Tratando de ser adulta – 1
No seré superada por una niñita de 9 años teniendo yo 11..
Yo tenía 11 años, a esa edad una aún es una niña pero ya no es una niña pequeña inocente, digamos que ya empiezas a estar en medio entre niña y hembra, y yo lo notaba.
El año pasado nos habían dado clases de educación sexual porque las niñas, principalmente, ya se empezaban a desarrollar, nos crecían las tetas y unas ya hasta menstruaban, a esa edad ya tenía un buen par y ya no usaba corpiño, sino bra, era delgada de cintura porque hacía ejercicio desde muy niña, lo que efectivamente me daba ya una cintura.
Mi apariencia se me había subido a la cabeza y ya me sentía «adulta». Sentía que tenía más derecho que las otras niñas y cierta obligación a actuar más madura y rebelde y atrevida a la vez.
Por ejemplo
-«Escuchaste que María tiene novio» decían mis amigas en el recreo cuando chismeabamos – «es Juan, el que se fue a secundaria este año».
-«¿Ah sí? ¿Y ya se la cogieron?»
-«Dayanaaaaaaaa» gritaban sonrojadas. -«¿Que pendejadas dices?». Respondía otra.
-«¿Yo? ¿Y que dirían tus papás si te escuchan hablar así, o si descubren que eres una zorrita que se deja dedear?»
-«No es cierto!» Respondió molesta
-«Si yo te vi con César»
-«Nomás metió la mano pero no…»
-«¿Te metió toda la mano?» Me burle. Ante lo cual todas nos empezamos a reír.
A esa edad, ser atrevida fuera de casa lo hacia sin problemas, pero con mi familia era todo lo contrario, bastante callada y responsable.
En fin, como cualquier niña preadolescente.
Un día, una reunión familiar me hizo reunirme con muchos primos y primas. Me sentía muy mayor para juntarme con mis primos menores e igualmente, los mayores me ignoraban, lo cual me parecía injusto porque pensaba que había más diferencia entre yo y mis primos de 6 a 9 años, que yo y mis primos de 14 a 17 años.
-«Vente a jugar Daya…» Me decían mis primos menores.
-«No gracias, mi amor» me agachó frente a mi primo de 8 para estar a su altura, mientras el solo mira al escote que se me forma. -«No tengo ganas».
Así que estaba sola en esa reunión, pudriendome de aburrimiento. En eso que veo sola la TV, noto que mi primo de 14 se lleva de la mano a mi primita de 9 años y se desaparecen en el largo pasillo de la casa, de donde se escucha que cierran la puerta de la habitación
No era una niña inocente y sabía que pasaría algo sexual, aunque no tenía idea de que. Decidí seguirlos sin hacer ruido, tomar el picaporte de la puerta con firmeza para que no se moviera, y tratando de levantar el peso de la puerta para que no rechinara.
Lentamente la abrí, y asomé la cabeza, lo que vi me sorprendió.
La niña estaba de rodillas tragando la verga de nuestro primo. No sabría decir que tanto media pero calculaba que si se la metía adentro entera, y si, desaparecía entera en sus labios, debía llegar hasta atrás de la garganta.
-«Dale putita.» Gruñía mi primo.
«Esperate» Dijo mi prima, quitándose el pelo pegado por el sudor de su cara. -«Ya» continuo con entusiasmo y una sonrisa en su cara.
Mi primo la tomo detrás de la cabeza y me metió su pene entero sin contemplación o cuidado, la violaba por su boca sin piedad.
Pero ella no mostraba signos de dificultad, se la sacaba entera de la boca y la volvía a tragar, abultado su pequeña garganta, sin siquiera detenerse en ese punto en que tiene que pasar por lo delgado de la garganta y sin reflejo de vómito. Parecía menos una niña de 9 y más una experimentada actriz porno.
«Hay putilla caliente ya mero acabo. ¿Donde te hecho la leche cabrona?» Mi primo se la saca, y casi me vuelve loca el notar que mi primita ni siquiera tomo un respiro para hablar, como si no hubiera una verga hasta el fondo de su garganta hace menos de 5 segundos.
