Un sumiso muy puta
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Faltan pocos días para Navidad, por fin llegaron mis ansiadas vacaciones y mi mujer y yo hemos viajado desde nuestro lugar de residencia aunque por separado debido a razones familiares, pero con la intención de reunirnos en breve para disfrutar de unos días sólo para nosotros.
Esta tarde salí por la ciudad para ver de comprarle algún regalo y al pasar por delante de un sex-shop me decidí a entrar por ver un juguetito del que hemos hablado en varias ocasiones …., quizás sea mejor que os explique nuestra historia para que entendáis bien todo.
A mi mujer y a mi nos gustan los juegos en el sexo, y sobre todo a mi me gusta que ella me domine, me ordene hacerle guarrerías, y que me sodomice.
La primera vez fue algo sin pensar y bastante light, en una ocasión en que estábamos follando, ella montada encima mío con toda la polla en el coño se le ocurrió echarse hacia atrás y meterme un dedo en el culo; aquello me gustó, al corrernos y con el cigarrillo de rigor ella me preguntó si me había molestado lo que había hecho, a lo que conteste que me había gustado.
Días después pensé en comprar algún juguete para incorporarlo en nuestras fiestas, así que pasé por un sex-shop y compré un vibrador negro de punta plateada y lo guardé en casa sin decir nada, a la siguiente sesión de cama le mostré la sorpresa que tenía para ella, se echó a reir y comentó lo calladito que lo había tenido, pero que tuviera cuidado que podía ser de ida y vuelta, lo cual no entendí.
Así pues, nos pusimos a follar, le comí un rato el coño y cuando noté que estaba bien mojada empecé a meterle el vibrador poco a poco hasta que lo tuvo todo dentro, gemía y movía las caderas conforme la follaba con él hasta que no pude aguantar más y la monté con la polla dura como un mástil, estuvimos follando un rato hasta corrernos y nos dormimos abrazados.
Al día siguiente, domingo, nos levantamos tarde, aunque ella lo hizo antes que yo y se fue al baño, al rato escuché música, era alguna canción lenta, no recuerdo cual, y al momento me llamó que fuera con ella, me levanté y acudí a su llamada, mi sorpresa fue al entrar y ver el baño con velas, sin otra luz, se me debió notar en la cara la extrañeza por lo que me dijo que recordara lo que me había dicho de “ida y vuelta“, yo seguía sin entender lo que quería decir, así que me lo aclaró diciéndome : “no pensarás que voy a usar solo para mi el juguete que trajiste, tu también lo usarás” para añadir a continuación “te voy a follar”, y dicho y hecho, ante mi pasividad, me dio la vuelta y me hizo arrodillarme dentro de la bañera de espaldas a ella con el culo levantado.
En aquella postura comenzó a echarme agua caliente por la espalda y el culo, se untó con vaselina dos dedos y empezó a meterlos en mi agujero mientras inclinada sobre mi espalda sentía sus grandes pechos y me susurraba al oído que me relajara, que no me iba a hacer daño.
Para mi sorpresa mi rabo estaba bien duro, ella me sobaba los huevos desde atrás sin dejar de mover sus dedos dentro de mi y yo estaba cada vez más cachondo.
Al rato sentí como sacaba los dedos y al mirarla vi como preparaba el vibrador que compré embadurnado de crema para empezar a follarme como me había dicho; la verdad es que me pareció muy grande (de hecho lo es), debe medir unos 20 cms de largo por 4 de grosor, hice el amago de protestar pero apenas me dejó decir media palabra, me dío un buen azote en el culo y me ordenó callar, lo cual hice.
Aquel azote hizo que mi polla se pusiera más dura y empezará a gotear de excitación y sentí como mi mujer apoyaba la punta del consolador en mi entrada trasera, como vibraba, y empezó a introducirlo lentamente, me dolía un poco por lo que me quejé e intenté retirarme, lo que me valió otro azote y un pellizco, así que me estuve quieto y siguió metiéndolo a la vez que me sobaba la polla y los huevos, dándose cuenta de lo excitado que estaba dijo: “Parece que no te disgusta sentir este rabo en tu culo, sientes como vibra?, ya tienes la mitad dentro, quieres que siga o lo saco?”, a lo cual mi respuesta fue empujar hacia ella metiéndome yo mismo el resto del vibrador.
Ante esta acción mía el comentario de mi mujer fue que era un buen cabrón y una buena puta, que ya me enseñaría ella.
Que os parece?, allí estaba yo con el culo lleno, mi mujer follándome, la polla dura como una piedra y más salido que nunca, pero deseando que no parara de follarme el culo.
