VIOLADO POR LOS BULLYING DE MI HIJO ¿GRAN FINAL?
Despues de haber sido sobajado los dias pasan y…todo vuelve a la normalidad, ¿o no?.
Ha pasado más de una semana desde que esos adolescentes abusivos me violaron y la verdad intento olvidarlo. Pero por más que lo intento me traiciono a mí mismo y más aún desde aquel maldito sueño que cuando menos me lo espero aflora en mi mente causándome un profundo sentimiento de tristeza y de furia hacia mí mismo. La herida esta aún habierta y sangra. Sangra como lo hizo mi culito varios dias despues de. Los días pasan uno tras otro pero el evento que fue bastante humillante para mí lo llevo en la medula del hueso aunque mi verdadera pesadilla empezaría días después cuando mi hijo me pidió permiso para invitar a sus amigos a dormir en la casa. Después de llevar consigo la famosa “botellita” que le regaló Javier, mi hijo actuaba de manera diferente. Parecía otro, lo cual me alegraba pues se alejaba aquella pesadumbre con la que vivía desde hace tiempo. Sonreía y se mostraba más activo. Me platicaba de actividades en la escuela y hasta menciono que le gustaba su escuela y… sus nuevos compañeros. Poco sabía yo que aquellos “nuevos” amigos de mi hijo en realidad eran nada más y nada menos que la jauría que me había visitado y me habían doblegado a su antojo. ¡Si! Nada más y nada menos que los violadores de su propio padre.
En medio de la comida y mientras me contaba algunos de sus logros en calificaciones mi retoño me pidió lo que antes nunca.
-Papá. ¿Podría invitar a unos amigos a venir a la casa y quedarse a dormir?- me la soltó sin más ni más.
No podía negarle a mi retoño tal petición aunque mejor hubiese sido que no lo hubiera yo hecho de haber sabido en la que me metía pero el nene se veía tan feliz así que le dije que no había problema con eso aunque por dentro me moría de miedo y una vocecilla interior me gritaba que cometía un gravísimo error mas la ignore y no le hice caso con tal de hacer feliz a mi pequeño.
-¡Gracias Pá! Eres el mejor. – y levantándose de la mesa corrió hacía mi como cuando era un chiquillo y sus brazos rodearon mi cuello como hace mucho tiempo no lo hacían.
Los días pasaron y la verdad se me fue el santo al cielo al estar al pendiente de la casa y de mi trabajo. Por fin llegó la tarde de aquel aciago viernes y mi hijo llegó acompañado de esos tres monstruos que con anterioridad habían pisado ya mi humilde morada. Ellos venían atrás de mi hijo como guaruras. Eran tres de ellos y Javier, el cabecilla estaba ausente. Al darme cuenta de ello yo me les quedé viendo completamente aterrorizado. Creo que se dieron cuenta de ello inmediatamente. Se dieron cuenta de que les tenía miedo ya que al mirarme se estaban riendo entre ellos y me lanzaban besitos mientras mi hijo no se daba cuenta ya que iba por delante. La panza se me revolvía entre coraje y terror pero aún más el sentimiento de impotencia al darme cuenta de que nada podía hacer y de que yo mismo había metido a los lobos a mi casa.
Unas horas después mi hijo estaba en su habitación jugando videojuegos con ellos mientras yo me quedé en la sala viendo televisión. Me encontraba extrañamente un poco más tranquilo pues digamos que la cosa se había normalizado. Los buitres solo habían revoloteado pero todo había quedado en eso. Tal vez mis temores eran infundados. Aquellos patanes se habían portado extrañamente bien y hasta educados podría decirse. Aunque luego recordé el día que estuvimos en la oficina del director y como se habían comportado ejemplarmente a escasos minutos antes de haberme atacado pero en fin. Estúpidamente pensé que no pasaría nada más. Además si Javier el jefe no estaba seria tal vez tan solo aquella ocasión y nada mas.
Estaba completamente ensimismado viendo mi programa en la tele. No me di cuenta sino hasta muy tarde cuando uno de ellos me tomó por detrás del sillón donde me sentaba y me cubrió la boca con la mano. Me puso un cuchillo en el cuello al mismo tiempo que al oído me ordenaba que entrara al baño con él.
