victoria y su fantasma en la cabeza – buenos aires-
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hace tiempo ya que quiero hacerlo, hay veces que me despierto a la madrugada, cerca de las 3 00hs y tengo pensamientos extraños, muy confusos, lo bueno es que durante el día, con el trabajo y lo cotidiano no aparecen.
Un domingo de resaca, estaba más alterada que lo normal, la cabeza quemada, Aparecían pensamientos morbosos, siempre creí que una historia de esas son difíciles de concretar, más que nada por lo que viene después, reclamos, llamadas buscado una explicación, o algo peor, que al ser mina, que se me vaya de las manos y el tipo se ponga como un loco.
La idea estaba en mi cabeza casi completa, Le pregunté a un conocido una vez que vino con maría, mi amiga.
¿Qué era eso? Me explica que Eso es la descarga que va debajo de las mesadas de cocina, se llama sifón me dice el flaco, cuando pasa el agua deja un poco de basura o la grasa fría y, pasa el agua limpia, o más limpia posible y también es para que no salgan los olores.
Lo que Javier me explicó me sirvió para saber que ese sifón se podía cambiar como repuesto.
A El tipo que iba a ser mi víctima ya lo había elegido, era un señor, de unos 50 años, por los rasgos era peruano o Salteño.
Tipo chaparrito, reconocí que es plomero, porque que me lo crucé en el edificio un par de veces y siempre traía ropa de trabajo azul y lo vi también con accesorios y una caja de herramientas.
Para no encararlo directamente, fui a preguntarle a Jorge, el encargado del edificio si podía confiar en ese plomero, porque tengo una perdida en la mesada de cocina, le conté.
Jorge, el pelotudo que se hace el gato con casi cualquier mina del edificio, me parece un pajero de tiempo completo, pero lo que más me jode es lo ¡chusma! entonces se presentó la oportunidad de hacer un poco de justicia, y para hacerle de paso un poco la contra, le dije que prefería a un instalador para no molestarlo a él y porque la última vez que necesité del encargado, vino a mi departamento cuando quiso.
Eso último lo pensé, no lo dije.
Con cara de culo me dijo, se llama Rubén, el número me lo dio en un papel con pocas ganas.
Al otro día, viernes a la tarde cuando llegué del trabajo, Subí al departamento, casi siempre hago lo mismo pongo la radio y me sirvo una copa de vino como premio por el trabajo en la semana, busqué música para aflojarme, miré por la ventana hacia el lado de Palermo, porque para el lado del río hay un edificio cerca que me tapa toda la vista de la ciudad, si seguía pensando, no lo hacía, entonces, me decidí pero necesitaba un poco más de empuje, dejé esperar unos minutos que hiciera efecto el vino, pensé un poco lo que iba a decir, me acaricié el pelo, y busque relajarme.
Marco el número -Hola! dijeron del otro lado
-Hola, ¡buenas tardes! ¿Hablo con Rubén? Cuando dije eso pensé; Que boluda! venís muy formal!
hubo un silencio corto….
Si buenas tardes ¡me dice el hombre cordialmente.
…Mi nombre en Victoria… Jorge, el encargado del edificio, me dío su número, yo vivo en el 6º piso.
Esperé una confirmación… ahh!! Si!! Buenas tardes!!
…estaba buscando un instalador, porque tengo una perdida en la mesada de la cocina, abajo en la descarga -intenté ser lo más precisa posible, tomé aire y seguí explicando- …me lo cambiaron hace poco y parece ser que lo hicieron mal, porque pierde de nuevo….
Lo ví a usted en el edificio y parece ser una persona confiable porque, se ve que tiene mucho trabajo acá.
-Hice otra pausa esperando el resultado de mis halagos-
-Una risa por abajo- ¡Gracias! Si! Por suerte tengo mucho trabajo en ese edificio, y es raro que pierda el sifón, porque si hace poco que lo cambió, es muy raro que pierda.
Seguro no lo probaron, lo pusieron y se fueron sin probarlo.
