Tulon chileno 2
Ya me estaba comiendo ese culito sin culpa ni preocupación, pero faltaba lo mejor.
Retomo el relato donde lo dejé, con Jaimito en la piscina de mi casa acostado en la reposera. Devorar ese culito rosadito y apretadito era bacan, pero ya estaba que reventaba de ganas de meterle la tula. Como les dije soy alto y moreno, y ya para mis 14 años tenía una tula de 17 cms muy gruesa, venosa y cabezona (hoy a mis 30 me mide 20 cms), que todos en las duchas miraban de reojo. Nunca me había culiado un hombre hasta ese momento, pero tenía algo de experiencia en el anal porque mi polola era una caliente de mierda. Así que paré de comerme el hoyo del Jaimito y me preparé para ensartarle el miembro. Como tenía harta crema la cabeza de mi pene resbalaba deliciosamente entre medio de su rajita mientras la frotaba, y su ano hacía ese hermoso movimiento como de respiración, como pidiendo a gritos ser violado.
«Dale nomas, métemela toda» me dijo Jaimito, y no dudé. Empecé a meterla la cabeza, que como les dije era muy grande, y para mi sorpresa no fue tan difícil hacerlo. Aunque el pendejo estaba bien estimulado era obvio que alguien ya se lo había detonado antes. «Ya habías hecho esto antes?» le pregunté. «Sí con mi papi en la ducha, pero no la tiene tan grande como tú». ¡Al pendejo se lo afilaba el papá! Me imagino que haber perdido a su señora debió ser dificil. Ya yo no podía más así que le dije que se relajara y que aguantara porque ahora iba a sentir lo más rico de la vida.
Sin piedad se la chanté de una hasta el fondo, el pendejo se retorció y chilló muy agudo, sacando la lengua y poniendo los ojos en blanco, pensé que se iba a desmayar. Lo tenía bien agarrado de la cintura con mis brazos fuertes y con el peso de mi cuerpo lo aplastaba contra la reposera. Pero le estaba gustando, solito comenzó a mover ese precioso culito haciendo círculos ensartado en mi pene, mientras gimoteaba como nenita. Uno de los sonidos más hermosos que escuchado en mi vida.
Para que les voy a mentir, la vista de su ano rosado abierto y profanado por mi ancha tula morena, el sonido salvaje que ambos hacíamos y lo apretado de su oficio hizo que a los pocos minutos me fuera en litros de leche dentro de ese culito que había superado todas mis expectativas. He tenido pocos orgasmos tan ricos, largos e intensos. Lo levante de la silla para llevarlo a la ducha y así poder lavarlo, y parece que también algo se había ido porque estaba con un líquido transparente y pegajoso la reposera. Él apenas se movía y respiraba agitado. «Te amo mucho», fue lo q
Uff que rico carajo, sigue contando más porfa