-¡Shhhhh! ¡Shhhhhhh!- me ordenaba obligándome a seguirle de manera silenciosa.
No tuve tiempo de pensar ni de reaccionar. Con mucho miedo casi llorando de inmediato ante el terror causado y con la respiración muy agitada lo obedecí de inmediato al sentir la punta del cuchillo lastimando mis carnes.
-¡Shhhhh!- me espeto en el oído al aflorar mis pucheros lloricosos.
Entramos al baño y aun así me volteo obligándome a echarle el pestillo de seguro. Ya en el baño me arrodilló ante él sin dejar de apuntalarme con el cuchillo. Acto seguido mientras sentía la fría hoja de acero pinchándome en mi cuello me hizo que le bajara los pantalones. Debido al nerviosismo que me invadía mis movimientos eran lentos y torpes cosa que enfurecía a mi agresor.
-Rápido cabrona- me dijo acaloradamente hundiendo la puntita del fierro haciéndome un poco de daño. Aquel reproche en femenino me disminuía y me hacía sentir peor al no poder responderle ni defenderme.
Una vez que sus pantalones estuvieron abajo y tras haberme pendejeado por no haberle bajado los calzones, él mismo se bajó los calzones con la mano que le quedaba libre y me obligó chuparle la verga sin compasión alguna.
No. No fue como en mi sueño. No lo deseaba ni me encontraba caliente sino más bien aterrorizado antes ese pedazo de carne turgente y caliente que se mostraba frente a mi cara. Su olor penetrante me causaba asco. No es que el puberto fuera desaseado sino simplemente era el producto del calor del día y de sus juegos físicos. Sin dejar de apuntalarme, ambas manos apuñalaban sendas armas peligrosas. En una estaba el cuchillo frio que me doblegaba al máximo mientras que la otra empuñaba aquella gruesa arma de carne dura y caliente. Entre que él se preocupaba por no dejar de puntearme con el arma y entre que yo me cagaba de miedo, los intentos por meterme la verga en mi boca resultaron un tanto fallidos. Además, aquella frondosa ciruela que coronaba su miembro apenas si me entraba en la boca. Aquel niño se cargaba una verga demasiado grande o más bien gruesa creo yo pues mis experiencias conociendo vergas era nula. Arremetió contra mi boca sin lograrlo. En parte por lo grueso de su cabeza y en parte porque yo me defendía como podía.
Al notar que no me entraba en la boca se enojó y me tiró al suelo con una certera patada y me dijo que si no me entraba en la boca me entraría por el culo. Sus palabras pero más su imponente actitud me anulaban y me paralizaban de miedo al agolparse en mi mente mi violación anterior.
Sin preámbulo alguno. En medio de majadería y media y manotazos en mi cuerpo me tomó con sus manos fuertemente de la cadera haciéndome levantar el culo para él. Jalo mi ropa razgandola y hasta metiendo el cuchillo para terminar con
celeridad dejando mis pompas al descubierto. Teniéndome nuevamente empinado me lo empujó hasta adentro sin avisar en un solo movimiento.
Al igual que había pasado la vez anterior quise gritar de dolor pero solo acertaba a abrir mi boca como gritando sin que ningún sonido saliera de mí. Creo que me encontraba en shock pero lo peor era que no sé cómo explicarlo pero ahora si estaba bien consciente de lo que me estaba sucediendo. La vez anterior la sorpresa se había sobrepuesto y mi estúpida inocencia creo que me protegió del darme cuenta de ello en el momento. Parecía un sueño, bueno, un mal sueño, muy mal sueño. Pero ahora yo sabía muy bien lo que me estaba pasando y como en ese momento estaba siendo usado sin mi consentimiento. Parte de esa consciencia fue notar como mi pene empezó a ponerse duro. ¡MALDICION! ¡Como odiaba que eso sucediera! ¿Qué significado tenía el que yo me pusiera así si en realidad no me gustaba aquello? Y el dolor. ¡OH DIOS! Ese dolor que sientes como si te estuvieran acuchillando el interior. Ese dolor que dura por días. Ese dolor que se queda allí recordándote el momento. Ese dolor que…nunca te abandona.
