Un depravado albañil viola brutalmente a un niño de tan solo 8 años (parte 3)
Continuación de los vejámenes al que era sometido el niño Luis, por parte de un dotado, insaciable y degenerado albañil de 36 años que disfruta de la oportunidad de un inesperado pedido, con un miembro descomunal que promete garantizar el desarrollo de la brutal violación..
Glop, glop, glop, glop…oh, oh, oh….glop, glop, glop… eran los sonidos que retumbaban en la sala una y otra vez e iban en aumento, al compás del intenso cabeceó que completa la puesta en escena de dos instrumentos en accióm y que, sumando gestos de aprobación y suspiros de sufrimiento, resumían aquel intenso momento. Con la pija y la garganta, avanzaba un poderoso deepthroat a un niño de 8 años. El reloj en la pared de aquella sala, impregnada con olor a sexo, marcaba las nueve y quince minutos de la noche del miércoles; por una parte, nuestro insaciable albañil gozaba perforando con duros y parejos embates, la pequeña garganta ultrajada a la que llenaba de pija sin parar, apenas interrumpido cuando a aquel fino cutis, acostumbrado a los besos de mamá y papá, le daba fuertes e intensos pijazos; por otra parte, las arcadas, las muecas de dolor, los inútiles manotazos y una importante ronquera hecha a pijazos era el cuadro de la precoz víctima. Las continuas lágrimas de Luisito se mezclaban con un batido casero compuesto de abundante saliva y líquido preseminal, haciendo irreconocible aquel rostro marcado con aroma de hombre; la escena se complementaba con intensos e inconfundibles sonidos propios de una brutal garganta profunda, con el glande abriendo camino, una y otra vez, al resto de la poronga que, por tercera o cuarta vez, se alojaba enterita dentro del pequeño, el «glup, glup, glup» y las excitantes arcadas indicaban la continuación del tempranero debut de Luisito, que llevaba horas siendo violado, recibiendo pija contra su voluntad por todo el cuerpo y agravado por su obvia inexperiencia: cada muestra de dolor excitaba aún más a su ultrajador, que le respondía con pijazos cada vez más duros y profundos. Pedro disfrutaba violarlo porque, como todo macho, goza al dominar, someter y dejar en claro con su pija que el hombre es el que manda y la hembra la que obedece, aunque esta hembra nació niño, niño que debería estar acostado escuchando un cuento y no brutalmente feminizado o convertido en un depósito de semen de aquel albanil que le coje tan duro y parejo que genera en el niño los gritos más desesperantes e intensos que lejos de asustar, desbordan de excitación al macho, que lo premia inundando, en repetidas ocasiones, su estrenado culo con grandes cantidades de la blanquecina sustancia usada para procrear una y otra vez. Tanta es la esperma depositada que, si imaginariamente el pequeño Luisito fuera una adolescente lista para ser preñada, ya estaría teniendo unos 7 a 8 hijos… y no de cualquier varón, sino de un temido macho que, además de destruir todos los orificios te deja su abundante marca de propiedad, que casi siempre terminaba con mujeres preñadas; ahora se encontraba de lleno en su misión de destrozar este indefenso culito al que metida tras metida, descargaba todo ese libido de regio albañil, construido a base de incontables e irreproducibles piropos, de toda esa tensión acumulada en sus huevos, a causa de sus ojos que día a día babeaba con decenas de culos y tetas e interminables fantasías, iba descargando con cada metida en ese delicioso culo, que también fue testigo de su fama de lechero, reventando y marcando con su simiente, cada rincón de su estrecha garganta, culito y cutis del niño de tan solo 8 años cuyo culito tenía la ingrata tarea de resistir los embates de una tremenda hombría que, con una intolerable fuerza, estaba rematando hasta el fondo todos esas fantasías reprimidas. El pequeño organismo continuaba resistiendo la violación, haciendo delirar de placer al invasor, como cuando maravillado observó por primera vez como la cabeza de su pene se marcaba al topear la tráquea de Luisito, bloqueando el paso del oxígeno, haciendo que el peque se sacudiera desesperadamente buscando respirar; desbloqueando así un nuevo nivel de excitante sometimiento y garantizando aún más leche al eyacular. Aquel descubrimiento continuó sacando su pija para que el niño respire y, martillando con su verga, tal cocinero preparando la carne de la milanesa, y empanando su fino cutis con la crema casera. Así, repitiendo ese ejercicio y combinando con otras morbosas posiciones, Pedro estaba cerca de darle a Luis su séptima descarga de semen, quiem a sus cortos 8 años de edad y a diferencia de sus amigos, solamente deseaba que ese monstruoso pene dejara de entrar y salir de su garganta y así respirar tranquilo.
