TOÑITO -Entregado por Primera Vez
Toñito, virgen y pueblerino, se entrega por primera vez a su AMO y SEÑOR..
Una suave y cálida brisa se deslizo por la desnuda piel de sus piernas causándole un fuerte escalofrío que recorrió desde la base de sus muslos hasta concentrarse en su virginal anito. ¡Claro! La situación no era para menos. Nunca antes se hubiese imaginado el estar ahí, a gatas, a la puerta de “su” casa. Mucho menos hubiese pensado que estaría en cuatro como el perro que era llevando encima la camisola de su equipo favorito de futbol. SI, esa camisola guardada por tanto tiempo y con tanto cariño pues su padre se la había regalado hace años en una visita a la ciudad para ver ganar a su equipo favorito. Y justamente HOY, al no haber encontrado algo más que se pareciera a un camisón se lo había puesto para complacerle a él. Y sí. La vergüenza le invadía porque el atuendo era rematado por… si… por un apretadito o mejor dicho apretadita pantaletita de color negro que le remachaba los huevos pegándoselos a su bajo torso. Pensó que era una buena idea cuando su prima los dejo olvidados en el tendedero la semana pasada más ahora que se los ponía caía en cuenta de que su voluminosas nalgas se sobresalían por todos lados y su pequeño… SI… su pequeño tallo aun siendo tan pequeño al estar tan erecto como se encontraba en ese momento jalaba la tela de tal manera que le rozaba encajándose en ciertas partes tiernas de su delicada pielecita.
Todo esto lo notaba mientras la corriente de aire le acariciaba sus suaves y lisos muslos. ¿Habría que ser tan loco para exponerse así? ¿Habría que ser tan… tan… si… tan PEN-DE-JO como para dejarse llevar por la calentura contenida y acceder a complacer a alguien de esa manera? Y si… ¡PUTA MADRE! Mil imágenes pasaron por un segundo en su mente. Noticias de todo tipo: violadores, asesinos, desalmados por un lado, enterrados aquí y allá. Por otro lado, ¿Cuántas veces no había escuchado las burlas en su pueblo respecto a quienes…? ¿Y si se enteraran? ¿Y si ellos supiera que yo…? Tan solo escuchaba. Escuchaba y callaba lo que solamente muy dentro de él sostenía en su alma.
¿Quién lo hubiera pensado? Tan solo hace unos meses aquel chiquillo pueblerino recién avenido a la gran ciudad se maravillaba por el bullicio de la misma. ¡¡UFFF!! El corazón no le cabía en el pecho al saber su destino. El estar ahí y cumplir con lo por tantos años añorado. La cara de satisfacción de sus padres al acompañarlo y ayudarlo con lo necesario. Estudiar en la universidad tal y como su padre lo había hecho. ¡NO! No es que fuera un pueblerino inocente. Ya con anterioridad había visitado la ciudad. Ocasiones por los familiares de sus tíos no le faltaban pues como buena familia se compartían todo tipo de festividades y hasta temporadas vacacionales pero ahora era diferente. Ahora aquel joven se establecía casi por su cuenta y por primera vez empezaba a gozar de una limitada independencia pero que era altamente apreciada. Ser hijo único y vivir en su provinciana localidad donde todo mundo se conoce se sentía como si no saliera de casa. Todos los ojos siempre puestos en ti. Cualquier cosa que hicieras como por arte de magia era conocida por todo el pueblo y en especial por sus cariñosos pero estrictos padres quienes por su propio bien no lo dejaban ni a sol ni a sombra recomendándole en todo momento la rectitud de una vida decente y alejada de problemas hasta hacerlo sentir ahogado por aquel abrumante cuidado parental.
Pero ¡BUENO! Ni todos esos cuidados pudieron evitar lo que la naturaleza te tiene deparado. ¿Cómo olvidar aquella tarde? ¿Cómo olvidar aquella “fiesta”? ¿Cómo olvidar a…aquel “vecino”? ¿Conocido? Más bien casi hermano. Toda una vida de conocernos. SI, pero como dijo aquel locutor alguna vez, “¿Cuál es la diferencia entre un hetero y un gay?” Toño sonreía picaronamente al recordar la respuesta: Un SIX. SI, pero de un six de cervezas.
Maravillosamente en su caso ni siquiera había sido necesario un six sino tan solo un par. Unos cuantos tragos bastaron para bajar sus defensas y en su caso acceder sumisamente al reto de su vecinito. Un par de botellas combinado con el ego inflado. Una estúpida discusión de pubertos.
-Yo soy mejor. ¡Tú vales madre!
-¡Tas wey! En el FIFA me la pelas.
Unos segundos y la suerte estaba echada. La apuesta en su lugar. Solo basto con unos segundos para que su alcoholemia se le bajara. ¿O será que todo estaba premeditado por el conocido?
El seguro de la puerta fue puesto en su lugar para evitar testigos innecesarios. Toño, la víctima, el perdedor, se situó obedientemente como manso cordero entre las piernas del ganador. Y es que no contento con cobrar la afrenta el pueblerino puberto le exigió para humillarle más hacerlo en calzones según sus propias palabras para imaginarse a uno de los tantos femeninos culos vírgenes que en la plaza se meneaban y a los cuales le traía ganas. Aunque secretamente aun siendo macho sus miradas se habían deleitado por años viéndole el gran culo a Toño y ahora finalmente deseaba disfrutarlo como aquella tarde lo hizo.
“ME LA PELAS” aquella frase el detonante de la situación. Toñito recordaba claramente aquella TARDE-NOCHE. La música a todo lo que daba. Sus papás y sus tíos y demás conocidos tomando cerveza al fondo del extenso patio. Un par de calenturientos perdidos en una fiesta de adultos escapándose del aburrimiento en la soledad de una habitación apartada del mundo.
-¡CUMPLEME WEY! No te hagas pendejo-le espeto su verdugo.
Con harta vergüenza extendió su mano y con extrema cautela agarro el caliente garrote que su compañero le urgía a atender. Al contacto brinco vibrando con vida propia causándole temor a Toñito. La verdad era que de reojo siempre los había visto desde tiempo atrás aunque con gran cautela no fuera a ser descubierto y ser tachado con todos aquellos motes a todo aquel que es “diferente”, puto, marica, lamehuevos, torcida, maricón, etc. Motes que en aquel pequeño pueblo le hubieran marcado de por vida.
El grueso palo turgente lleno su visión por completo y no tardó mucho en atraparle para siempre. Mucho más cuando al vaivén de su mano su compañero parecía transfigurado y los gemidos ahogados se alcanzaban a escuchar aun por encima de la música.
-Si wey. Si…así…-le urgía su compañero mientras su mano subía y bajaba prodigándole la caricia prohibida.
-¡AHHHHHH! ¡Qué rico!-comentaba su compañero dejándose llevar por el placer recibido.
Todo fue como un sueño. ¿O pesadilla tal vez? La fuerte mano en su cabeza forzándolo a acercarse a la bulbosa cereza que sobradamente sobresalía por encima de su mano. Aquel olor que parecía inundar el espacioso cuarto de pueblo. El gusto de las papilas al rendirse y ser arrastrado sumisamente y paladear aquel caliente pedazo de carne viva. Los gemidos transformados de su compañero como nunca lo había escuchado y el gran cambio de personalidad al imponérsele a su persona en una manera viril y dominante como jamás le había visto.
Y es que Toñito lo ignoraba pero toda su vida había sido entrenado para dejar su voluntad de lado. La castrante educación le había convertido en un muñeco obediente. Era fácil que cualquier persona le pidiera algo y su respuesta negativa jamás fue ni tan siquiera contemplada toda su vida y más en aquella calurosa tarde. Cuando vino a darse cuenta, Toñito se encontraba empinado en la cama de su amigo con los calzones bajados a media pierna tronados después de que su iniciador le urgiera a abrirse más para acomodarse.
La verga entro. Entro físicamente pero mucho más mentalmente cambiándole la vida para siempre. Toñito no recuerda bien haber sentido placer como en los videos o como en las tantas historias que después devorara tratando de hallar una respuesta. Solo sabe que entro. Entro en el sellando su destino para siempre.
¿Placer? “No lo sé. No lo supe. Solo recuerdo sentirme… lleno. Sentirme… pleno. Solo recuerdo el fuerte agarre de sus manos posicionados en mi cintura atrapándolo como si quisiera NO dejarme escapar.” El golpeteo y el FLAP, FLAP, FLAP. Aquel sonido chistoso que se escuchaba cada vez que su captor hacia al sodomizar mi culo por primera vez. Esas palabras son las que ANTONIO recordaba diciéndose a sí mismo cuando en más de una ocasión platicaba consigo mismo tratando de encontrar una respuesta a aquella cálida tarde.
