SUBASTA DE AZOTES
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
SUBASTA DE AZOTES
Me enviaron el correo electrónico donde me confirmaban mi solicitud para participar en la subasta de esclavos que realizaría el club de la supremacía femenina. Este es un club donde sus integrantes son mujeres dominantes, Entre sus diversas actividades esta la de realizar una subasta al mes donde se ponen a la venta esclavos durante 24 horas. El dinero que recaudan de la subasta sirve para financiar este club y así poder seguir haciendo múltiples actividades. La siguiente subasta seria el próximo viernes, donde estaba inscrito y sería subastado, la mujer que mas ofreciese me iría con ella y la serviría durante 24 horas en lo que quisiera, debería estar a su completa disposición y acatar sus órdenes.
Transcurrió la semana y allí me encontraba el día tan esperado, en un pequeño local donde se había reunido el club para realizar la subasta de esclavos. En un pequeño atril subían los esclavos desnudos y eran subastados a su mayor postor. Esa noche había una gran afluencia, se subastaban un gran número de esclavos, había acudido una gran cantidad de mujeres que no quería perderse aquel evento. El ambiente era festivo, todas reían y charlaban entre ellas mientras tomaban una copa viendo como se subastaban los esclavos., alguna pujaban y otras simplemente miraban.
Una de las mujeres portaba un micrófono, anuncio el siguiente esclavo, ese era yo, estaba completamente nervioso era mi primera subasta. Me anuncio aquella mujer y yo subí al atril completamente desnudo, agache la mirada al suelo según me habían indicado que hiciera y dio comienzo la subasta. Lo Primero fue una pequeña presentación por parte de la mujer que portaba el micrófono, “chicas, aquí tenéis un joven que esta deseando ser sometido a vuestra voluntad, con muchas ganas de obedeceros, no ha sido prácticamente usado por lo que le podréis moldear a vuestro gusto, puede hacer vuestras labores domesticas y las que no son domesticas, jajaja si no lo hace bien podréis enseñarle quien manda “. Todas las mujeres se reían y gastaban bromas entre ellas, se lo estaban pasando genial, yo me sentía humillado y deseando saber quien querría hacerse con mis servicios, pronto lo averiguaría.
Unas pocas mujeres subastaron por mi pequeñas cantidades, había un pequeño regateo, pero este se acabo en el momento que una mujer ofreció una cantidad que superaba por mucho a las demás, todas se dieron la vuelta para mirar quien había sido y comprobaron que había sido MistressPain, todas dejaron escapar una sonrisa y me miraron automáticamente, sus rostros parecían indicarme “la que te espera “. MistressPain es una mujer dominante de unos 50 años, autoritaria, estricta, sádica y sin compasión. Disfruta humillando y castigando a sus esclavos hasta llevarlos a su límite y la imploren piedad, entonces es cuando realmente disfruta y sale la Mistress mas perversa aplicando como su nombre indica dolor “. El motivo por el que pujo tan fuerte por mi fue porque tendría que entrenarme, era su especialidad y disfrutaba enormemente llevándolo a cabo, tenía múltiples técnicas y métodos para doblegar a los esclavos ante ella.
Mi nueva dueña se aproximo hasta mi, levante la mirada para observarla y me encontré con su rostro, me miraba con una perversa sonrisa. Aproximo su mano hacia mí y me acaricio suavemente la cara con su mano enguantada en piel. Ella nunca tocaba con sus manos directamente a sus esclavos, siempre utilizaba guantes para evitar el contacto directo. Su mano continuo acariciándome suavemente, ella se inclino hacia mi rostro y me susurro al oído “aprenderás a obedecer, yo te enseñare lo que significa la palabra disciplina “. Yo trague automáticamente saliva intentando digerir las palabras que me habían provocado tanto miedo, si era lo que pretendía lo había conseguido, asustarme.