Esta tercera parte (no la última) se dió mediante un hecho casi imposible en situaciones normales que permitió, para la excitación del albañil y la desesperación del niño, disponer de una riquísima noche a puro y duro sexo. Hora antes, con Pedro jalando el ganso por primera vez luego de darse un festín con el niño, jamás imaginó que iba a recibir una llamada del arquitecto, encomendándole la inusual tarea de cuidar del niño, por un desesperado pedido de sus padres, quienes presos de sus inmensas labores extras, no regresarían a la casa esa noche ni tampoco conseguir una niñera (y por ende una panocha a la que Pedro reventar a pijazos). Así fue que se confirmó, sin dudas, el día de mayor suerte del abusador, que refregaba sus manos sabiendo que ese niño iba a cenar y desayunar varias raciones de su poronga de macho, enorme, carnosa, poderosa y lechera, con la que iba a pasar la noche reventando y cavando a discreción…y no precisamente paredes viejas ni pozos ciegos… Y nadie, ni siquiera el padre, que pecaba de ingenuo al sentirse tranquilo dejando a su hijo con un hombre y desconociendo que ese arriero era un pervertido que gozaba cada instante del culo de su hijo que llevaba horas gritando de dolor por aquella pija que le cogía sin parar, imaginaban las verdaderas intenciones de aquel obrero: lograr moldeando al niño, no mostrándole mujeres desnudas ni viendo fútbol en la tele, sino adaptar, pijazo a pijazo, su incipiente culo y boca con una herramienta de descomunal tamaño, que además producía cantidades atípicas de semen, estimulado en todo momento con los continuos alaridos de dolor, llantos, gestos y gemidos de aquel pequeñito, que además de sufrir los embates, recibía aquella abundante y caliente leche de acuerdo al deseo del empotrador, que tenía planeado para esa noche cogerle aún más duro que durante la tarde, que esperaba sean acompañados de gritos infantiles aún mas fuertes y con esa estimulación lograr destrozar sus infantiles cavidades que aún resistían, si bien con algunos daños, no con el río de sangre que buscaba un Pedro, que no tapaba los gritos del niño para estimularse y cogerle más y más duro, no entendía como el, que pudo reventar y mandar al hospital decenas de culos adolescentes y adultos, la resistencia de las paredes anales de un frágil Luisito, que lloraba cada vez que la tenía adentro. Y en ese momento recordó aquella legendaria frase: «Lo que no mata, fortalece»… ¿Sería este el caso del culito y la boquita de un nene de 8 años de edad?
Volviendo a la sala, la aguantadora garganta seguía dando placer a un maravillado Pedro, que disfrutaba con sus manos dominar la brutal follada bucal, reventando en distintos ritmos las cuerdas vocales de Luis, que sin darse cuenta se estaba convirtiendo en un precoz y experto petero…
Pedro: ¿Qué tal, putito? Se nota que ya te está gustando mi pija en tu boca… ¿Te gusta el sabor de mi chupete? Ufff, sí, dale seguí, aguantá putito…dale chupá… usá la lengua como te enseñé… que lo que yo te doy muchas quieren y no tienen… Sobre todo el malparido de tu papá, se muere si te ve tragando mi pija, que putita golosa que sos…
Luisito: glup, glup, glup…(era la única respuesta que podía dar estando arrodillado con la pija incrustada en su garganta)
P: ¡Respondé, mierda! Desde hoy sos mi mujercita, ¿Quedó claro? Y agradecé que te doy pija para que aprendas, porque el día que tengas una poronga frente a tu cara, vas a dominar la chupada, aunque vos ahora sos solo mío ¿entendiste? ¿Entendiste puto o te hago entender de otra forma? Todo esto le dice sosteniendo a propósito su cabeza, sobreexcitado al meter al fondo su pija para que no pueda responder y así amagar otra ronda de sexo anal, que naturalmente desespera al niño y al final lo termina liberando…
L: (con la boca vacía y tosiendo) sí señor Pedro, gracias por enseñarme, pero por favor no me haga tan fuerte no puedo respirar por favoooorrr… (Le pide lagrimeando).
P: puto de mierda, aprendé a decir las cosas por su nombre, lo que ahora te hago es garganta profunda, el líquido que te encanta se dice semen o leche y cuando meto mi pija en tu cola se dice sexo anal…¿Entendiste? Decime…¿Que te estoy haciendo ahora? ¿Y te gusta verdad? ¿O querés más pija en tu culo?
