debilidad por este chico, en short azul, playera sin mangas blanca y tenis negros altos —pasa— le dije con una sonrisa. Tome la Switch le pedí la tarjeta del juego y la inserte en la consola, nos sentamos en el sillón uno al lado del otro, configuramos su control y nos pusimos a jugar.
Yo soy pésimo en los juegos de pelea, así que el me daba unas grandes palizas, luego jugamos un rato como parte del mismo equipo y empezó a darme clases. Cada vez que tomaba mi mano para enseñarme un combo o algo me temblaba el corazón. Por la cercanía podía oler un dejo de desodorante axe mezclado con el aroma adolescente, pero pues no pensaba en que pasará de verlo y jugar un rato. Y así fue esa tarde. Tras jugar un par de horas regreso a su departamento. Debo admitir que esa tarde me la jalé pensando en él. Pensé también que sería la única vez que lo vería porque pues imaginé que es súper aburrido jugar con alguien que siempre pierde, pero me equivocaba, el chico regreso casi cada tarde y cuando no podía jugábamos online ya que la cercanía permitía conectar las consolas a la misma red.
Paso un mes de estás tardes en juego, cada vez más largas, hasta que un día llegó en un short bastante holgado, yo lo miraba discretamente, según yo y en esa tarde si que se le notaba un buen bulto para su edad, cuando se sentaba. Creo que lo vi tanto que me dijo —te gusta mi short, pruebatelo— y sin más ahí como si nada se quitó la prenda, de inmediato mis ojos pasaron su bulto cubierto sólo por un slip naranja intenso que combinaba caso perfecto con su piel bronceada. Me extendió la mano con la prenda en hice ademán de ir a la recámara a cambiarme, pero me detuvo —aquí hazlo, que no pasa nada— sonreía pícaramente, balbusee un po o víctima de los nervios —yo… Este… No traigo nada abajo— dije señalando el short negro que traía —no pasa nada, no tienes nada que yo no tenga— agrego con la más grande naturalidad, tanta que junto mi calentura me convenció.
Baje mi short mientras con una mano me tapaba mi pene que empezaba a reaccionar por la escena. Yo casi desnudo frente a un chico de 16, bastante bien formado y que por alguna razón me traía realmente loco. Me di la vuelta apenado y para que no notará mi creciente erección mientras me ponía su short el cual me quedaba obviamente menos olgado que a él. Estaba en eso cuando siento sus manos en mi cadera y su paquete contra mis nalgas. Su slip a penas y ocultaba esa verga gruesa y grande que empezaba a crecer con fuerza dentro de él. Me saque de onda pero su agarre fue fuerte, dominante y una de mis debilidades es que me tomen con fuerza por la cintura.
Me volteó y solté el short que cayó al suelo dejándome expuesto, él sonreía victorioso —también quieres probarte esta— dijo con una sonrisa en sus labios y sujetando su miembro bajo la ropa con su mano, se veía realmente gruesa y grande, 21cm la mediría después, sin dudarlo mucho asentí en silencio, me arrodilló frente a él sin ningún esfuerzo y también debo admitir sin ninguna resistencia de mi parte, sentado sobre mis pies quedaba a la altura perfecta de aquel bulto caliente y húmedo. Puse mis manos en el elástico de la prenda y lo baje saboreando el momento. Su pene salió disparado hacia el frente quedando a centímetros de mi. Y así lo recibí con mis labios en un beso prohibido y suculento. Su sabor es indescriptible, a adolescencia, a sexo y a lujuria. Su cabeza entra a en mi boca abriéndose paso lentamente hacia mis cachetes y al fondo de mi cabidad, empecé a darle la más prodigiosa mamada que hubiese dado en mi vida, iluso de mi quería enamorar al chico con mi chupada para que me dejara hacerlo las veces que yo quisiera.