Los días pasaron y llego el momento de la verdad, llego el día acordado en donde debía acudir a su casa y ponerme a su servicio. Me puse lo más elegante que pude y salí con antelación para no llegar tarde a la hora acordada. Me costo encontrar la dirección pero fui puntual. Echo un manojo de nervios llame a la puerta, al momento me abrieron la puerta y me encontré con MistressPain, la salude educadamente y ella con su mano me hizo un gesto donde me invitaba a entrar en su casa, la seguí por un largo pasillo, caminando tras de ella me fije en su vestimenta, una falda negra de cuero ceñida con unas medias negras que terminaban en un zapatos de tacón alto. Cada paso suyo resonaba en el suelo, la seguí hasta que llegamos a una habitación final que era el salón. MistressPain tomo asiento en un sillón y me invito a sentarme frente a ella. Ella saco un cigarro y cruzo las piernas mientras fumaba y me miraba fijamente.
– Bien esclavo, mis normas son muy sencillas y fácil de memorizar. La primera norma es obedecerme siempre sin rechistar, no tolero la falta de obediencia, la segunda siempre te dirigirás a mí como Mistress y la tercera nunca hablaras sin mi permiso y mucho menos quejidos o gritos. Son 3 normas básicas, si incumples alguna de ellas serás castigado, y por cada vez que la vuelvas a incumplir se duplicara el castigo. Ah por cierto has de saber que siempre termino lo que empiezo, es tu ultima oportunidad para echarte atrás, si dedices continuar no habrá vuelta atrás, ¿estas seguro de querer continuar?
– Si Mistress – . respondí obedeciendo su norma. Ahora ya no había vuelta atrás, era de su propiedad.
– Bien, entonces comenzaras tus labores, te he preparado una lista con todo lo que deseo que hagas, hazlo tal cual pone en la lista y con empeño, mas tarde lo revisare ahora tengo mucho trabajo y no puedo estar pendiente de ti , ah por cierto en esta casa siempre iras desnudo – . Ella me tendió una hoja de papel donde estaban todas mis instrucciones.
Observe el papel que me había dado mi dueña, había un sin fin de labores domesticas que debía realizar con alguna pequeña nota explicatoria de como debía hacerlo, debía barrer, fregar los suelos, poner lavadora, fregar platos, hacer la comida, limpiar el baño etc. etc. Me puse manos a la obra, había mucho que hacer, primero me desnude como me había ordenado y entonces empecé mis labores. No sabía por donde empezar había tanto que hacer, así que comencé con la limpieza, barrí el enorme pasillo, fregué el baño, las habitaciones, puse una lavadora, un sin fin de labores domesticas. Mistress no se dirigió a mí en varias horas, la observé en su despacho muy concentrada en unos papeles de trabajo, era como si yo no estuviese en su casa.
Las horas pasaron, yo me encontraba concentrado limpiando una mesa, cuando MistressPain entro en la habitación que yo me encontraba, se acerco hasta mi y puso los brazos en jarras mirándome fijamente, era un síntoma evidente de enfado, pero ahora no recordaba que hubiese echo algo indebido.
– ¿No estaban claras mis instrucciones?- Me pregunto mi dueña.
– Si Mistress perfectamente claras – respondí al instante.
– Entonces es que eres un imbecil, léeme que dice al final de la nota – Me reprocho duramente.
– A las 9 estará la mesa puesta con la cena y una jarra de agua muy fría, las labores deberán estar terminadas y me esperaras de rodillas a que llegue – Leí en voz alta, oh oh, esa parte no había llegado todavía, no me había dado tiempo a la mitad de las labores y a ese punto no había llegado aun, me quedaban un sin fin de tareas por terminar.
– Lo siento Mistress, no había llegado a ese punto, me entretuve con las demás tareas y se me echo la hora encima, no volverá a suceder – Trate de disculparme.
– Claro que no volverá a suceder, deje bien claro que cualquier falta de desobediencia seria castigada , además ultima vez que hablas sin mi permiso, no me importan tus excusas – . Su tono de voz era muy serio y autoritario.