Pero… en cuanto todo acabo. Toñito se levantó presto. Sintió su culo punzando al tratar de acomodar su roto calzón. Sin decir nada en silencio solo observo como su vecino se desplomaba patiabierto y expuesto después de haberlo fecundado. Ni siquiera hizo el amago de limpiarse y al caminar un delicado hilillo húmedo le hacía cosquillas al paso mientras se dirigía cual autómata a su casa. Huyo de aquel lugar lo más rápido que pudo dejando en aquel oscuro cuarto su virginidad mancillada. Llegando el agua de la regadera limpio todo rastro de aquella culpa que le apresaba por dentro. La noche fue larga. No durmió. Pensando en que…
Esa fue la última vez que jugo con su amigo al FIFA. Todo cambio a partir de ahí y sin decir palabra en un entendido silencioso ambos se alejaron uno del otro para siempre.
**********
El chirrido de la puerta lo saco de su red de recuerdos. Al mismo tiempo la claridad junto con la suave ráfaga de viento le provoco una sensación de escalofrío recorriendo desde la base de sus nalgas hasta su nuca. ¿Fue el suave viento que le acariciaba el que provoco aquella sensación? O tal vez, la confirmación de que SU SEÑOR ya había llegado por fin después de un dificultoso trayecto hasta aquel coto perdido en la periferia de la ciudad.
SU corazón empezó una ligera taquicardia de ansiedad. Obviamente no se atrevió a emitir sonido alguno pero por dentro suplicaba con gritos que SU AMO cerrara la puerta lo más pronto posible para que ninguno de los vecinos metiches lo viera ahí empinado a cuatro patas en calzones de vieja sin embargo estaba plenamente convencido que había sido el quien se lo había buscado y la plática que sostuvo con su SEÑOR, su nuevo DUEÑO le hacía obedecer sin rechistar si es que quería que esta experiencia se llevara a cabo.
¿AMO?, ¿DUEÑO?, ¿SEÑOR? Se asombró el mismo captando esas marcas en su línea de pensamiento. SU otro YO interno se rio, se burló de sí mismo. ¿Cómo puedes hablar de TU señor cuando ni siquiera te ha…?
El portazo de la puerta le hizo brincar y a pesar de que en su interior sentía la necesidad de voltear a verlo, las órdenes precisas eran claras y se sentía con la necesidad de respetarlas. Así que muy conscientemente se esforzó por mantener su mirada hacia el frente.
-¡Vaya, vaya!-escucho aquella voz varonil por primera vez. Aquella voz retumbo como trueno en el semivacío lugar. A pesar de que llevaba puestos unos tenis Adidas grises con rayas azules que fue todo lo que Toñito pudo vislumbrar aquella tarde, pudo escuchar sus pasos desplazándose a su alrededor. Y es que su señor, mote que desde ese momento se clavó en la sumisa mente de Toñito, se dio amplio gusto moviéndose en semicírculo admirando aquel hermoso y frondoso culo que se le regalaba en bandeja de plata.
Si Toñito hubiese tenido permiso hubiese visto a su Señor caminando en semicírculo con una cara de lujuria incontenible al encontrarse a aquel yogurcito ofrecido. Y es que a pesar de haberlo gozado ya en las fotos que le había pedido no se podía imaginar la joya que se había conseguido hasta que lo encontró ahí empinado luciéndose como tal en la vida real. Sin embargo el viejo zorro no se dejó llevar por las apariencias. Sabía muy bien de que iba aquello así que todos aquellos pensamientos se los guardaría y no le dejaría saber a su recién adquirido perro cuanto placer le causaba su vista. AL contrario, después de haberse deleitado con la vista, tomo posición y sin miramiento alguno lo primero que hizo fue:
-¡PUM!- una patada resonó en aquella pequeña y olvidada casa. EL empeine del zorro se estampo ampliamente en las voluptuosas nalgas semidesnudas de Toñito proyectándolo y haciéndole perder el precario balance que tenia ya que por la sorpresa se había relajado y la patada casi hizo que estrellara el hocico en el duro y frio suelo.
Apenas si pudo recuperarse cuando sus nalgas fueron castigadas nuevamente.
¡Pum!
¡Pum!
¡Pum!
En cuestión de segundos las rebosantes nalgas el sumisito recibían una dosis de castigo por primera vez en su vida. La verdad es que su verdugo no se empleó a fondo. Utilizando su sabiduría al respecto sabía que esa primera demostración de ¿Poder? solo establecía el primer contacto grabando en la mente del crio su posición inferior y estableciendo la fuerte ley de la selva donde el macho Alfa es quien marca las pautas del encuentro.
Las patadas no fueron en realidad dolorosas pero dejaron una honda huella humillante en Toñito quien por primera vez era objeto de castigo y escarnio. Su ansiedad interna creció exponencialmente. Si aquello fue el primer contacto, ¿en qué diablos se había metido? Por segundos su corazón se desbordaba en taquicardia y nuevamente su mente loca se disparó pensando en lo peligroso del encuentro. ¿Y si aquel perverso era un criminal consumado? ¿Y si no nada más quería sexo sino algo más? ¿Qué tal que lo quisiera atacar? Toñito recordaba su única pelea cuando aún era un chiquillo. Jamás había sabido defenderse. Aquella tarde fue objeto de burlas que le acompañaron por largo tiempo cuando el chico de la tienda le había dado una tunda enfrente de todos. ¿Cómo podría defenderse en caso de que…?
Todas aquellas ideas rebosaban angustiosamente su mente cuando sintió un gran peso encima de él y al mismo tiempo un fuerte agarre en su nuca le hacía despertar nuevamente a la realidad de su situación.
Su señor se había apoltronado con todo su cuerpo sentándose en su espalda como si de un potrillo se tratase. EL fuerte agarre no le daba la oportunidad de distraerse y una sonora y ardiente nalgada le hizo reaccionar obedientemente al mismo tiempo que un fuerte ¡Arre yegua! le anunciaba que tendría que moverse con aquella pesada carga a cuestas. Fue una gran ventaja que la pequeña casa estuviera casi desamueblada pues esto le dio libertad de movimiento. A pesar de su juventud y el poco trabajo de pueblo que hasta poco antes había realizado Toño no estaba acostumbrado y pronto tanto sus brazos y sus gruesas piernas empezaron un ligero temblor por el esfuerzo realizado. Aquella muestra de debilidad excito aún más a su amo quien percibió la delicadeza del capullo. El fuerte agarre en el cabello de su cabeza le dirigía hacia donde su amo le parecía más adecuado. Recorrieron la sala un par de veces dándole la vuelta. La atravesaron de un lado al otro y cuando al final acabaron en la puerta del cuarto del fondo su señor pregunto con aquella voz atronadora que quemaba sus oídos:
-¿Este es tu burdel putito?
Moviendo la cabeza en señal de negación Toñito respondió solo para llevarse una vez más una atronadora nalgada que le hizo respingar a pesar del peso.
-¿Qué no tienes hocico?- le espeto su Amo.
-NO…digo…si…-las palabras fueron cortadas de tajo cuando sus frondosas nalgotas fueron castigadas con gran fuerza nuevamente dejando bordeado los dedos en la blanca y suave piel.
-¿Estas pendejo o qué?- le incrimino su Señor mientras le halaba la cabeza haciéndole echar su cabeza hacia atrás de tal manera que parecía que se la fuera a arrancar.
-Mi cuarto es el de allá- contesto con voz apenas audible mientras hacia un esfuerzo sobrehumano tratando de mantener la postura y su mano señalaba justo el cuarto del lado opuesto, el cuarto que estaba a un lado de la entrada y daba a la calle en el lado opuesto de donde se encontraban.
-¡¡ARRE!! Animal pendejo- le escucho decir mientras le jaloneaba el cabello azuzándolo a encaminarse hacia su cuarto de martirio.
Después de haberle desmontado su hasta ese momento único AMO procedió a vendarle los ojos antes de que cualquier otra cosa sucediera causándole aun mayor terror al bello e inocente Toñito pues aquella extraña mezcla de sentimientos encontrados de placer y temor le recorrían y aunque pensaba disfrutar el momento no por ello dejaba de recelar y tener una alta expectativa de que las cosas se podrían salir de control y causarle algún mal mayor en cualquier momento.
Un fuerte jalón de cabello le hizo acomodarse de cierta manera en la cual podía adivinar se encontraba entre las piernas de su SEÑOR. Una sonora cachetada le cruzo el rostro haciéndole poner atención a las instrucciones.
