Una pequeña enfermera puta
Un noche en el hospital que termino mejor de lo que esperaba.
Una pequeña enfermera puta
Soy enfermera de un hospital del IMSS, tengo 45 años y quizá por eso no tengo restricciones o miedo al ver el cuerpo humano, me declaro toda una puta en la cama, una pequeña puta, porque mi 1,45 mts de estatura me hacen manejable para cualquier macho que busque acción en medio de mis piernas. A los 15 probé mi primera verga, no pensé que sería de esa forma, mi novio me obligo a mamársela y sacarle la leche con mi boca inexperta, la verdad no me gusto esa experiencia porque no era un hombre que la tuviera limpia y sabia extraño para mí, pero me di cuenta lo que enloquece a un hombre.
Cuando estudie enfermería el hermano de mi amiga me desvirgo y fue el primero que pudo enseñarme lo que esa coger, aprendí a disfrutar desde una buena mamada hasta que me diera por mi culito, pero todo término y solo fui buscando el placer en los que se interesaban en mí.
El pasado me dio mucha experiencia y ahora como toda una hembra no me negaba si un buen macho quería darme rico y llenarme de leche mi vagina o mi boca. Una noche de guardia en el hospital, en un momento de tranquilidad me quede en el control, platicando con el jefe de piso, un enfermero de 60 años, muy serio y respetuoso, que para mí había sido un buen jefe y compañero de trabajo, el jefe Leo, era bueno en su trabajo y nos apoyaba a las enfermeras en todo lo necesario, además conocíamos a su esposa, una jefe del vespertino muy amable y guapa que era además buena compañera.
Esa noche, el jefe Leo y yo estábamos platicando sobre los pacientes y algunos problemas de medicamentos y le dije sobre un incidente que había sucedido al inicio del turno, uno de los pacientes masculinos, me dijo: “Tiene unas piernas deliciosas, el afortunado de ser su dueño ha de gozar mucho dándole verga”, no le conté con todas esas palabras pero si le dije que me apoyara cuando me tocara ir a pasar sus medicamentos, el jefe Leo me dijo que estaba dispuesto a acompañarme para que no me faltaran el respeto.
Dada la hora fui con él a poner mis medicamentos al paciente, este se sorprendió al ver que no iba sola y no dijo nada y solo se hizo el dormido, al volver al control, de nuevo estábamos solos el jefe Leo y yo, entonces me comento: “Oye chaparrita ya vi porque se puso así el paciente”, ¿Por qué le pregunte? Y me dijo: No había notado que traes bata y cuando te subes al banquito se te sube y se ven tus piernas, la verdad es que esa noche no lleve pantalón porque no se secaron y me puse bata de enfermera y medias, la verdad ese uniforme no me gusta porque se me sube por el tamaño de mis nalgas y muestro de más. El jefe hizo un comentario de más que me sorprendió: Maguito, esa bata te queda perfecta y no había notado lo bien torneadas que tienes las piernas, yo solo respondí: “Jefe Leo me apena, no pensé que se notara mucho, mejor voy a cambiarme por un uniforme quirúrgico y ya no enseñare de más”, el Jefe asintió con la cabeza y me dijo, ve al cuartito de medicamentos y te lo llevo, inmediatamente me fui y espere a que llegara, toco la puerta y abrí, me paso el uniforme y cerré la puerta, empecé a abrir mi bata y me quede en brasier y pantimedias, cuando doblaba mi bata, la puerta se abrió y era el Jefe Leo, no pude más que cubrirme con las manos y dije: “Jefe, ¿porque no toco?”, el me vio y dijo: “Porque quiero ver cómo te queda el uniforme”, pinche Jefe caliente pensé, ni se le ha de parar la verga, y solo respondí: ¿Quieres ver cómo me cambio? Y el solo asintió la cabeza, así que me decidí a darle el show de su vida, pensando que pobre Jefe a ver si se le para.
Me empecé a quitar mis pantimedias y se me bajo un poco la pantaleta blanca, no sé si alcanzo a ver el rasurado de panocha que tengo, pero estiro la mano y me pidió las pantimedias para olerlas, se las di y me dijo: Aun están tibias y hueles rico de tu coño; entonces pensé: Pues chingue a su madre a ver qué hace este jefe, le dije: Quieres oler mi coñito, ya está avanzada la guardia y esta sudado, él se hinco y sin decir nada solo metió su nariz en mi monte de venus y aspiro mi aroma, solo sentí que mis piernas temblaban cada vez que me aspiraba, cuando sentí sus manos en mis nalgas y como se metía cada vez más en mi panochita.
Solo alcance a decirle, Leo te vas a acabar el olor de mi pantaleta, y de repente hizo a un lado mi ropa interior y me dio una lamida, eso fue suficiente para abriera mis muslos y lo dejara chuparme un poco, la verdad no de cómo o de qué forma me fue acercando una colchoneta y me recostó y siguió mamandome la panocha tan rico que me empecé a mojar y solo decía: Leo nos van a encontrar, mejor si quieres saliendo nos vamos a un motel a coger y me la mamas bien, a lo cual respondió entre gemidos, ya puse seguro en la puerta y deje avisado que bajábamos al comedor, pinche Jefe cabrón ya había preparado todo para cogerme y pues no me iba a resistir, además ya se iba a jubilar y se merecia su regalo.
