Tanto bebí, que hasta el culo les di, a mis dos compañeros de trabajo.
Un obrero de la construcción sale a beber con dos compañeros, ya borracho lo invitan a la casa de uno de ellos, donde después de seguir bebiendo, por estar con mariconerías le piden que los deje darle por el culo lo que él acepta gustosamente. .
Dos de mis compañeros en la construcción, y yo, después de cobrar decidimos entrar a un bar.
Estando en el bar, mi mujer me llamó, para decirme que se iba a pasar el fin de semana, con sus padres, por lo que me alegré mucho, ya que no me llevo bien con mis suegros.
Así que decidí quedarse con mis compañeros de trabajo, en el bar, bebiendo, ya serían como las dos de la madrugada, cuando uno de ellos nos invitó a su casa, donde en lugar de ponernos a pasar la gran borrachera que los tres cargábamos, seguimos bebiendo.
Después de un rato de estar escuchando algo de música, y de hablar sobre deportes, comenzamos a tocar el tema del sexo, por otro buen rato, mientras seguíamos bebiendo, hablamos de mujeres.
Yo hable del enorme culo que tiene la secretaria de la constructora, y que de seguro se estaba acostando con el dueño de la empresa, luego uno de ellos habló de lo mucho que les gusta a algunas mujeres blancas, el acostarse con un negro.
Por su parte el otro comentó, que algunas negras se vuelven locas, por quedar preñadas de un blanco, ya en ese momento estábamos tan ebrio, que en varias ocasiones no tan solo hablé como si fuera una mujer, sino que también caminaba y movía mis nalgas como una.
Por lo que, a manera de broma, uno de mis compañeros comenzó a pedirme, que le diera el culo, al principio riéndome lo mandé pal carajo, pero seguimos bebe que bebe.
Pero al poco rato, volví a hablar como una chica, y meneando mis nalgas al caminar como una puta, por lo que ya no tan solo el dueño de la casa, sino que también mi otro compañero, siguieron pidiéndome de manera insistente que los dejase, que me dieran por el culo.
De tanto ellos insistir, finalmente les dije que sí, y de inmediato entre los dos me llevaron, casi cargando hasta una cama, donde después de que me acostaron, comenzaron a quitarme casi toda la ropa hasta dejarme en interiores, sin que yo hiciera nada por impedírselos.
Entre trago, y trago me dijeron que me pusiera a mamar sus vergas, y lo más raro de todo es que simplemente les obedecí, en ese momento mientras, me encontraba arrodillado en la cama mamando la verga de uno de ellos, el otro, me bajó los interiores, y de manera suave comenzó a pasar su miembro por entre mis nalgas.
Realmente no sé cómo pude permitir que eso sucediera, por una parte, ninguno de los tres, tan siquiera nos habíamos bañado, y nos encontrábamos aun bien apestosos a sudor.
Pero, a medida que estaba mamando esa verga, les decía que me tenían embriagado, el fuerte olor de ellos dos, me encantaba, de momento comencé a sentir como me iba penetrándolo.
Fui sintiendo como aquel pedazo de carne, dura, y caliente, iba atravesando mi culo, que a pesar del momentáneo dolor del que me quejé, una vez tuvo toda esa verga estuvo dentro de mí, sin que ninguno de ellos dos me dijera nada, comencé a mover mis caderas, restregando mis nalgas contra el cuerpo de uno de ellos.
No sé por cuanto tiempo el primero me estuvo dando por el culo, lo que sí sé es que eso me gustó, y mucho, cuando el primero que me penetró terminó de venirse dentro de mí, como pude llegué al baño, y después de descargar, y limpiarme, gustosamente regresé a la cama, donde él otro me esperaba con una botella de ginebra en la mano.
De inmediato me puse en cuatro, y dolorosamente sentí cuando el otro me empujó también toda su verga, por mi culo, casi lloré por el dolor, pero también de inmediato, comencé a disfrutar de como metía y sacaba una y otra vez todo su grueso, y largo miembro de mi apretado culo.
El resto de la noche, tanto uno como el otro, me estuvieron dando verga, tanto por mi culo como por mi boca, mientras que yo gemía, y hasta chillaba de placer como toda una puta, o mejor dicho como todo un maricón.
Al despertarse al día siguiente ya cerca del mediodía, el dueño de la casa me dijo que si quería podía darme un buen baño, aunque ya no estaba mareado, pero sí con un dolor de cabeza, y de culo, por lo que me duché, y ya estaba por salir de la ducha, cuando el dueño de la casa entró a la ducha, totalmente desnudo.
No hizo falta que me dijera nada, al ver su erecta y vigorosa verga, simplemente busqué apoyo en la pared, separé mis piernas, al tiempo que yo me volvía a enjabonar mis nalgas, lo dejé gustosamente que me volviera a penetrar.
Después de eso no había querido volver al bar, pero hoy al salir de la construcción, se me escapo decirles a mis dos compañeros de trabajo, que mi esposa me dijo que el próximo fin de semana, ella pensaba ir nuevamente a visitar a sus padres, por lo que al salir volvimos al bar, y tras estar bebiendo por casi toda la noche, me volvieron a invitar a la casa de uno de ellos.
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