-¡ATIENDEME PUERCO!- le grito su SEÑOR con aquella voz varonil y atronadora por la cual Toñito rogaba no se esparciera por todas las delgadas paredes del coto haciendo que TODA la moderna vecindad se enterara de su extraña aventura y le fueran con el chisme a su tío dueño de la casa.
La verdad es que TOÑITO se quedó atónito. Aun cuando había leído relatos y en multitud de ocasiones había devorado relatos eróticos de diversa índole en ese preciso instante se sintió el ser más estúpido pues realmente no sabía cómo proceder al respecto. Aunque se esforzó a su máximo en recordar las múltiples conversaciones llevadas a cabo antes de, en ese momento su mente se encontraba totalmente en blanco.
-¡BESA LAS PATAS DE TU DUEÑO, PERRO!- le dijo antes de voltearle nuevamente el hocico con otro inmisericorde cachetadón que le dejo el rostro ardiente. La verdad es que siendo hijo único Toñito siempre había sido bastante mimado en su casa y aunque su padre era sumamente estricto NUNCA JAMAS le había tocado la cara por lo cual Toñito en ese momento se sintió extremadamente vulnerable y si no fuera por el pañuelo que cubría sus grandes ojos su master hubiese podido apreciar como el esbozo de una lagrima amenazaba con escapar.
Muy obedientemente aquel hermoso efebo palpo con sus manos la posición de los pies de su MASTER y dócilmente se inclinó ante él para obedecerle. Mansamente y sintiendo la humillación correr por sus venas los labios de Toñito tocaron el duro cuero del calzado del SEÑOR y como si fuese la mejilla de algún amado los besos se fueron depositando sutilmente a lo largo de toda la prenda.
Como respuesta a su mansedumbre, Toñito solo recibió una patada en su rostro conminándolo a cambiar de extremidad cuando a su amo le vino en gana. SI hubiese tenido el rostro descubierto hubiese podido notar la lasciva mirada con la cual su DUEÑO se regocijaba al verle cumplir sus primeras órdenes.
-¡APURATE CABRON!-le rezongó su captor sin mostrar simpatía alguna.
Toñito se esforzaba de verdad en cumplir aquella primera orden a pesar de que empezaba a sentir en su boca el polvo depositado que iba recogiendo. Empezó a sentir la suciedad en su cara pero no por ello se detuvo sino al contrario alargo su cuello y se inclinó hacia los lados para cubrir por completo su encomienda. La cara se le había puesto por completo roja. Tal vez por el esfuerzo cometido o tal vez por la humillación de la que estaba haciendo objeto. O tal vez, pudiese ser por la combinación de ambas junto con el hecho de que internamente empezaba a sentir un fuego interior inexplicable. Prueba de ello era el manchón húmedo de tanta secreción saliente de su pequeño penito.
Después de haber cumplido aquella primera orden y haber retirado los zapatos de su señor, la cabeza de Toñito fue halada de tal manera como si se la fueran a arrancar. Su AMO y SEÑOR lo culimpineo ordenándole enterrar su nariz en el apestoso tenis ya que Toñito había cometido el gran error de haberle confesado a su AMO la gran curiosidad que tenía por olerle pues siempre era una de las cosas en las que se había dado cuenta le excitaban estando allá en su pueblo. Cuando era rodeado por los otros trabajadores del campo. Aquel olor de hombre sudado le llamaba poderosamente la atención y siempre se había preguntado si aquello era un índice de su naciente atracción por las personas de su mismo sexo. El olor agrio le inundo y Toñito sucumbió al instante. Aquel olor le inundo las fosas nasales y aunque le costaba trabajo aspirar por la pequeñez del espacio, la recompensa le estremecía haciéndole sentir muy sucio pero pleno.
El pequeño cerebro de Toñito no alcanzaba a procesar el cúmulo de emociones que le propinaba aquel culposo placer cuando a este se le agrego aún más sentir como aquella delicada prenda robada a su prima era halada bruscamente causándole estragos en su delicada piel y como en ese momento empezaba a sentirse invadido en su parte más íntima.
Mientras sus fosas nasales eran invadidas por el concentrado olor de días de aquel calzado, Toñito sentía por primera vez el contacto piel a piel en sus frondosas nalgas. Su AMO se dio gusto toqueteándoselas todo lo que quiso. Sus manos recorrieron claramente toda su extensión proporcionándole un placer que le sorprendió. Recordaba como de chiquillo ante el menor asomo de contacto furtivo la mayor parte de las veces malintencionado, a sabiendas de las habladurías del pueblo, Toñito siempre se zafo y hasta se hizo el ofendido. NO jamás iba a permitir que lo tacharan de…
Sin embargo en este momento, ese contacto, esas caricias, ese tocamiento le estaba volviendo simplemente loco. Le era difícil precisarlo pero el contacto piel con piel en su trasero, aquellas manos de toque suave y delicado le prodigaban caricias que estaba dispuesto a pagar cualquier precio con tal de jamás dejar de sentirlas.
El extraño siguió con una rutina bien establecida recorriendo el objeto del deseo y poco a poco se fue centrando más en su objetivo al grado de desacomodar la femenina prenda que le cubría.
Por primera vez su ano era visitado por un extraño objeto causándole un profundo sentimiento de vergüenza. Con gran facilidad al principio la pequeña bola rosada de plástico empezó a visitar su cerrado culito. Con gran maestría su culo empezaba a entregarse con repetidas acometidas de la más pequeña bolita. Entraba y salía manejada por un experto causándole un extraño cosquilleo. Las primeras acometidas fueron lentas abriéndose espacio pero después como si del aguijón de una aguja industrial se tratase el Amo se encargó de entrar y salir a mil por hora por cierto tiempo que considero el suficiente para interesarle y empezar a calentarle. Poco a poco las fue haciendo más lentas y paulatinamente empezó a profundizar. Hizo que entrara la segunda y la tercera provocándole ciertos estertores de placer momentáneos. Ya para entre la cuarta y sexta la cosa empezaba a cambiar pues el hermoso placer del principio se iba convirtiendo paulatinamente en una ligera incomodidad que a pesar de la gran lubricación del juguete le empezaba a estirar las paredes de su arrugado ano.
-¡Shhhhhhhh!-se le escapó de su boca retumbando en sus oídos por el nuevo y oloroso zapato en el cual mantenía enterrada su nariz. De hecho, el primer le esbozo de dolor le había hecho aspirar por su boca parte del aire atrapado en el zapato haciendo que se fumara el olor de este.
Sin embargo, sus lastimeros quejidos no tuvieron efecto alguno en su verdugo quien no cejo hasta terminar de meterle una a una todas las bolsa que conformaban aquella vara de plástico rosa quedando solo la manivela para manipularla y sacarla y con la cual se divirtió su DUEÑO dándole palmetazos que hacían que se moviera por fuera de su cola pero que alcanzaban a hacerle sentir cierto movimiento interno de sus recién ocupados intestinos.
No contento con aquello y como respuesta a sus delicados quejidos, la FIERA le propino sendas y dolorosas nalgadas castigándole por su reticencia al placer que se le estaba proveyendo.
-¡PAZ!
-¡PAZ!
-¡PAZ!
Una tras otra, las blancas nalgas de TOÑO fueron azotadas sin misericordia. Una tras otras se posaron en diferentes partes de sus tiernitas nalgas que para deleite de su ajusticiador quedaban temblando tanto por el miedo como por la gordura que las conformaba. Una y otra vez el AMO fue dejando huella en la delicada y blanca piel nunca antes expuesta ante nadie. Dedos rojizos quedaron pintado más que en forma física en forma espiritual en el ánimo del recién estrenado sumiso que por momentos se lamentaba su primer contacto.
En un momento dado el contacto ceso y solo se escuchó el jadear de ambos: el castigador y el castigado. Uno jadeante del esfuerzo incrementado por el placer de su actuar mientras el otro… el otro jadeaba por la oleada de sentimientos internos que le inundaban y aunque no se lo preguntaba explícitamente su pequeño cerebro no alcanzaba a entender como era que mientras su cuerpo físico le reclamaba el dolor causado un algo interno le causaba un extraño placer al encontrarse en aquella bizarra situación.
Nuevamente el dolor de su cabello al ser apuntalado en posición de rodillas le acometió y el fuerte tirón al retirar la bandana sobre sus ojos le hizo fruncir el ceño cuando la luz de la ventana le dio en los ojos.
-¡Sin voltear putito! Solo ve lo que te vas a comer.-le recrimino con firmeza.
Enfrente de sus ojos se dibujaba en aquel pantalón un tubo de carne que sobresalía perfilado por la tela.
