Tradiciones de un colegio pupilo (16)
Cambios en la organización empeoran las cosas para Clint. .
EPISODIOS ANTERIORES
Tradiciones de un colegio pupilo (1) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-capitulo-1/
Tradiciones de un colegio pupilo (2) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-hombres/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-2/
Tradiciones de un colegio pupilo (3) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-3/
Tradiciones de un colegio pupilo (4) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-hombres/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-4/
Tradiciones de un colegio pupilo (5) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-hombres/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-5/
Tradiciones de un colegio pupilo (6) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-6/
Tradiciones de un colegio pupilo (7) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-hombres/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-7/
Tradiciones de un colegio pupilo (8) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-hombres/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-8/
Tradiciones de un colegio pupilo (9) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-hombres/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-9/
Tradiciones de un colegio pupilo (10) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-hombres/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-10/
Tradiciones de un colegio pupilo (11) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-11/
Tradiciones de un colegio pupilo (12) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-12/
Tradiciones de un colegio pupilo (13) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-hombres/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-13/
Tradiciones de un colegio pupilo (14) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-hombres/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-14/
Tradiciones de un colegio pupilo (15) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-15/
____________
Aunque la casa de Frank era un hogar auténtico, donde había afecto y alegría, yo seguía siendo un adicto y me era muy complicado «parecer» normal.
Especialmente después de consumir mi dosis: me ponía muy caliente. Frank me había cedido su cama (él se había ido a dormir a un sofá en el pasillo), yo necesitaba descargar mi excitación pero naturalmente, no quería manchar sus sábanas.
Una noche me estaba masturbando cuando de pronto se encendió una lámpara en la habitación. Era el primo de Frank.
– Lo siento, me dijo, escuchaba tus gemidos y pensé que estabas enfermo…
Yo estaba desnudo, con un pañuelo listo para contener la eyaculación.
– Perdona…
– ¿Te importaría taparte con la sábana? Es un poco fuerte verte así…
Me cubrí , pero la maldita droga hacía que mi pene estuviese duro como una piedra. Tuve que ponerme de costado para disimular mi erección. Por un instante pasó por mi imaginación que íbamos a terminar teniendo sexo entre él y yo, pero no podía estar más equivocado.
– Lamento esto… No puedo evitarlo…
– Clint, me parece que es verdad lo que dices: no puedes evitarlo. Eres un buen chico, pero hay un aspecto oscuro en tu manera de ser. ¿Alguna vez has consumido drogas? Porque he notado algunas cosas raras en tu conducta.
– ¿Qué cosas?
– ¿Tengo que decirlas? Lo de recién es muy evidente.
– La mayoría de los chicos lo hacen.
– Supongo. Pero gemías como si te estuvieran matando, Clint. Estuviste ansioso y distraído las ultimas horas. Parecías obsesionado. Y hay algo más. ¿Tú te afeitas? Porque vi que en tu bolso hay una espuma de afeitar.
– ¡Claro que no me afeito…! Fue un regalo, una broma…
– ¿Una broma? Uso esa misma marca. Tienes un envase diferente. Y dentro qué hay ¿talco? ¿Harina? ¿O se trata de otra cosa?
Me quedé callado.
– Clint, ¿alguien te está haciendo daño? Puedes confiar en mí.
¿Y terminar en el fondo del lago, como Juan y Carlos?
– Es complicado – dije.
-He escuchado rumores sobre esa Academia. Parece que muchos allí se drogan. He oído que le hacen daño a los alumnos más pequeños. Incluso que abusan sexualmente de ellos. Eso es un crimen, Clint. Los que hacen esas cosas deben ir a la cárcel. ¿Lo sabes, no? Confía en nosotros.
Salió de mi habitación. Decidí ponerme el pijama y dormir. Ya se me había pasado la excitación
———-
Al día siguiente me sorprendió ver la camioneta de Joe frente a la casa de Frank. También estaba el Sr. Stuart.
– ¿Cómo estás, Clint? – dijo Stuart. Disimulaba muy mal: estaba actuando para Joe. – Vamos a llevarte de paseo.