Mi mujer me hizo salir de la bañera y extendiendo una toalla en el suelo me indicó que me tumbara, a todo esto yo seguía enculado, lo cual comprobó, para de seguido ponerme el chocho en la cara y decirme que se lo comiera que ella también quería disfrutar y así lo hice esmerándome en el clítoris, lo que provocaba que se refregara contra mi cuando movía las caderas.
Cuando le pareció bien se apartó de mi cara y se montó sobre mi polla, a todo esto mi culo estaba tan abierto como su coño y entonces dijo: “Te estoy follando bien cariño?, porque soy yo la que te folla a ti y así será a partir de ahora cabrón, serás mi puta particular, te voy a follar ese culito siempre que me apetezca”, y para remachar su autoridad me dio un pellizco en una de las tetillas.
No pude aguantar más y empecé a correrme, los espasmos me recorrían desde el culo a la punta de la polla y solté más leche que ninguna otra ocasión en mi vida, lo que pareció encantar tanto a mi mujer que se corrió mientras decía: “Que buena puta que tengo, como me llena el chocho de lechita, la quiero toda para mi”.
Tras corrernos se inclinó sobre mi para besarme y morderme el labio inferior y pellizcándome de nuevo una tetilla me susurró: “El próximo día empezaré a prepararte a estas (refriéndose a mis tetillas), que a mi también me gusta comer tetas”.
Finalmente me quitó el vibrador y al ponerme de pie no me aguantaban las piernas… así fue mi primera vez, aunque no la última.
Cada vez que recuerdo aquello se me pone tiesa la polla, como me pasa ahora mismo…. pero bueno, seguiré contándoos, los días después de suceder la pérdida de virginidad de mi culo yo no hacía más que darle vueltas a la cabeza sobre lo que pasó, de hecho nunca me han atraído los tíos, pero que me follara mi mujer me había gustado … y mucho y así lo hablé con ella, a lo que respondió que ya se había dado cuenta y que a partir de ese día iba a ser su puta y para demostrármelo me ordenó que me fuera al salón de la casa y me desnudara, que me iba a preparar las tetillas y a follarme.
Yo obediente hice lo que me dijo mientras ella se iba al dormitorio a por el vibrador y la crema, a su regreso me tumbó en el sofá y empezó a chuparme las tetillas, primero llenándose la boca para a continuación sujetar sólo el pezón con los labios y succionar, pasaba de una a otra estirando de ellas, pellizcándomelas, mordisqueándolas, yo estaba a mil, aquella mezcla de morbo, placer y dolor me excitaba y estando así mi mujer se detuvo para preguntarme si quería que me follara ya …. yo estaba deseándolo y contesté que sí, a lo que respondió que se lo pidiera como era debido… mientras hablábamos esto ella iba untando de vaselina el vibrador y yo obediente pronuncié lo que nunca hubiera imaginado decir: “ “Fóllame por favor, rómpele el culo a tu puta” Esas fueron mis palabras, que dejaron muy contenta a mi mujer, así que me separó las piernas me abrió el culo y comenzó a meter el vibrador, el cual me tragué entero sin dificultad ninguna, lo que hizo decir a mi mujer que tenía una puta muy guarra que la segunda vez y ya me lo tragaba así de fácil, me hizo cerrar bien las piernas y colocándose a horcajadas sobre mi cara me acercó el coño y me ordenó comérselo mientras ella me seguía follando con el vibrador y masturbándome a un tiempo.
En esta situación mi resistencia sexual se evaporó y empecé a sentir el principio del orgasmo, conseguí balbucir que me iba a correr … la reacción de mi mujer fue una sorpresa cuando le oí decir …. “Si te corres te corto la polla puta” – y acto seguido se la metió en la boca y me dio un mordisco… no muy fuerte, pero lo suficiente para cortar mi orgasmo – y me dijo – “sigue comiéndome el coño y te corres cuando yo te diga, entendido puta ?“ …. “si” – contesté yo.
Así me tuvo al menos media hora, tenía el culo hecho agua, la polla para explotar, pero cada vez que paraba de chuparle el sexo, me hacía un recordatorio dándome un apretón de huevos, hasta que se corrió en mi cara entre gemidos y pequeños gritos, a mi aquel néctar me supo a gloria y sin poder evitarlo comencé a tirar leche en un orgasmo muy intenso, me estaba corriendo también por el culo, mi esfínter se contraía sobre el vibrador a cada espasmo de mi polla en la eyaculación.
Mi mujer se sonreía con picardía y me decía….- “Que te pasa cabrón? , te gusta ser tan puta? , pues que sepas que esto es solo el principio y puesto que te gusta comprar juguetes el próximo sábado vamos a ir los dos a por algunas cositas”.