-Abre tu “RE-GA-LI-TO”- le ordeno con un dejo burlón que atravesó los oídos de Toño.
Con una especie de ansiedad, Toño procedió a seguir las órdenes. Le costó trabajo destrabar el cinturón y luego desabotono para bajar el cierre de la bragueta. Las manos le temblaban al estar haciendo aquello y finalmente ante su vista apareció aquel volcán blanco. Su MASTER portaba por ropa interior un sexxxy calzón blanco que le remarcaba el paquete transparentando aquella víbora de carne domada por la fina tela. Fueron escasos segundos, pero suficientes, en los cuales Toño se regocijo admirando tan anhelado tesoro.
Su admiración fue interrumpida cuando su cabeza fue apresada por ambos lados y con gran fuerza su cara se proyectó sobre aquel pedazo de carne hirviente. SU rostro se estrelló repentinamente y su cara fue restregada sin misericordia en aquel protuberante bulto.
-¿Esto buscas?-alcanzaba a escuchar mientras su cara pasaba repetidas veces sobre aquel tambache de carne cruda.
-¿Si? ¿Esto quieres?- le decían repitiéndole la dosis nuevamente.
Aquella acción paro solo para forzarlo a enterrar su nariz mientras escuchaba:
-¡¡HUELE!! ¡¡HUELE PERRA!!
-Este es tu dueño-
-Aprende, aprende a reconocer el olor de tu ¡DUEÑO!
Y cuando le decía esto su nariz nuevamente aspiraba aquel olor que Toño reconocía. EL olor de un hombre. Ese olor ácido y distintivo de la ingle de un macho. SU cerebro hacia corto circuito. El cúmulo de sensaciones lo abrumaba.
SU amo lo sabía y retardaba el momento para placer de Toño. Le estaba marcando como nadie. Sabía muy bien lo importante que era MARCARLO de por vida. Jamás olvidaría este momento tan crucial para el sumiso.
Lo separo repentinamente disfrutando el ver aquella carita roja por el esfuerzo y por la fricción de la tela en su cara especialmente en sus sonrojadas mejillas contrastando con la blanca piel.
Con teatralidad magistral, le tomo por el cabello sosteniéndole mientras que con la otra mano sacaba al monstruo del deseo de TOÑO.
Una gorda verga dura y recta se proyectó ante su asombrada carita y Toño por vez primera se llenaba los ojos con tal imagen. Aquel tubo oloroso le observaba con un pequeño ojo en medio del cual ante el accionar de su AMO exhibió una pequeña y cristalina gota que se asomó por la hendidura.
-¡LIMPIALA!-fue la orden.
Solícitamente y sintiendo como si estuviera dentro de una película y estuviera en cámara lenta TOÑITO se acercó deseando que aquel primer contacto no terminara nunca. El olor le inundaba golpeándole por dentro como nunca haciendo que Toño se regocijara extrañamente ante la situación. Con gran timidez fue sacando la lengua y con la mera puntita como si tuviera miedo de destrozar aquel manjar que se le ofrecía la boca de TOÑITO tuvo su primer contacto con aquel objeto de adoración que se convertiría desde ese momento en el motor de su vida.
Toñito retiro su lengua pues su amo le apartaba de tan ansiado manjar y solo pudo observar con gran reverencia como un hilo se extendía mientras su cara se alejaba de aquella su primera verga habiéndole dado a probar con deleite el sabor de un hombre en brama.
El amo le observaba regocijado pues podía entender claramente por la expresión de aquella virginal carita el impacto que aquel momento estaba teniendo en la vida de su más reciente adquisición y fue por ello que empuñando con determinación su miembro fijo la cabeza del falso entenado mientras que con amplia destreza dirigió lentamente su bulboso y casi violáceo glande.
La tersa piel del miembro toco la mejilla de TOÑITO quemándole por siempre, marcando el que sería su destino desde aquel momento. Toñito sintió aquel fierro caliente quemándole por primera vez. Lo sintió deslizarse por un lado y por otro de su cara. Toñito no reaccionaba. Tan solo seguía con su mirada embelesada la trayectoria del objeto de su deseo. Nuevamente aquel cañón se fijó justo en el centro de su nariz y sin que nadie le dijera pues tal cual si le hubiesen leído la mente, TOÑITO se deleitó aspirando el aroma que aquella extraña creatura le ofrecía. Aspiro y aspiro llenando sus pulmones al máximo disfrutando en plenitud el momento.
SU AMO sabiente de su perversión volvió a manipular su pene discretamente para que otra cristalina gota surgiera y con gran deleite se dedicó a esparcirla justamente ahí en la raíz de la nariz del nene quien por lo menos en aquel momento quedaba marcado por su aroma particular.
Una certera y poderosa bofetada marco el fin del momento. Extrañamente y a pesar del ardor causado TOÑITO no protesto ni se quejó más al contrario se puso atento como fiel perrito a los deseos de su amo. SI hubiese tenido colita como ellos la hubiera movido con toda su alma para demostrarle a su dueño el control que ahora ejercía sobre su triste persona.
-MUESTRAME TU ENTREGA- se le ordeno mientras su SEÑOR se apoltronaba en la cama con ganas de ver hasta donde llegaba la entrega del crio.
Esta vez movido por una urgencia interna que le era desconocida, TOÑO sentía la necesidad de satisfacer a quien le había provisto de tal experiencia soñada en silencio por tanto tiempo. Lo que los videos y los relatos le habían hecho sentir palidecían ante el sentimiento de entrega que en ese momento le embargaba.
Su desde ese momento DUEÑO estaba semi-acostado con las piernas abiertas mientras que TOÑITO se posicionaba de rodillas en medio de su SEÑOR. Con extraño frenesí y siempre con el deseo de agradarle TOÑITO empezó a acariciar con sus manos y brazos las piernas de su hombre. Las tocaba y apretaba queriendo convencerse a sí mismo de que aquello no era uno de tantos sueños lascivos con los que había pasado las pesadas, aburridas, y sofocantes tardes en su natal pueblo.
Una dura y certera patada en sus costillas le hizo saber que a pesar de su entrega la manera en lo que hacía era torpe y descuidada lo cual provocaba la ira de su AMO.
-¡EMPIEZA DESDE ABAJO!- le ordeno con imperiosa voz.
Solo en ese momento recordó el inocente esclavo sus conversaciones previas y comprendió lo que tenía que hacer. Con devoción que rayaba en lo religioso, Toñito se agacho aún más y atrapo un píe de su SEÑOR quien complacido se lo empujo en plena cara con tal fuerza que casi le tumba. Toñito tomo aquel tesoro y aspiro con gran alegría llenándose del olor de su hombre. Su señor parecía un hombre limpio sin embargo aquel olor sudoroso después de un día de trabajo era todo un manjar que llenaba nuevamente su gusto. Toñito no sabía como pero inmediatamente pudo reconocer las semejanzas entre este olor y el olor del zapato que minutos antes había estado olfateando por largo tiempo. Sin que su AMO se lo recordara y saliendo de sí mismo, TOÑO empezó a depositar tiernos y cariñosos besos en aquellos acalambrados pies. SU AMO complacido jugaba con su deseo y a ratos le rempujaba el pie hasta casi tumbarlo como también los retiraba haciendo que el crio le siguiera como perrito hambriento. Y es que en ese momento Toñito se convirtió en eso, en un perrito necesitado de afecto que solo le era prodigado por aquel inusual fetiche oloroso.
Como bien adivinaba su SEÑOR, Toñito espero pacientemente hasta que su AMO le ordeno proseguir y fue entonces, SOLO entonces, que Toñito descubrió aquellos hermosos pies y como si de un postre especial se tratare, empezó a devorarles. Primero al igual que unos momentos antes solo se dedicó a besar el objeto de su deseo pero después poco a poco aquellos tiernos y tímidos besos dieron paso a pequeños lametóncitos donde la puntita de la tímida lengua del casi adolescente empezaron a humedecer aquellos pies.
Una y otra vez la rasposa lengua del adolescente gordito repaso de forma golosa ambas extremidades. La fatiga de su AMO fue mitigada con dulzura y ¡OH DIOS! Aquel olor le incitaba a hacerlo acomedidamente. Con gran cuidado y dedicación lamio aquella planta de pie para después como si de un dulce se tratase cada dedo lo introdujo en su boquita limpiándolo de todo sudor. Uno a uno lo repaso y con su lengua le prodigaba la caricia más sublime de la que era capaz aun con tu total inexperiencia. Cuando hubo terminado procedió a besar con devoción sagrada el empeine para después de igual manera dedicarse a lamerlo. SU amo y señor solo lo veía complacido. Le embargaba sobremanera la dedicación del cachorro para con su persona y más cuando este después de tener su cara embarrada con su propia saliva dejada en los pies prosiguió hacia arriba en los tobillo y jalando el pantalón lo más que pudo subió por cada una de sus piernas regalándole el amor que tanto le sobraba.