Lo peor para mí fue que solo bastó unas 30 empujadas en mi culo para traicionarme a mí mismo y empezar a venirme a chorros.
-¡¡Nooooooooo!!- medio gimoteé en medio de lastimeros pucheros cuando sentí mi pene temblar y sentí como empecé a aventar chorritos de esperma continuos uno tras otro fluidamente diferente a los chorros que he aventado cuando me he masturbado.
Mi pene chorreaba y chorreaba semen en un flujo interminable salpicando todo el piso y la pared de la esquina donde me tenía acorralado aquella bestia. Al mismo tiempo mi cuerpo temblaba en una extraña sensación de calor que lo abarcaba todo. En ese momento mi hijo gritó desde su cuarto buscando a mi agresor. Al parecer era su turno al juego de la consola. Le gritaba a José que donde estaba. Al parecer así se llama el que tenía su verga metida en mi culo. Sin haber terminado, me la sacó lentamente provocándome un ardor inimaginable haciendo que el extraño calor y cosquillitas que me proporcionaba me abandonara. Se puso los pantalones y dándome una patada en las costillas salió del baño dejándome tirado con el culo abierto en medio de mi propio semen.
-¡Esto no se ha acabado puta!-sentencio antes de cerrar la puerta.
Me quedé así tirado y roto por un buen rato. Tirado en mi propio baño aguantándome el dolor interno y externo que sentía en ese momento. Lloraba en silencio por largos minutos.
En eso escuché que salieron del cuarto y mi hijo me dijo que iban a salir a la tienda a comprar unas golosinas. Como pude le respondí que no había problema tratando de fingir mi voz para que sonara normal y se fueron.
Esperé unos minutos y aproveché para salir a mi cuarto por ropa limpia ya que José me desnudó y se llevó mi ropa llena de semen desgarrada por su cuchillo. Salí así desnudo hacía mi cuarto pero apenas salí del baño cuando en la sala me estaba esperando otro de ellos.
Nuevamente la sorpresa me paralizo. Aquel monstruo estaba parado frente a mí con una gran sonrisa completamente desnudo y con su enorme pene en la mano. Nuevamente no pude reaccionar, se me fue encima y forzándome con sus manos me abrió las piernas a todo lo que daban.
-Nooooo-decia yo suplicante al sentirlo tocarme en mis partes privadas esperando lo peor nuevamente.
-No ¿que? ¡Pendeja!-me contestó.
Sin embargo, extrañamente, empecé a sentir algo completamente diferente. Algo que me avergüenza decir pero algo que jamás antes había sentido. Sentía sus manos y sus dedos aferrados a mí. Yo daba débiles manotazos para que me soltara pues me incomodaba como su mano hurgaba entre mis nalgas pero… pero… una extraña y húmeda sensación empezó a abarcar mi miembro. ¡SI! Aquel mozalbete se prendió a mi pito y con asombrosa enjundia lo engullía y lamia sin misericordia alguna. Aquel obtuso adolescente me mamaba la verga magistralmente provocándome extrañas situaciones. ¡SI, es verdad! Nadie y repito NADIE nunca se había engullido mi verga. Ni las escasas noviecillas con las que anduve. Mi educación jamás me permitió buscar a alguna callejera y pues, SI, lo reconozco. MI adorada esposa con la misma crianza que yo jamás ni siquiera por broma se permitió o me permitió que siquiera yo pensara en tal posibilidad. Yo gemía y gritaba mientras aquel cabrón engullía mi ser. Claro, no era nada hermoso ni romántico. Arremetía contra mi verga succionándomela de tal manera que aunque me la puso tiesa en segundos también hacia que a ratos me doliera pues me la succionaba como aspiradora como si quisiera más bien arrancármela a ratos. En otros momentos me la dejaba en paz tan solo para pasar a lo tiernito de mis muslos y mordisquearlos en pequeñas extensiones causándome una extraña sensación revuelta de placer y dolor al mismo tiempo.
