Un depravado albañil violó a un niño de tan solo 8 años (parte 2).
Continúa el relato del brutal ultraje a un niño de 8 años, quien estando solo en su casa recibió, contra su voluntad, los embates de un perverso y violento albañil, que le dió pija sin parar e hizo lo que quiso en sus dos agujeros, dejando su culo bien roto. No consentido..
Siendo las tres y cuarto de la tarde, había pasado ya casi la primera hora desde que Luisito recibió pija hasta lo más profundo de su rosado y cerrado anito, cuyas paredes sangrantes fueron obligadas, por vez primera, a resistir los embates de una tremenda boa de carne, a consecuencia de una durísima violación por parte de un pijudo albañil, quien disfrutaba haciéndole al niño llorar, sufrir y gritar. Con un insoportable dolor y moviéndose al compás de las metidas, el niño resistía como podía las duras embestidas del fogoso albañil, quien nuevamente boca abajo le daba pija en el culo, recuperando así esas semanas en las que solamente alivió sus deseos con muchas pajas. Mientras Luisito sentía que se moría del dolor, Pedro; atrapado en los dolorosos gemidos del pasivo y el rico culito que apretaba su verga aún con el bombeo, trataba de retrasar su segunda largada, sin éxito: de forma sorpresiva y apenas 10 minutos después de iniciar la segunda cogida, disparó varios trallazos con mucha esperma que se sumaron al primer depósito en el fondo del culito del niño, que así quedó con el tanque lleno de viscosa hombría; si bien el semental se lamentó por durar poco, al mirar el reloj se volvió a alegrar ya que indicaba, según la rutina familiar bien estudiada por parte del violador, que aún le quedaban unas 4 horas de puro e intenso placer que no pensaba desaprovecharlo, para la angustia del recién estrenado pasivo.
– Pedro: Me hiciste largar rápido putito, pero en breve me tomo revancha, espero que te guste
– Luisito: Noo, pará ya por favor, me duele mucho ya no aguanto más…
– P: Vos acá estás solo para hacer lo que yo quiera o te rompo la cara ¿Entendiste? Ahora andá al baño, empujá lo que hay dentro de tu culo y lavate rápido para seguir…
– L: Bueno, ya voy…
Y así, sin otras opciones, un sometido Luis, cuyos padres pasaban la tarde sin siquiera imaginar los desesperantes gritos que emitía su hijo en cada ronda de violación, descargó en el water una gran cantidad de leche y un tanto de sangre, en medio del tremendo dolor que sentía en su desflorado culito, que hasta ese momento ya había recibido una media hora de una pija de dimensiones superiores al común, todo eso siendo apenas una parte de lo que iba a recibir por parte de un glande invasor. Aunque cada estocada le dolía, sus paredes anales se expandían para soportar al nuevo huésped, que cada tanto recompensaba con una buena cantidad de lubricante natural que ayudaba a reducir el dolor que generaba el impulso del varón, el de meter y sacar la pija en todo agujero que desea, consentido o a la fuerza, como en este caso y con mucha violencia, producto del morbo del penetrador y lo estrecho de un anito, rosadito en el exterior, recubierto por hermosas nalgas, que con 8 años anatómicamente no debería estar preparado para aguantar este tipo de esfuerzos, o al menos eso se creía, que no podia cumplir el rol de anfitrión de un pene descomunal en tamaño, que lo sometió a los más duras e intensas pruebas, en variadas posiciones e intensidad. A pesar de un inmenso dolor, hay que reconocer que el conducto anal iba superando cada prueba y aún no llegaba a sus límites de resistencia.
Momentos después, el culo roto volvió a la pieza, viendo a su violador sentado en la cabecera de la cama, desnudo con las piernas abiertas y de nuevo con la pija bien parada en su mano, a los 8 años estaba sin poder escapar de ese doloroso momento que le propinaba un rudo, básico y depravado y pijón albañil, que gozaba con cada embestida el culito más rico que probó en su vida…
– P: Que irónico, en la misma cama donde te hicieron tus padres yo te estoy haciendo mi mujer…una putita golosa que va a ser una adicta a mi pija…
– L: Por favor no me hagas más eso, o haceme más despacio porque me duele demasiado…
– P: Que pena bebé pero sos una mujercita y como tal tenés que aguantar la pija de un macho como yo pero está bien, ahora vamos a cogerte por tu boquita… yo te voy a guiar y nada de morderme la pija… entendiste o te tengo que enseñar a la fuerza?