Toñito se extrañaba sobre lo que sentía ahí hincado ante aquel hombre. Jamás pensó en que esa sucia actividad le llenara de aquel culposo placer pero se sentía poseído por una fuerza mayor a él. Notaba mientras iba lamiendo como su pequeño botoncito se cerraba y al tener aquellas bolas introducidas estas eran apretadas y en respuesta al apretón de su culito sentía un raro placer. Era como si alguien le acariciase a él por dentro y al punzarle sentía una extraña descarga eléctrica que le recorría toda la espalda repetidamente. Mucho más cuando alzando el cuadril tuvo que ser él quien le retirara los pantalones a su señor.
Aún con el cuidado de no voltear a verlo, Toñito se llenó la vista del cuerpo de su amo. Un cuerpo aseñorado se presentó ante él y aunque fueron escasos segundos el recién estrenado perro se pudo regocijar con la estructura fuerte y varonil que le llenaba la vista. Ese cuerpo de hombre que se le regalaba como siempre lo había deseado y con sus ojos acaricio cada protuberancia siguiendo la marcada línea muscular. Como si de una bomba se tratase, la trusa blanca marcada por el protuberante bulto masculino le hacía sentir y descubrir lo putito que era y lo putito que se sentía en ese preciso instante.
A una orden silenciosa de su dueño, Toñito entendió el momento y con gran desesperación volvió a abrir su regalo tan deseado. Frente a él. Frente a su cara se encontraba nuevamente aquella tan preciada vista y ahora sin que su SEÑOR lo obligase fue TOÑITO quien mansamente se arrejunto y paso su cara con desesperación sobre aquel pedazo blanco de tela que encerraba su tan deseado anhelo. Lo sintió. Sintió aquel tubo caliente quemándole. Nuevamente se cimbro ante su caricia respondiéndole y Toñito solo se dejó ir. Sin que nadie se lo enseñara abría la boca para acariciarle por encime de la tela como diciéndole: ¡ESPERAME! ¡NO DESESPERES! Espera un momento.
Maliciosamente Toñito prodigaba caricias con sus cachetes en aquella área mientras con sus manos acariciaba los desnudos y varoniles muslos de su amo quien ahora se encontraba rendido ante sus caricias. Las suaves y delicadas manos de Toñito le recorrían dándole un placer inconmensurable. Aquella sensación solo exaspero su entrega. Tocaba aquellas piernas DURAS Y FIRMES que contrastaban con sus suaves y abotargados muslos que lo hacían sentir extremadamente infantil y muy poco varonil. Pero más aún, aquella entrega del crio era inaudita para alguien virgencito en aquellos menesteres. Finalmente Toñito descubrió al tan esperado falo y con ansia extrema simplemente lo engullo de tal manera que su AMO no pudo más que dejar escapar un profundo gemido de placer.
A diferencia de la primera vez allá en su pueblo ahora Toñito no sentía temor alguno. Muy al contrario. No sabía cómo ni de dónde pero sentía la imperiosa necesidad contenida de lograrlo. Sentía un deber que tenía que cumplir al complacer a su AMO. Ese ser que le había descubierto un mundo nuevo. Se aplicó lo más que pudo. Abría su boca engullendo aquel pedazo caliente. Lo sostenía con la mano para poder subir y bajar su cabeza en toda su extensión y con extrema suavidad deslizaba el bulbo cabezón al cual se le escapaban de vez en vez un delicioso néctar saladito que le impregnaba de aroma y de sabor que inmediatamente se perdía en su casi virginal boca. Con un gran placer lo sostenía con una de sus manos azorado ante el gran grosor de este. Le llamaba poderosamente la atención ese gran calor que aquel leño irradiaba y se regocijaba la vista ante la gran protuberancia que le coronaba.
A pesar de la orden de su ahora DUEÑO, Toñito se atrevió a desobedecer y se atrevió a observar aquel hermoso pene que en ese momento era TODO suyo. La pura vista de aquel monumento hizo que su pequeño clítoris se cimbrara y temblara escondido en su pantaletita de nena quinceañera rezumando también una gotita pegajosa que se quedó pegada en la oscura pantaleta de su prima. Esa pequeña gota se perdió en el parche mojado que en ese momento mostraba el frente de su calzón pues aunque no se había hecho consciente, Toñito desde el primer momento empezó a mojar sus pantaletitas como si de una femenina caliente y desesperada se tratase.
Toñito enloqueció y por unos minutos solo se dedicó a adorar aquel pedazo duro y caliente que lamia como si de un delicioso dulce se tratara.
-¡SLURP! ¡SLURP! ¡SLURP!- se escuchaba mientras las babas del pequeñuelo le rebasaban y se deslizaban por todo aquel grueso cono de carne maciza.
Aquella vara caliente parecía responderle. Aquella barra maciza parecía reaccionar como diciendo: ¡SIGUE! Cuando Toñito paraba y la dejaba escapar de sus labios aquel monstruo se cimbraba y temblaba reclamando su atención.
A diferencia del imberbe a quien por primera vez Toño había satisfecho con su primer mamada, su ahora AMO la disfrutaba pero sin el aspaviento que su mente recordaba. A diferencia de su vecino, su amo dominaba la situación haciéndole sentir que quien estaba al mando era él y no Toño. Le hacía sentir que le complacía pero que aún le faltaba mucho por hacer. SU dueño no se desbordo en gemidos ni halagos al contrario:
-¡Bien…muy bien putito!-le decía animándole de tal manera que al escuchar aquellas palabras tal y como un perrito Toñito se sentía recompensado y ponía aún más empezó en ensalivar aquel duro garrote. De vez en ves, su amo le halaba del pelo y ponía el ritmo de la acometida haciendo que en momentos Toñito se enterara por completo de la extensión del plátano que devoraba aunque de todos modos su gran MASTER tenía el punto perfecto entre hacérsela sentir y sacarla en el punto preciso evitando que Toñito se ahogara.
-¡Aplícate chupapitos!- le decía entre otras cosas sucias y humillantes.
En otros momentos su SEÑOR, sin hablarle, le tomaba del pelo y le dirigía. Increíblemente se creó uno sincronía perfecta. Toñito no sabía como pero igual le entendía de manera milagrosa. SU AMO le dirigía y Toñito besaba, lamia, acariciaba y deslizaba sus hermosos cachetes sobre los duros muslos provocándole un inmenso placer a su dueño.
-¡BIEN PERRO!- le encomiaba mientras lo dirigía con precisión.
SU dueño le enterró en medio y el incipiente sumiso fue posicionado a engullir aquel par de bolas peludas. SU boca se llenó de aquel grueso y varonil vello que aunque al principio pensó le daría asco en ese momento le provoco sabrosas cosquillitas en su cara mientras se dedicaba a atenderle.
La tranca se encontraba en su máximo esplendor. DURA, completamente DURA y CALIENTE a más no poder. Los mimos que TOÑIT@ le había prodigado habían despertado a aquel monstruo y se le mostraba en su máximo esplendor. Aunque las rodillas de Toñito ya no soportaban más su calentura le sobrepasaba y si hubiese sido por él se hubiese quedado allí enterrado para siempre.
Más ese NO era el plan que su master tenía en mente. EN el momento menos esperado y cuando TOÑO se encontraba más ensimismado en su encomienda fue separado de su más grande tesoro repentinamente. Apenas si podía ponerse de pie por estar entumido por tanto tiempo en la misma posición. Con un fuerte jalón, su rechoncho cuerpo fue puesto de pie como si de una pluma se tratase y con un gran empujón toda su humanidad cayó como un gran saco en la estrecha cama que crujió ante el peso recibido.
Toño se encontraba totalmente confundido. Fue como si hubiese despertado de un letargo. SU mente se encontraba totalmente abotargada como cuando te despiertas por la mañana. Aquel depredador se fue con todo encima de él como una bestia hambrienta y sedienta de lujuria contenida. Toño solo sintió como aquellos fuertes brazos le cubrían y empezó a sentir en su cuello una húmeda calidez que le arranco un profundo suspiro. Se encontraba ya completamente desnudo y a su merced. Mostrando y exhibiendo toda su preciosa anatomía. SU preciosa camisola le había sido arrancada a pedazos completamente desgarrada al igual que su preciado calzoncito femenino tan atesorado. Toño sentía el peso de su amo sobre él. El macho ALFA ocupo su lugar sin recato alguno haciéndose sentir por ese inexperto machito BETA. Sintió como le obligaba a cerrar sus piernitas aprisionando su dura verga entre ellas y claramente sintió como en medio de ellas un tubo caliéntese se proyectaba quemándole la piel mientras que en un gran contraste aquellos brazos le acunaban como nadie prodigándole un sentimiento de seguridad como nunca lo había sentido.