«En la boca porque en la cara huele mucho y es difícil limpiar…» No la dejo terminar y la volvía a violar, ella ni cerraba la ojos, casi inmutada de no ser por el grotesco sonido de ahogo que producía su garganta.
«Ya acabo!» Grito susurrando y jalo la cabeza de la niña hasta que casi le mete los huevos, aunque no salió ni una gota de semen de la niña se que se vino porque se escuchaba como tragaba mi prima.
Por fin, escuché como al sacarla ella tomo un profundo respiro, y molesta replicó – «Hasta atrás no! Porque así me la trago pero no me sabe a nada! Es en la boca aquí y luego me la trago» dijo apuntando a su lengua.
Mi primo tomo su propio respiro y le dio una bofetada que si no fue fuerte fue sorpresa que la hizo casi caerse. Ella solo produjo un quejido pero perjuro que antes de volver a levantar la mirada pude ver una sonrisa en su cara.
Abrumada por lo que había visto, me retiré sin notar que yo misma estaba cubierta en sudor y no lo pude evitar, pero me llene de celos y furia.
Como es que está pendejita es tan buena haciendo algo «adulto» que yo no había hecho nunca, me hubiera encantado asustarla con acusarla, pero en esa época no cualquiera, y menos una niña de primaria de 11, tenia un celular con cámara.
Lo que más me molestó es que al terminar de tragar verga, la niña volvió a comportarse como una nena inocente, en retrospectiva tal vez si era inocente y no tenía el morbo para entender lo sexual que era lo que hacía, pero no me importaba, no iba a ser superada por una bebé, yo que casi terminaba la primaria.
Y al no poder humillarla sin evidencia, decidí que entonces yo era la que tenía que ser más atrevida.
Empecé esa misma noche.
Al volver a casa y recibir las buenas noches de mis padres espere a que ellos se fueran a dormir. En cuanto empecé a escuchar ronquidos de su habitación, baje a la cocina y saqué de la nevera una zanahoria, volví a mi cuarto cerrando mi puerta. Ya dentro intenté meterme la verdura a la boca sin usar los dientes, tan solo entraron tal vez 8cm y estaba tocando mi uvula.
Me sentí incluso más humillada, la zanahoria era más pequeña que el pene de mi primo y no podía imaginar cómo esa niña se tragaba todo eso sin querer vomitar, volvían a mi cabeza las imágenes de ella, y como el pubis y huevos de mi primo tocaban los labios de ella. Lo continue intentando hasta que se me canso la mandíbula.
La mañana siguiente, desperté con un terrible dolor de cabeza por la desvelada y de mandíbula por mis intentos. Pero no habían sido en vano, esa misma noche había logrado ignorar mi reflejo de vómito pero aún no podía meter la zanahoria, había una especia de barrera que evitaba que entrara en ella.
Me aliste para la escuela lo mejor que pude, me puse la camisa blanca del colegio sin sostén, y note que mis tetas eran mucho más grandes de lo que yo pensaba, sabía que era copa B, pero jamás me las había visto sin sostén con ropa encima, en mi cuerpo de niña se veían enormes. Salte un poco frente al espejo para hacerlas rebotar y camine con un vaivén exagerado para que rebotaran lo más posible sin verse ridículo, después de un poco de práctica me puse el sostén y fui a la escuela, donde me lo quité en los baños.
Notaba las miradas de todos, niños, niñas, maestras y sentí mucha vergüenza, lo que hacía que mis pezones se pusieran erectos, pero la ignore, no iba a comportarme como una niñita y decidí continuar, lo cual termino en que una maestra me mandará a la dirección y llamará a mí madre.
Cuando me preguntaron porque lo hice, solo dije que mi sostén me apretaba, las maestras no se lo creyeron, seguro no era la primera vez que veían esto en su carrera pero mi madre me creyó.
Continuará…
Estas cosas son absolutamente normales. Hoy en dia no debe sorprender que una niña de 9 años haga eso. Ya saben todo y algunas lo hacen.
Diria que una de 9 o 10 hoy equivale a una de 14 o 15 de 25 años atrás.
Que rico saber en que más continua esa auto iniciación, se exhibirá un poco más o se dejara manipular con alguien en los baños de la escuela? Quizás hará algo indebido en los probadores de ropa de alguna tienda?