• Registrate
  • Entrar
ATENCION: Contenido para adultos (+18), si eres menor de edad abandona este sitio.
Sexo Sin Tabues 3.0
  • Inicio
  • Relatos Eróticos
    • Publicar un relato erótico
    • Últimos relatos
    • Categorías de relatos eróticos
    • Buscar relatos
    • Relatos mas leidos
    • Relatos mas votados
    • Relatos favoritos
    • Mis relatos
    • Cómo escribir un relato erótico
  • Menú Menú
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (14 votos)
Cargando...
Dominación Hombres, Gays, Masturbacion Masculina

Tradiciones de un colegio pupilo (7)

Clint y su compañero de habitación conocen más tradiciones, su iniciación como esclavos sexuales recién está comenzando. .
Entregas anteriores: 

Tradiciones de un colegio pupilo (1) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-capitulo-1/

Tradiciones de un colegio pupilo (2) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-hombres/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-2/

Tradiciones de un colegio pupilo (3) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-3/

Tradiciones de un colegio pupilo (4) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-hombres/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-4/

Tradiciones de un colegio pupilo (5) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-hombres/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-5/

Tradiciones de un colegio pupilo (6) https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/tradiciones-de-un-colegio-pupilo-6/

______________________________________________________________________________________

Cuando sonó la campana para despertarnos Matt y yo estábamos tan doloridos que nos costó mucho salir de la cama. Además de algunos moretones y algo de hinchazón en nuestras caras, el corte en la comisura de la boca de Matt todavía era visible y yo tenía un ojo morado.

Si yo hubiese llegado a mi escuela en Colorado con esa pinta, todos los chicos me habrían rodeado para saber qué me había pasado, pero aquí era diferente. Supongo que no querían involucrarse en los problemas de los demás o algo así.

Solo Frank nos preguntó: ¿Ustedes dos se pelearon anoche?

-No, dijo Matt. Y eso fue todo.

Después de esa noche las cosas se pusieron todavía más extrañas para nosotros. Por las siguientes dos semanas, los «ocho» se dedicaron a ocupar todo nuestro tiempo libre. Para nuestra sorpresa, esos pervertidos ahora empezaron a tratarnos como si fuésemos sus mejores amigos. Aparentemente, desde que nosotros pasamos por la primera fase de la «iniciación» y salimos de la terrible experiencia de la manera que ellos querían, ahora se nos consideraba parte de su pandilla y, como tal, teníamos derecho a experimentar su versión de camaradería y recompensa.

Matt y yo fuimos a nuestras clases, asistimos a todas las comidas como de costumbre, y todas las noches seguíamos repasando en la sala de estudio, como si nada en nuestras vidas hubiera cambiado, pero el resto del tiempo casi siempre había al menos dos de ellos merodeando a nuestro alrededor.

La siguiente fase de nuestra iniciación (que nosotros no teníamos idea de dónde terminaba) empezó un sábado a la noche. Dos de ellos aparecieron en nuestra habitación cuando sonaba la campana para cenar. Ellos nos dijeron que no íbamos a cenar en el comedor, porque había un plan especial para nosotros.

Caminamos hasta la casa del director Stuart. Él se iba los viernes y no volvía hasta el lunes a la mañana, así que su casa estaba deshabitada. El Líder tenía llaves. Esta vez, lo que fuera que nos iban a hacer, no sería al aire libre. Nos imaginamos lo peor, pero se trataba solo de una noche de pizza y cine. Uno de los «ocho» había tomado prestada la camioneta de la academia para traer varias pizzas.

La película que vimos (Este loco, loco mundo) era una de las que más me gustaba. Sin embargo, inquieto por lo que me imaginaba que vendría, no pude disfrutarla. Recordé cuando había ido con mis padres al cine a verla y eso me dio una gran nostalgia.

Cuando terminó, el Líder se puso de pie frente a nosotros y empezó a hablar. Había llegado el momento de establecer las reglas básicas sobre cómo se esperaba que nos comportáramos de ahora en adelante. Conocimos un poco más sobre el tipo de vida de esta pandilla en la Academia, lo que por supuesto, era información que había quedado fuera del folleto de la escuela.