L: Señor, me estás haciendo una garganta profunda y me gusta (mintiendo, por miedo) por la cola me duele mucho señor, ahí no me gusta…
Y en ese instante, un Pedro mega excitado observa con perversión su carita de tristeza, respondiendo arrodillado, mirando al suelo ya resignado a que nadie le salvará de seguir recibiendo pija toda la noche y el broche de oro, 3 gruesos hilos de babas que salen de su boquita y terminan en su pija, hacen que se rinda a ese delicioso retrato de sumisión que multiplicó su calentura. Ignorando las súplicas del niño, con ambas manos se apodera de la cabeza del niño y lo empieza a envestir con una velocidad y dureza sin precedentes; al mirar los manotazos de ahogado y la cara de desesperación de un peque que siente morir, lo hace delirar al punto de embestir su boca descontroladamente, jamás imaginó el infinito placer que le iba a generar el jugarle así un niño que, en pocos días, pasó de ir a la escuela, ver dibujitos en la smart tv, disfrutar de los juegos, dormir con su osito y arrodillarse para rezar, a seguir arrodillado pero para recibir feroces sacudidas de la feroz pija treintañera; que iba a resistir boca abajo, arriba y de costado la totalidad de los durísimos 20 centímetros de hombría y sus descargas de semen; en ese momento Luisito tenía como única actividad someterse a ese vergón que le cogía como quería… en su mente quedó grabado lo que en la tercera cogida, en la pausa de una de las embestidas, le dijo Pedro: «lo único que tenés que aprender es a aguantar porongas y chupar bien, porque es lo único que vas a hacer» y así Pedro combinaba el deseo de liquidarlo a pijazos con un intenso entrenamiento a los pliegues de su culito, hasta asegurarse de tener una sobredosis de placer. Su aparato reproductor era un privilegiado consumidor de aquel culito, tan delicioso como prohibido, en el que muchos se deslecharían sin dudar una y otra vez. A sus 8 años, Luisito recibía por el culo y la garganta una traumática experiencia, pero también un ejemplar entrenamiento con una poronga de albañil, quien sacaba provecho de la situación, disfrutaba del sexo ya hace más de 8 horas, siendo a la vez el mismo tiempo de un doloroso pesar para el niño, que solo deseaba terminar con aquella maratón sexual, con un nivel de embestidas y una pija tan bestial como creativa que muchos y muchas, como por ejemplo su madre, soñaban con disfrutar… A su corta edad, el único momento de consuelo lo tenía cuando Pedro largaba, así como en este séptimo tiro, varios y abundantes trallazos que impactaron por toda la carita del niño quedando totalmente lecherado, para luego depositar en su estómago cuando, obligado por el arriero, sacó la lengua en la que, con los porosos dedos actuando de cucharas, le depositó una importante cantidad de leche y verificando, comprobó y festejó, como todo varón, con una morbosa sonrisa y sus manos acariciando por primera vez el suave cabello del niño, felicitándolo por haber tragado su leche.
Y pasando ya las diez de la noche, nuestro candente protagonista se recuperaba de la última deslechada, con el deseo intacto de volver a mandar bola en el fondo del culo de la criatura y, acariciando su metralla, disfrutaba sin ninguna culpa y con mucho placer, los oscuros privilegios que ostentan machos incorregibles y fogosos como el, mientras un acurrucado Luisito, aún con rastros de la sexta descarga de leche en su cara imaginaba, mirando con ansiedad a su peor pesadilla que se estaba preparando para el resto de la noche con firmes masajes con las mismas manos que, minutos antes, le pusieron aquella leche que, sin entender el porqué, disfrutó de su sabor y sin reconocerlo, queriendo más, ya que prefería las descargas seminales a esas durísimas cogidas, que serán narradas en la siguiente entrega.
Como sigue
Ya disponible la parte 4, espero lo disfrutes
Como sigue?
Ya disponible la cuarta parte jeje
Uff me menuda excitación… como sigue?
Que rico, ya disponible la parte 4
Buen relato. Menuda excitación y menuda paja me he hecho mientras lo leía 💦💦
Ufff que delicia, espero lo tires todita en la cara de Luisito…ya disponible la parte 4
Uff no sabes como me he corrido… estaba tan cachondo que ha salido disparado.
Seguro los disparos fueron con la misma potencia con la que Luisito lo sufrió en su cuerpo 👅
Aunque me da pena el pequeño, ya que lo hace en contra de su voluntad… me excita mucho este relato.
Y lo peor es que aún le queda mucho por sufrir, aunque dependerá de el empezar a disfrutar de la pija, lo cierto es que le queda aún mucha cogida por aguantar…ya disponible la parte 4
Que bueno que ese albañil macho se dió placer con el pequeño Luisito usando su boquita y si antio como se debe usar el si sabe aprovechar cada oportunidad que muchos quisieramos tener!! Execelente relato espero seguir leyendo más…
Quisiera creer que cada sacudida de Pedro lo hacía en honor a todos los que soñaron reventar culitos así de ricos y nunca pudieron, su poronga tiene una misión muy importante para nuestras pajas