En ese instante, colocó a su víctima boca abajo frente a sus piernas y, guiando con sus manos, le pidió que abra la boca, como Luisito no lo hacía, empezó a pasarle la verga por sus labios y cachetes hasta que, harto, apretó su nariz y buscando aire, el niño abrió su boca y ahí probó el sabor y la textura de una pija. Así, de a poco, fue forzando encantado su pequeña boquita, que apenas podía tragar el glande y un poco más. Con una extraña paciencia (la que no tuvo al cogerle) le fue mostrando, con sus dedos, como tenía que usar la lengua, succionar la cabeza de su pija, paso a paso le enseñó a chupar sus dos grandes huevos y también a aguantar la respiración en cada intento de garganta profunda. Un temeroso Luisito, resignado ya a su destino obedecía sin quejarse, pensando que era mejor unos segundos sin respirar, que muchos minutos de dolor con una pija en el culo. Luego de varias arcadas, producto del glande violador llegando a parte de su pequeña garganta, Pedro retiró la pija y, con la mano derecha, agarró la mazorca para golpear la cara del niño una y otra vez. «Ufff, mirá como me ponés, mirá como me tenés, las putas como vos tienen que ser cogidas por pijones como yo», expresaba el abusador, mientras seguían los golpeteos y pinceladas por toda la ultrajada carita. Dominarle de esa manera al hijo de sus emperadores, someterle a lo que se le canten los huevos, en definitiva lo hacía delirar de morbo y usando el cuerpo ultrajado, se daba el gran gusto.
Mirando fijamente a los ojos de su desvirgador, el infante trataba de entender por qué el le pegaba en su cara con su pija, sin hacer preguntas; al albañil, tener ese contacto visual, del niño mirándole en medio de los pijazos, lo llevó al tope del deseo, de hacerlo suyo una vez más y dándole la vuelta, puso a Luisito a recibir primero pija de cuatro y, montándose encima de su depósito de semen, mantuvo un fuerte bombeo, rozando lo insoportable para el niñito que llorando y suplicando decía una y otra vez «Pará ya, pará por favor, sacame, me duele, me dueleeee, más despacio, más despacio ayyyy, ayyyy, me duele tu pija me dueleee». Lo que Luisito ignoraba, a sus apenas ocho años, es que todo varón, al escuchar que sus pijas generan dolor al coger, lo excitan más, los descontrola y hace que aumenten la la fuerza e intensidad de sus cogidas; ellos disfrutan sometiendo a quien recibe su virilidad y más si lo es un violador como Pedro, quien buscaba generar dolor y sufrimiento al niño, cosa que no encontraría en un sexo consentido. Así Pedro, estimulado al comprobar el dolor que causaba su destacada poronga, se sentía en lo más alto… «sí putita, dale, gritá más, pedí todo lo que quieras siiii que ricooo te duele, te duele verdad» y el cogido no podía evitar responderle en ese sentido; cerrando sus ojos, trataba de aguantar el descontrol, rogando para que su culito descanse lo antes posible.
Pedro sentía, como nunca, la felicidad de ser todo un hombre, al cumplir su sueño de romper, una y otra vez aquel infantil pero aguantador culito, sueño hecho en cada metida, en cada largada. La tercera ronda llegó a su inevitable final, con grandes descargas de aquel preciado líquido blanco que, sacando la pija, impactó deliberadamente en las nalgas del niño y disfrutar así de una morbosa imagen, la de unas nalgas bañadas en leche con un culito bien abierto. La leche se escurría en las inocentes nalgas, como el mortero en la pared que sus manos hacían en la obra, mismas manos que sujetaron el cuerpo ajeno en la cogida y con la que dirigió su mástil para que su semen pueda estar ahí, donde lo deseaba y recorriendo su camino.