En un momento, entre mis lamidas y chupeteos, cuando su verga estaba dentro de mi boca, me tomó de la nuca —que rico mamas— profirió para agregar un —pero ahora te voy a follar la boca puta— su tono sonaba más maduro, más dominante, no podía creer que ese chico delgado de 16 me infundiera tanta virilidad obviamente no opuse resistencia porque iba a hacerlo si aquello me éxito más que nada en mi vida. Empujó una vez y su mástil se abrió paso hasta mi garganta, se retiró y empujó de nuevo ahora más a fondo. Cada embestida parecía llegar más profundo. Afortunado de mi que a mis 29 tengo más entrenada mi garganta ya que disfruto las vergas grandes y los hombres dominantes, así que esté niño se dio gusto penetrando mi garganta sin restricción, cada vez más rápido y cada vez más fuerte. Tenía sus manos en los costados de mi cabeza para que me follara a su ritmo, yo solo deseaba aguantar sus esto adas hasta sentir su leche bajar por mi garganta. Pero el tenía otro plan saco su miembro cuando esté empezaba a pulsar por el orgasmo y baño.mi boca y cara con su sabroso semen. Dulce y juvenil, su corrida fue abundante, mancho mir rostro, algunos disparos cayeron en mi pecho y lo que cayó en mi boca lo ingerí con desesperación.
Iba a meterme su verga para limpiarla con mi boca, pero me dijo —quieto— con una sonrisa y bastante autoridad, mire hacia arriba suplicante y el muchacho empezó a llevar el semen con su verga a mi boca, limpiando mi cara con ella y dándome de comer. Mientras hacia eso con una mano con la otra me grababa con su celular, no sé cuándo lo saco ni desde cuando estaba grabando pero no importaba, me excitaba saber que lo estaba haciendo, me lo imaginaba mandándo el vídeo a sus amigos y burlándose de lo puta y viciosa que era yo.
Me dio hasta la última gota que tenía en el rostro con su verga y me dejó limpiarla a lengüetasos —chupa mis huevos— ordenó y obedecí entregado a este joven macho, en minutos su pene volvió a crecer en iba a introducirlo en mi boca de nuevo pero me lo impidió tomándome del cabello —no puta, aquí haces lo que yo quiera— dijo y me escupió en la cara. Sentí en silencio, me levanto y me colocó contra la mesa del comedor, me abrió las piernas y jaló mis huevos hacia atrás, me queje un poco —aguanta perra, que seguro te gusta mira que duro y baboso estas— volvió a jalar y aguante como me dijo, me empezó a dar palmadas en mis huevos mientras con la otra mano los agarraba y jalaba, no sé porque pero me éxito mucho estar así a su merced.
Apretaba, jalaba y palmeaba mis bolas mientras me decía —que patéticas bolas, las putas no necesitan bolas, las perras no merecen tener bolas— y empezó a golpearme con puño cerrado cada vez más fuerte, yo temblaba aguantando los espasmos de dolor y placer, sigui golpe ado y de momento me soltó, me iba a incorporar pero gritó —No te he dicho que te muevas zorra— así que regrese a mi posición empinado y con mi pecho y barbilla pegada a la mesa. Entonces lo sentí, su tenis pegando en mis bolas con bastante fuerza, me había pateado en esa posición, por impulso cerré las piernas y me retorcí del dolor, pero de nuevo grito —aguanta y no te muevas puta— de inmediato obedecí totalmente sometido a sus deseos, respire profundo.y aguante y vino otra patada, y luego otra y una más hasta que no pude más y caí en el suelo —puto maricón no aguantas, pero ya lo irás haciendo— dijo hacercándose hasta donde estaba tirado y escupiendo después contra mi rostro, por el dolor perdí la erección, pero el estaba más duro que nunca.