MistressPain hizo un gesto con su dedo ordenándome que la siguiera, la seguí por el pasillo hasta llegar a una habitación, era su dormitorio. Entré y espere sus instrucciones, ella se dirigió a mí:
– túmbate en la cama bocabajo estupido – .Obedecí a mi dueña e hice lo que me había ordenado. Ella se dirigió a su armario y de el saco varios objetos y unos guantes de cuero negros. Ella nunca se saltaba su costumbre de no tocar a los esclavos directamente, este hecho me decía que me esperaba algo que no me haría mucha gracia, pronto lo comprobaría de mis propias carnes.
Se coloco sus guantes en sus manos, tiro del extremo del guante ajustándose cuidadosamente los dedos a sus guantes, hizo lo propio con la otra mano y tras ajustarse ambos guantes a las manos cogió un objeto, mis ojos se abrieron de par en par al ver que eran unas esposas metálicas, se acerco a mi y agarro mis manos esposándomelas a el cabecero de la cama, cerro las esposas con fuerza, solté un quejido de dolor:
– Cállate, no quiero quejas, no te lo repito más – . Me recrimino mi dueña.
Continuo con otro objeto, cogió un collar de perro, me lo coloco alrededor del cuello y para mi sorpresa con un pequeño candado ato el collar al cabecero así impidiendo que pudiese mover la cabeza. Ahora estaba esposado de manos y atado al cabecero de la cama, estaba bajo el control de MistressPain, todavía no conocía su carácter y sus castigos pero pronto empezaría a conocerlos, mas de lo que yo hubiera deseado. Mi temor aumento cuando cogió un paddle de cuero y se coloco a uno de los lados de la cama sobre la que estaba atado.
– Aprenderás a obedecer, no tolero que se incumplan mis órdenes, por ser la primera vez seré benevolente, serán 50 azotes, espero que te ayuden a aprender la lección, sino tendré que insistir en tu disciplina – . Ella agarró el paddle con firmeza y recibí mi primer azote en el culo, un chasquido resonó en la habitación, antes de darme cuenta recibí otro azote mas, comenzó a fijar su ritmo y los azotes se repetían con igual intensidad uno tras otro, cada azote dolía o escocía un poco mas que el anterior, la zona de mi trasero se iba calentando y cada azote tenía un efecto mas doloroso. Su ritmo continuo sin cesar y la azotaina comenzaba a hacerse dolorosa, sin poder evitarlo comencé a soltar mis primeros quejidos, echo que la enfado a mi dueña:
– No quiero oír tus quejidos de niña, uno más y no vuelves a abrir la boca – . Me amenazo con amordazarme, algo que yo no deseaba que sucediera. Trate de contenerme pero cuando iban unos 30 azotes no pude evitar quejarme otra vez, esto enfado mucho a MistressPain, ella paro enseguida de azotarme, tiro el paddle al suelo.
– Te lo advertí imbecil, no volverás a abrir la boca hasta que yo crea conveniente, así aprenderás- Ella metió su mano por el interior de su falda y comenzó a bajarse sus bragas, las saco por sus piernas y las agarro con una mano apretujándolas, se acerco a mi y tiro con fuerza de mi pelo, ella estaba enfadada por mi comportamiento:
– Abre la boca estupido – . No tuve más remedio que obedecerla y comenzó a introducir sus bragas en mi boca, estas llenaron por completo mi boca inflándola. Cogió cinta de embalar y regreso hacia mi pegándome el extremo sobre mi boca y dando vuelvas alrededor de mi cabeza con ella, dio varias vueltas y paso su mano asegurándose que estuviese bien pegada a mi boca. Volvió a situarse sobre el lateral de la cama y recogió el paddle de cuero, se ajusto sus guantes a sus manos y lo apretó con firmeza.