Seguro!! -Dije- ¡porque el tipo que vino es un chanta! Me cobro 200 y estuvo 10 minutos, ¿Quién es el plomero que hizo eso? -preguntó Rubén-
No importa Rubén, ¡no quiero nombrarlo! entonces… ¿cuándo podría pasar por el departamento para ver la mesada?
-Bueno, mañana sábado puedo pasar cerca de las 10 hs, ¿le parece bien victoria?
Si, ¡genial muchas gracias! podes tutearme Rubén, hasta el mediodía voy a estar.
-bueno victoria ya lo anoto, ¡muchas gracias!
-gracias lo espero mañana.
-Y corté…apoyé el teléfono en mi pecho disfrutando que hasta ahora todo marchaba bien-
A las 9 ya empecé a ponerme nerviosa, revisaba todo lo que necesitaba y repasando por si me olvide algún detalle.
Miro el teléfono, casi se me olvidaba ponerlo en silencio.
Daba vueltas me miraba al espejo estaba muy bien, pero me até el pelo Para no estar tan suelta.
Sonó el timbre, es Rubén pensé, respiré profundo y fui a abrir la puerta.
¡Hola! -dije con entusiasmo-
Buen día victoria, soy Rubén.
Si! que tal? Buen día! pase -Y extiendo mi mano para saludarlo-
-Entra con su caja de herramientas en la mano y cierro la puerta sin llave-
Es por acá.
-le dije mientras señalaba con mi mano la cocina- que queda cerca de la entrada, tiene forma rectangular es bastante angosta y frente a la mesada solo hay una barra de madera muy angosta y la silla que traje del comedor porque la iba a necesitar.
Acá está el problema, -dije abriendo las puertas del mueble- la noche anterior hice un corte al sifón con un cuchillo para que pierda agua, entonces abro la canilla para mostrar la perdida.
Rubén saca del bolsillo de la camisa una linterna chiquita, la prende y se agacha, revisa, toca el sifón de descarga y dice: Si, está roto me dice, lo raro es que si es nuevo …Hizo una muesca con la boca como no entendiendo bien que pasó.
Me hice bien la boluda, y dije; -no tengo idea, yo confié en el plomero y los primeros días no perdía, a esto lo vi después -dije- mirando a la gotera como una idiota.
Bueno…cambiarlo es fácil y tardo media hora, me dice cuanto me cuesta la mano de obra y un precio aproximado del repuesto
¡Está bien! Le digo, aprobando el presupuesto, ¿cuándo puede hacerlo?
¿Ahora mismo te parece? …la casa de sanitarios queda a tres cuadras de acá, compro el repuesto y lo cambio.
-¡genial! ¡Me salvaste Rubén! Digo exaltada mientras apoyo mi mano con sobre su hombro, disculpa ¿puedo tutearte Rubén?
– se ríe tímidamente y no puede sostener la mirada, si! Tuteame no hay problema victoria! El hombre es tímido y se nota, habla lo suficiente y es muy correcto, eso me jugaba a favor.
-saca el sifón y se va a comprarlo
En los diez minutos que pensé que podía tardar en ir y volver, agarré la caja que iba a usar, y le colgué la cadena que iba a ser lo que se enganchara en la ropa, me cambié el pantalón y me puse la calza negra talle 2 y me até el pelo para arriba.
-Suena el timbre-de ahora en más tengo que cambiar mi actitud y mostrarme más determinante pero sin perder la simpatía, abro la puerta, sonrío, y lo miro, el me mira tímidamente y espera.
-pasá Rubén- y va a la cocina directamente, cierro la puerta con llave y él se pone a trabajar.
Dejé el teléfono en la barra de la cocina, fui hasta el dormitorio a ver por tercera vez si estaba todo bien, fueron cinco minutos interminables, cuando escucho que me llama, abrí los ojos, ya termino pensé! Se viene!!
-Si Rubén- digo mientras me acerco- está listo, corre el agua y no pierde.