Aquel juego siguió por momentos. En una de esas aprovecho el manoseo y sentí claramente como metió un dedo en mi adolorido culo. Al hacerlo, creo que toco mi punto de placer que aunado a la acción de su boca en mi miembro me arranco un profundo gemido, no necesariamente de placer, sino un gemido que al tiempo que mi ya provocada verga hizo que me volviera a venir aventando para mi sorpresa espesos chorros de mecos blancos muy diferentes a los chorritos transparente que momentos antes su compañero me había provocado. Con desesperación trataba yo de apartar su cabeza pues él seguía chupando mi palo que lo sentía yo muy sensible y que en lugar de provocarme placer me causaba una extraña sensación pero no pude. Él se aferraba ahora con ambas manos a mis nalgas enterrándose en mí y me succionó toda la leche que me quedaba.
Inmediatamente después sin que yo tuviera tiempo de recuperarme, me levantó las piernas echándolas hacia atrás lo más que pudo y buscó la entrada de mi culo. Al igual que su compañero simplemente me la dejo ir TODA, COMPLETA, HASTA EL FONDO. Me folló con todas las ganas y fuerzas que tenía. Su verga ante el trabajo hecho anteriormente por su compañero entraba y salía de mi maltratado culo con pasmosa rapidez. Mientras yo parecía un muñeco de trapo sin fuerzas completamente desfallecido pues ni para mover un brazo tenia fuerza. A diferencia del primero de la tarde esta vez yo sentía algo como una especie de molestia. Creo que al haberme hecho terminar en su boca todo rastro de “deseo” sexual había desaparecido. Me sentía muerto. Me sentía usado. Era un cuerpo usando otro cuerpo. Era una verga entrando en un culo usado.
¡FLAP! ¡FLAP!¡FLAP!¡FLAP! era todo lo que se escuchaba al rebotar mis carnosas nalgas en su pubis.
Luego paro de repente con su verga atascada hasta el fondo de mi ser. Moviendo la cabeza aguzo el oído y ambos escuchamos que mi hijo y los otros dos venían ya de regreso.
-¡¡CHINGADA MADRE!!-espeto enfurecido retirándose bruscamente de mi sin importarle el daño que me hacía cuando la saco así de tajo de mi ano adolorido.
Tan rápidamente como había sacado su pene de mi culo, se vistió lo más rápido que pudo y tomándome de mis cabellos me arrastró literalmente a mi cuarto y me dejó ahí tirado en el piso de mi habitación así desnudo con el culo rojo. Cerró la puerta con llave y salió. Desde el suelo de la habitación escuche cómo mi hijo preguntaba por mí pero el tipejo le dijo que había salido a un mandado y que les había encargado que cuidaran de él. Le dijo que regresaría ya tarde.
Unas horas después me levanté y me medio vestí. Me fui a bañar. Lo necesitaba. Necesitaba quitar de mi piel aquella suciedad. En mi boca y en mi cara podía sentir el olor de la verga del primero mientras que sentía todavía las gotas de sudor con las que el segundo me había sellado. Trate de hacer el menor ruido posible temeroso de que mi hijo me escuchara y tuviera yo que mirarle a la cara. En aquel momento no creo poder haberlo hecho. Creo que la vergüenza me hubiese invadido totalmente.
Al salir de bañarme me acerque sin hacer silencio a la puerta. Pegue mi oreja y pude escuchar cómo ellos estaban en el cuarto con mi hijo. Seguían en sus juegos. Me subí a mi cama y caí rendido por no sé cuánto tiempo. Desperté como a la media noche y con gran cautela trate de ver o escuchar lo que estaban haciendo. No pude abrir la puerta. Aquellos desalmados me habían encerrado en mi propia habitación. Pero no había ni rastro de luz y tratando de poner atención escuche varios leves ronquidos. ¡Ya estaban dormidos! Me fui a dormir también. Me sentí aliviado pensando que al fin al día siguiente esos mocosos se iban a ir de mi casa y con eso en la cabeza me quedé dormido.