– Te dije claramente que no me gustan los quejidos ni gritos, se esta empezando a convertir en una costumbre el desobedecerme, te advertí que cada vez que lo hicieses duplicaría el castigo, creo que 100 azotes te enseñaran a no desobedecer, comienzo de cero, ahora grita lo que quieras – . Trague salida y el miedo se apodero de mi, los 30 de antes ya eran dolorosos, así que 100 no quería imaginarlo. Estaba bajo su completo control nada podía hacer para evitarlo, tendría que aguantar los azotes y resignarme a mi castigo.
Su paddle se estrello de nuevo en mi culo esta vez con más intensidad, antes de reponerme de ese azote ya estaba recibiendo otro y otro mas, el chasquido del paddle en mi piel resonaba en la habitación, esta vez era una azotaina mas dolorosa, grite en mi mordaza , un quejido ahogado convertido en un HHHMMMMHH se escuchaba en la sala, MistressPain continuo con su ritmo, azote tras azote, no aguantaría los 100 azotes, pero los tendría que aguantar, salvo que se apiadada de mi, pero era algo improbable.
– Te prometo que aprenderás a obedecerme, si he de duplicar el castigo una y otra vez te aseguro que lo hare, si he de romperte el culo azotándote lo hare, obedecerás a tu dueña – . Ella continúo estrellando su paddle contra mi trasero. La azotaina se hizo interminable, los segundos se convertían en horas, era una azotaina realmente severa, de ahora en adelante debía poner mucho mas cuidado, su fama la precedía.
Tras unos largos 15 minutos ceso de azotarme, recibí todos los azotes prometidos, ella me quito las esposas y soltó mi correo del cabecero de la cama, me miro fijamente y hablo con un tono duro y serio:
– Ahora continuaras con tus labores, dame un motivo y comenzaré de nuevo si es necesario, vamos muévete estupido – . Salí deprisa de la habitación y me fui a la cocina a seguir con las labores que no había realizado.
En un Pis Pas tuve su cena echa y puesta la mesa, yo espere a su lado de rodillas mientras ella cenaba. Término y dejo sobras en su plato, ella puso el puso el plato en el suelo y con sus tacones comenzó a pisotear las sobras, lo trituro por completo pisándolo bien con sus zapatos, se levanto y me miro:
– Ahora comételo todo, después terminaras tus labores, cuando te asegures que estén bien echas me avisas – . Echa se marcho dejándome allí solo. Yo la obedecí y comí sus sobras pisoteadas, era muy humillante comer de esa manera pero la obedecí y no deje nada. Acto seguido me dirigí a continuar con mi labores, fregué los platos, recogí la mesa y observé de nuevo mi lista, había muchas cosas por hacer todavía, estaba agotado y me dolía el trasero, pero no tenía alternativa no quería enfadar a mi dueña.
Transcurrió un largo periodo de tiempo hasta que volví a ver a MistressPain, ella me fue a buscar y con semblante serio se paro ante mi:
– No te dije esclavo que cuando terminaras me avisaras – Me reprocho en tono serio.
– Si Mistress, pero no he terminado todavía – Me excuse sintiendo vergüenza por mi comportamiento.
– ¿y a que esperas para acabar?, estoy cansada de esperar, ¿no me exprese con suficiente claridad?- MistressPain comenzó a enfadarse de nuevo.
– Si Mistress, pero estoy agotado, es demasiado para mi – . Solté aquella respuesta sin pensarla. El rostro de mi dueña cambio por momentos, su enfado aumento considerablemente.
– Esta bien, acompáñame, si eso es lo que quieres lo tendrás – . Pensé que iba a tener piedad conmigo, que la había dado lastima, también pensé que quizás fuera a echarme de su casa, se me pasaron muchas cosas por la cabeza, pero pronto pude averiguar cual seria mi destino.