Y efectivamente así fue, ella eligió, unas bolitas anales, una anilla retardante y un arnés que llevaba una polla no muy grande por fuera, de unos 14 cms y otra más pequeña por dentro; ante aquello yo veía venir el tema, mi mujer pensaba follarme como si fuera un tío sirviéndose del arnés, lo que no me imaginaba era lo que ella tenía pensado de manera inmediata.
Al regreso hacia casa me dijo que me desviara por un camino auxiliar y después de recorrer un centenar de metros me hizo parar, encendió la luz interior del coche y me suelta: “Bájate los pantalones y el slip que vamos a estrenar las bolitas” –ante lo que contesté si no podíamos esperar a llegar a casa, su contestación –“Y quien te ha dicho que vayamos a casa?”.
En fin, me quité la ropa, puse el culo al aire y se puso a meterme las bolitas, eran cuatro, plateadas, yo las sentía entrar empujadas por su dedo y una vez las tuve dentro me subí la ropa, al sentarme de nuevo las sentí en mi interior y desandando el camino hasta la carretera cada bache me hacía sentir una sensación extraña en mi culo, pero para nada desagradable.
Al llegar al cruce me dijo – “ Vamos a cenar por ahí, que quiero ver como se te va poniendo cara de putita con las bolas, cabrón “.
Nos fuimos a un restaurante italiano, cuando entramos yo tenía la sensación de que todo el mundo se iba a dar cuenta de lo que llevaba en el culo y mi mujer no hacía más que sonreir y sobarme el culo al andar, durante la cena me preguntaba que tal sentía el culete, se reía y me sobaba la polla con el pie por debajo de la mesa.
Por mi parte aquella situación me producía mucho morbo y me encontraba excitadísimo, pero aguanté como pude y ya en los postres mi mujer dijo – “Ya sabes lo que te espera al llegar a casa putilla?…. te voy a follar con el rabo de plástico que hemos comprado como si fuera un tío, seguro que tendrás el culito a punto con las bolitas” – pagamos la cuenta y no fuimos directos a casa, conforme subíamos no dejó de sobarme ni un momento y al cerrar la puerta me ordenó desnudarme mientras ella sacaba una manta y la echaba al suelo, tras desnudarme me puso a cuatro patas, me separó las nalgas para ver mi agujero y sacar las bolitas en tanto no dejaba de pellizcarme y darme azotes.
Después de sacar dos de las bolas me dejó allí y empezó a colocarse el arnés, lo llenó de crema y terminó de sacar las bolitas que faltaban para de seguido clavarme la polla de plástico de un golpe, mi culo estaba tan encharcado que no me dolió aquella clavada a lo bestia, me cogió del pelo echándome la cabeza atrás y con voz ronca me dijo – “Sientes mi polla puta? Te voy a romper este culo vicioso que tienes cabrón” – y comenzó un mete y saca salvaje, me sujetaba de las caderas y tiraba de mi para clavármela por completo y durante todo el tiempo no dejaba de darme pellizcos y azotes en las nalgas y de insultarme llamándome puta, zorra, cabrón, y cosas por el estilo.
Yo tenía la polla completamente tiesa y estaba gozando la follada que recibía, incluso movía el culo intentando seguir el ritmo de sus embestidas, hasta que me saco el rabo de plástico me hizo colocar boca arriba, separar las piernas como una mujer y volvió a clavarme, con la ventaja de que en esta postura podía alcanzar mis tetillas, a las que empezó a dedicarse con mordiscos y chupetones, mi polla aplastada contra su vientre parecía a punto de estallar y ella no debía pasarlo nada mal con la polla interior del arnés pues gemía continuamente.
Así estuvimos durante un rato hasta que se levantó dejándome el culo vació, se quitó el arnés y se sentó sobre mi polla que entró en su coño mojado fácilmente, comenzando a cabalgar hasta correrse y correrme, eché tanta leche que le rebosaba el chochete, a lo que encontró una fácil solución diciéndome – “Tu me lo has manchado, tu lo vas a limpiar putita, así conocerás a que sabe tu leche” – y me plantó el coño lleno de mi semen en la boca, a estas alturas no tuve reparo alguno en probar mi propio jugo y enterré mi cara entre sus piernas.