Voy a buscar la billetera.
Me acerco a la cocina y le pago lo convenido y cuando siento que ya no hay más que hablar le digo.
-Rubén, voy a pedirle un gran favor antes de irte.
¿Me ayudas a traer al lavadero una caja? Tiene cosas de la moto de
mi novio y para mi es pesada traerla hasta acá
No hay problema, me dice, ¿dónde está la caja? Es por acá -le digo mientras me dirijo al dormitorio y lo señalo, esa es, yo me llevo la otra caja que es más liviana.
Espero que el salga el primero, agarré la segunda caja, cuando salimos del dormitorio dejo que él vaya a delante mío para enganchar con mi mano izquierda la cadena con sus espigas en la calza en la parte del muslo, hice un tirón y me aseguré que esté enganchado.
Rubén llega al lavadero, -dejala abajo de la pileta por favor- y espero que después se acerque a mí y agarre mi caja, la toma, gira y siento el tirón,
Con un grito dije: ¡esperá!
¿Qué paso? -Me dice sorprendido-
-Se enganchó algo en la calza, sostené ahí que me fijo…Ay mierda!! Se enganchó esta cadena, ¿quién carajo me mandó?
-Te ayudo -me dice- tironeó un poco y por suerte estaba bien agarrado, entonces me dice: ¿por qué no agarrás la cadena y me llevo la caja?
Sabía bien que no iba a hacer nada por su cuenta, es muy raro que una mujer desconocida permita que un tipo meta sus manos cerca de ahí, traté ser cómplice, tuve que demostrar mucha confianza, así que no tenía más que decirle;
-¡Rubén por favor ayúdame a desenganchar esto! –Se sorprende por lo que le estoy pidiendo- no tengas vergüenza pero ayúdame, porque sinó tengo que romper la calza -digo eso mientras me acerco a él y le doy un extremo de la cadena, la agarra con delicadeza, y con mucho cuidado de no tocarme intenta con poca suerte desenganchar.
-Esperá! Sentate en la silla por favor, así es más cómodo y terminamos rápido ¡Qué vergüenza Rubén! -digo para proyectar mi nerviosismo
Agarré el teléfono e hice la falsa llamada… ¿Mariano? Escuchame… ¿qué es eso que hay en la caja de tu moto? -¡Dije Furiosa!- ¡me enganché el pantalón con una cadena acomodando tus cosas¡¡ -hice Otra pausa- ¿pero de que te reís Mariano? ¡Mañana cuando vengas quiero que te lleves tus cosas! -digo casi gritando mientras miro para abajo y se notaba terriblemente el nerviosismo de Rubén, ahora levanto mi pierna derecha y apoyo el pie en la misma silla en que estaba Rubén sentado, era una posición muy jugada, pero sabía que tenía a acorralar a Rubén porque se notaba que él se quedaría en el molde-
Ahora le temblaban las manos y no podía mirarme, entre la falsa discusión que estaba presenciando y por lo que tenía a pocos centímetro de su cara.
¡Mariano…mañana te llevas todo por favor! hice otra pausa he hice de cuenta que la charla cambió de rumbo y digo;
-sí, Rubén se fué hace cinco minutos -mientras bajo lentamente mi cabeza buscando su mirada.
Y veo que ya estaba por terminar de desenganchar toda la cadena.
-chau –digo- y tiro el teléfono en la barra mostrándome indignada.
Entonces tenía que apurarme y hacer algo urgente, pongo mis dedos sobre los suyos copiando sus movimientos y tironeo aunque se rompa un poco la tela -falta poco digo- hasta que sacamos la cadena ¡por fin! digo mientras alzo la cabeza, ¡gracias Rubén y disculpá por este momento incómodo!
