Video llamada con la zorrita (Danielita)
Historia 100% real. Les espero en mi telegram..
Me presentó soy Danielita tengo 35 años, cuerpo normal, soy de Ecuador, un chico normal de día, pero cuando cae la noche o estoy sol@ en casa, mi lado zorrita se despierta. Vivo con mi familia, así que tengo que ser discreto. Me encierro en mi cuarto, bajo la excusa de «estudiar», y me preparo. Saco mi tanga negra, esa que me aprieta el pene y me deja el culo casi al aire, y me la pongo debajo de un short flojo por si alguien entra. Pero mi plan ya está en marcha: quiero acción, y la voy a buscar en redes sociales.
Abro Telegram primero, entro a un par de grupos cachondos que sigo en secreto, y dejo un mensaje: «Zorrita con tanga buscando machos para videollamada hot, ¿quién se apunta?». Luego salto a Twitter, subo una foto borrosa de mi culo con el hilo puesto y escribo: «Preparándome para que me vean, DM si quieres mandar». Termino en Facebook, en un grupo privado donde ya he coqueteado antes, y pongo: «Noche de putito, busco videollamada para que me digan qué hacer». Apago las notificaciones públicas y espero, con el corazón acelerado.
Mientras los mensajes empiezan a llegar, saco mis juguetes: un plug mediano, negro y liso, y un dildo más gordo con textura que me hace temblar solo de verlo. Me siento en la cama, me bajo el short y la tanga hasta las rodillas, y me miro en el espejo del celular. Mi pene ya está duro, asomando por el borde de la tela, y mi culito apretado pide juego. Escupo en mis dedos, me unto el ano con saliva caliente, y empiezo con el plug. Lo meto despacio, gimiendo bajito para no alertar a nadie en casa, y siento cómo me abre poco a poco. «Así, mi zorrita, prepárate para tus machos», me digo a mí mismo, y lo muevo adentro y afuera, dilatándome mientras miro el celular.
En Telegram, un tipo responde: «Ya vi tu mensaje, putito, quiero verte en videollamada ahora». En Twitter, otro me escribe: «Ese culo merece que lo manden, conéctate». Y en Facebook, un tercero dice: «Zorra, te voy a decir cómo romperte». Armo un grupo rápido con los tres, todos desconocidos pero con ganas, y lanzo la videollamada. Cuando se conectan, apunto la cámara a mi cara primero, sonrío como nena traviesa y digo: «Hola, papis, su zorrita está lista». Luego bajo el lente, mostrando mi tanga negra, mi pene duro y el plug metido en mi culo.
«Qué putito rico», dice el de Telegram, un vozarrón grave que me pone los pelos de punta. «Sácate ese plug y métete algo más grande, zorra», ordena el de Twitter, mientras se toca por encima de la ropa. El de Facebook agrega: «Abre ese culo para nosotros, perra, queremos verte roto». Yo obedezco como buena zorrita, saco el plug con un gemido que ellos aplauden, y agarro el dildo gordo. Me escupo en la mano otra vez, me unto el ano ya dilatado, y me lo meto despacio frente a la cámara, gimiendo fuerte mientras me abro. «Así, putito, rómpete», dice uno, y yo empujo más, sintiendo cómo me llena hasta el fondo.
«Muévelo, zorra, fóllate para nosotros», gruñe el de Telegram, y yo empiezo a meter y sacar el dildo, mi culo tragándoselo mientras mi pene gotea contra mi estómago. «Qué rico te ves, putito, pajea esa verga», dice el de Twitter, y yo me agarro el pene con la otra mano, masturbándome rápido mientras ellos me miran. «Eres una zorrita sucia, métetelo más duro», ordena el de Facebook, y yo acelero, el dildo entrando con fuerza, mi ano ardiendo y mis gemidos llenando el cuarto. «Sí, papis, soy su zorra, díganme más», les ruego, perdido en el morbo.
«Córrete, putito, queremos ver esa leche», dice el de Telegram, y los otros se suman: «Sácatela toda, zorra, no pares». Yo sigo, el dildo golpeándome por dentro, mi mano volando en mi pene, y siento que exploto. Me corro con un grito ahogado, el semen salpicándome el pecho y la cara, y ellos aplauden: «Qué rica zorrita, ahora cómelo». Sin dudar, recojo mi semen con los dedos, me los llevo a la boca frente a la cámara, y me lo trago todo, chupándome los dedos como la putita que soy. «Delicioso, papis», digo, y ellos se ríen, satisfechos.
«Buena zorra, mañana repetimos», dice el de Twitter antes de cortar. Yo me quedo ahí, en la cama, con el culo dilatado, la tanga en las rodillas y el sabor de mi semen en la lengua, sabiendo que ya estoy listo para buscar más machos en la próxima ronda.
@Danytranssola
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