Vecino necesito que me haga un gran favor….
Un vecino le pide a otro que le haga un gran favor, debido a que tiene una gran erección..
Vecino necesito que me haga un gran favor….
Soy un hombre soltero, de más de cuarenta años, trabajo como oficinista de un banco, y aunque he tenido varias compañeras, desde hace tiempo decidí no echarme la soga al cuello, perdón, quiero decir casarme.
Aparte de que desde hace unos cuantos meses atrás, me di cuenta de que he ido perdiendo potencia, en otras palabras, se me hacía muy difícil que se me parara mi verga.
Lo triste del caso es que eso ya lo veía venir y no hice nada, ya había comenzado a darme cuenta de que hace algún tiempo, no se ponía tan duro como antes.
Para colmo un día que me encuentro en al apartamento de una amiga mientras que nos besábamos de manera ardiente, me doy cuenta de que mi verga, nada de nada.
Pero con eso y todo fuimos a la cama, y aunque ella me abrió sus piernas de par en par, mi verga lo único que hacía era mirar vergonzosamente al piso.
Esa noche tuve que aparte de ponerme mamarle el coño a mi amiga hasta el cansancio, para no quedar del todo mal, me dediqué a masturbarla, introduciendo mis dedos y casi por completo mi mano, dentro de su vagina.
Después de lo cual me disculpé diciéndole, que lo más probable era, que el dolor que sentía en mi espalda, que no me dejaba hacer nada.
Ella tomó como buena la escusa, y yo partí para mi apartamento bastante molesto conmigo mismo, desde luego que al día siguiente fui a ver un urólogo, que después de un sin número de preguntas y exámenes, me dijo que todo eso era debido a mis excesos.
Por lo que me recomendó que durante unas cuantas semanas me estuviera de tener sexo, que reposara, para ver si así y con la ayuda de unas pastillas azules podía volver a funcionar como antes.
Después de esa noticia, aunque yo me consideraba una persona, cien por ciento heterosexual, pensé seriamente que, durante un buen tiempo en no volver a ninguna mujer, digo íntimamente.
Pasaron meses hasta que el doctor por fin me dio el visto bueno u una la receta, y para celebrarlo invité a una mujer casada.
Cuando llegó el viernes, a mitad de la noche, le realicé una llamada de mi vecino, del apartamento frente al mío, al que conozco por varios años.
Le pedí, que, por favor, pasara por mi apartamento, que se trataba de una emergencia, al él llegar le abrí la puerta, envuelto en una toalla alrededor de mi cintura.
Cosa que de por si le llamó la atención, aparte de lo raro de la situación, soy algo gordo, medio calvo, bajito y con todo mi cuerpo bastante velludo, en fin, que no soy un Adonis les quede bien claro.
Bastante nervioso y asustado le pedí que se sentase, mientras comencé a contarle que esa noche, yo tenía una cita con una mujer casada amiga mía, para lo cual me preparé con algo del polvo maravilla, y tomando de las pastillas azules, que me recetó el doctor.
Pero la tipa nada que llegaba, así que la llamé por teléfono y ella muy molesta me dijo, que el cabrón su marido, la había llamado desde el aeropuerto, diciéndole que el vuelo fue cancelado, y que regresaba a casa, razón por la cual ella no iba poder venir a mi apartamento.
Mi vecino me dijo que eso no era para tanto, cuando retirando la toalla, le dije. “Es que ahora esto no se me baja, por nada del mundo, traté de masturbarme y lo único que hago es seguir y seguir sin que nada suceda”.
Él se quedó boquiabierto, viendo mi erecta verga, como apuntaba al techo del apartamento, la manera en que mi vecino se me quedó mirando mi verga me dio la impresión de que la veía con cierta envidia.
Y aunque se le notaba que hacía un esfuerzo por no por verla, seguía viendo mi erecto miembro, en ese momento me preguntó qué era lo que yo deseaba que él hiciera, y le dije. “Pensaba pedirte de favor, que me fueras a buscar a una puta, para que me baje esto.”
De inmediato me comentó que en la Tv salió que la policía anoche tiro una redada, y se llevó a todas las putas, y también se acordó para colmo de males que él no tenía efectivo encima.