Por escasos segundo que parecieron eternos el primerizo esclavo sintió todo el peso del cuerpo de su dueño sobre el hasta casi ahogarle mientras sus rollizos muslos aprisionaban aquel pene duro y caliente que amenazaba con traspasarle el cuerpo. SI de por si aquella extraña excitación le hacía difícil el respirar, el peso de su dueño le ahogaba sobremanera. Sin embargo, el sentirse atrapado por aquel ser le producía un extraño placer de sentirse usado pero sentirse útil y querido. Necesitado de alguien a quien servir y complacer. Lubricado por el sudor de ambos cuerpos el rígido miembro viril se movía quemándole el interior de sus regordetes muslos.
Todo sucedió como en un sueño. Mejor dicho: MEJOR que en sus sueños. SU SEÑOR lo empezó a recorrer y TOÑO se sintió como una débil fémina que se dejaba arrasar por su hombre. Aquel aroma viril le envolvía. Por las fosas de Toño se colaba aquel aroma varonil de sudor de hombre pero al mismo tiempo era un sudor de un hombre limpio. La fragancia que su amo usaba aún se sentía y mezclada con sus jugos le daban un sello personal que Toño no podía ignorar pues le causaba un furor especial.
Mismo furor que se acrecentaba ante el toque de aquellas manos que empezaron a recorrer su cuerpo. Los brazos lo acunaron como un gran bebe tan solo para luego deslizarse tocándole y provocándole una extraña pero muy agradable sensación que empezó a disfrutar con delirio. Toñito sentía una especie de fuego expandiéndose por dentro. EL sentir aquellos labios recorriendo su cuello y provocándole un extraño escalofrío que le recorría la espalda una y otra vez cerrando su hoyito que respingaba al traer aun puestas aquellas bolitas rosas.
Cuando las manos de su amo bajaron y empezaron a tocar sus nalgas haciendo que sus piernas se colocaran a ambos lados dejando que su SEÑOR se posicionara en medio fue un momento mágico de rendición absoluta. A la mente del puberto le llegaban aquellas imágenes que había devorado por tanto tiempo en internet y en las cuales siempre se preguntó que se sentiría tener a alguien devorándote mientras tú te le abrías para entregarte y sentirle en medio de ti. Y ahora lo sabía, y ahora más que saberlo lo estaba sintiendo. Y si lo tuviese que explicar lo explicaría como la máxima sensación de rendimiento ante ser alguno a sabiendas de que en aquella posición Toñito se entregaba sin obstáculo alguno para que su dueño hiciese lo que quisiese.
Toñito con gran incredulidad pudo sentir como se desbocaba todavía un punto más arriba cuando… ¡SI! Cuando su señor paso de su cuello y besándole dulcemente empezó a darle lamentoncitos a sus pezoncitos que despertaron de su letargo. Una especia de… ¿gemido? se le escapó al tener aquella maravillosa sensación que hizo que el tiempo se congelara. Nadie nunca había tocado aquella fibra de su ser. Fue muy extraño sentir como sus propias barreras caían ante aquella extraña e incipiente pero fabulosa acometida. Primero uno, luego el otro pero ambos pechos fueron atendidos mientras aquellas traviesas manos se deslizaban por sus frondosas nalgas provocando un furor inesperado. El sentir aquel fuerte brazo entre sus piernas como si de un leño de madera se tratara la hacía enloquecer como nunca.
SU amo le empezó a mordisquear sus tetitas de una manera delicada pero que le causaban un extraño pero delicioso dolorcito al mismo tiempo que… si… al mismo tiempo que empezaba a sentir como su señor movía deliciosamente el objeto imbuido en su cuerpo. Primero lo hizo agitarse y Toñito no pudo más que agitarse al mismo ritmo con el que su DUEÑO manipulaba hábilmente las bolas chinas introducidas en su recto. Poco a poco se las fue sacando. Una a una fueron saliendo de su interior y aunque le dio mucha vergüenza también sintió una lujuriosa sensación prodigada por su culito que se aferraba a cada una de ellas y es que al momento de salir le hacían brincar de una manera especial arrancándole grititos que ya no sabía si eran de incomodidad o de un extraño placer culposo.
-¡Ahhhhhhh!…………. ¡Ahhhhhhh!!….¡AAAAAAAAAAHHHHHHH!-exclamo el gordito cuando las bolas más pequeñas abandonaron su interior con una mayor rapidez una tras otra provocándole interesantes sensaciones jamás sentidas antes.
Toñito se sentía como en un sueño del cual no quería despertar. Se admiraba y extrañaba a si mismo oyendo su garganta emitir sonidos que jamás había pensado llegar a producir. ¡UFFF! SI no hubiese sido tan tímido le hubiese gustado gritar tantas cosas pero como siempre se las mantuvo para sí mismo callando pero admitiendo que aquellos sentimientos estaban allí presentes y florecían de manera culposa en aquel preciso momento de lujuria.
Aquellos fuertes brazos lo arrastraron hasta el mero borde y forzando sus piernas más atrás Toñito encontró su más profunda intimidad expuesta ante la mirada de su nuevo DUEÑO. Una fuerte cachetada le cruzo la cara recordándole que mantuviera los ojos cerrados pues el gordito ante el placer sufría y se atrevía a desobedecer queriendo ver, queriendo clavar en su memoria la cara de aquel quien le prodigaba tanto placer. Sin embargo, con tal de no perderle o enfadarle, obedeció mansamente entregándose sin reserva.
Como recompensa a su obediencia, Toñito subió al cielo. SI pensaba que ya no podía sentir algo más por lo cual rendirse su amo le enseñaría lo equivocado que estaba. SI bien al principio un fuerte sentimiento de vergüenza le invadía al encontrarse completamente expuesto ante aquel desconocido muy prontamente aquello cambio cuando la cara de su amante se deslizo por sus exuberantes muslos. Aquel contacto de la cara de su amo le ensimismo. Las mejillas de su amo se deslizaban delicadamente tocándole cada nervio de recién expuesta piel. Cada milímetro recorrido le embargaba de placer y más aún cuando al toque de piel con piel Toñito empezó a sentir ricos besitos en su parte interna. Aquellos besitos se fueron mezclando poco a poco con las caricias y se le agregaron húmedas lamidas que en conjunto le hicieron explotar. Sin tocarse el pene de Toñito expulsaba un delicado y viscoso fluido que emanaba de su virginal penecito. SU femenina y rasgada pantaleta que momentos antes exhibía aquella húmeda mancha claramente visible en el mero centro fue puesta en su cara haciéndole oler sus propios humores.
En aquel reducido cuarto, en aquella cálida tarde de verano solo se escuchaba el chupeteo de la saliva resbalando por los muslos del rechoncho y casto joven entregado a su primera experiencia. El chupeteo de la saliva y de los besos prodigados se mezclaba con el jadeo. SI los hubiese escuchado hubieses pensado que aquel joven estaba recorriendo una montaña en plena subida. Pero lo único que subía era el corazón acelerado del ingenuo gordito quien por vez primera era comido en su intimidad. Trato de contenerse mas no pudo hacerlo. Un chillido salvaje salió de su garganta cuando su pequeña cerradura se encontró con la mera puntita de la lengua que le invitaba a abrirse. Una y otra vez. EN repetidas ocasiones se volvió a repetir aquel momento cuando el MASTER demostrando su sapiencia y destreza acariciaba delicadamente el pequeño botón con la húmeda puntita de la lengua apenas tocándolo y haciendo que en respuesta TOÑITO se abandonara y sin poderse controlar dejara escapar chillidos y gemidos que le corroboraban a su AMO que aquel hermoso ser era tomado por primera vez de aquella manera.
-¡OH DIOS!- en aquel glorioso momento el gordo se olvidó por completo de su familia, de su casa, de su pueblo, de su fallida primera vez, de sus complejos de que nadie nunca le hubiese hecho caso, de las estrictas reglas, de la religión, del castigo. En aquel glorioso momento el rollizo adolescente solo sentía que la sangre le fluía por las venas y de que aquella lengua que visitaba su estrecha humanidad le prodigaba un sentimiento de vida que jamás había imaginado sentir pero que NO deseaba que terminase nunca.
