Te contaré como ellos me convirtieron en su sumiso personal (1)
Hola mi querido lector, mi nombre es Andrés y te voy a contar todo lo que me ha ocurrido en este último mes. .
Para que me conozcas un poco, tengo 18 años, soy un poco bajo mido 1.67mts, también soy algo delgado, mi pelo es castaño claro, tengo ojos azules y algunas pecas en el rostro. Soy un chico tranquilo en general, prefiero evitar el conflicto y las situaciones estresantes, algunos podrían decir que soy tímido, aunque realmente solo me considero reservado.
Todo comenzó mi primer día en la Universidad, acababa de mudarme a los dormitorios del campus ya que vengo del otro lado del País. Al entrar a mi nuevo cuarto esperaba encontrarme con un compañero, pero no había nadie, la otra cama estaba vacía. Dejé mi maleta sobre la cama que seleccioné y entonces sentí que tocaban a la puerta, al instante entró un hombre de unos 50 años, alto, debía medir unos 1.80mts, con algo de barriga y una barba canosa. Me saludo de la mano y se presentó como Carlos, el supervisor de los dormitorios.
“Tienes suerte, Andrés, tendrás este cuarto para ti solo” me dijo mientras me miraba de arriba abajo y tras una pausa agregó “te ayudaré a desempacar”. Intenté decirle que no era necesario, pero el insistió y no pude negarme. Abrió mi maleta y comenzó a quitar mi ropa y acomodarle en los cajones del armario, hasta que llegó a mi ropa interior y entonces soltó una risa y dijo “slips blancos clásicos, si los usas o eres un niño o eres un anciano. Me inclino más por la primera opción” tras lo cual me guiño un ojo y me puso rojo, él lo notó y pareció gustarle porque enseguida comenzó a hacerme preguntas muy incomodas como si realmente esa ropa interior era mía porque se veía muy pequeña, que si acaso aun no me bajaban los huevos, si aún era virgen, yo en yo no respondía nada, solo estaba rojo y muerto de vergüenza con la cabeza agachada.
“Sabes que está muy mal que no le respondas al supervisor d ellos dormitorios, yo solo quiero ayudarte a adaptarte Andrés” me dijo con un tono autoritario, para luego tomar mi mentón y levantar mi cabeza para que lo mirara. “De ahora en adelante me responderás siempre que te haga una pregunta y me dirás señor”, yo solo respondí si señor y tras esto el acomodó el resto de mi ropa y salió del cuarto diciendo “por hoy recorre el campus, reconoce tus salones de clases, ya mañana comenzarán las clases.”.
Después esa incomoda interacción me recosté en la cama, me sentía extraño, casi sin voluntad para moverme, pero suponía que era parte de la experiencia de la Universidad. El resto del día me dediqué a recorrer el campus, que era bastante grande y ya después de la cena volví a mi cuarto.
Estaba recostado en mi cama cuando escuché la puerta abrirse, me incorporé y vi que era el supervisor acompañado de otro hombre de unos 45 años, afrodescendiente, más alto que el supervisor, quizá de un 1,90mts, corpulento y muy viril. “Buenas noches, Andrés, te presento a Román, el es el conserje de los dormitorios. Vinimos a darte un regalo de bienvenida” dijo el supervisor extendiendo una caja pequeña con un moño. La tomé muy agradecido y la abrí con algo de ilusión, pero en su interior había una especie de aparato metálico, un candado pequeño y una llave, “¿qué es esto?” pregunté, entonces el conserje abrió mi armario y busco mi ropa interior, sacó un par de slip y dijo “veras Andrés, el supervisor me contó que no usas ropa interior apropiada, por eso decidimos darte algo mas adecuado” dijo el conserje con una maliciosa sonrisa.
Me asusté y corrí a la puerta, pero estaba con llave y no la pude abrir. El conserje camino hasta mí, me tomó del brazo y me llevó de vuelta al centro de la habitación y dijo “Es mejor que cooperes Andrés, no querrás faltarle el respeto a tus superiores”. Tras esto el supervisor me dijo “desvístete ahora” yo negué con la cabeza, pero en respuesta este hombre me abofeteo “desvístete ahora” me repitió con tono aun más autoritario y un terror me invadió, comencé a obedecerlo y me quité los zapatos, la playera y los jeans, quedando únicamente con mis slips blancos y calcetines.
El conserje comenzó a dar vuelta alrededor mío hasta posicionarse a mi espalda y dijo “desnúdate por completo” y tras decir esto tomó mis slips y los bajo hasta mis tobillos. Mi primer primer instinto fue cubrir mi polla con mis manos, pero enseguida el hombre negro tomo mis manos y con su descomunal fuerza las alejó de mí. Comencé a sollozar mirando suplicantemente al supervisor que tomó el artefacto de la caja y se acercó a mi polla.
“Como lo sospechaba, tu polla y huevos son muy pequeños, nunca podrás ser un hombre de verdad, un macho alfa, es por eso que te entrenaremos para ser un hombre beta, serás mucho más feliz asi, este es nuestro regalo de bienvenida para ti” y tras decir esto el acomodó el aparato alrededor de mi polla y lo cerro con el candado, cuya llave guardó en su bolsillo.
