UNA VIOLACION CONSENTIDA
El hombre acariciaba todo mi cuerpo pero no se atrevía a penetrarme y esa situación me excitaba muchísimo. .
Quiero hacerlos cómplices de mis fantasías más perversas, todo lo recuerdo con total nitidez. Mi nombre es Sylvia y estaba con un amigo llamado Julio, en una disco donde había: música, alcohol y mucha gente divirtiéndose, pero en especial un hombre que se fijaba constantemente en mí. Él tendría unos cuarenta años, musculoso, calvo, una mirada penetrante y morbosa. No era del tipo de hombres que me suelen gustar, pero permití que bailara conmigo.
En medio de los movimientos de cadera notaba como me metía mano y no tardó en agarrarme por la cintura y apretarme contra él para darme un beso, bien dado. Tras esto siguió bailando conmigo, pero a partir de ese momento me metía mano de forma más descarada, aprovechando la tenue iluminación del lugar, de pronto nos separamos y se fue, pero volvió al rato dispuesto a más. Me invito a un salón contiguo que estaba desocupado y agarrarando mis muñecas me recostó contra la pared.
El hombre acariciaba todo mi cuerpo pero no se atrevía a penetrarme y esa situación me excitaba muchísimo. En principio pensé que dirá Julio, pero cuando sentí las caricias de su mano en mi concha, me encantó. Empecé a disfrutar como una zorra, a pesar de que el hombre no era de mi gusto. Por fin empezó a follarme muy suavemente, lento pero constante, y poco a poco aumento el ritmo y empezó a hacerme sentir su miembro. El hombre al escuchar como gemía yo, se excito más y me follo con más fuerza, apretando con violencia mis muñecas para desfogar toda su excitación, noté que se abrió la puerta y apareció Julio y acercándose me vio gemir y me pregunto al oído, lo disfrutas, le respondí lacónicamente que sí. El me dijo déjame participar. Y le permití que me follara. Noté como su verga empapada en saliva y en mis propios fluidos se hundía en mi culo hasta que explote más adelante. Yo disfrutaba la excitación del hombre y de Julio, por eso me dejaba hacer…
Al hombre no le importó compartirme, ni ser observado mientras me follaba, el estaba en lo suyo. Yo aguantando el placer, me dejaba penetrar con una sonrisa en los labios. El hombre terminó y se corrió dentro de mí, vaciando todo su semen en mi concha. Y se fue.
Para entonces Julio estaba muy excitado y me continuó follando… pero como queríamos seguir y llegar a fondo, buscamos un lugar más discreto y fuimos a su casa. Cuando me llegamos, me penetró y sentí mucho placer, y al ver la cara de felicidad de Julio, me dejé hacer toda la noche. Y así terminó una violación que al final disfrute muchísimo. Recientemente he vuelto al lugar esperando encontrar al mismo o a otro nombre, que inicie la acción de violarme sin mi permiso.
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