Todo eso, queda entre amigos.
Varios amigos una noche que se encontraban aburridos se pusieron a beber, luego se pusieron hablar de mujeres, y luego se comenzaron a tocar, al final todos terminaron cogiéndose mutuamente. .
Todo eso, queda entre amigos.
Ya serían cerca de las doce de la noche, cuando apareció la patrulla de la policía, y nada más de verla supimos que era hora de retirarnos, pero como lo cierto es que la mayoría de nosotros ya nos encontrábamos un poco picados, y con ganas de seguir bebiendo.
Uno de los chicos, nos comentó que podíamos ir a una casa propiedad de su familia, en las afueras del pueblo, así que la mayoría de nosotros aceptamos, y como quedaba cerca nos fuimos a pie.
Así que después de que entre los que decidimos aceptar su invitación, reunimos lo suficiente como para comprar varias botellas de ron y salimos del pueblo.
Apenas llegamos nos pusimos a beber, y seguimos, hablando de mujeres, contando chistes pero después de un buen rato de estar tomando, y volviendo a contar los mismos chistes tontos, seguimos hablando de las mujeres que conocíamos.
Que, si fulana si la afloja, que la hija del carnicero le gusta que le den hasta por el culo, que una de las maestras de la escuelita es lesbiana, y su esposo no lo sabe.
Bueno ya nos encontrábamos algo más que tomados, cuando el que nos invitó a la casa, diciendo que tenía mucho calor se quitó la camisa.
Al poco rato la mayoría de nosotros lo habíamos imitado, y eso fue motivo para seguir riéndonos, pero del gordo, ya que, por lo grande de sus pechos, parecían un par de enormes tetas.
Y en medio de la jodedera uno de mis amigos, le pregunto a manera de broma que, si se las dejaba tocar, a lo que el gordo contesto en sin ponerse bravo, que sí, siempre y cuando a su vez también le mamase la verga.
Ya para esos momentos las palabras del gordo nos trajeron a la memoria, cuando siendo más chicos, en ocasiones nos masturbábamos todos juntos, y en más de una ocasión, alguno de nosotros se la hacía a otro, y viceversa.
No me acuerdo quien fue el primero en quitarse los pantalones, pero después de un buen rato, ya todos estábamos en interiores, contando, o mejor dicho inventando cosas sobre algunas de las mujeres del pueblo.
Al punto en que alguno se comenzó a masturbar, era prácticamente como cuando todos éramos adolescentes, y porque no lo voy a decir, yo también me puse a jalarme la tripa.
Entre lo que habíamos bebido, el estar hablando de sexo, y estar masturbándonos, nos comenzamos sentir mucho más excitados, en mi caso cuando escuché a uno de ellos preguntarme si me gustaría que él me la hiciera, al mismo tiempo que yo a él, sin pensarlo mucho le respondí que sí.
Realmente, o por lo menos yo no deseaba acabar de inmediato, y así se lo hice saber a mi amigo, el cual me pidió lo mismo.
Suavemente agarré su verga, al tiempo que él agarraba la mía, ante la mirada de los presentes.
Y mientras nos las jalábamos mutuamente, de momento veo que al gordo tras quitarse los grandes boxes que aún tenía puestos, entre los otros dos, comenzaron a acariciar sus grandes pechos.
Incluso uno de ellos, hasta se los comenzó a besar o lamer como si fueran las tetas de una mujer, al mismo tiempo que el otro que nos acompañaban, acariciaban y agarraban la verga y las bolas del gordo.
Así que entre los cinco de momento nos encontramos participando de una orgía, a medida que el que estaba conmigo, y yo nos continuábamos masturbando mutuamente.
Tanto él como yo poco a poco nos fuimos pegando más él uno al otro, al punto que sin dejar de masturbarnos comenzamos a besarnos.
En mi vida yo había besado a otro hombre, pero poco me importó en ese instante, ya que se sentía tan rico que mi amigo me estuviera haciendo la paja, que el besarnos fue como algo extra, dentro de nuestra excitación.
Ocasionalmente les daba un vistazo a los otros, y a diferencia de nosotros, no tan solo se estaban besando, y acariciando por todas partes, sino que ya uno mantenía la verga del gordo dentro de su boca, propinándole una sabrosa mamada.
Al tiempo que el otro, estaba colocado tras el gordo, acariciando sus pechos y restregando su verga contra las nalgas del gordo, que se movía de lado a lado como si realmente ya lo tuvieran clavado.
Pero entre mi acompañante, y yo surgió una pequeña diferencia, tanto yo como él queríamos comerle el culo al otro.
Hasta que llegamos a un punto que ni él ni yo, queríamos ceder en ser el primero, ya a mí se me estaban quitando las ganas, cuando él me propuso que lo hiciéramos a un mismo tiempo.
La verdad es que cuando lo escuché, pensé. “Este me quiere coger de pendejo.” y ya estaba a punto de mandarlo al coño de su madre, cuando comenzó a decirme. “Mira yo nunca lo he hecho, pero se me ocurre que, si los dos nos recostamos, tu sobre mí, o yo sobre ti, pero en lugar de cara a cara, yo coloco mis pies hacía tu cara, y tu colocas tus pies hacía mi cara.
Tras pensarlo por unos segundos, imaginándome como quedaríamos, pensé que quizás si era posible que eso funcionara, me di cuenta de que mi verga alcanzaría su culo y la del el mío.
Sin demora alguna, y sin dejar de pajearnos, nos colocamos en esa posición, al principio nuestras vergas chocaron la una contra la otra, y por un corto rato nos las restregamos mutuamente.
