Soy la puta de un niño de 16 (2)
Ahí estaba esperando a un chico de 16 años, sólo vestido con un suspensorio y con mis genitales apretados en una minúscula jaula de castidad..
Ahí estaba esperando a un chico de 16 años, sólo vestido con un suspensorio y con mis genitales apretados en una minúscula jaula de castidad. Soltaba mucho líquido preseminal, más del que nunca había soltado, de no estar virtualmente castrado estoy seguro de que tendría la erección más grande y dura de mi vida. Pero eso no era importante “ no necesitas que se te pare, tu pito inútil ya no sirve para nada” me había dicho la vez anterior y tenía razón, mi cabeza sólo esperaba el momento de tener su verga en mi boca y culo y complacerlo cómo el quisiera.
Llegó algo tarde y cuando le abrí sonrió al verme tal y como me había indicado, apretó mi jaula con todo y huevos como comprobando que la traía puesta aunque era obvio —que linda perra obediente eres— y a penas cerré la puerta se bajó el pants dejando su gran verga al aire —aquí está tu recompensa por ser obediente— me agaché de inmediato deseoso y sumiso a mamar el manjar que se me ofrecía, caliente y con ese aroma a adolescente me resultó maravillosa, larga y gruesa me encantaba sentir como me llenaba toda la boca y bajaba por mi garganta, él me dejaba disfrutarla mientras me acariciaba el cabello —disfrútala perrita, se nota que tenías hambre de verga, eres toda una come pollas— además de su voz escuché el ruido de la cámara de su celular, tomaba fotos de la prodigiosa mamada que le daba y también video —vean que rico mama mi perrita— dijo mientras grababa, y el saber que enviaba eso a sabe dios quiénes me excitó como nunca.
Un dolor me saco de mi concentración, con su pie empezaba a golpear mis genitales —continúa perra, sigue mamando— dijo mientras volvía a patearme en mis bolas, la jaula impedía que mis bolas escaparan, por lo que era muy fácil que les diera bien mientras yo continuaba mamando —te voy a dar chance de tomarte mi leche puta, eso te gustaría verdad perra— asentí en silencio con su verga dentro de mi boca —bien— agregó y tomó mi rostro con sus manos y me empezó a follar la boca. Que sensación tan excitante el sentir su mástil violar mi boca hasta que su cabeza bajaba por mi garganta, la metía a fondo y sin contemplaciones en duras estocadas —traga perra, te morías por esto verdad puta— gritaba mientras violaba mi boca y en unos minutos la clavó hasta lo más profundo, sus huevos golpeaban mi barbilla y sus espasmos me indicaban que su semilla caía directamente a mi garganta, uno tras otro, 5 espasmos marcaron cinco chorros de leche que fueron engullidos en automático, la dejó unos momentos dentro y la retiró despacio, finalmente tosí cuando la retiró —agradece perra no te enseñaron modales— dijo autoritario —gracias nene— dije contento de haber sido usado.
Entró bien al departamento y sentó en la sala, el suspensorio estaba tan manchado de líquido preseminal que casi chorreaba al suelo, me indicó que me acercara en 4 y le enseñara el culo, así lo hice y empecé a posar para él como una perra en celo, le enseñaba mis nalgas y mi agujero y él seguía tomando fotos y mandando videos —Vean como la perra me ofrece el culo— y se reía mientras miraba la pantalla, imagino que de las respuestas de sus amigos. El saberme expuesta me hacía excitarme más y más, mis genitales apretados por la jaula no podían crecer casi nada, pero ese dolor me volvía loca.
Se quitó la ropa y quedó sólo con sus tenis enseñando su mástil erecto en todo su esplendor, se puso de pie y me dijo que me quedara en 4, me abrió bien las piernas dejando la jaula colgando con mis huevos en medio —debes aguantar más que ayer— dijo en forma de orden, y así en 4 empezó a patearme las bolas, dolía horrores. Con la jaula el golpe era doble, primero contra su tenis y segundo contra el metal de la jaula, además mis huevos estaban apretados y no tenían a dónde huir —la otra vez fueron cuatro, ahora tienen que ser 6 al menos— sentenció y pateó de nuevo, presioné mi mandíbula cuando sentir el golpe y cerré los puños cayendo involuntariamente sobre mis codos —bien perrita, así tengo mejor vista— dijo ya que mi culo quedaba más en punta y mis huevos más expuestos, pateó otra vez y casi de inmediato una más, yo me tambaleaba de dolor pero estaba dispuesto a complacerlo —bien perra— dijo mientras pegaba una quinta vez y la última fue más fuerte que las demás, tanto que creí que me había reventado un testículo. Caí de lado en posición fetal escuchando su risa —mi perra no aguantó más de 6 patadas— dijo mientras grababa y con el pie me indicaba que dejara mis genitales expuestos, mis bolas estaban rojas y lágrimas corrían por mis ojos, el disfrutaba mi dolor y humillación.