La acompañe hasta una habitación que había permanecido cerrada con llave, sacó unas llaves y la abrió, con un gesto me ordeno que pasara, así lo hice, observe la habitación, era una sala pequeña pero prácticamente vacía. El mobiliario estaba compuesto simplemente por un armario, una silla y una alfombra en el medio de la habitación. MistressPain me ordeno colocarme en el centro de la habitación, ella se dirigió al amario y lo abrió, para mi asombro comprobé que había infinidad de objetos y prendas fetish, todo un sin fin de material bdsm. Cogió una cadena de un metro de larga aproximadamente , en el extremo llevaba un enganche que lo anclo al collar de perro que aun portaba alrededor de mi cuello, se subió a la silla y el otro extremo lo anclo a una argolla que había en el techo, comenzó a tensarlo y la cadena me obligo a ponerme recto, continuó tensándolo y tuve que ponerme de puntillas, finalmente puso un candado de sujeción entre la argolla y la cadena, era una situación muy incomoda, estaba erguido completamente de puntillas.
Me había dado cuenta que mi destino era un nuevo castigo, esta vez mas duro. Quería suplicar perdón, pero sabía que entonces incumpliría su norma, hablaría sin permiso, cerré la boca sin rechistar. MistressPain cogió unas esposas metálicas, las mire con temor, ya había tenido un encuentro con ellas al apretarme la piel. Me ordeno poner las manos a la espalda, por dentro suplique que no las apretara, pero mi predicción se cumplió, las apretó a mis muñecas, contuve mi quejido, ella tenía razón iba aprendiendo a obedecerla pero a un alto precio. Estaba atado de manos y tenso por la cadena, estaba inmovilizado bajo su control nuevamente.
Mi dueña se dirigió al armario, cogió un traje de látex y abandono la habitación con el, supuse que iba a ponérselo y estaba en lo cierto. Tras unos pocos minutos regreso de nuevo, cuando entro por la puerta mi corazón dio un vuelco, su aspecto me infundaba miedo y respeto. Su vestimenta consistía en el traje de látex negro totalmente ajustado a su cuerpo, pero lo que mas miedo me produjo fue la mascara de látex que se colocó cubriendo su cara, a través de los agujeros de la mascara pude observar sus ojos oscuros mirándome fijamente. Su atuendo lo complemento con unas botas de caña de tacón alto. Era un traje fetish precioso, era su traje para infligir castigo y dolor.
Cerró la puerta con llave quedando encerrados dentro ambos, solo que ella podía salir cuando quisiera y yo no. Se acercó lentamente hasta mi, sus tacones resonaban a cada paso, se colocó delante de mi, sus ojos me miraban a través de la mascara. En sus manos llevaba unos guantes de látex largos, comenzó a enfundárselo con dificultad, el látex cedía poco a poco en sus manos haciendo un gran ruido a goma. Mientras se los colocaba me hablo duramente.
– Solo te mereces castigos, si es así como quieres que sea así será, aprenderás a obedecer- . Me reprocho estrictamente mi Dueña.
– Lo siento Mistress, obedeceré, prometo hacer todo bien a partir de ahora – . Aun a sabiendas que desobedecía sus normas hablando y dirigiéndome hacia ella lo hice, era mi única esperanza.
– Te lo advertí, siempre termino lo que empiezo, ya es tarde para suplicas, ahora sufrirás tu castigo, no me desobedezcas o se convertirá en una pesadillas para ti – Sus palabras duras me infundieron gran temor.
– No no por favor Mistress, déme una oportunidad – suplique en vano sin resultado alguno.
Termino de ajustarse los guantes de látex a sus manos y brazos , se acerco al armario y cogió un pañuelo de seda, se dirigió hacia mi con el en la mano, su mano izquierda me tapo la nariz con fuerza, no tuve mas remedio que abrir la boca para respirar y ella aprovecho para introducir el pañuelo en mi boca, era largo y lleno mi boca por completo, con sus dedos lo forzó para que entrará por completo, una vez lo introdujo cogió varias tiras de cinta y las pego alrededor de mi boca, se aseguro que estaba bien amordazado. Intente articular palabra pero era imposible, solo se escuchaba un leve gemido. No quedando satisfecha con la mordaza agarró una de sus medias, no supe que prentedía hasta que vi como comenzó a colocármela en la cabeza. La media se ajusto a mi cara , una sensación de agonía se apodero de mi, de eso se trataba, era un castigo mas cruel que todos los anteriores.
