VENCIDO Y VEJADO Y HUMILLADO POR UNA CHICA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La María y yo, éramos adolescentes.
16 años teníamos.
Yo era un chico sumamente hermoso modestia aparte, y mi despertar a lo erótico estaba dándose con fogosidad de deseos como volcánicos.
La María, era una chica vecina.
Hermosa y dueña de un cuerpazo espectacular, destacándose en ella unas gordísimas piernotas y unas tetas divinas.
Ah! y un culazo despampanante.
La María me tenía re-caliente, pero yo no quería darle el brazo a torcer y no aceptaba reconocerlo aunque era harto evidente que yo andaba ardiendo por la María.
Todas las chicas del barrio lo sabían y se reían, y juntas con la María me vivían cargando con éso, y yo lo negaba orgullosamente lo que más las hacía reírse de mí.
Aquello, se estaba convirtiendo en un bocado deliciosamente predilecto para aquellas puercas cochinas que ya se habían puesto todas de acuerdo para acosarme con esa cosa.
Mi cerrada terquedad era grotescamente ridícula, y yo, empecinado en hacerme "el difícil", seguía y seguía negando que la María, me estaba volviendo loco de calentura.
-"Un día la María te va a agarrar y te va a hacer saltar ríos de leche por la pija para que veas lo lindo que vas a gozar siendo juguetito caliente de ella!" Fue el decir de una de sus amigas ahí delante de todas y de la propia María, y todas se largaban las carcajadas y la María se reía con ellasmientras yo.
¡HERVÍA!!!
Ya aquello estaba en un punto gigantescamente alto del relajo y el deseo de todas ellas y de la propia María de que yo cayera en las manos de aquella chica para ser su objeto, hasta que inteligentemente saben manejarme aprovechando la superioridad en inteligencia sobre mi persona, sabiendo acorralarme de tal manera que me hacen ir en una discusión hacia un punto donde me hacen aceptar el competir en un juego que debería jugar contra la María, y si yo perdía.
pues.
¡debía desnudarme y dejarme masturbar por la María y dejarla que hiciera lo que quisiera conmigo delante de todas!
Fuí tan astutamente acorralado en aquella discusión que brillantemente supieron llevar, que terminé teniendo que aceptar si no quería quedar como el más ridículo y maricón de los cobardes, y.
¡acepté!
Y allá, adentro de un inmenso parque boscoso en donde jamás andaba una mísera alma, allí.
fue la cosa.
Un simple juego de ta-te-ti era el que dirimiría tal cuestión, y sentados en el suelo y con todas las demás rodeándonos en un coro de risitas nerviosas y mientras la María y yo estábamos frente a frente.
¡comenzamos la partida!
La María jugaba riéndose y haciéndome morisquetas y sacándome la lengua, y yo era como un volcán que comenzaba a echar humo anunciando sus ganas de estallar de tan caliente.
Pero mi orgullo y ganas de no darle las ganas, podían más.
¡Después de todo yo era el MACHO!!! ¿qué mierda tenía la María que hacerme lo que ella quisiera y todavía.
pajiarme!?!!!??? ¡NOOOOO!
Jugábamos sobre la arena marcada con un palo y colocando piedras como piezas del ta-te-ti, y yo me puse nervioso y no me dí cuenta y la muy cerda cochina de la María me hizo el ta-te-ti mientras todas largaban los gritos y carcajadas y ella alzaba los brazos victoriosamente triunfante, y me miraba con la más socarrona morisqueta detenida en su rostro así con sus brazos bien en alto viéndole yo las axilas con pelos, mientras por mi mente ya desesperadamente corrían mis sentires sabiendo que la María iba a jugar con mi cuerpo completamente desnudo y que me iba a hacer todo tipo de cosquillas y manoseos, pajas y vaya a saberse cuántas cosas más, y una locura desesperada me dominaba entero y me retorsía y gemía haciéndolas reírse todavía más a todas.
En medio del más frenético loquero de risas y carcajadas de todas, saltos y bailes, brazos arriba y morisquetas, todas sabían que iban a ser testigos de una estupenda "cochada loca" de una chica a un chico.
Tuve que desnudarme en medio de aquella bulla fanfarrona de todas ellas y su griterío cuando ante sus ojos aparecieron mis huevos henchidos como dos inmensos pomelos de tan cargados de leche, y mi chorizón como un tremeno salame chacarero de tan duro y largo y grueso, y la María hacía unas caras dignas de un cuadro.
Y me gritó ordenándome la María:
-"¡TE ACOSTÁS AHÍ EN EL PASTITO QUE TE VOY A COCHAR BIEN COCHADO!!!"
Todas largaban las más cochinas de sus carcajadas, y yo sentí como un no se qué recorrerme entero.
entero enterito.
Obedecí, y riéndose, la muy cerda de la María se acercó.
y todas formaron un círculo femeninamente perverso colocándose cerquita para no perderse detalles de lo que iría a ser aquéllo.
Mi obligación -como ya lo habíamos acordado-, era que yo no debía meter mis manos para impedir su libre accionar con las suyas sobre mi cuerpo.
Ella.
podía hacerme lo-que-qui-sie-ra.
Y la María.
¡EMPEZÓ!
Sus dedos comenzaron a deslizarse cosquilleantes sobre mi ardiente cuerpo desnudo, y yo me retorsía gimiendo en una loca desesperación de placer loco y una electrizante cosquillería que me recorría enterito por dentro.
Las risitas y carcajadas de todas, no podían ser más cochinas.