Cada uno de los ocho mayores que estaban allí en la casa del director con nosotros esa noche habían estado donde estábamos ahora. Todos ellos habían sido estudiantes de primer año que habían sido seleccionados y obligados a pasar por el mismo tipo de iniciación que Matt y yo acabábamos de sufrir. Luego, cada año, a medida que aparecía una nueva generación de muchachos más jóvenes y se seleccionaban nuevos esclavos, su antigüedad les había permitido a estos muchachos ascender en el orden jerárquico.

Se esperaba que nosotros realizáramos actos sexuales a pedido, pero solo con personas mayores que nosotros. Además, a medida que uno crecía, los deberes sexuales eran reemplazados gradualmente por alguna otra actividad, pero no pudimos entender de qué se trataba.

Si nos manteníamos atentos y siempre hacíamos lo que nos ordenaban, sin quejarnos, seríamos parte de los privilegiados y, por lo tanto, tendríamos derecho a recompensas especiales como esta fiesta de pizza. Al mismo tiempo, se nos dejó muy claro que cualquier incumplimiento por parte de Matt o de mí, daría lugar a que ambos recibiéramos los castigos más espantosos. Entonces, aunque Matt y yo éramos impotentes para ayudarnos mutuamente cuando estos tipos nos usaran como objetos sexuales, si nos manteníamos dóciles y serviles, teníamos la capacidad de evitar que nos golpearan.

Así que entendimos que más adelante, cuando creciésemos, las cosas podrían mejorar para nosotros. Mientras tanto, seríamos esclavos sexuales.

Esa noche nos dieron marihuana por primera vez. Ni Matt ni yo habíamos ni siquiera fumado tabaco. Al principio, tosimos mucho y ellos se burlaron de nosotros. Pero después aprendimos y desde entonces empezamos a fumar con más frecuencia.

A medida que los días pasaron, nos fuimos acostumbrando a necesitar «hierba» para estar «arriba». Así que cuando alguno de ellos nos llamaba para que le hiciésemos sexo oral, si hacíamos un buen trabajo, nos recompensaban con algunos cigarrillos.

Con nuestro ritmo de consumo cada vez mayor, no pasó mucho tiempo antes de que Matt y yo renunciáramos por completo al equipo de fútbol y eligiéramos quedarnos con los estudiantes de último año toda la tarde para poder seguir drogándonos. Estos retiros diarios generalmente se realizaban en la sala del líder ya que la suya era más grande que la de los demás y porque era el único estudiante de la Academia al que se le permitía tener un televisor.

Allí dábamos servicio a nuestros «amos». Hacíamos todo lo que nos pedían (en realidad, pajas y sexo oral) , sumisamente. A cambio, había marihuana para nosotros. Y cada vez la necesitábamos más.

Una noche de calor, Matt y yo estábamos acostados. Solo teníamos puesto nuestros calzoncillos. Dos de ellos entraron a nuestra habitación.

– Se están portando bien, chicos- nos dijo el Artista – así que hoy van a tener un ritual nocturno. Lo primero, son estos cigarrillos.

Nos sentamos en nuestras camas y los cuatro fumamos marihuana. Mientras lo hacíamos, hablábamos como personas normales. No como esclavos.

Cuando terminamos nuestros cigarrillos, el Artista le dio a Matt un suave empujón y mi amigo se recostó en su cama, boca arriba. El Artista le sacó los calzoncillos y comenzó a manosearlo, hasta que Matt tuvo su pene completamente erecto.

Matt y yo éramos compañeros de habitación, así que nos veíamos desnudos mutuamente muchas veces. Lo que me impactó fue ver a mi amigo excitado sexualmente. Eso nunca lo había visto.

El Artista masturbó a mi amigo tomándose su tiempo. Matt no decía nada, pero se oía su respiración agitada. Entonces el Artista empezó a chupársela. Matt estaba gozando de lo que el otro le hacía. Todavía no salía un sonido de su boca, pero observé cómo mi amigo se agarraba a las sábanas y jadeaba.