– Te advertí que no me desobedecieras, si solo aprendes a base de castigos así será, veremos que tal te sientan 50 azotes mas – . Nada ni nadie podría libarme de aquel castigo, estaba completamente a su merced y bajo su control.
Agarro con fuerza el paddle y se coloco detrás de mí fuera del alcance de mi visión, pronto recibí su primer azote y ya conocía el proceso, una tras otro comenzó a estrellarse en mi trasero. MistressPain estaba disfrutando como nunca, era el momento en el que ella mas gozaba, demostraba su poder, era implacable repartiendo disciplina. HHHHMMMMHHHH repetía una y otra vez HHHMMMMHHH pero ella impasible continuaba azotándome.
– es tarde para lamentarse, ahora deja de portarte como una niña o te prometo que será una noche muy larga – Tras decir esto incremento la intensidad y dureza de cada azote, me resigne a mi castigo y encaje uno por uno sus azotes, tenía la piel ardiendo, no podría sentarme en unos días. Recibí los 50 azotes, ella se coloco frente a mí.
– Te dije que duplicaría el castigo si era reiterativo, no me tomaste en serio, a partir de ahora lo Haras te lo aseguro – . Cogió del armario una caña de madera muy fina, y me la enseño.
– Otra tanda de 50 hará que te lo pienses mejor la próxima vez que me desobedezcas – . Se coloco detrás de mí y esta vez comencé a recibir azotes con su cane, era un dolor diferente, picaba mucho mas, cada azote era mas insoportable, era un castigo duro y cruel, estaba comprendiendo la dureza de MistressPain, una mujer implacable. La azotaina se hizo eterna, los minutos que duro parecieron horas. Me resigne a mi situación y admití el poder de mi dueña, me sentí una marioneta de su pertenencia.
MistressPain se coloco frente a mí, podía ver sus ojos a través de la mascara mirándome directamente y de pronto me soltó dos tremendas bofetadas, se alejo unos pasos y se sentó en la silla y comenzó a fumar un cigarro, exhalo el humo y me miro fijamente mientras se dirigió con su voz hacia mi.
– Esto no ha hecho nada mas que empezar, te dije que duplicaría el castigo cada vez que me desobedecieras, aun te quedan cien azotes mas, la próxima vez te pensaras mejor el desobedecerme – . Se levanto de su silla y se dirigió de nuevo al armario, cogió esta vez una tira de cuero gruesa y alargada, la doblo por la mitad y la agarro por un extremo, lo que venia a continuación ya lo sabia, comencé a recibir mas y mas azotes, no pude evitar que una lagrima se escapara de mis ojos, pero MistressPain impasible continuo azotándome una y otra vez, cada azotaina que recibía era mas dolorosa, esta era la peor de todas .Me sentía humillado y sin voluntad, recibiendo unos azotes que me producían un fuerte dolor, pensé que mi piel se rompía mientras recibía el contacto del cuero en mi piel.
Perdí la noción del tiempo que estuve en aquella habitación recibiendo azotes, se me hizo una eternidad, noté un gran alivio cuando ella termino y note como me quitaba las esposas y me liberaba de la argolla del techo, antes de salir de la habitación me miro fijamente:
– Continua con tus labores, no he de recordarte que pasara si no obedeces, espero no tener que duplicar de nuevo tu castigo, desobedéceme y te aseguro que lo hare – . Rápidamente me dispuse a hacer mis tareas y poniendo mucho cuidado, no deseaba volver más aquella habitación, mi trasero no aguantaba ni un solo azote mas y estoy seguro que si la daba motivos seguiría azotándome.
Continuara…….
Agradeceré sus comentarios a: sumisso22@yahoo.es
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