—ponte en cuatro— ordenó mientras caminaba a la cocina y yo me recobran del dolor. No tardó mucho y cuando llegó repitió su orden —en cuatro perra— como pude me incorpore y seguí su orden. Entonces sentí un golpe en mis nalgas, uno fuete y rápido con un objeto, me dolió horrores sentí las piel ponerse me roja por el ardor, medio volteé hacia atrás y lo vi con una pala de cocina de madera en una mano y masturbándose con la otra pero fue todo —vista al frente puta— y volvió a pegar igual o más fuerte —cuenta perra— y otro golpe en mis nalgas, —uno— farfullé y dio otro golpe —más fuerte zorra, no te oigo— gritó —dos— dije aguanta do ela ardor, la cuenta continuo hasta el 15, con golpeas más fuertes, sabía que mis nalgas estaba rojas y marcadas porque sentía el culo caliente. Escuché el sonido de la cámara de su celular y supe que me había tomado una foto con las nalgas rojas y en cuatro, eso me éxito.
—empínate más, ofrecerme las nalgas perra— mandó y obedecí, no podía hacer otra cosa que no fuera obedecer, me coloqué con el pecho y el rostro pegado al suelo y el culo al aire tal y como él quería —buena perra, sabía que tenías potencial— eso me sonó a halago y la verdad me sentí bien de que mi joven macho disfrutará de mi. Puso su tenis en mi trasero y tomó otra foto luego acomodó el celular frente a mi a unos metros y puso su pie en mi rostro haciendo ligera presión, haciendo que mi cara quedará entre el piso y la suela de su tenis y oí como se tomaba otra foto con el temporizadores —que bien luces perra— dijo cuando recogió el aparato, yo estaba inmóvil esperando sus órdenes.
Regreso hacia atrás —ábrete el culo con las manos— obedecí y escuché como tomaba fotos, una de mi con el culo abierto, otra en la que mostraba su dedo medio en dirección a mi culo y una última con el posando con mi culo y enseñando el dedo a la cámara. El chico se divertía con mi sometimiento y eso me éxito y el lo notó y golpeó mis bolas de nuevo con su puño y con fuerza —puta no necesitas que se te pare, tu pito inútil ya no sirve para nada—aunque sé que golpeó más fuerte, no lo sentí como tal y hasta le agarré placer.
Se puso atrás de mi chupó su dedo y lo metió en mi culo sin contemplación alguna, me tomó por sorpresa y me queje un poco, pero no le importó, trato de meterlo lo más profundo que pudo, luego lo saco y metió ahora dos,como midiendo cuánto aguantaba, con el tercero di un respingo y recibí una nalgada en respuesta —aguanta perra— empezó a mover los tres dedos en mi culo y abrirlos y cerrarlos, no sé si lo disfrutaba, es confuso entre la lujuria del sometimiento, el saber que era un chico casi 13 años menor y la sensación todo me daba vueltas. Empezó a follarme con los dedos con fuerza, haciendo giros a la vez que los metía y sacaba. Mi pene chorreaba líquido preseminal y el continúa sodomizándome con sus dedos, jaló mis bolas hacia atrás y metió uno más, mi cerebro no sabía a qué poner atención si a los dedos que abrían mi culo o a la mano que quería arrancarme las bolas.
Me corrí abundante y sin remedio manhe el piso y el se reía de mi —que puta te veniste porque te jale los huevos—, me jaló del cabello y me retiró del charco de semen que había hecho —mira perra, el desastre que hiciste con tu clítoris, que sucia perra ahora hay que limpiar, me pateo en la barriga sacándome el aire y me aventó hacia un lado quedando boca arriba. Pido mi semen con su tenis y me puso la suela en la cara para que la limpiará con la lengua, obedecí entre asqueado y excitado, mi cabeza daba vueltas con el contraste de sensaciones, volvió a pisar la corrida y me hizo limpiar su suela u as tres veces, luego me jaló del cabello hacia lo que quedaba del abundante charco —limpia tu cochinada perra— hací lo hice y cuando terminé me puso de rodillas, con las piernas abiertas y con su tenis empezó a pisar mi pene flasido y mis huevos —hay que castigarte perra, por ser tan sucia y por correrte sin mi permiso— pisaba cada vez más fuerte la cabeza y cuerpo de mi pene, y mis huevos escapaban como podían de su pisada, refugiándose en mi cuerpo.