Y entre breves descansos, en los que dedeaba el culito usurpado o usaba la pequeña lengua pata limpiar toda su verga, este violador continuó sometiendo a un niño a sus más bajos placeres, un niño entregado totalmente a la voluntad del fortachón, quien de cucharita, misionero, patitas al hombro o haciéndolo cabalgar, le dió tanta pija como nunca a nadie le metió a un niño que nadie imaginaría. Para las siete de la tarde, faltando media hora para el fin, estaba arrodillado el vigoroso trabajador, con sus muslos apretando y encima del joven rostro, agitando intensamente su enorme pija hasta descargar raciones de leche bien caliente en la cara de Luis, quien con los ojos cerrados sintió y olió, por vez primera, la leche de un varón de 36 años, que en su cutis coronaba intensamente una tarde de tremendo placer por un lado y de sufrimiento por el otro, de un deseo que empezó con aquellas nalgas blanquitas y que en ese instante ya estaban totalmente reventadas.
Pedro metió dentro del short, la metralla con la que acababa de dar sus mejores batallas, luego de bañar cuidadosamente al niño, sacando con sus dedos la leche en el culo, nalgas y cutis de Luis, eliminando así todo rastro comprometedor. Pensó por un instante e hizo un resumen de la faena: en total, su poderoso sistema reproductor expulsó esperma en 6 ocasiones (cuatro en el culito, uno en la boquita que hizo tragar y el último en la cara), correspondiente a 5 garches y una paja (la que bañó la cara de Luisito en leche): Al niño, le reventó el culito, le hizo mamar, llegó a parte de su garganta, pinceló su cutis, lengua y labios. En resumen, tuvo una tarde con mucho sexo anal y oral, que lógicamente resultaron en más de 30 disparos de espesa leche, todas en la víctima, (aunque lamentó no haberle dado más un tiro para que tragara). Por una parte, con lindas palabras y abrazos al adolorido niño lo felicitó por aguantar su pija y dejar de llorar y aguantar su pija; por otra, con fuertes amenazas, garantizó el silencio del niño reventado y, con una fuerte nalgada al culito tallado en su pene, se retiró a su lugar de descanso en la obra. Al llegar se desnudó como para bañarse, momento en el que, con satisfacción y orgullo, admiró a su poderosa y rendidora pija, felicitándose a sí mismo por haber generado recuerdos para sus pajas hasta la muerte, como la que empezó a hacerse ahí mismo…
Espero les haya gustado el relato y que tengan una riquísima paja.
Como sigue?
Mañana disponible la tercera parte
Menuda paja me he hecho… quiero saber mas…
¡Qué genial que lo hayas disfrutado a todo dar! Mañana se viene la tercera parte, espero que les guste
y como termina todo creo que debe haber un final le gusto o no le gusto……..saludos amigo… 🙂 😉 🙂 😉 🙂 😉
Hola, posiblemente tenga 4 a 5 entregas, para continuar desarrollando el relato
Como sigue?
Hola Dante, mañana disponible la tercera parte
Uff estoy super caliente y tengo la polla super dura.
Que delicioso comentario, que bueno
Cuenta la 3ra parte
Hola, mañana disponible la parte 3
No hay parte 3? Y4? Y5?
Hola, tendrá de cuatro a cinco partes
Así deberían de tratarlos, se me ha puesto la verga muy dura imaginando el sufrimiento de ese putito
Que de niños aprendan ya a aguantar las embestidas de tremendas porongas….como en mi caso, jeje.
Wooow que relato más delicioso coincido contigo que de niños ya aguanten buenas vergas… Ojalá puedas meter integrante nuevos violadores nuevos todos para ese lindo anito.
Los relatos finalmente serán largos, así como las pijas que harán sufrir a Luisito…que lo disfrutes a mano cambiada!
Que delicia. Ese culito debe disfrutar mucho 🤤
Ya quisiera yo haber tenido verga desde bb, pero no se me hizo
Telegram: @Jasmett
A mí de niño me hicieron mamar y me dieron por el culito, aunque quedé con ganas de más, recién desde los 18 tuve mucha verga en mí