Abrí mejor mis piernas y empecé a quitarme la pantaleta y no me dejo, el me la quito y la dejo a un lado, y siguió mamandome la panocha con mucha fuerza, para ese momento ya me estaba vaciando de mis jugos de hembra, y ya caliente despertó la pequeña puta que llevo dentro y le dije: Leo me toca a mí, me puse de rodillas y le pedí que se levantara y empecé a hacer lo que mejor se, quite su cinturón, abrí su pantalón y busque su verga, pero no esperaba que estuviera parada, y tenía una erección media, Leo, Leo, le dije, esta verga necesita una boquita experta, y me la lleve a la boca, ya llena de lubricación y orina de macho, Mmmmm una auténtica delicia, mi boca se llenó de carne y pelos de macho el trataba de guardar silencio y dirigía mi cabeza a su pito, y no le quede mal, se la pare bien y lista para que me penetrara, me recosté y le ofrecí su premio de jubilación, Leo ven por tu premio de jubilación, el jefe sin esperar me la dejo ir desesperado, con ganas atrasadas y sentí el primer empujón hasta el cuello de mi útero, si estaba gorda su verga y me abrió muy rico, como me gusta que me abran, de un golpe y hasta el fondo, Leo que rica verga tienes, el solo respondió, y ahora la tienes dentro, ¿sabes que a veces me la jalo con las fotos que te he tomado sin que te des cuenta? Me quede sorprendida, ¿Fotos?, si dijo, te tomo fotos de tus transparencias y me saco los mocos viéndolas. Eso me prendió más y lo abrace hacia mí, Leo no necesitas fotos si me tienes aquí solo pídeme las nalgas y te las doy papito, El jefe me seguía embistiendo con ganas y le dije: La tenías atrasada Leo, No Maguito, respondió, la verdad no he cogido en un buen rato y solo me masturbo con tus fotos, mi esposa a lo mejor coge con alguien más porque no me da a mi nada, Leo mientras estés aquí, yo te daré lo que quieras, solo usa condón para la otra y él dijo, chaparrita no soy promiscuo y estoy vasectomizado, eso me calentó más y le dije: ¿O sea que me los vas a echar dentro? Y él dijo: Si tú quieres, obvio que los quiero, ya me los gane, o si quieres puedes venirte en mis tetas o mi boca, tú decide, eres mi macho ya y tengo que obedecer a mi papi.
No sé si eso lo calentó más y acelero el ritmo y empecé a sentir como se ponía más gorda esa verga y de repente empezó a vaciar una cantidad de leche exagerada, nunca un hombre me había llenado de tantos espermas con Leo, sentía como escurría mi pequeña panocha, poco a poco bajo el ritmo y la saco un poco flácida, entonces le dije, no puede mi macho irse así a trabajar, dame la verga Leo, dame mi verga porque ya es mía, él se acercó un poco desganado y me puse en cuatro para limpiarle a mi jefe los restos de mocos y jugos de mi panocha, aun alcance una gotas y no sabían mal le di una buena limpiada y se empezó a parar de nuevo, lo vi como intento agarrarla con la intención de ayudarse, pero le dije, ¿Leo me dejas hacer mi trabajo? Abrí bien mi boca y le empecé a mamar con ganas esa rica vergota, mi papi, respondió bien y se le paro rápido,- Maguito me vas a sacar a mis hijos, decía con voz entre cortada, yo solo respondí con media verga en la boca, dámelos Leo, ya no los desperdicies y dáselos a tu putita, eso hizo que me llenara la boca y ahora si los probé, un manjar de semen, espeso como me gusta, tibio y dulce, pude saborearlos y limpiarle de nuevo su verga hasta que quedó dormida.
El me ayudo a vestirme y yo le ayude también, nos dimos unos besos y nos preparamos para salir, pero me detuvo y me dijo, ¿De verdad serás mi pequeña puta?, Claro, esta verga que me dedica la leche merece que la traten bien, ¿solo prométeme llevarme a un motel para que podamos hacer lo que sea y con mucho ruido, si? Leo solo asintió la cabeza y me dijo: La pantaleta es mía, claro papi es tuya solo llénala de moquitos en el puente y me la das la próxima guardia para que me la ponga y así quiero que me hagas cada guardia, para que tenga algo de ti mientras trabajo, al salir, nadie pregunto nada y solo una compañera me dijo: ¿Manita te cambiaste?, si respondí, prefiero andar así que con bata, aunque nadie supo de esa rica cogida que me dieron y como me llenaron de espermas en el trabajo.
Muy bueno! Me agrado mucho, muy buena descripción y grata la trama!
Hola me gusto y me gustaría conocerte si es así déjame tu número saludos