– ¿Por qué? – pregunté alarmado – Estoy muy bien aquí.
Frank y su primo se acercaron a la camioneta: – Hoy a la noche tenemos hamburguesas y queremos que Clint esté con nosotros. Ya es casi de la familia.
– Estará en la cena – los tranquilizó Stuart – ¡Vamos, Clint!
Sentí un nudo en la garganta cuando nos alejamos de casa de Frank.
– ¿ Adónde me llevan?
– Al hotel.
-¡Pero todavía no estoy curado!
– Lo sé, hijo – comentó Stuart – Hoy solo harás sexo oral. Tenemos que evitar perder a los clientes.
– ¿Y quién va a estar conmigo?
– Yo estaré contigo – dijo Joe – Me pagarán a mí y yo vigilaré que nadie se salga de control.
– Voy a necesitar mucha cocaína…
——
La «oferta del día» era : niño rubio de trece años te hace una mamada por 50 dólares. Me vestí con el uniforme de la academia y esperé a los clientes. El primero fue el médico del hospital. Me revisó el trasero, me recordó que debía cuidar mi dieta y después, le pagué la consulta con el primer sexo oral del día.
Después de varias horas de trabajo, le pedí a Joe un descanso.
– Me duele la mandíbula, Joe. No sé cuantos tipos atendí, pero estoy agotado.
– Solo has atendido a ocho. Y el primero fue gratuito, así que no cuenta. Hasta que yo no te lo diga, no te irás del hotel. Voy a prepararte unas líneas.
Para mi sorpresa, apareció Stuart.
– ¿Querías verme, Joe?
– Sí. El chico está un poco cansado. Creo que merece una compensación.
Yo no entendía qué estaba pasando. Me acerqué a los dos.
– Clint: si quieres, puedes penetrar a tu director. Romperle el culito.
-¿Qué? ¡No, por Dios…. !
– Stuart ha caído en desgracia, chico. Puedes hacerle lo que se te dé la gana. ¿Tal vez prefieras que Stuart te haga una mamada?
– No.
– ¿Por qué no? Este cretino te engañó. Engañó a tus padres. Te convirtió en un adicto, te hizo violar por el Líder, te convirtió en una pequeña prostituta chupapollas. Tienes todo el derecho de partirle el culo.
Stuart miraba al piso. Aunque parezca extraño, me sentí mal por él. Stuart era un delincuente, pero tenía algo de conciencia. Evidentemente había perdido todo su poder.
– Prefiero hacerlo con Sweetie… – dije.
– ¡Mira al pequeño galán! – se burló Joe – Fatso y Sweetie se han ido del país.
Entonces comprendí que Joe había quedado a cargo del negocio y temblé.
Volvimos con Stuart a lo de Frank. Yo estaba agotado y había tragado tanta leche que me sentía hinchado, además de tener náuseas.
– Lo siento, Clint – dijo Stuart.
– ¿Joe mató a Juan y a Carlos?
Stuart se demoró en responder.
– No hay manera de probarlo.
– ¿No hicieron las autopsias de los chicos?
– Nadie pidió que las hicieran.
– Y el día del incendio, ¿quisieron matarlo a usted?
– Quisieron castigarme por faltar a mi parte del trato.
– Le agradezco que me haya protegido. ¿Es verdad que Fatso y Sweetie se fueron del país?
– Sí, volaron a México o Sudamérica. Los negocios no van bien por aquí.
– ¿Y ahora Joe es el jefe?
– Lamentablemente, sí.
——–
Cuando Stuart me dejó en la casa de Frank, vi que alguien más había sido invitado. ¡Allí estaba mi amigo Matt!
Esa noche prepararon una colchoneta en mi cuarto para mi amigo. Cuando dejamos de escuchar ruidos, Matt se metió en mi cama. Nos abrazamos, necesitaba sentir su cuerpo a mi lado, acariciar sus mejillas, besarlo.
– Estamos en peligro, Matt. Joe está a cargo de todo y es un asesino. ¡No tendrías que haber vuelto!
– ¿Y dejarte solo? Eres mi mejor amigo, Clint. Nunca lo olvides.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!