Tercero. 2da parte
Los tres desnudos en la cama.
– Tienes un buen miembro – dijo Paul en la ducha.
– Pero el tuyo es mejor – le respondí.
– Porqué lo dices? –
– Porque tienes un buen tamaño – le dije, aunque estábamos desnudos en la ducha lavándono, no teníamos una erección, no completa al menos.
Aun así el tamaño de el de él era claramente un par de centímetros más grande, se notaba como le colgaba.
Nos secamos y salimos de baño, Grace estaba en el living sirviendo unos tragos.
– Chicos vengan, tomemos algo antes de seguir – estaba completamente desnuda y se veía hermosa.
– Estuvo rico? – me preguntó cuando me senté a su lado con el vaso en la mano.
– Estuvo fabuloso, eres muy linda y muy rica – le dije.
– Que bueno que te gustó – dijo acariciando mi muslo. Mi miembro, que en un principio estaba flácido y en la ducha comenzó a levantarse debido a la conversación con Paul, ahora con sus caricias comenzó a agarrar dureza.
Hicimos un salud por nosotros y ella dejando su vaso en la mesita, comenzó a tomármelo y acariciarlo, con la otra mano hacia lo mismo con el miembro de Paul que ya estaba al 100 %.
– Porqué hacen ésto? Eres una chica muy hermosa y no te compartiria con nadie –
– Llevamos muchos años juntos, cogiendo todos los días, haciendo variaciones, después viendo pornos para mantener el amor. Viendo un porno, estaba una chica cogiendo con dos hombres. Le dije a Paul que quería lo mismo. El problema era con quién, no podía ser un amigo, ni un extraño cualquiera, teníamos que hacer una selección.
Nos llegaron muchos hombres que querían participar, pero después de conversar un rato, yo decía que no.
– Y porqué me escogiste a mí? – pregunté.
– Es que tú me gustaste en cuánto te vi y después en la conversación con las cervezas miré a Paul y con la mirada le dije » éste es el que quiero «. Él lo entendió y por éso nos vinimos al departamento.
– Y tú Paul, estas de acuerdo con ella? – la mano de ella subía y bajaba por el miembro de él, asomaban gotas cristalinas en punta de su miembro y éso me excitaba más, el morbo o no se qué.
– Si, totalmente, ella no sólo tiene buen gusto, además tiene intuición femenina. Por mí parte también encontré que eras el hombre indicado para nosotros – dijo Paul, ése nosotros hizo que mi corazón se acelerara aún más.
– Ya, vamos a la cama – dijo ella apagando su cigarrillo y terminando el trago.
– Paul, acuéstate tú abajo ahora –
Paul se acostó y ella lo montó.
– Ahora tú – dijo inclinándose hacia adelante.
Tenía un color de piel claro sin ser blanco, una cintura angosta, caderas anchas aunque no tanto, un trasero bien formado y unos glúteos generosos y redondos.
Abrí sus nalgas y su ano rosado quedó a la vista, rocé mi miembro con su calor y suavidad, yo estaba goteando liquido preseminal.
Lo introduje suavemente hasta el fondo sin ningua resistencia.
– Oh, que rico! – dijo ella.
– Te gusta sentirlo adentro? – pregunta tonta pero morbosa. Quería que ella me dijera lo que yo quería oír.
– Si, está muy rico pero muévete – dijo. Tal como comienza una locomotora a moverse así lo hice yo, lento al principio pero aumentando la velocidad constantemente.
Ella se quejaba y gritaba, pedía más y más. Un gemido suave y largo me indicó que había tenido un orgasmo, o dos.
Paul le dió un beso en la frente y ella puso su cabeza en mi hombro.
– Démosle unos minutos antes de seguir – dijo él. Yo seguía con mi erección dentro de ella sintiendo el miembro de él rozando el mío.
De pronto ella comenzó a moverse y continuamos con la diversión. Yo la tomaba de las caderas y golpeaba sus nalgas con mi pelvis tratando de introducir más de lo que tenía.
Ahora tuvo dos orgasmos seguidos y yo descargué todo lo que tenía adentro de ella.
Un nuevo descanso por unos minutos y volvimos de nuevo.
– Tengo que ir al baño – dijo ella, había tenido varios orgasmos y yo dos, mis líquidos comenzaron a salir a medida que perdía la erección.
Saqué mi miembro y me acosté de espalda, estaba todo mojado. Ella se levantó con dificultad y se fue al baño.
Paul tenía mojado desde el ombligo a los testiculos.
– Cómo estás? – me preguntó.