El Artista siguió jugando con el pene de mi amigo, hasta que Matt hundió su cabeza en la almohada y no pudo reprimir un gemido de placer. Yo estaba impresionado del excelente trabajo que el Artista le estaba haciendo a mi amigo. Matt se arqueaba, tratando de prolongar el goce que recibía. Pero no pudo aguantar mucho.

– Ahhh…

Matt eyaculó como si tuviese una convulsión. El Artista siguió con él hasta que terminó.

-¿Qué tal estuvo eso, pequeño?- le preguntó el Artista.

– ¡Wo!- fue lo único que pudo decir, mientras su respiración acelerada se iba calmando.

La combinación de sexo y marihuana lo había llevado al éxtasis.

Después fue mi turno de volar al cielo.

– Ustedes solo nos usan como agujeros – le dijo una noche Matt a uno de los ocho. Mi amigo estaba muy drogado y eso hacía que preguntara cosas insólitas.

Pero era verdad. Excepto alguna caricia rutinaria a nuestro cabello mientras se las estábamos mamando -como si fuésemos un perro o algo así- no había nada de afecto en estos encuentros.

– Bueno, Matt. Esto es sexo, no es amor. En el amor hay besos, mimos y esas cosas. Con ustedes, pequeños, solo se trata de sexo.

– ¿Y por qué nos eligieron a nosotros?- me animé a preguntar.

– Porque no verán a sus familias en todo el año y porque son muy guapos. ¡Vamos, Matt! Hazme una buena mamada.

Mientras mi amigo le daba placer al estudiante, pensé en lo que él había dicho. Matt era un chico simpático, de ojos azules y cabello negro. Yo era rubio y delgado. No éramos feos, pero… ¿Muy guapos? ¡Si todavía éramos unos niños! Ni siquiera teníamos vello púbico.

¿Y cómo podía saber él que yo no vería a mis padres hasta que ellos volvieran de viaje? Entonces, ¿No había sido casualidad que Matt y yo compartiésemos habitación? ¿Éramos los únicos de primer año que estábamos en esto? ¿Nunca se había rebelado nadie? ¿Nadie sabía lo que estaba pasando en la Academia desde años atrás?

-¡Ey, Clint…! ¡Desnúdate y ven a chupármela! – me ordenó otro de los tipos.

– Sí, señor.

Mientras me quitaba la ropa, pensé que había muchas preguntas que no tenían respuesta. Tenía que averiguar más.

(Continuará)

97 Lecturas/28 junio, 2025/0 Comentarios/por Gavin
Etiquetas: amigos, colegio, dominacion, gays, mayor, mayores, sexo, viaje
Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en X
  • Share on X
  • Compartir en WhatsApp
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Callejera en celo, la puta ideal.
Los Malandros y la Nenita 2
La más dolorosa y placentera cogida, a manos de un chacal maduro.
Les. Yo a los 10 años con una mujer (5ª Parte)
Amor por los perritos callejeros
EL INCESTO EN MI VIDA (PARTE 14)
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Buscar Relatos

Search Search

Categorías

  • Bisexual (1.119)
  • Dominación Hombres (3.391)
  • Dominación Mujeres (2.607)
  • Fantasías / Parodias (2.657)
  • Fetichismo (2.301)
  • Gays (20.625)
  • Heterosexual (7.303)
  • Incestos en Familia (16.554)
  • Infidelidad (4.081)
  • Intercambios / Trios (2.787)
  • Lesbiana (1.078)
  • Masturbacion Femenina (756)
  • Masturbacion Masculina (1.581)
  • Orgias (1.765)
  • Sado Bondage Hombre (413)
  • Sado Bondage Mujer (150)
  • Sexo con Madur@s (3.687)
  • Sexo Virtual (227)
  • Travestis / Transexuales (2.245)
  • Voyeur / Exhibicionismo (2.201)
  • Zoofilia Hombre (2.054)
  • Zoofilia Mujer (1.608)
© Copyright - Sexo Sin Tabues 3.0
  • Aviso Legal
  • Política de privacidad
  • Normas de la Comunidad
  • Contáctanos
Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba