Una historia de amor con Valentina (Parte 1)
Serie de relatos que cuentan mi experiencia cuando mantuve una relación secreta con una menor..
Jamás hubiera imaginado que la fiesta de año nuevo realizada en casa de mis padres terminaría por ser el principio de la aventura más arriesgada y erótica que tuve en mi vida. A mis 25 años me consideraba un hombre atractivo, sin embargo, en todo el tiempo desde que me independicé de casa no presenté a alguna pareja mía ante mis padres, y la verdad es que no fue porque no tenía mujeres muriéndose por mí, al contrario, cada fin de semana amanecía una puta nueva entre mis sabanas, en realidad el principal problema era que me gustaban las menores, desde los 16 años, cuando gracias a un amigo conocí el cp, tenía la fantasía de cogerme a una niña, vestida con su uniforme de colegiala, o incluso con esas pequeñas prendas que usan las adolescentes para exhibirse y alimentar el morbo de cualquier hombre amante de esos hermosos cuerpos juveniles. incluso, cuando entré a mis 20’s se me ocurrió la idea de secuestrar a alguna colegiala o captar a una pequeña por internet, sin embargo, jamás logré hacerlo tal vez por miedo y el único método que utilizaba para desahogar mi frustración era masturbándome con videos cp.
En todos esos años jamás se me había ocurrido siquiera tocar o morbosear con mi hermanita menor, que a decir verdad, era una niña hermosa de piel blanca y cabello castaño, la genética no le favoreció mucho, pues casi no tiene pechos tan grandes como los tienen las niñas de su edad. Yo, como hombre, consideraba que tenía que cuidarla de cualquier peligro en este mundo, y de todas las pequeñas a las que podría tocar o follar para satisfacerme, ella jamás será una opción.
Pero ahora nos remontaremos al 31 de diciembre del 2022, mis padres habían organizado una fiesta con toda mi familia, tíos, abuelos y primos legaron desde el interior del país para celebrar las fiestas decembrinas en la capital, en casa de mis padres, para ese momento yo tenía un departamento amplio que alquilaba, el cual dispuse para que mis tíos y primos tengan una mejor comodidad y la casa de mis padres no se vea tan abarrotada de gente todos los días, durante diez días yo me quedé a dormir con mis padres, hermana y abuelos, y al no tener espacio para muchas personas, se me asignó un colchón inflable en la habitación de Ximena, mi hermanita de catorce años, que veía muy poco últimamente y se sintió muy feliz de tenerme en casa por esos días.
El día de la fiesta apoyé en lo que pude con la preparación de la comida y limpieza del hogar, estaba muy feliz de tener a mi familia junta en esos días especiales, sin embargo, noches que había estado durmiendo con mi hermanita fui presa fácil de la ansiedad, pues en todo el tiempo que estuve viviendo solo me acostumbré a masturbarme viendo videos cp antes de dormirme, algo que no había podido hacer y fue la principal causa de mis noches de insomnio. Pero volviendo al día de la fiesta, por la noche me bañé y me puse ropa decente para recibir a toda mi familia en casa, la cena y la fiesta después de las doce se estuvo realizando con normalidad hasta que vi a mi hermanita abrir la puerta, y ahí, en medio de toda la gente bailando en el salón, justo en el marco de la puerta, resaltó una mujercita de no más de quince años de cabellos ondulados y negros, vistiendo una casaca y una minifalda que e permitía ver sus largas y blancas piernas, la verdad es que no la había visto antes y fue por eso que me llamó la atención, vi a Ximena saludarla con un abrazo y las hormonas se me alborotaron, no era difícil deducir que eran amigas.
Durante toda la noche me la pasé buscando con la mirada a esa adolescente que se había robado mi atención, y la verdad es que la fiesta y la reunión familia habían pasado a segundo plano para mí, me encontraba sentado en el sofá, bebiendo alcohol, imaginando todos los escenarios posibles con esa niña. sus pechos no resaltaron tanto cuando la vi llegar, pero si pude notar que tenía una piernas muy lindas y que si esa minifalda se levantaba tal vez podría encontrarme con sus calzones rosados o blancos, colores que combinen con su ropa en general. Me dediqué por varios minutos a jugar con mi mente a adivinar el color de sus calzones, o el tamaño de sus pechos, eran las 3 de la mañana y había pasado desde la 1 am pensando en esa pendejita, poseía una erección fácil de notar por los pantalones apretados que llevaba, había pasado con cara de aburrido por todo ese tiempo, pues quería una excusa para ir a la habitación de mi hermana y conocer mejor a esa preciosura de niña que tiene como amiga.
En resumen, tardé media hora más esperando a que se me baje la erección antes de ir a acostarme con la excusa de que tenía malestar estomacal, subí las escaleras y abrí la puerta de la habitación de Ximena sin avisar, ambas niñas se sobresaltaron, estaban sentadas en la cama, tal vez conversando de algún tema secreto, sonreí y dirigí mi mirada directamente hacia la invitada, que se encontraba cruzando sus piernas y eso me permitía ver mejor sus muslos.
«Lo siento por interrumpir, vine a acostarme» hablé mientras entraba a la habitación, ambas niñas se quedaron en silencio por unos segundos.
«No te preocupes hermanito, mi amiga y yo no haremos ruido» Sonreí ante tal consideración, así que tomé mi pijama y me dirigí al baño para cambiarme, aunque a decir verdad me hubiera encantado hacerlo en frente de ellas.
Y ahí estaba yo, solo con un pantalón de pijama que resaltaba mi verga, me gustaba presumir los resultados de largas horas en el gimnasio, mi abdomen marcado y mi pecho fuerte, algo que a cualquier mujer le haría abrir sus piernas ante mi como una puta, y la verdad es que siempre me había funcionado para llevar a alguna amiga a mi cama, pero aquella noche, apenas volvía a entrar la habitación mi hermana no se sorprendió, pues estaba acostumbrada a verme de esa manera, sin embargo, pude percibir los gestos de sorpresa que puso su amiga cuando me vio, me siguió con su mirada hasta que me cubrí con las sábanas, no quería que nadie entre y piense que estoy desnudo frente a dos niñas.
La verdad es que me quedé dormido unos minutos después, agotado por todo el trabajo de mover cosas y ayudar en la cena, además de que estaba bajo los efectos del alcohol, me dormí mientras escuchaba sus voces de fondo, y en verdad que la amiga de Ximena tenía una voz muy hermosa, eso aumentó mi morbo y antes de dormir tenia debajo de las sábanas mi verga dura mientras jugaba con mi mente nuevamente imaginando lo hermosos que serían los gemidos de esa pequeña.
Desperté al día siguiente porque alguien me movía, abrí los ojos y me encontré con esa mujercita vistiendo un hermoso pijama de dos piezas, con un short pequeño que resaltaba su culo y con una blusa fina que ahora si me permitía ver el tamaño de sus pechos.
«Hola ehmm… Perdona que te despierte pero Xime no se despierta y necesito saber dónde está el baño» con dificultad pude procesa sus palabras, me dolía la cabeza y tenia una resaca terrible, le indiqué cómo encontrar el baño y cuando salió de la habitación yo también lo hice en busca de agua, me puse una camisa mientras caminaba por el pasillo y pude ver a casi toda mi familia dormida en el salón, en medio de las botellas de cerveza, absolutamente todos roncaban y disfrutaban de un sueño pesado. Al subir a la habitación nuevamente me encontré con la amiga de Ximena en el pasillo, algo desorientada, al verme se puso feliz pues había olvidado dónde era la habitación de mi hermana.
Entramos juntos a la habitación y se me ocurrió quitarme la camisa nuevamente, ella se dirigió a la cama de mi hermana y se echó a su lado mientras me seguía con la mirada nuevamente, jamás hubiera imaginado lo satisfactorio que es captar la atención de una adolescente.
«Cuál es tu nombre» le pregunté mientras me sentaba en el suelo y revisaba mis redes sociales.
«Valentina» respondió, tímidamente.
«Que lindo nombre tienes, yo soy Hugo» La vi sonreír y sonrojarse un poco, algo que me agradó porque no siempre se tiene la oportunidad de hacerle sonrojar a una niña.
El silencio inundó la habitación por un momento, ambos estábamos concentrados en nuestros celulares, hasta que levanté la mirada y la vi, en verdad que era una niña muy linda, sus cabellos ondulados se veían genial, y tenía unos labios que a simple vista se puede imaginar lo suaves y dulces que son, sus piernas eran largas, imaginaba lo suave que era su piel y lo excitante que debería ser teniéndola saltando sobre mi verga, tapándose la boca para no gemir fuerte y despertar a mi hermana, yo me encontraba excitado de gran manera, mi verga se puso dura en segundos, las ganas de cogerme a una niña me estaban matando en ese momento.
«Si estás aburrida puedes venir y escuchamos música o algo» dije, la verdad es que tenía pocas esperanzas de que suceda tomando en cuenta lo tímidas que son las niñas a esa edad, sin embargo, la vi levantarse con cuidado de no despertar a mi hermana y caminó sigilosamente hacia donde yo estaba, y se sentó a mi lado, apoyando su espalda en la pared y cruzando sus piernas.
Me levanté un momento para buscar unos audífonos inalámbricos que siempre llevaba a todos lados para no aburrirme, y le di uno.
«¿Estos son los airpods?» preguntó con inocencia, y yo le sonreí.
«Si, puedes ponértelos y así escuchamos música los dos» le propuse, algo que tal vez le encantó porque al instante lo puso en su oído, y le entregué mi teléfono para que ponga alguna canción que le guste mucho, y terminó poniendo una de esos grupos coreanos muy famosos que vuelven locas a las adolescentes. Escuchaba en silencio mientras la veía fijamente, ella se encontraba distraída mirando el suelo.
«¿Y desde cuándo eres amiga de mi hermana?» pregunté, para sacarle tema de conversación.
«Nos conocimos en el colegio el año pasado» respondió, yo le sonreí, y tardé un poco en darme cuenta de que ella había fijado su mirada en mi abdomen, así que pasé mi mano por allí y la vi apartar su mirada, avergonzada, yo solté una pequeña risa.
«No tengas vergüenza, puedes ver y tocar con confianza si quieres» le dije, y Valentina me miró a los ojos.
«¿De verdad?» me preguntó, insegura.
«Claro, mira» tomé sus manos y las llevé hacia mi abdomen marcado, «toca» le dije.
Ella, sonrojada, pasó sus pequeñas manos por mi piel, despacio, como memorizando cada parte de lo que tocaba, a ese punto mi erección ya no se podía ocultar, por lo que dejé que Valentina se diera cuenta por si misma lo que causaban sus toques.
«¿Te gusta?» Le pregunté, y ella solo asintió en silencio, yo le sonreí mientras aún la música se reproducía en nuestros audífonos.
Alejó su mano y me vio, avergonzada, y yo solo le sonreí y en silencio me acerqué más a ella, nuestros ojos mantuvieron contacto por unos segundos antes que ella aleje la mirada, estábamos muy cerca a decir verdad.
«¿Quieres ir allá?» le dije, apuntando hacia el colchón inflable y ella solo asintió en silencio, le tome de la mano y nos levantamos juntos, para después acostarnos uno frente al otro, desde mi posición podía ver mejor las facciones de su rostro, sus labios suaves, el color de sus ojos, todo era realmente hermoso en esa chiquita.
Pronto comenzó a sonar una canción calmada, supongo que de amor, y el ambiente se volvió más íntimo entre nosotros, para ese momento ya estuve en alerta por si Ximena se despertaba, pero Valentina y yo aún teníamos nuestras manos entrelazados, así que me puse a jugar con sus manos hasta que volvimos a tener contacto visual y fue allí, como por impulso, me acerqué a su rostro y le robé un beso, ella apretó los labios y soltó sus manos para alejarme, ambos nos vimos por unos segundos antes que ella baje la mirada.
«Lo siento, perdóname» le dije, con temor de haber arruinado la situación.
«No te preocupes, está bien» respondió
«Perdón por incomodarte, no quise» me volví a disculpar, esta vez tomándole de sus manos.
«No es eso… Es solo que nunca nadie me había besad0» Lo que dijo fue algo que realmente me sorprendió, por lo que la abracé, entendiendo la importancia del primer beso en una niña, y poco a poco fui acercando mi rostro nuevamente al suyo.
«Solo relájate y déjate llevar» Le dije, mientras le observaba cerrando sus ojos y me atreví a dar el primer paso, nuestros labios se unieron y esta vez ella no puso resistencia, pude comprobar que sus labios eran suaves, ambos nos encontramos conteniendo la respiración, podía sentir temblando ante mi contacto, nos separamos y ella abrió los ojos, nos miramos fijamente y yo le sonreí. Valentina sonrió también, avergonzada ocultó su rostro en mi pecho desnudo, y me dediqué a dar suaves caricias en su cabello.
«Eres muy linda Valentina, eres la amiga más linda que tiene mi hermana» le dije, ella me abrazó fuerte y cuando alejó su rostro de mi pecho pude verla sonrojada.
«¿Lo dices de verdad?» me preguntó, algo insegura, aunque en realidad era mentira, ella era la primera amiga de Ximena que conocía desde que me fui de casa a mis 20 años.
«Claro que si, tienes unos labios muy suaves y lindos» Le dije, y pude apreciar que se sonrojaba un poco más. eso hizo que le robe otro beso, esta vez, fue uno más intenso, pude sentir su falta de experiencia, sin embargo, tener contacto con esos labios virginales me excitaba en gran manera y para este punto mi erección era evidente. Mis manos comenzaron a pasearse por su cuerpo hasta que llegaron a su entre pierna y nuevamente ella me alejó.
«Solo besos… Por favor» me pidió, y la verdad es que fue difícil resistirme, era la primera niña que tocaba en mi vida, la excitación era muy grande, así que besé sus labios por mucho más tiempo mientras le agarraba por la cintura, ella soltaba suspiros, del alguna manera sabía que esa era la primera experiencia que ella tenía con un hombre, lo notaba por su falta de experiencia, por la forma en como temblaba ante mis besos.
Ambos perdimos la noción del tiempo mientras nos besábamos, yo repartía suaves y pequeños besos por todo su rostro mientras se sonrojaba, tener ese tipo de contacto con una niña realmente era increíble y al fin yo estaba viviendo en carne propia la experiencia de tener entre mis brazos a una adolescente que tal vez tenía las hormonas alborotadas y se mojaba en cada beso que le repartía por su rostro y labios.
«¿Cuántos años tienes?» resurgió aquella pregunta en un momento en el que ambos nos separamos en silencio por unos minutos, la música continuaba en nuestros oídos y fue tal vez eso lo que hizo que nuestra primera experiencia sea agradable.
«Tengo catorce…» Me respondió, y escuchamos a mi hermana despertarse, ambos nos separamos con rapidez y Valentina casi corrió a la cama para que Ximena no sospeche.
Aquel 1 de enero me masturbé como nunca en el baño de la casa después de que Valentina se haya regresado a la suya, el recuerdo de sus labios y de su piel aún estaban vivos en mi memoria y eso hizo que expulse gran cantidad de semen.
[…]
Saludos queridos lectores, en esta nueva serie de relatos se contará la historia de Hugo y Valentina, espero que les haya gustado el relato y nos vemos en la siguiente parte.
pd. El sueño de cualquier hombre amante del cp es recrear esos videos con alguna niña jeje.
Te re sigo con el Post data
Suelta la segunda parte mano
Wooooooooooooowww! yo tetengo 21 y quiero con una primita que tiene 12 años.