– Bien, aunque tengo cosquillas por todos lados y me da risa – respondí.
– Ah, si ? – dijo haciéndome cosquillas en el estómago, me encogí y le hice cosquillas a él pasando a llevar su miembro sin querer, él metió su mano entre mis piernas haciéndome cosquillas en mi ano. Me sorprendió pero me gustó, hice lo mismo que él mientras su miembro al 100% rozaba mi brazo, nos reiamos y retorciamos en la cama como dos niños.
Él tomó mi miembro y lo rozó con el de él. Me puse de lado contra él para mayor facilidad, me gustaba sentir su miembro rozando con el mío.
Él me toma de las caderas y quedo acostado encima de él.
Se movía y su miembro rozaba mi miembro y mi pelvis. El mío resbalaba sobre su pelvis bañada en sus jugos.
Levanta sus rodillas y tomándome de las nalgas me tira hacia delante.
Su miembro pasó hacia atrás quedando a la entrada de mi ano. Sentí el calor, la suavidad y la dureza.
– Puedo? – me preguntó mirándome a los ojos.
– Si, pero despacio – le dije sintiendo con agrado el roce de su cabeza con me ano.
Comenzó con unos punteos suaves y agradables. Depronto sentí que comenzaba a entrar, sin ninguna resistencia debido a lo mojado que estábamos y a mi deseo que entrara. Sentí un dolor fuerte y me detuve.
– Espera – le dije afirmando mis manos en su pecho.
– Tranquilo, relájate –
Cerré los ojos y respiré profundo.
– Déjame a mí – le dije y poco a poco me fui sentando en su miembro, me detenía si el dolor era mucho, me devolvía un par de centímetros y volvía a sentarme lentamente.
Finalmente quedé sentado en su pelvis sintiendo su miembro en mi estómago.
Esperé un momento y comencé a levantarme y sentarme lentamente, el siguió mi movimiento mientras que con su mano me masturbaba. Eso hacía más agradable la penetracion, yo subía y bajaba, el me empujaba a fondo.
– Espera, voy a acabar – le dije sacando su mano de mi miembro.
La verdad es que ahora no quería terminar, seguimos cogiendo y dos o tres minutos después comencé a tirar chorros sobre su estómago, estaba acabando sólo con su miembro.
El siguió un par de minutos más levantándome con su pelvis antes de comenzar a descargarse dentro de mí.
Después de unos minutos descansando no fuimos a la ducha.
– No te habían cogido antes? – me preguntó.
Yo miraba su miembro pensando que lo había tenido todo adentro.
– No, me da vergüenza lo que pasó – le dije.
– Vergüenza por qué? –
– No sé, por dejarme coger – dije sin levantar la cabeza.
– Espera, mírame a los ojos, no tienes porqué sentir vergüenza, es rico tener sexo anal, a mi me encanta –
– Te gustaría que yo te lo metiera? – le pregunté mirándolo a los ojos.
– Me encantaría que lo hicieras – dijo masturbando mi miembro flácido.
Terminamos de ducharnos y nos fuimos al living donde estaba Grace fumando y bebiendo.
– Cómo estás? – me preguntó pasándome el vaso mientras me sentaba a su lado.
– Bien, aunque un poco adolorido – le dije con una sonrisa.
– Pero eso es normal al principio, a mi me pasó lo mismo la primera vez –
– Una tuviste un amigo con el que masturbarte? – me preguntó Paul.
– Sí, pero eramos niños, tendríamos 11 o 12 años – respondí.
– Pero sólo se masturbaban? – preguntó Grace.
– Bueno, al principio, pero después cogiamos si había una oportunidad.
– Yo también hice lo mismo cuando chico, creo que a todos nos pasa, estamos en la pubertad y el deseo golpea tu puerta – dijo Paul.
– Espero que no te sientas mal, a mi me gustas y es rico coger contigo, está todo bien- dijo ella mientras acariciando mi pierna.
– Pienses que por lo que pasó eres gay, el sexo es rico y no tiene que ver con la orientación sexual – dijo Paul levantándose y arrodillado entre mis piernas tomó mi miembro que Grace había estado moviendo durante la conversación y lo introdujo en su boca.
Comenzó a chupar tan rico que con los ojos cerrados no hubiera podido distinguir entre él y ella.
Ella me besó en la boca, unos besos deliciosos, metía su lengua y jugaba con la mía, yo acariciaba sus pechos mientras Paul metía mi miembro hasta su garganta.
– Esperen, vamos a la cama – dijo Grace.
Continuará….
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