Fue cuando le dije, la verdad es que no sé qué hacer, ya que lo poco que tenía lo gasté en el polvo maravilla y las pastillas azules.
Él me comentó que la idea de ir por una puta era muy buena, pero que él en lo personal no conocía a ninguna, por lo que, si aparecía una puta, dudaba mucho que le diera un crédito hasta el día siguiente.
En esos momentos a medida que mi vecino fue hablando, creo que sin darse cuenta comenzó a acercarme a mi persona, hasta que tomó asiento a mi lado en el sofá de su sala.
Realmente yo estaba bastante preocupado, hasta le comenté que había pensado ir a la sala de emergencia, pero por no pasar la vergüenza, de llegar así, decidí no ir.
Mi vecino me dijo que él tampoco iría a una sala de emergencia, por lo mismo, pero en todo momento no despegaba su vista de mi parada verga.
Fue cuando me contó, que hacía más de un año que a él lo habían operado de la próstata, y de un tumor en los testículos, por lo que a él desde antes que lo operasen no se le paraba.
Hasta que después de varios minutos de un incómodo silencio entre nosotros dos, a él se le ocurrió preguntarme. “Qué sucedería si soy yo él que te masturbase.”
Bastante nervioso y asustado le dije. “La verdad es que no sé, pero si me haces la paja y eso ayuda a que se me baje la erección te estaré eternamente agradecido.”
Al escuchar mi respuesta, creo que mi vecino se debió sentir como un idiota, como se le había ocurrido preguntarme eso, era como preguntarle a un niño que si quiere un dulce.
Mi respuesta no se hizo esperar, diciéndole con cara de sufrimiento. “Coño, hazme ese favor, por lo que tú más quieras, y te estaré eternamente agradecido.”
Así que lentamente mi vecino comenzó a tomar mi erecta verga, con su mano derecha, y después de agarrarla lo mejor posible, comenzó a mover su mano de arriba abajo lentamente.
En ese momento yo creo que él comenzó a sentir algo raro, ya no era esa envidia que lo corroía por dentro, cuando vio mi verga erecta.
Creo que se sentía muy cómodo masturbándome, de algo que de inmediato también me di cuenta fue que apenas su mano tocó su verga, su rostro cambió completamente, tornándose uno que reflejaba mayor excitación.
A medida que él comenzó a bajar y subir y bajar su mano derecha, a lo largo de todo mi caliente tallo, yo de por si me sentía excitado, pero mucho más tranquilo.
Hasta que llegué a comentarle con aire de tranquilidad. “Definitivamente no es lo mismo que yo me la haga a que me la haga otra persona, la cosa era muy diferente”.
Al escuchar mis palabras y mientras él veía fijamente mi verga, me dijo. “Si eso es haciéndote la paja, como sería si te la llego a mamar.”
En ese mismo instante levanté mi vista y me encontré con su mirada, fija en mi verga, y en sus ojos me pareció ver que deseaba hacerlo, mientras que yo me quedé viendo su boca esperando que lo hiciera.
Sin pensarlo más fue abriendo su boca, mientras yo lo miraba a los ojos fijamente, y a medida que su mano continuaba subiendo y bajando por toda mi verga, su boca la fue acercando a mi colorado glande.
Por uno instantes, solo se dedicó a lamer mi glande, pero ya a los pocos momentos, sus labios comenzaron a cerrarse sobre mi miembro, mientras que ambos nos manteníamos viéndonos fijamente a los ojos.
Mi rostro de inmediato sufrió otro cambio significativo, a medida que con su boca iba tragándome mi caliente verga, en cosa de segundos, su saliva corría a raudales por sobre toda mi verga.
Creo que mi vecino por su parte comenzó a sentir algo bien diferente, es decir definitivamente ya no envidiaba mi verga, sino que más bien la disfrutaba placenteramente a medida que continuaba mamándomela toda, completamente.
Le comenté en cierto momento. “Lo que es la mente de uno, ahora me siento mucho más tranquilo, a medida que me la estas mamando”.
Para luego continuar diciéndole “¿Si eso es con una buena mamada como la que me estás dando?, ¿Cómo será si te lo llego a meter, completamente por el culo?”