Me comí toda la leche, dejé su coño limpio y mientras hacía esto mi polla comenzó a reaccionar y a volver a ponerse dura, mi mujer también se dio cuenta y su reacción fue buscar el vibrador y volver a encularme a la vez que decía – “Parece que mi puta no ha tenido bastante, veamos que tal comes una polla mientras te follan el culo” – y cogiendo el arnés, acercó a mi boca la polla que acababa de tener en el culo, eso no me gustó, pero ella se ocupó de que abriera la boca cogiéndome una tetilla y pellizcándola con fuerza, en cuanto entreabrí los labios empujó y me metió hasta la garganta la polla del arnés, por suerte para mi se trataba de la interior, aquella que había tenido en el coño mientras me enculaba, sabía a ella, conozco muy bien su sabor por tantas veces como le he comido el chocho, así que comencé a chupar aquel rabo de latex como si me fuera la vida en ello.
Mi mujer por su parte seguía cachonda también y no perdió un momento en volver a clavarse mi polla mientras me seguía follando la boca ya que del vibrador de mi culo no tenía que ocuparse.
Ella cabalgaba con fuerza sobre mi moviendo las caderas hacia delante y hacia atrás mientras subía y bajaba, gimiendo y dando pequeños gritos… yo estaba totalmente salido y seguí chupando hasta que me quitó el arnés de la boca e inclinándose me metió uno de sus magníficos pechos de aureola y pezones grandes y sonrosados, ni que decir que me agarré al mismo como un bebe, momento en que ella se corrió como una loca para a continuación apartarse y dejarme a medias.
Yo como loco le pregunté que hacía y respondió que si me quería correr que me hiciera una paja, pero que si lo hacía, mientras me follaría otra vez con el arnés y conforme estaba ni lo dude un momento empecé a pajearme; ella ni corta ni perezosa se lo colocó y separando mis piernas empezó a intentar meter en mi culo la polla del arnés …. pero yo seguía con el vibrador puesto !!! … protesté, le dije que me iba a romper el culo, a lo que me contestó – “ Eso quisieras tu cabrón “ – y siguió empujando, cuando logró meter la punta creí que me lo rompía de verdad por el dolor que sentí, pero bien por la vaselina o por lo abierto que estaba, fue entrando poco a poco hasta llegar al tope, ni que decir que me corrí como un bestia, llenando su vientre de leche y alcanzando hasta sus pechos.
Como podréis imaginar me tocó limpiar con la lengua todo lo que había manchado, volviendo a probar mi semen.
Cuando dejó mi culo vacío le encantó verlo tan abierto, así que se fue a por la cámara digital y me hizo varias fotos, mientras decía que tendríamos que comprar otra polla más grande porque de las que teníamos ni me enteraría con el culo de puta que tenía.
A partir de aquel día mi mujer me usaba cuando le apetecía y en cualquier lugar de la casa, igual me tocaba comerle el coño en la cocina que me follaba el culo en el salón, sobre todo los fines de semana que me tocaba ir desnudo, con las bolas chinas y un delantal puestos, dejando mis nalgas a su completa disposición para pellizcarme o darme un azote al pasar por su lado.
También era habitual cada vez que le llenaba el coño de leche, me hacía limpiárselo con la lengua hasta que un día estando en esas labores me dijo – “ Cómeme el culo puta” – lo que hice de inmediato, pasando la lengua por toda la raja del culo y metiéndosela dentro todo lo que pude, lo que le encantó y demostró diciendo – “Que bien que usas la lengua cabrón, a partir de ahora me vas a dar más gusto, porque me vas a comer juntos el chocho y el culo, ¿está claro zorra? – a lo que respondí que sí, siempre que me lo ordenara.
De esta manera se sucedían los días, pero mi mujer empezó a mostrarse descontenta porque el culo de su puta, es decir el mío, estaba muy dilatado y se tragaba las pollas de plástico que teníamos sin dificultad, por lo que un día tras estar un rato follándome, se fue al frigorífico y al regresar traía cubitos de hielo, cogiendo uno de ellos me lo metió en el culo por lo que mi esfínter se cerró por el frío intenso, lo que le provocó una sonrisa y un comentario – “Parece que funciona, va a ser como si te desvirgara otra vez putita mia” – y acto seguido me dio una embestida con el arnés enterrándome hasta el fondo aquel rabo que yo conocía tan bien pero que me pareció más grande debido a lo cerradito que había quedado mi culo.
Y hasta la fecha seguimos con este sistema del hielo, pero ya me ha dicho que vaya mirando de comprar un arnés que pueda ir cambiando los consoladores conforme los necesite más grandes para follarme satisfactoriamente, por eso de mi visita al sex-shop con que inicié esta narración, en la cual vi algunas pollas de plástico verdaderamente enormes, menos mal que he ido solo, que si no ya me veo clavado por una de ellas y con el culo destrozado,…. aunque pensándolo bien, no me importaría si es ella quien lo hace, mi esposa y Ama.
PD: Espero seguir contándoos mis experiencias de sumisión con mi mujer, y si os excitó mi narración me escribáis a mi mail.
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