Y las voces de una y otra dándole indicaciones y sugerencias a la María, eran como un coro donde las cochinadas, se disputaban a ver cuél sugería una cochinada mayor.
La María.
me miraba riéndose.
Sus diez dedos.
paseaban por mi desnudéz.
Yo.
apretaba mis dientes y sacudía mi cabeza y me retorsía y pataleaba y gemía y chillaba y suspiraba y bramaba.
-"¡Toqueteále los huevos, María!!!"
-"¡Empezá a pajiarlo, María!!!"
-"¡Chupále la pija, María!!!"
-"¡Cojélo María!!!"
-"¡Hacéle saltar la leche pajiándolo fuerte, María!!!"
-"¡No.
mejor despacito, María.
bien despacito.
jajajajajajajajaja!!!"
-"¡Son todas unas cerdas, unas putas, unas cochinas!!!" Las insultaba yo entre gemidos y suspiros.
Todas, se largaban las carcajadas.
la María.
seguía.
!
Un verdadero mar de sensaciones pre-orgásmicas me envolvían incendiándome entero en calenturas desesperantes sintiéndola a la María hacerme y hacerme, y una enloquecedora avalancha loca de un orgasmo como interminable y que me llevaba como a un enloquecedor infierno de placeres despampanantes, me hizo eclosionar en un desenlace atróz de acabada como bestial donde por la punta de mi chorizo empezó a saltarme como un interminable chorro de blanquísimo semen espeso y que saltaba lejos dirigiendo la María aquel chorro con el que regaba a todas las amigas que soltaban los más escandalosos gritos y risas mientras iban todas quedando como regadas por gruesos chorretes cremosos y elásticos en aquel despampanante relajo donde yo era el juguete de la María.
No me bajaba la calentura aunque hubiera acabado de esa inhumana manera, y mi vergón lechero seguía duro y firme, y la María también seguía firme en la joda aquélla.
meta cosquillas y pajas.
!
Mis gemidos, gritos y chillidos, iban tornándose cada vez más delatores de un placer que no podía ya yo más ocultar, y todas ellas y la María, se regodeaban mirándome ya entregado y cómplice, y se reían con las más puercas de sus risas y miradas mirándome.
Como una endemoniada energúmena la María empezó a mamarme acomodándose encima mío haciéndome un 69 perfecto, quedando yo mientras ella me mamaba con mi cara entre sus nalgas y el culo, y tornando según sus movimientos, entre su culo y su raja.
Mi verga, entraba y salía de su boca mientras su lengua se enroscaba y me hacía dar gritos haciéndome aullar como perro.
Otra vez.
sentí las avalanchas orgásmicas tomarme por entero, y otra vez sentía cómo desde mis huevos corría la leche disparándome por el caño de la pija para buscar el agujero final para salir saltando desesperadamente afuera en otra acabada más propia de bestia que de humano.
Los sonidos que la María hacía con la boca saboreando aquella descarga lechera, eran la más pura muestra de una cochinéz como para mandarla presa.
Todas, se largaban las carcajadas en medio de exclamaciones de jocoso asombro.
La María, alzaba los brazos aplaudiendo aquélla mi despampanante nueva acabada.
Mi lengua ya no sabía si lamerle el culo o meterse en su coño, y mis manos acariciaban sus nalgotas inmensas y sus piernotas gordas y hermosísimas, y mi calentura crecía en ese placer enloquecedor de haberme por fin entregado al goce al que me estaba obstinadamente negando.
Después la María empezó a forrarme acaballándose encima mío y acomodando mi estaca en su raja, comenzó el mete-saca cabalgándome como energúmena en un arriba- abajo que me hacía gritar Ahhhh- ahhhhh- ahhhhh-ahhhhh-ahhhhh-ahhhhh-ahhhhhhh!!! Y otra vez aquellos orgasmos que me venían enloquecedores y otra vez mi leche que salía como enloquecida disparando desde mis huevos para sentirla escapándose por mi verga hasta salir foribunda en otra acabada de esas que mi calentura posible hace.
Poseído yo en una vorágine de calentura locamente descontrolada, quedé atrapado en ese estado de permanente ardor donde no podía encontrarle fin al descoque aquél, y la María se largaba las risas así viéndome, y agarrándome entonces, para la más total chacota:
-"¡Miren.
miren chicas.
miren cómo lo tengo!!! ¡Miren cómo lo puse y miren las cosas que le hago!!!" -Decía.
decía la María a sus amigas.
Y abusando de mi calentura y estado de entrega absoluta, se regodeaba en mi cuerpo ultrajándome a su más completo antojo.
Me azotaba.
me montaba subiéndose sobre mis hombros haciéndome andar con ella encima paseando así encima de mis hombros por todo el parque.
desnudo.
empalado.
caliente.
gimiendo y suspirando y acabando chorros de leche en medio de orgasmos que me hacía llegar pajiándome con sus pies.
y yo, era un objeto de sus abusos y antojos.
Una fina vara arrancada de un matorral le servía de azote para azotarme, y mi desudéz iba quedando surcada con las finas y rojas marcas de los chirlazos que me iba dando.
-"¡Ayyyy.
ayyyyy.
ayyyyy!!!" gritaba yo.
Era aquél, el comienzo.
recién el comienzo, de lo que iba a ser mi destino con aquella muchacha.
Caí.
Sí.
caí, a los pies de la María.
Me tomó para ella como su esclavo caliente, y.
¿porqué negarlo?
Lo que de ahí en adelante comenzó a suceder, bueno.
sería cosa de muchas otras historias; pero por ahora ya basta, porque creo, quedó bien claro quién triunfó en esta "guerra".
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