Mis palabras en ese instante, para mí y de seguro que, para él, tenían una lógica tremenda.
Por lo que a medida que él continuó mama que mama, sus manos fueron soltando la correa de su pantalón.
Para luego pasar a desabrocharlo y comenzar a bajar la cremallera, yo no quitaba los ojos de su cara, mientras que él, intensamente continuaba mamándome mi caliente verga.
Luego sin dejar de hacer lo que hacía, lentamente se fue bajando los pantalones y los interiores.
Hasta que sus pálidas nalgas quedaron por completo al aire, cosa que al yo ver lo que mi vecino estaba haciendo, saqué mi verga de su boca y rápidamente me coloqué tras de él.
En ciertos momentos me preguntaba a mí mismo, como era posible que mi a vecino estuviera a punto de enterrarle toda mi parada verga y él estuviera tan tranquilo y hasta cooperador.
Lo primero que hice fue colocar mis manos sobre sus nalgas, separándolas ligeramente, después de eso, sentí como la cabeza de mi glande, comenzaba a rozarla contra su esfínter.
Él actuó como si un corrientazo recorriera todo su cuerpo, haciéndolo estremecer, y eso que aun yo no había comenzado a clavarle mi verga.
Mis dedos exploraron completamente todas sus nalgas, sentía mis manos contra su piel, y como poco a poco mi verga comenzaba a presionar contra su apretado esfínter.
Creo que en ese momento comenzó a sentir un tremendo dolor, era como si le estuviera partiendo su culo en dos, hasta que terminé de enterrarle toda mi verga entre sus nalgas, por un buen rato, me quedé completamente quieto pegado a sus nalgas.
A medida que comencé a moverme, sacando y metiendo lentamente mi verga de manera repetida dentro de su cuerpo, mi vecino se quedó extasiado, pero también comenzó a mover sus caderas, restregándolas contra mi cuerpo.
Para mí era más que evidente que él disfrutaba profundamente de mi verga como de la misma manera que yo disfrutaba del culo del.
En esos instantes me comentó que se imaginaba que mi verga era la suya, dura y caliente, entrándole por el culo a alguna puta.
Después de estar un buen rato clavándolo en esa posición, e indiqué al tiempo que sacaba mi verga, que me acostase boca arriba en mi sofá, lo que de inmediato hizo sin chistar, yo le tomé por los tobillos levanté y separé sus piernas, y vio como sin perder tiempo, mi verga desaparecía bajo sus testículos, enterrándose nuevamente dentro de él.
Una de las cosas que más me impresionó, fue el ver su rostro frente al mío, con sus ojos entrecerrado, mi vecino continuaba moviendo sus nalgas tragándose toda mi verga, hasta que después de un buen rato comencé a acelerar mis movimientos, y apretar su cuerpo contra el mío con mayor fuerza, mientras que mi sudor nos empapaba a los dos.
Al acelerar mis movimientos, sentía que mi verga lo llenaba completamente, y de momento, aunque pienso que quizás fue mi imaginación, comencé a sentir como mi semen llenaba toda su tripa.
Hasta que saqué mi verga de su culo, y sin perder tiempo la llevé a su boca, en ese momento al ver mi miembro a tan pocos centímetros de su cara, simplemente se dedicó a continuar mamando, a medida que mi leche aparte de regarla dentro de su boca se corrió por toda su cara.
Cuando ambos finalmente nos quedamos quietos, permanecimos sin movernos por un buen rato, hasta que me levanté y me dirigí al baño, mientras que mi vecino se encontraba tendido sobre parte de mi sofá con su culo bien abierto, pero con su rostro bien feliz, y extremadamente satisfecho.
Cuando regresé donde él, le traje una pequeña toalla con la que se limpió la cara, en ese instante, me confeso que, para él era la primera vez que hacía eso con un hombre.
No me habló más de su problema, pero que mucho me agradecería que no le comentase a nadie lo sucedido.
Yo le dije, “la verdad es que yo te agradezco mucho el favor que me has hecho, y ten por seguro que no se lo diré a nadie, pero mientras tanto, que te parece si me das otra mamada”. Cosa que gustosamente hizo.
Jajajaja… Quiero un vecino así… Diossss… Que ricoooo