-¿ESTAS LISTO?- le pregunto su señor.
Esto lo hizo después de haberle dedicado escasos pero preciosos segundos en los cuales observo su obra maestra. Ante sus ojos, aquel regordete cuerpo se mostraba en su esplendor. Sus ojos recorrieron cada milímetro de aquel ser que para su parecer se mostraba glorioso. ¿Cuántos pendejos rechazan así nomas cada uno de esos hermosos kilos tan perfectamente equilibrados en piernas, muslos, brazos, pancita, chichitas lindas? ¡ESTUPIDOS! Se dijo a si mismo mientras observaba al jadeante virginal efebo respirando fuertemente. Se regocijo al observar aquellas rosadas mejillas con tintes rojizos. Incluso el hermoso pecho mostraba una coloración diferente debido al impulso sexual contenido. ¡Qué hermosura tan perfecta! ¡Como contrastaba la blancura de su inmaculada piel con los colores rojizos provocados por la lascivia del momento! Aquella boca semiabierta por los jadeos pedía a gritos ser besada con esos labios turgentes y necesitados de ser amados. Fue un momento mágico y crucial. EL amo sabía lo que hacía y que en ese momento se definiría aquella relación que empezaba.
Volvió a ocupar su espacio entre sus piernas y cruzando un brazo por su espalda propicio el encuentro de ambas bocas. Bordeando con gran delicadeza los virginales labios del efebo poco a poco fue prodigando besos y suaves mordisqueos alrededor que fueron rematados con un profundo beso recibido con pasión profunda por primera vez en su tierna vida ya que nunca se había atrevido a ningún escarceo anteriormente. Era literalmente su primer beso.
AL mismo tiempo que lo hecho con su boca le provocaban el casi infarto al rollizo puberto, las manos del maduro experimentado llenas de lubricante traviesamente tocaban y se deslizaban por en medio de ellas y en perfecta sincronía fueron entrando y preparando el terreno para lo que venía a continuación. Primero fue tan solo la yema de uno de sus dedos que se posiciono en el lugar exacto masajeando de forma más que placentera y bordeando de vez en vez tan sensible área tal y como su boca había sido asaltada segundos antes. Poco a poco empezó a entrar y salir repetidamente provocando un risorio sonido de succión al retirar repentinamente la entrada de su amado para después “tiernamente” empezar a introducir la puntita de la falange que aquel culo tragón no tardo en devorar pidiendo más dosis de la misma.
Repitió el procedimiento una y otra vez hasta que en vez de una falange fue el dedo completo el que ocupaba su lugar. Mañosamente teniendo el lubricante a mano, aquel pequeño orificio fue llenado y atendido como se debe hacer con un primerizo de tal calibre a tal grado que el primer dedo fue acompañado por otro y otro más.
Mientras tanto, Toñito se sentía desfallecer. Su trasero le reclamaba su atención y aunque con cierta molestia solo acertaba a sentir como empezaba a sentirse ocupado allá atrás en la retaguardia sintiendo cosas extrañas pero al mismo tiempo lo suficientemente atractivas como para sentir muy dentro de él la necesidad de que siguieran proporcionándole tal atención. De vez en vez, el dulce cuerpo de Toñito respingaba ante el acoso del que era objeto pero no por impedirlo sino porque aquellos extraños movimientos le provocaban unas ciertas descargas que le hacían perder el control de su tierno cuerpo.
Toñito se abandonó a sí mismo. De su garganta solo salían extraños jadeos y ni cuenta se dio cuando su señor lo tenía totalmente dispuesto. Seguía con los ojos cerrados a petición de su nuevo y único AMO y SEÑOR lo cual lo dejaba indefenso al concentrarse únicamente en lo que sentía sin distraerse por imagen alguna. Solo sintió como sus piernas eran abiertas ampliamente y su trasero quedaba completamente sin defensa ante el ataque. Claramente percibió como le echaba hacia atrás subiendo sus prominentes nalgas mientras sentía un ligero cosquilleo acercándose peligrosamente al centro de su área. Aquella extraña sensación le invadía al sentir el tubo caliente deslizándose una y otra vez haciendo que la piel se le erizara al contacto.
Momento después, simplemente sucedió. EL turgente fierro cálido toco suavemente su borde pero jamás se detuvo. Siguió y siguió su camino. La lubricación era fundamental y Toñito solo sintió como milímetro a milímetro aquel extraño pedazo de carne se convertía en parte suya. Traspasando la primera parte literalmente el hermoso joven sintió como aquella gruesa boa traspasaba su anillo expandiéndolo con cierto dolor pero atravesándolo para siempre inexorablemente.
-¡¡AHHHHHHHHHHHHH!!-una profunda expresión salió de su garganta reflejando aquella vivencia que le marcaba nuevamente su existencia. Nada que ver con el pequeño pirrin que ni sintió hace años. Este monstruo marcaba su territorio bajando todas sus defensas y aun en aquel primer instante TOÑO sintió que le marcaba y le poseía para siempre.
La verdad es que en ese preciso momento Toñito no podía pensar. SU cuerpo era presa de sensaciones inexplicables. Solo aquellos que han sido poseídos y quienes se han entregado de esa manera pueden entender que tu cuerpo deja de pertenecerte y que la verga que te atraviesa se apodera de TODO tu ser. Esa extraña sensación de estar y no estar. Era como si su cuerpo flotara en un sueño del cual no quería despertar nunca.
-¡AHHHHH! ¡AHHHHHHH! ¡AHHHHHH!-seguían los gemidos pujidos de aquel antes virgen efebo a cada paso conquistado dentro de su ser.
Apenas si pudo darse cuenta del profundo resollo de aire con el cual corono la incrusta del palo en su ser sintiendo como sus nalgas topaban con el duro pubis que aun así embistió aún más haciéndole echar sus caderas aún más atrás de si todavía como si de un muñeco sexual se tratase.
Aquel era el límite. Ya no podía dar más de sí mismo. Lo supo cuando sintió en las tiernas y sonrosadas nalguitas el picor cosquilleante de los pelos púbicos de su ahora dueño. ¡Estaba completamente atravesado por aquella gruesa verga que momentos antes había admirado y la cual con gran devoción había tratado de satisfacer con su boca! Ahora esa verga le inundaba. Ahora esa verga lo embargaba completamente llenando ese espacio vacío que por tantos años sintió por dentro. Se dio cuenta de que sentía un profundo e INTENSO dolor que irradiaba de adentro hacia afuera y provocaba que le fuera difícil respirar. SU boca se abrió tratando de captar alguna bocanada de aire más al hacerlo un extraño sonido gutural salió de su garganta antes de poder tomar aire.
Por unos momentos el tiempo dejo de existir. Por unos momentos se sintió completamente lleno, pleno, total. Por un momento aquel calor que sentía dentro de él, se expandía por todos lados hasta salírsele por las extremidades. ¡SI! ¡ASI ERA! Toño se sentía útil como nunca y el éxtasis le embargaba. SU dueño se contenía al mirar la expresión de satisfacción en aquella hermosa carita. Sin embargo, el ritual apenas comenzaba. La caza de la zorra apenas si escuchaba la trompeta de salida.
Hábilmente su SEÑOR le tomo y en lugar de moverse el como lo había visto en los videos, Toño sintió el fuerte agarre de su amo en sus gruesas pantorrillas. Sus extremidades fueron jaladas hacia el extremo haciendo que el culo de Toñito sintiera como si le partieran con aquel pedazo adentro.
-¡Ahhhhh! ¡Ahhhhh! ¡Ahhhhhhhh!-emitía la garganta de Toñito sintiendo su cerrado hoyito halarse ante el movimiento.
Después de eso con extrema precisión sintió como mientras le continuaban jalando las piernas como si se las quisiera zafar se las iba juntando hasta que ambos muslos rozaron uno con el otro. Ciertamente aquel agarre fuerte asombraba a Toño y le hacía sentir más respeto por su señor pues no era fácil que alguien manejara de manera tan facilmente su voluminoso cuerpo. El movimiento causó que su culo se moviera con sus piernas y claramente podía sentir como masajeaba al intruso que le tenía atravesado al ser movido de aquella manera. Toño se asombró cuando sus piernas juntas fueron echadas hacia atrás de tal manera que sus rodillas casi tocaron su cara y aquella verga por la posición se hundía todavía más ganando tal vez milímetros dentro de sí pero que al receptor le parecían kilómetros de carne maciza castigándole el interior.