—de pie zorra— ordenó mientras buscaba algo en mi escritorio, regreso con cinta de aislar y cinta canela que usaba para cellar paquetes que recibía del trabajo —manos atrás— mandó y me amarró las manos a la espalda, regreso al frente y me tapo la boca dando vuelta a mi cuello, yo me dejaba y eso me volvía a excitar. Con la de aislar me amarró los huevos para que no pudieran esconderse y una vez teniéndolos así me pateo como nunca, caí al suelo y empezó a patearme por dónde podía, espalda, nalgas, pecho, abdomen, recibía sus patadas en el suelo sin poderme defender y siendo honesto sin oponer más resistencia que el instinto —pide perdón perra— gritaba a cada patada y yo pedía perdón sin poder hablar por la cinta —no te escucho— decía al ver mis intentos por hablar —no te entiendo perra habla claro— me dio dos patadas en la cara y me sangró la nariz no me hizo gran daño solo fue el impacto de su tenis en mi cara. Cuando vio la sangre paró y me tomó del cabello para ponerme de nueva cuenta contra la mesa, abril mis piernas, colocó su pene duro contra mi ano y empujó con fuerza, su verga entro de golpe en mi, fue sumamente doloroso por lo contraído que estaba por las patadas, pero eso no le importó en lo más mínimo.
Una vez bien a dentro empezó a bombear —que rico aprietas zorra— decía —que buen culo— gemía en mi oído mientras se pegaba a mi cuerpo y me sodomizaba con su verga —te gusta perra, te gusta que un chavito te coja, te gusta ser la perra de un chavito de 16— se burlaba mientras me sometía con sus embestidas, yo me preguntaba cómo había llegado a esto, como era que había permitido todo lo que pasaba esta tarde, como este niño de 16 me había hecho su puta —que rico aprietas puta, comete mi verga con tu culo, gozarla perra— cada embestida era más fuerte y frenética, cada vez más rápido —te voy a preñar zorra, te voy a llenar de mi leche puta— sus palabras me prendían, bajo la cinta de mi boca causando me un poco de dolor —de quién es este culo perra— cuestionó y yo contesté tal y como el quería —tuyo nene— le gustó el que le dijera nene, sentirse menor pero dominante le excitó y me dio más fuerte —si puta, soy tu nene pero también soy tu macho— metía su verga en mi a una velocidad frenética —de quién eres puta— preguntaba —tuya nene, soy toda tuya nene— le contesta. Me cogió al ritmo que quiso y hasta darse gusto, de momento la clavo tan profundo que movimos la mesa varios centímetros y sentí sus chorros de leche caliente en mi culo, la sacó y sentí el vacío, escuché como tomaba varias fotos, después me las mandaría todas, mi culo abierto, con su verga al lado lo, él posando haciendo muecas y enseñando el dedo, al final de cuentas un chico de 16 con juguete nuevo.
Creí que había terminado pero me tomó del cabello y casi a rastras me llevo aún con las manos amarradas a la espalda al baño, me puso en la ducha inclinado y sin pensarlo empezó a miarme la cara y el pecho, fue abundante y luego abrió la ducha —límpiate zorra— dijo mientras me daba vuelta y desataba mis manos, así lo hice.
Cuando terminé me esperaba en la sala, había recogido todo y acomodado mientras yo me bañaba, incluso olía a recién trapeado —ponte esto perra— dijo sin agresividad pasándome un suspensorio negro —y mañana quiero que me recibas con esto y ese suspensorio nada más— me dijo mientras me daba una caja, imaginé que era otra prenda, pero no, era una jaula de castidad, bastante chica. Quise negarme pero este chico ya me tenía bien dominado —si nene— contesté y él sonrió. Una ves vestido nos sentamos a jugar como si nada hubiera pasado.
Se que no tengo que decirles que pasaron muchas más cosas durante los días siguientes, meses, años, de hecho este relato lo he escrito por sus órdenes, lleva siendo mi amo 4 años y ahora vivimos juntos por lo que puede usarme cuando quiera y como quiera, ya les iré contando más. Dulces pajas
Por favor, continúa tu relato. Es 👌 excelente. Que tengas un amo tan joven.