Después de caer profundamente dormido una extraña sensación me despertó. De reojo alcanzaba a ver parte de la hora del reloj electrónico cercano a mi cama. Eran alrededor de las 2am. Todo amodorrado sentía algo que me como me presionaba a un lado del cachete y luego se acercó a los labios. Sentía ese algo caliente y mullido y al abrir los ojos, ante mi cara de sorpresa, vi una gran verga tiesa delante de mi cara.
Salté de la cama como nunca. ¡NO! ¡Esta vez no! -me dije a mi mismo e intenté salir corriendo pero había ignorado el hecho de que ellos ya se habían anticipado. Es más. Creo que así lo planearon pues saliendo de la oscuridad en la puerta estaban los otros dos quienes sin perder tiempo me tomaron de los brazos y me arrojaron al suelo dando con todo mí ser nuevamente contra él. Parecía que ya ese fuera mi lugar designado.
Los tres se volvieron a burlar de mí.
-¿Adónde vas con tanta prisa muñeca?- me pregunto uno.
-¿Vas con tu novio?-agrego con aquel dejo burlón que le caracterizaba.
-¡Nel, wey!-contesto el que me había mamado.
-Esta puta no tiene novio- agregó
– Tiene clientes-remato carcajeándose al tiempo que los otros le seguían su burla.
Los tres estaban ante mí. Los tres se mostraban tal como eran. Solo eso eran un trio de criminales adolescentes crecidos por el poder que les daba el unirse de aquella manera. Siguieron burlándose de mí diciendo más cosas. Siempre refiriéndose a mí persona en femenino. En un momento tanto José como el otro se burlaron del tercero diciéndole que ellos ya habían probado mi fundillo y que ya me lo habían abierto de tal manera que cuando él me la metiera ya no iba a sentir nada. Ese comentario enfureció al vato quien se fue contra mí dándome de cachetadas diciéndome que era mi culpa por andar de puta ofreciéndole el trasero a todos. Aquella fue la chispa que detono la explosión.
Nuevamente sin compasión alguna en medio de patadas y jalones tanto de ropa como de pelo me movieron en el suelo. Haciendo alarde de sus fuerzas desgarraron mis ropas dejándome tan solo con algunos colgajos y entre malas palabras, patadas, golpes a puño cerrado y palmadas tanto en mis nalgas como en mi lomo expuesto me pusieron a cuatro patas nuevamente.
Uno de ellos pisaba mi cabeza haciéndome mantener a nivel de suelo mientras que otro, el que faltaba me hizo subir la grupa para exponerle mi trasero el cual utilizaría una vez más. Al igual que en la tarde sin más ni más me metió la verga por el culo entrando cuan ancho era.
MI ano lastimado reacciono ante el avance y sentí como punzaba alrededor de su verga tratando de cerrarse y de impedir nuevamente otro avance lastimero.
-¡AHHHHHH!…..¡AHHHHH!….. ¡AHHHH! ¡VERGA! ¡NO MAMES!- le gritaba a sus compañeros.
-¡UUUUUTTTAAAA! ¡Qué rico aprieta la puta esta!-decía mientras su verga horadaba mi interior.
Esta vez sabiendo lo que me esperaba al sentirlo tan salvajemente dentro de mí grité y al hacerlo José aprovechó para meter su verga en mi boca ahogando tanto mis gritos como mi garganta y mi respiración.
Aquellos primero minutos se me hicieron interminables. Solo sentía el vaivén de mi cuerpo siguiendo el ritmo del castigo. En ratos se sincronizaban y parecía que al follarme el culo me aventaba hacia su compañero quien me atascaba la verga en el hocico devolviéndome como si de una pelota me tratara.
Lo peor no fue eso. Juro que dentro de mí solo deseaba que terminaran. Total, ya dos de ellos me habían usado. ¿Qué más daba? En ese momento pensé que haría lo que me pidieran con tal de dejarlos satisfechos y de que me dejaran en paz.