Mientras yo me volvía a retorcer de dolor el contestaba mensajes y reía sentado en el sillón, me dio unos minutos para recuperarme antes de su siguiente orden —ponte en 4 en la horilla de la cama— mandó y me incorporé cómo pude para obedecerle. Me coloqué en cuatro y llegó con una cuerda de algodón para amarrarme las bolas para que quedaran bien apretadas, pero una vez hecho eso empezó a jugar con mi culo —¿Cuántos dedos debería meter?— preguntó con el celular apuntando a mi culo —todo el puño— dijo alguien en un audio como respuesta —ya oíste perra— me dijo y empezó a embadurnarme un lubricante y a meterme un dedo, no era gentil, era tosco y al poco rato fueron 2, los retorcía y abría, luego fueron 3 pero era de otra mano y luego 4, dos de cada mano y jalaba tratando de abrirme más y más, luego 6, tres de cada mano y jalaba provocándome dolor, metió los cinco de una mano y los abría dentro mientras con la otra tomaba más lubricante y luego cambiaba de mano haciendo cada vez más presión. Me metió cuatro dedos de cada mano y abría mi culo. Él sabía que me lastimaba y yo sólo atinaba a morder las sábanas —aguanta perra, ya va cediendo— dijo y de nuevo metió todos los dedos de una mano haciendo presión.
Podía sentir sus nudillos intentando pasar mi esfínter totalmente dilatado y podía imaginar mi culo rasgándose —puja perra— mandó y como pude obedecí y sentí el mayor dolor que había sentido en mi culo, seguido de cierto alivio y de esa sensación de sentir el recto lleno, mi ano se cerraba en su muñeca —que bien perra te tragaste toda mi mano— dijo realmente sorprendido, limpió su mano derecha con una camisa que estaba cerca y empezó a tomar fotos y video pero sin sacar o mover su otra mano de mi —no mames cabrón— se escuchó en un audio seguido de —menuda perra aguantadora te has conseguido— al menos había dos espectadores que disfrutaban de mi culo reventado por el puño de mi “amo”.
Me sacó el puño de un golpe y caí por el dolor, él rió y tomaba fotos de mi ano abierto y destrozado. —miren como le quedó el culo— dijo mientras grababa y de nuevo sonaron los audios de respuesta —no mames que rico— dijo una tercera voz —ya le caben dos vergas—decía uno de los primeros entre risas —presta a tu puta perro— repetía otro, ya había identificado al menos 3 observadores y eso me excitó muchísimo —vamos a dejar descansar tu culo perrita— dijo mientras me daba ligeras nalgadas y se acomodaba en la cama frente a mi —toma tu recompensa — comentó ofreciéndome su verga de nuevo dura y yo deseoso acudí a su llamado.
Me dejó mamar a mi ritmo disfrutando cada pliegue de su verga, la lamía de la base a la punta y la engullía por completo, chupaba la punta, jugaba con su frenillo y lamía debajo de su glande, saboreaba su rico sabor juvenil y me embriagaba del aroma. Estaba totalmente dedicado a ese mástil de carne que se me ofrecía delicioso. Bajé a sus huevos y los lamí cómo bolas de suculento helado, luego las chupé y metí en mi boca una a la vez, él empezó a gemir así que seguí mamando sus bolas y poco a poco bajar por su perineo. Sabía a sudor y juventud, iba a llegar a su culo pero me detuvo y me regresó a su verga —no perra mi culo no, atáscate lo que quieras con mi verga— dijo autoritario y así lo hice, hasta que empezó a gemir fuerte y me regaló una abundante corrida que pude saborear directamente en mi lengua. Bebí hasta la última gota de esa juvenil leche blanca y espesa —buena perra, que rico mamas— me felicitó acariciando mi cabeza como si fuera realmente yo un can y eso me llenó de orgullo.
Jugamos con la switch un par de horas y antes de irse me llevó al baño para orinar directo en mi boca —bebe todos mis miados perrita, no desperdicies nada— y cuando terminó me hizo bañarme mientras me veía —dame la llave de la jaula— mandó y obedecí, la entregué sin chistar y la guardó —mañana no vendré pero quiero que cada hora en punto me mandes fotos de tu culo con esto dentro— dijo mientras me daba un pug algo grande —Por cada retraso te ganarás una buena patada de huevos adicional a las 10 que vas a recibir— sentenció y yo contesté con un “si nene”, me sacudió la cabeza como a un perro y dijo —así me gusta perrita, que seas obediente— también, como estábamos sentados, me acarició las bolas y apretó ligeramente mientras me besaba por primera vez, fue un besos suave y delicioso, vaya que este niño sabía besar, cuando se separó me mordió suavemente el labio dejándome deseando más —Vendré el domingo después de mi partido, si eres una buena perra te dejaré que te la jales— agregó y yo sonreí como niño antes de navidad.
Espero les gustara, me tardé en contestar porque mi amo no me dejaba publicar porque dijo que disfrutaba mucho, pero me he ganado a pulso el derecho de seguir contando mi historia, dejen sus comentarios por favor
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