Nuevamente su AMO se quedó quieto haciendo que TOÑO sintiera su vulnerabilidad al sentirse casi ahogado por no poder respirar por su propio peso proyectado ante sí mismo así como por la turgencia dentro de su cavidad visitada. Claramente podía sentir su culo palpitar ante el acoso. Su interior se abría y se cerraba sobe el duro trozo de carne. No alcanzaba a discernir si era un abrazo prodigado al extraño visitante o si aquello era un intento de sacudirle e invitarle a salir y abandonarle del interior de su ser.
Su señor empezó a retirarse. Aquella gruesa verga se retractaba lentamente. Sentia claramente como sus intestinos trataban de retomar su forma original. Toño temio sentir el descorche de su extremo cuando aquel monstruo le abandonara pero…
Pero eso no sucedió. SU amo se detuvo justo a tiempo dejándole adentro tan solo la gran campana que coronaba su miembro. El anito de Toño pulsaba justo ahí. Justo donde sentía a aquel intruso caliente todavía adentro. SU amo hacia amagos milimétricos moviéndose como en salida pero sin dejar de ocuparle. En cada movimiento Toñito solo jadeada ante cada acometida mientras escuchaba la sonrisa burlona de su culeador.
La cara roja de Toño era un poema y se puso todavía más roja cuando:
-¡MMMMMmmmpppppppfffffffffff!- alcanzo a mascullar cuando sin ningún aviso y como si de un maniaco se tratase el ahora su dueño empezó a utilizarle sin piedad alguna.
El culo de Toñito se abrió ante al aguijonazo propiciado. Su adolorido culo trataba de cerrarse solo para ser burlado y acometido de nueva cuenta.
-¡¡AAAAAHGGGG!!- una entremezcla de quejido y gemido al mismo tiempo inundaba el caluroso espacio.
El maldito de su DUEÑO se empleaba sin darle descanso. Empezó a deslizar la tranca despacio, muy despacio. Primero hacia afuera después de la primera embestida haciéndole sentir y palpar toda la extensión de su miembro como si quisiera que se memorizara su forma y tamaño. Toñito sentía como su interior lo abrazaba y al retirarse parecía acariciarle toda la extensión. Sentía el frondoso glande en la última parte casi saliendo. Podía sentir la bulbosa punta abandonarle cuando, sin más ni más, aquella protuberancia se proyectó nuevamente palpándole milímetro a milímetro haciéndole pujar nuevamente. Su interior se expandía para recibirlo. La sensación fue dolorosa pero al mismo tiempo aunque extraña le hacía sentir un placer inexplicable. Un par de veces su master volvió a repetirle la dosis haciéndole sentir su dominio sobre su existencia. Jugando en la mera entrada y de repente hundiéndose en su interior nuevamente.
Momentos después Toñito cayó en una especie de trance. Aquello fué la locura. SU apoderado le acometió sin piedad. Tal y como lo había hecho al principio cuando le empezó a meter las bolas chinas y le acometió atormentándole con la primera como si de un aguijón eléctrico se tratase de la misma manera arremetió contra su tierno culito saliendo y entrando a mil por hora. En cuestión de segundos su culo fue visitado mil veces.
-¡FLAP! ¡FLAP! ¡FLAP! ¡FLAP! ¡FLAP! ¡FLAP! ¡FLAP!- se escuchaba una y otra vez.
Aquel sonido se sobreponía a los gemidos que Toñito empezó a dejar salir sin importarle ya nada. EN ratos tan solo JADEABA y trataba de aspirar la mayor cantidad de aire que podía pues sentía que se ahogaba.
Una sensación de calor le invadía. SU amo lo estaba usando como nadie y TOÑO a pesar de sentir desfallecer no quería que aquello terminara. Su pequeño pirrin nuevamente estaba al cien y Toñito sentía como rezumaba líquido pegajoso y espeso sin control. Tan solo sentía como sus jugos salían sin poderlos controlar provocándole mas que placer un profundo morbo culposo. En momentos un latigazo de electricidad le invadía. Cuando su señor entraba y se retiraba de aquella manera existían ciertos momentos que parecía que le electrocutaba y Toño solo se sentía morir de placer en aquel corto y efímero instante.
SU SEÑOR gruñía como la bestia que era mientras le tomaba. Sus fuertes manos se aferraban a sus gruesos muslos apretando las frondosas carnes dejando huellas hundidas y rojizas en su blanca piel. En un momento le ponía en esta posición y después de acometerle le movía haciendo que su culo se moviera junto con sus piernonas y entonces aquella verga le propinaba otra dosis de placer desconocido hasta entonces. Toñito ya no sabía si sus gemidos eran de dolor o de placer pues todo se combinaba en un momento perfecto.
-¡AAH!, ¡AAH!, ¡AAH!- exclamo Toñito cuando su nuevo dueño nuevamente paro muy adentro pero en lugar de entrar y salir como lo venía haciendo hizo cierto movimiento rotatorio que le movió TODO su interior de una manera particular como taladrándole y ensanchándole su hasta entonces cerrado hoyito. Parecía que se lo horadaba y se lo quería ensanchar para que nunca se cerrase.
Toñito bufaba y respiraba a más no poder. Se sentía caliente como nunca. Estaba sudando la gota gorda peor que en aquellas tardes cuando su maldito profesor lo hacía correr alrededor de la cancha al negarse a participar en los partidos escolares.
¿Cuánto tiempo duro aquel éxtasis? Dificil decirlo. Para Toñito fue una eternidad. Tan solo sintió la presencia de su AMO imponerse y usarle a su complete conveniencia. Los gruñidos se hicieron bufidos y sus carnes fueron apretujadas como nunca.
Su amo le empujo nuevamente enterrando su verga y su agarre en sus anchas y exuberantes caderas. La candente verga se hizo espacio nuevamente empujándole como si quisiera sepultarle en el colchón de su pequeña cama.
-¡¡¡AAAAARGGG!!!- escucho Toñito mientras sentía claramente como aquel pedazo duro palpitaba dentro de su ser expulsando toda su carga y sepultándola en su interior. Toñito sintió el palpitar del trozo dentro su ser. En cada descarga se sentía que le movían todo su interior.
Toño sintió un gran gozo de sentir aquello pero combinado con ese profundo y gran placer también se sintió profundamente humillado y avergonzado al darse cuenta de que en su interior quedaba sepultado el caldo viril de su ahora amante. La cara si la pudiese podido ver era un poema. Su clara tez presentaba un profundo color rojizo encendido.
Toñito se vio obligado a abrir más sus piernas cuando su dueño se desplomo sobre de su cuerpo. Toñito tuvo que tomar profundas bocanadas de aire para no ser aplastado y ahogado por el gran peso superpuesto.
Una suave y cálida brisa se deslizo por la desnuda piel de sus piernas causándole un fuerte escalofrío que recorrió desde la base de sus muslos hasta concentrarse en su virginal anito. La cara le ardía de vergüenza y nuevamente temblaba de preocupación de que algún vecino chismoso se asomara y alcanzara a verle ahora completamente desnudo a cuatro patas con el culo hacia la puerta y pudiera darse cuenta del cochino caldo que le resbalaba entre las piernas. Afortunadamente pudo escuchar el chirriar de la puerta y el golpe seco de la puerta al cerrarse así como las pisadas de su dueño al alejarse.
Toñito apretaba los ojos fuertemente hasta casi hacerse daño. Era como si el cerrar sus ojos pudiese hacer que aquello solo fuese uno de tantos sueño que había tenido en las tardes de ocio de su pueblo pero el punzar en su culito le recordó que aquello no era un triste sueño sino una hermosa realidad. Con el oído atento pudo escuchar el motor rugiendo y perdiéndose en la distancia. Aún así, aguanto y medio abrió los ojos obedientemente esperando que pasaran los 5 minutos que su amo le había ordenado.
Cuando esto sucedió, Toño se dejó caer en el frio piso. Estaba exhausto. Sentía que TODO su bello cuerpo le dolía. Cada músculo le pedía un momento de respiro.
Se levantó y antes de que algo más sucediera corrió a su teléfono y en plan de devoción absoluta mando ese mensaje en el cual solo pudo expresarle agradecimiento a su señor tratando de asegurarle cuanto había disfrutado aquella tarde y que con gusto se ponía a su disposición a repetir a dosis cuando a él le pareciese conveniente.
Momentos después las cálidas gotas de la regadera se mezclaban con el semen de TOÑO quien sentía su cuerpo vibrar como nunca. Esta vez su verga le regalo un estruendoso orgasmo provocado por su mano al resbalar por ella pero en su mente, muy dentro de el, recordaba paso a paso todo lo acontecido en aquella tarde de verano cálido.
Tan solo esperaba la respuesta de su amo y como el nuevo perrito obediente en el que se había convertido añoraba ya el toque de su AMO.
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