Lo peor como dije antes no fue eso sino que… cuando vine a darme cuenta el que me daba por el culo me la saco tan solo para ocupar rápidamente el lugar del que me follaba la boca. Aquello me dio un asco horrible al sentir aquella pija maloliente. Trate de evitarlo solo para recibir un fuerte coscorrón en mi cabeza mientras el morrillo me decía:
-¿Qué? ¿Te da asco Tu culo? A mí también añadió entre las risotadas de los demás.
Ni tardo ni perezoso el que había estado sin acción y de quien ni su nombre sabia volvió a repetir la hazaña y me la dejo ir ocupando mi recién desflorado boquete.
-¿Qué? ¿Y yo que?-dijo José al ver que mis dos agujeros estaban siendo ya ocupados.
-Pues que te la jale mientras.-le contestó uno de ellos. La verdad ya ni supe quién.
Así que José tomo una de mis manos y empuñándola en su falo me obligo a darle servicio mientras atendía a sus compinches.
De esa manera paso la madrugada y es que aquellos cabrones lo que tenían eran ganas de usarme. Usarme a su antojo por lo cual no se venían. Entraban y salían de mí turnándose. Es más, como a las dos veces de repetir ya solo tenía uno delante y otro atrás mientras que el tercero solo nos veía y se la medio jalaba para no perder la rigidez necesaria.
Mil idioteces salían de sus bocas y así se pasaron follando y follando mi culo y mi boca durante más de una hora. Ya no aguantaba más. Me sentía destrozado física y anímicamente. Me dolían y ardían las rodillas y mis brazos ya no tenían fuerzas para sostenerme. Estaban muy cansados.
De repente escuche unos gruñidos. Como si de animales se tratasen el que en ese momento me follaba el culo arremetió fuertemente no sin antes clavarme sus dedos en mis exuberantes caderas y se vino dentro de mí arrojando chorros y chorros de caldo caliente que me quemaba las entrañas claramente. Como si se hubiesen puesto de acuerdo tal vez o por el hecho de que tal evento le animase el otro actuó de manera similar y dentro de mi boca pude sentir claramente los trallazos de líquido saladito que invadieron mi lengua y sabor.
Al unísono sacaron sus vergas haciéndome caer al suelo a falta de soporte. Pensé que el suplicio al fin había acabado pero me equivocaba. Aquel que faltaba uno como vio que no podía ni moverme agarró un par de almohadas y jalándome del pelo me empino en la cama y me las puso debajo para levantar mi culo de modo que quedara abierto para él. Así quede de pie y como mi culo ya estaba bastante dilatado y lubricado con el semen del otro, su verga no encontró tope y me entraba fácilmente.
NO sé cómo pueden decir que les guste. Yo solo sentía el dolor y el ardor de mi culo en la faena. Solo deseaba que aquello terminara.
Después de un rato de estarme culiando a su completo antojo, me dio unas fuertes nalgadas y me volteó recostándome en mi espalda.
-Ahora si puta. ¡Abre las patas!-me dijo.
Con gran resolución volvió a envestirme haciéndome sentir en aquella postura cada milímetro de su fierro. Un quejido salió de mi garganta al perpetrar su acoso pues sentía que su verga me invadía hasta el fondo de mí ser.
Después de varias embestidas y mientras seguía haciéndolo, tomó mi pistolita toda dura y con el dedo pulgar e índice, previamente humedecidos por su lengua, me frotó la punta hasta que hacerme venir mientras su verga me volvía a embarazar entre gritos de júbilo como si hubiesen cumplido alguna gran faena.
Me dejó tendido en mi propia cama y los otros que se habían estado masturbando mientras mi último atracador me violaba se acercaron tan solo para eyacular copiosamente encima de mí. Sus mecos cayeron sobre mí dejándome la cara y el torso lleno de leche. Pasaron las puntas de sus vergas sobre algunas partes de mi cuerpo limpiándose conmigo. Para despedirse se acercaron y echando escupitajos por todos lados principalmente en la cara me bañaron de saliva.
Como si nada hubiera pasado salieron de mi cuarto uno a uno y se fueron a dormir. Cabizbajo mire el reloj electrónico de la pared, eran ya a las 4:30 am.
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