Un cumpleaños inolvidable.
Un chico festeja su cumpleaños, uno que jamás olvidará..
Antes de comenzar, me encantaría que comenten estar historia y ver el apoyo real que tengo, gracias.
AVISO: Este relato es ficción. Nada de lo escrito aquí es real.
Hola, soy Ángel, tengo 25 años, y les contaré algo que me sucedió hace ya 8 años en mí cumpleaños número 17.
Siempre me sentí atraído por chicos, jamás sentí nada por una mujer, siempre me gustó el pene… En ese tiempo era un chico «lindo» tenía buen cuerpo, piernas fuertes ya que jugaba al fútbol y un pene de unos 17cm grueso con unos huevos grandes también.
Aún faltaban dos días para mí cumpleaños, no sabía si hacer un festejo o no, nunca me gustó festejarlo ya que lo veía innecesario, quizás solo iba a comer con mis únicos tres amigos fuera de casa pero nada más que eso.
El día antes de mí cumpleaños fue normal, como todos. Un día aburrido de escuela y cansancio, pero con una fuerte lluvia. Mis amigos y yo entrenábamos fuera del pueblo donde vivíamos, y como todos los caminos eran de tierra, al llover se hacía un poco difícil llegar al lugar, pero ese día fuimos igual. Al llegar, no había nadie allí, no estaba ni el entrenador. Yo, y mis otros tres amigos estaban junto a mí, entramos al vestuario y nos cambiamos para salir a entrenar al campo.
Mientras todos se quitaban la ropa, no podía dejar de mirar a cada uno de ellos, éramos solo los cuatro allí… Tomás, él era el menor, rubio, ojos verdes, abdomen marcado y un bulto notable en sus boxers… Alejandro, él tenía mí edad, morocho, ojos marrones y unas nalgas gordas y ricas a la vista… Y por último, Elías, el mayor de todos nosotros, blanco musculoso, ojos marrón claro y unas piernas grandes y fuertes, lo mismo con sus brazos y ni hablar de su bulto aúnas notable que el de Tomás.
Estaba fascinado al verlos, siempre lo estuve. Mí fantasía era coger con alguno de ellos, pero sabía que no era posible, ninguno de ellos era gay, y eso me decepcionaba un poco.
Luego del entrenamiento, volvimos al vestuario a cambiarnos toda la ropa y a ducharnos porque estábamos empapados, la lluvia nunca paró e hizo que nos mojaramos. En las duchas, obviamente todos estaban desnudos en diferentes lugares, solo que Elías y Tomas bromeaba con bañarse juntos y medir sus penes, eso me calentaba, escucharlos hablar así… Mí verga se paró al instante, comencé a tocarme poco a poco y a masturbarme lentamente para que ninguno de ellos se dé cuenta… Cuando estaba a punto de correrme, Alejandro vino hacia donde me estaba duchando y me vió con la verga en la mano.
—La puta madre, ¿Por qué no avisas que estás acá? —Le dije nervioso.
—¡Jaja! Hey, acá Ángel se está haciendo una paja, vengan a ver. —Dijo riendo y avisando a los otros.
Yo estaba avergonzado, pero por otro lado me gustó ver a Alejandro desnudo por primera vez y luego a los otros, sus vergas eran hermosas… Tal y como las imaginé. Los tres chicos se estaban riendo de mí mientras me miraban, hasta que me enojé y les dije: —¿Que tanto se ríen? ¿Me quieren ayudar a pajear o qué
—Por mí no hay problema. —Respondió Tomás.
—Por mí tampoco. —Dijo Elías.
Lo mismo dijo Alejandro.
Los tres se acercaron a mí, mí verga se endureció como la de todos los otros, no sabía por dónde empezar… Alejandro comenzó a masturbarse junto a Tomás, mientras que Elías y yo también.
Nos pajeamos por un rato largo, pero ninguno se corría. Hasta que se me ocurrió una idea: —Chicos, ¿se las puedo chupar?
Todos se me quedaron viendo con sus vergas en la mano, pero sorprendentemente accedieron a qué lo haga. Un día antes de mí cumpleaños, el regalo perfecto estaba frente a mí: tres ricas vergas grandes y duras…
Me agaché frente a los tres, Alejandro estaba en medio, mientras que Elías y Tomas estaban a los costados. Los tres se juntaron y se masturbaban. Yo comencé a lamer la verga de Alejandro poco a poco hasta meterla en mí boca entera. Los tres estaban sorprendidos de ver cómo no todos o hacia arcadas, pero lo que no sabían era de que yo ya tenía práctica. Mis dos manos estaba ocupadas también pajeando a mis otros dos amigos, mientras aún seguís chupado era rica verga. Luego cambiaron de lugar y así sucesivamente, estaba en el paraíso, yo chupado vergas por primera vez , mí sueno se había cumplido. Ya todos estaban por correrse, pero yo les dije que lo hagan en mí cara. Me agaché nuevamente bajo sus vergas y comenzaron a masturbarse, todo su semen salió disparado hacia mi cara, abrí la boca como putita y me comí toda la leche posible, para luego limpiarle a cada uno los restos de semen con la boca. Fue una de mis experiencias más ricas, y aún hay más. Pero eso será contado en la parte dos, en el día de mi cumpleaños… Todavía nos quedamos con ganas de más.
Como sigue?
Excelente relato, como sigue?
Que gran relato, así si da gusto masturbarse. Ojala continúes con la historia. Necesito mas.
Como sigue?