travesti
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por DomPeri.
Por lo que veo aun tengo que aprender bastantes cosas para ser una perfecta Domina, pero lo haré. Estoy dispuesta a dominar a los hombres y disfruto con ello.
Veréis como fue esa noche. Como casi siempre estaba bailando, atenta a cualquier hombre que me mirara para provocarle y seducirle. Estaba en la barra una chica, como de 30 años, alta, morena. Miraba despectivamente a los hombres que pasaban junto a ella, y ellos se sonreían y algunos se apartaban ligeramente para no pasar cerca. Con pantalón vaquero, ajustado y un top ceñido, negro, con cuello y manga corta, que marcaba sus tetas, pequeñas.
Algo en su aspecto me llamaba la atención, y eso hizo que quizás la mirara mas de la cuenta.
Mientras me distraje bailando, en un momento, al volverme, la vi junto a mi. Cuando la miro extrañada me saluda “Hola, te gusto, guapa”. Pues a pesar de que no suelo sorprenderme de casi nada que quede un momento suspensa… “soy Mara”. “Yo Pammy”, como siempre lo dije antes de pensarlo. “Te apetece hablar, te invito a una copa”. “Estoy con mi novio”. Realmente aun no se porque me puse a la defensiva. Por un momento pensé en las historias de lesbianas con las que me reía con mis amigas. La curiosidad me venció.
Un momento después, estábamos sentadas, al borde de la pista,
aguantando las miradas furibundas de mi novio. Enseguida me contó, que era travestí, pero a pesar de sentirse mujer, no se decidía a operarse, que su polla aun funcionaba en ocasiones y que en realidad estaba hecha un lio.
En cuanto note cierta atracción por mi, mi instinto depredador de ama empezó a despertarse. Me intrigaba lo que me había dicho de su polla. Aparentemente no se la notaba nada en la entrepierna del estrecho pantalón. Noto mi curiosidad y riendo me cogió la mano y la paso por su bragueta. Liso. Ella se reía cada vez mas y yo ya estaba empezando a enfadarme.
Me cogió de la mano y me llevo a los servicios. Mi novio me miro furioso cuando pase junto a el, pero la seguí sin hacerle caso.
En cuanto entramos, en los lavabos, se bajo el pantalón y me sorprendió. Llevaba la polla atada con un bramante, por la piel del prepucio y tirante entre las piernas por entre el culo. La cuerda acababa atada en la espalda. No se notaba apenas nada.
El o ella, ya estaba hecha un lio, no paraba de reír. Empecé a pensar en un plan que me hiciera a mi reír la ultima.
Haciendo que me interesaba por la atadura, empecé a tocarle la polla y los huevos que se adivinaban a los lados. El me dejaba hacer divertido.
Poco después vi que todo aquello empezaba a despertar.
Cuando volvimos a sentarnos, le hable de mi plan.
“Mira Mara, quiero que te lo hagas con mi novio”, “Pero crees que el querrá follarme”. “No guapo, le vas a dar por culo tu a él”.
“Estas loca, eso no puede ser, además el no va a querer”. “eso déjalo de mi cuenta”.
Mi perro alucinaba cuando al salir nos encontró junto a su coche. Antes de que preguntara nada. “Abre que vamos a tener una fiestecita”.
El ya conoce mi mirada cuando le preparo alguna crueldad. Humildemente dio la vuelta para abrirme la puerta. Se sorprendió cuando pase detrás, pero no se atrevió a protestar. Mara se sentó en el asiento del copiloto, también algo intimidada a pesar de sus aires de ama. Yo iba disfrutando de mi papel.
Ya en marcha, los presente, “Mara, este es mi perro, esta noche va a estar a tu disposición”. El aun no sabia lo que le esperaba. “Para aquí”, cuando llegamos a la altura del hotel que hay en la carretera.
En la habitación, el nos miraba, seguramente esperaba que le sometiera a una sesión de sexo con las dos. Mara tampoco las tenia todas consigo.
“Desnúdate perro, y ponte de rodillas”. Yo comence a tocar a Mara. Sentí sus tetas, muy duras, de tacto extraño, pero al insistir en pellizcar los pezones note una ligera respuesta. Empecé a desnudarle despacio, tocándole cada vez mas en el vientre y apoyándome contra su culo. Me ayudo bajándose el vaquero. Mi perro miraba extrañado la curiosa forma en que la polla estaba atada.
Mara, entendiendo finalmente de que se trataba, y empezándose a sentir excitada por mis caricias, soltó la atadura, y la polla, todavía flácida cayo entre las piernas.
Le empuje frente al espejo y casi riendo, segui meneando “aquello”. mientras frotaba el coño contra su culo. Como esperaba, enseguida note una mayor reacción. Mi perro nos miraba asombrado. “Puta, ven a trabajar”. Me entendió, y a cuatro patas se pudo delante de Mara y empezó a lamer su polla. Después se la metió en la boca y chupo como sabe que me gusta que lo haga cuando se lo mando. Esta acostumbrado a poner a punto a los hombres a los que me quiero follar delante de él.
Cuando Mara estuvo a punto, entre mis achuchones en el culo y la mamada de mi novio, no tardo mucho, mi perro seguía sin saber a que carta quedarse.
La polla de Mara no era muy grande, pero se puso dura como un palo.
“Perro, a cuatro patas en el borde de la cama”, “y ábrete bien las nalgas, Mara te va a dar por culo”. El abrió unos ojos como platos, pero no se atrevió a protestar, al fin y al cabo no es la primera vez disfruto viendo como le dan por culo, aunque esta vez es particularmente humillante.
Mara, que debe de tener mucha experiencia en recibir pollas, saco de su bolso un tubito, debia ser lubricante y froto el ano de mi novio y su polla con ello.
Increíblemente un momento después el/ella estaba totalmente clavada
encima de mi puta y él culeaba furiosamente. Aproveche para masturbarme viendo el espectáculo.
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Placer y seguridad
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