“Esto es una jaula de castidad para hombre beta, evitará que tengas erecciones, no las necesitas después de todo” dijo el conserje a mi oído. Yo me encontraba paralizado, tenia tan miedo que las palabras no salían de mi boca y solo corrían lagrimas por mis mejillas.
El conserje me empujo en la cama y entonces el y el superviso comenzaron a desvestirse, pude ver con terror como se erguía la polla erecta del supervisor sobre una espesa mata de vellos blancos, era grande y gruesa, debía medir unos 19cm, pero no era nada en comparación a la verga del conserje, que al ser un hombre negro tenia un miembro descomunal de unos 24cm, casi tan grueso como mi brazo.
Los miré aterrado y suplicante, pero me ignoraron, intenté resistirme, pero no podía combatir contra estos dos descomunales hombres siento yo tan pequeño, me sometieron sin problemas y me recostaron boca abajo en la cama. El conserje me obligó a abrir la boca y luego introdujo su enorme verga dentro de ella, me daban arcadas porque me llegaba hasta la garganta, “Si muerdes te espera un destino mucho peor que esto” me dijo y sabía que hablaba enserio, por eso ni lo intenté.
Mientras el conserje violaba mi boca, el supervisor comenzó a manosear mi trasero y tocar mi ano con sus callosos dedos mientras decía “tienes una cola hermosa, perfecta para satisfacer hombres alfa, serás un muy buen ejemplar”. De pronto sentí como el acercaba su polla a mi ano, entonces me resistí como pude y pude quitar la verga del conserje de mi boca y decir “no por favor, soy virgen”, pero enseguida el conserje volvió a introducir todo su miembro en mi boca impidiendo que pudiese hablar más. “Sabemos que eres virgen Andrés, por eso nos estamos asegurando de entrenarte apropiadamente” dijo el supervisor para a continuación introducir su verga de un solo golpe en mi virgen interior.
Grité muy fuerte, pero este grito fue ahogado por la negra verga del conserje. La polla del supervisor no había entrado por completo en la primera embestida, y volvió a darme otra embestida que me dolió aún más, y sentía que me desmayaba mientras las lagrimas no dejaban de brotar de mis ojos.
“Está demasiado apretado, vamos a tener que entrenarlo bien” dijo el supervisor al conserje que le respondió “no te preocupes, lo dejaremos listo en poco tiempo”. Ambos machos me estaban usando como si juguete sexual, no podía creer que había perdido mi virginidad de esta forma, sentía como la enorme verga del supervisor entraba y salía de mi adolorido ano de una forma casi salvaje, mientras el conserje no me dejaba respirar con su enorme rabo.
La tortura se extendió por lo que pareció una eternidad, en este punto estaba rendido, mi voluntad se había ido y solo me dejaba ser, creo que incluso llegué a disfrutar un poco de ello. De pronto el supervisor comenzó a jadear mas fuerte y más rápido y entonces sentí como eyaculo en mi interior llenándome de leche caliente que alivió un poco el dolor.
“Vas a ser un excelente hombre beta, complacerás a muchos hombres alfa” me dijo el supervisor mientras me daba una nalgada, tras lo cual salió de mi interior dejando escurrir su semen de mi adolorido y abierto ano.
“Tienes 5 minutos para hacer que me corra, si no lo haces te follaré el culo con mi gran verga negra y yo si te haré sufrir” dijo el conserje con una malvada sonrisa. El miedo recorrió mi cuerpo y casi de forma automática comencé a mamar su polla con todo el entusiasmo que pude a pesar de que era la primera vez que hacia eso. “Si, sigue asi, usa tu lengua, usa tus manos” me decía el conserje y yo obedecía, recorría tu verga con mi lengua mientras la metía por completo en mi boca, usaba mis manos para masajear sus huevos y masturbarlo, el lo estaba disfrutando, su respiración había cambiado y era mas agitada, eso me lleno de orgullo por alguna extraña razón, pero no podía pensar en ello ahora, tenia que hacerlo acabar porque mi culo ya no aguantaba otra cogida.
Estaban a punto de cumplirse los 5 minutos cuando sentí el palpitar de su polla y abundantes chorros de semen se descargaron dentro de mi garganta, me tragué todo porque no tenia otra opción, mientras el conserje grita “oh si, oh si, asi se hace”
No me había dado cuenta, pero durante ese lapso de tiempo el supervisor me estuvo grabando con su celular, y luego de que el conserje eyaculara en mi boca se acerco a mi con la grabación y dijo “ahora si eres nuestro, en este video se ve lo putito que eres y lo feliz que estas de complacer a los machos alfa, de ahora en adelante harás todo lo que te ordenemos o este video lo verá todo el mundo”. Quede helado, se había marcado mi destino.
Luego de eso el conserje y el supervisor se vistieron mientras me yo yacía desconsolado sollozando en la cama, desnudo y lleno de semen. “Por supuesto que te quedarás con jaula de castidad puesta de ahora en adelante, nos vemos mañana aprendiz de beta” dijo el supervisor antes de irse junto con el conserje.
Ese fue solo el comienzo, desde ese día hasta ahora han pasado muchas cosas que me han convertido finalmente en un sumiso hombre beta, pero ya te lo contaré en otra oportunidad, por ahora me despido estimado lector.
Este fue mi primer relato, espero te haya gustado, si tienes interés en escribir relatos en conjunto conmigo y jugar a ser mi amo literario escríbeme a [email protected]
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