Pero tras él, y yo abrir nuestras piernas, y doblarnos, nuestras respectivas vergas quedaron justo frente al esfínter del otro.
Poco a poco mutuamente comenzamos a movernos, y fue cuando comenzamos a sentir a un mismo tiempo, como nos penetrarnos el uno al otro.
En cierto momento estuve ganas de hasta quitarme, por el dolor que me producía la verga del penetrando mi culo.
Y pensé que él sentía otro tanto igual, pero al mismo tiempo, el placer de estar penetrándolo a él, hizo que continuase sin fijarme tanto en el dolor.
Entre doblar un poco más las rodillas, e ir empujando nuestras caderas, finalmente tanto él como yo, nos habíamos penetrado por completo el uno al otro, hasta que comenzamos a movernos rítmicamente, y el placer fue en un franco aumento.
Sentía como su dura, y caliente verga me entraba, y salía prácticamente por completo de mi culo, mientras que la mía lo hacía dentro del suyo.
Con nuestros brazos nos apretábamos más y más, sin dejar de decirnos mutuamente lo mucho que nos gustaba estar haciendo eso.
Hasta que, al centrar mi vista en nuestros otros amigos, vi claramente que al gordo uno de sus compañeros, continuaba mamando su verga, como si fuera un cabrito muerto de hambre.
Mientras que el otro, abandonó las grandes nalgas del gordo, y se encontraba penetrando al que estaba mamando, salvajemente por el culo, que movía sus nalgas de manera frenética, mientras que sin vergüenza alguna se besaba con el gordo.
De no ser por lo incomoda de nuestra postura, creo que tanto él, como yo lo hubiéramos seguido hasta acabar el uno dentro del otro.
Pero cuando uno de los que estaba con el gordo, que le daba por el culo al otro, propuso alegremente que hiciéramos un tren, todos aceptamos, sin pensarlo mucho.
El gordo también se apuntó, y finalmente al que le estaban dando por el culo, también aceptó, pero con la condición de querer ser la locomotora.
De inmediato él se puso en cuatro, de tras de él se colocó el resto de nosotros, siendo el último el gordo.
Por largo rato nos mantuvimos en el tren, dando y recibiendo al mismo tiempo, mientras que el gordo y el que quería ser la locomotora, se colocaron en los extremos.
Siendo el Gordo el último, mientras que el resto de nosotros disfrutábamos, de lo mejor de los dos mundos.
Después del tren, al gordo se la siguieron mamando, mientras que yo sin mucha presión por parte de uno de mis amigos, dejé que me clavase su verga, al tiempo que yo se la mamaba a otro.
Sin temor a equivocarme, creo que ninguno de nosotros cinco antes habíamos hecho algo similar ni parecido.
Cuando me desperté ya cerca de las 9 de la mañana, tenía sobre mi cuerpo al gordo, y en mi boca la ya mustia verga de uno de ellos.
Toda mi cara estaba llena de leche, y mi culo completamente abierto, como si fuera una ponchera, de las veces que me clavaron mis amigos sus vergas.
Después de darme un duchazo, me vestí y me marché sin hacer ruido.
Ya estando en mi casa, comencé a ver como todos, y cada uno de mis amigos regresaba a la suya, sin decir nada, ni tan siquiera saludar.
Como a las dos semanas, los cinco nos volvimos a reunir, pero en la licorería, volvimos a comprar ron, y como si nada hubiera pasado entre nosotros, regresamos a aquella casa, y ya casi llegando se nos sumaron tres amigos más.
Todos continuamos bebiendo, después fumamos, y no había pasado más de una hora, cuando uno de ellos, y yo por perder una tonta apuesta, nos encontrábamos completamente desnudos.
Pero no conformes con eso seguimos apostando, y a la vez perdiendo, por lo que como penitencia nos ordenaron que nos besáramos y nos acariciáramos como si fuéramos novios, sin vergüenza alguna lo hicimos.
Así que a medida que tanto él como yo nos besábamos, y nos acariciábamos mutuamente, en especial nuestras nalgas, también comenzamos a masturbarnos mutuamente.
Al poco rato el resto de los chicos sacaron sus vergas, y sin que nos lo pidieran, nos pusimos a mamárselas.
No pasó mucho rato cuando ellos nos separaron, y todos se quitaron la ropa, tres de ellos me agarraron a mí, y los otros tres a mi compañero, luego nos separaron.
Al levantar la vista que me encuentro con una verga frente a mi cara, por lo que sin dudarlo por un instante me dediqué a mamarla, al tiempo que otro de los chicos comenzó a penetrarme por el culo, mientras que al tercero lo masturbaba gustosamente.
En cierto momento volteé a ver a mi compañero, y al igual que a mi lo tenían mamando y dándole sabrosamente por el culo.
A medida que los dos nos estábamos dejando dar por el culo, y mamando vergas, al ver a mi amigo dejándose hacer todo eso, al mismo tiempo que yo movía mi culo como una puta, y chupaba con fuerza la verga que tenía dentro de mi boca, pensé que él era maricón.
Sin darme cuenta de que yo estaba gustosamente dejándome hacer lo mismo, pero moviendo mis nalgas con mucha más fuerza, sintiendo como me entraba y salía aquella verga que tenía dentro de mi culo.
Esa noche, creo que me dejé dar por el culo por todos ellos, y les mamé sus vergas hasta tragarme toda su leche.
Al siguiente día nadie dijo, ni comentó nada de lo sucedido, ya que todo eso quedo entre amigos.
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