Sin bajar la cabeza apoyo mi mano sobre su hombro de modo amigable, y mientras lo halago por su ayuda y por ser caballero, digo cosas para mostrarme amigable
Muy sutilmente acaricio su hombro con mi dedo pulgar, sigo sin bajar la cabeza, hay un silencio eterno pero tenía que llenarlo con algo, no podía verlo pero me imaginaba a Rubén mirando fijamente mi concha, relamiéndose, con la frente transpirada de nervios, si hasta se notaba su respiración agitada, pensé: seguramente hace mucho que no tiene delante suyo algo tan rico.
El morbo de tener a un tipo sumiso a mis pies me calentó la sangre, desde el momento en que agarré el teléfono y actuaba una falsa discusión, estaba cagando a pedos a un tipo por teléfono y a otro sentado frente a mí esperando mis indicaciones.
Entendí entonces que me calentaba el poder, poder tener a mi merced a un tipo complaciéndome o someter a otro a que haga algo arriesgado para mí, experimenté también lo que puede sentir un jefe resentido hacia sus empleados, un capataz o un líder.
El morbo me emborrachó haciendo remolinos en mi cabeza y calentaba el aire de mi pecho y vientre, cerré los ojos y me deje llevar.
Rubén, dije con voz firme, y sin dejar de agachar la cabeza, fíjate que con la cadena me quedo sentido el muslo, noté pronto que se dio cuenta del juego y de nuestros roles porque me preguntaba
¿Es acá victoria? Con un tono de voz de tímido, subordinado
-Más arriba Rubén ¡me duele mucho!
Jugamos así hasta que llego a mi concha, y con esos dedos gruesos de trabajador me acaricio como si fuera algo que no quería romper pero muy intenso a la vez, me manoseó como un viejo desquiciado que no veía una mujer por meses.
Respiraba hondo y jadeaba, no quería hacer ruido, y me latía el pecho como si estuviera subiendo las escaleras
Me agarre de los hombros de Rubén y le clavaba mis uñas, entre dientes quería hablar y no podía, balbuceaba cualquier cosa.
En un momento Rubén, con las dos manos me manoseo el culo y la concha, se había descontrolado y eso provocó que reviente de calentura, ¡me puse violenta! y entonces completamente sacada! -agarre la tijera y corte la calza, le hice un tajo vertical justo en la concha-
Con la mano derecha lo agarre de los pelos y le dije apretando los dientes que me comiera toda, me chupó y me comió la carne como un tipo que no se alimentaba por dos días, tenía los ojos desorbitados parecía un perro exaltado, quería comer y respirar al mismo tiempo, me agarró las caderas con sus manos y empujaba mi concha en su cara,
¡Dale nene!! -le decía apretando los dientes de furia!! ¿Te gusta mi concha? ¡Decía con sarcasmo! Mientras miraba todo lo que hacía, reventé varias veces de calentura, !fue un hermoso momento de violencia! Me sentía poseída por algo que no se parecía a una mujer ni a una persona.
Era como una entidad maligna sinvergüenza y perturbada que invadió mi mente y mi cuerpo, me dí cuenta de eso cuando me reía mientras le orinaba en la boca.
Él Tenía la cara colorada de lo poco que respiraba y por lo desquiciado que estaba, tenía la frente y el pelo mojados de transpiración y su cara chorreaba no sé que cosa, pero él aguantó hasta el final, fué terrible lo agotada que quedé, y la humillación que soportó Rubén, de a poco fué bajando mi locura, recuperé la respiración y esperé que todo vuelva a la calma, sin dejar de sostenerle la cabeza
Cuando pude reaccionar, agarré un par de servilletas y se las pasé.
-dije; secate la cara… y Por favor Rubén, necesito que te vayas urgente sin pedir explicaciones y esperes mi llamado, ¿de acuerdo?
No dijo nada, se paró de la silla, y sin dejar de mirar el suelo, agarró su caja de herramientas.
Salí a abrir la puerta sin que se viera mucho para afuera y dejé que se vaya.
Cerré con llave, Fuí hasta la cocina y agarré la cámara que había escondido en el mueble.
Me fuí rápido a la cama a mirarlo y reírme de lo que había hecho ese viernes.
Fin
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