Visita a mi hermano mayor, precuela III: Un trío inesperado
Bryan ya lleva años disfrutando de su hermano menor. Un día le llega una solicitud de amistad en Facebook de la antigua pareja de su mamá, el padre de su hermano pequeño, ¿Qué pasará en el reencuentro entre estos dos hombres?.
Disclaimer: Este relato contiene escenas de sexo incestuosas de carácter BDSM . Hay humillación, sexo fuerte y más. Si no te gusta este tipo de contenido este no es tu espacio. Para los demás, espero disfruten.
Después de ese fin de semana mi vida tuvo un giro de 180°. Mi madre tenía al menos tres turnos de 24 horas a la semana. Esto me dejaba a solas con mi hermanito durante horas, lo que me permitió entrenarlo y hacerle complacer mis más bajos instintos. Durante ese tiempo no busque ninguna mujer, aunque para mantener las apariencias seguía coqueteando con algunas minas por ahí. Mi vida giraba en torno a hacer ejercicio, carretear, cuidar de la casa y disfrutar del pequeño putito que tenía en casa.
Mi hermanito aguantaba y resistía todo lo que se me podía ocurrir. Pasaba tardes enteras lamiendo mi cuerpo como si se tratara de un perrito, estando solos en casa él tenía que andar desnudo solo con un collar en el cuello el cual me servía para dominarlo. Le compré distintos tipos de dildos para jugar con su hoyito. A veces lo amarraba a la cama con una gag-ball para follarlo durante horas con mi pico de 20cm x 8cm y con los juguetes que ya mencioné. Durante ese tiempo desarrollé mi lado sádico y le enseñé a lamer mis bototos mientras pisaba partes de su cuerpo solo para ver su cara de desesperación. Además, me encantaba cuando chillaba mientras le follaba con mi pene y un dildo al mismo tiempo. Era sin duda mi putita premium.
Así pasaron dos años. Yo ya tenía 22 pero no tenía intenciones de sentar cabeza. Mi hermano tenía 10, media 1.65cm, su cuerpo blanco estaba marcado gracias al deporte, tenía una cara traviesa coronada por su cabellera castaño claro heredada de su padre y si bien por fuera era todo un hombrecito, dentro de la casa ustedes ya saben cómo se comportaba.
Un día durante la mañana, revisando Facebook recibí una solicitud de amistad inesperada: era el Jorge, la ex pareja de mi mamá y el padre de mi hermano. Dudé un segundo en aceptar su solicitud, me daba miedo contactarme con él y que supiera todo lo que le hacía a mí hermano, pero la nostalgia me ganó así que le acepté. A fin de cuentas, el Jorge me había enseñado todo para ser el semental que era yo y si lo pensaba bien, si él no me hubiese iniciado en este tipo de sexo, lo que pasaba dentro de mi casa jamás habría ocurrido. Pasaron un par de horas hasta que recibí un mensaje de su parte.
-Hola campeón, cómo estái?
-Wena Jorge! Tanto tiempo, acá re bien po’h, y tú?
-Me alegra que estí bien campeón, yo ando en Santiago y tengo ganas de verte weón, he pensado caleta en ti, se puede?
Era sábado y mi madre estaba de turno y no llegaría hasta el lunes en la mañana. Me emocionó que el Jorge me pidiera verme, así que no dude en invitarlo a la casa.
-Si po Jorge, se puede, justo hoy mi vieja anda trabajando y no vuelve hasta el lunes, así que no hay ataos pa que vengai. Además estoy solo con el Francisco, está grande el weón y ahí lo podi conocer po, si el cabro chico ni se acuerda de ti.
-Ya bacán po Bryancito, tengo ene ganas de verte y cachar que hay hecho con mi cabro chico. En una hora te caigo por allá.
-Ya po Jorge, te espero como corresponde entonces.
Eran las tres de la tarde. El mensaje del Jorge me había levantado ciertas sospechas «y cachar que hay hecho con mi cabro chico» ¿Qué había querido decir? sentí que había un doble sentido allí y decidí arriesgarme.
Me puse un short holgado sin ropa interior y sin polera. Quería que al llegar el Jorge viese mi cuerpo musculado propio de un Hércules moderno. Puse porno en la tele, del que veíamos cuando era chico. También preparé la mesa con abundante jale y hartas cervezas. En mi casa nunca me faltaban aditivos pa vacilar. Pensaba que si iba a tener un reencuentro con el Jorge tenía que ser con todo: quería demostrarle el buen macho que era y presentarle a la putita que había entrenado.
A eso de las cuatro llego el Jorge. Tenía su pelo rubio bien corto, a lo militar. Noté que le habían crecido los brazos y para tener casi cincuenta se mantenía muy bien. Vestía un buzo apretado y una polera de nylon que dejaba ver sus grandes pectorales sin espacio a la imaginación.
-Weena Jorge, bacán verte wn, pasa, entra. Le dije abriéndole la puerta solo con mi short en el que se balanceaba mi pico semierecto.
El Jorge entró y me dio un fuerte abrazo.
-Mira weón, parece que me hiciste caso, estái gigante, te apuesto que te llueven las maracas.
El tono directo de mi ex padrastro me causo gracia, me hizo volver a mi infancia y sentí que la conexión que tuvimos, pese a los años, seguía igual. En mi cabeza ya estaba maquinando como lo iba hacer pa’h satisfacerlo de una forma que creía no se la vendría venir.
-Hay varias weonas que quieren puro amarrarme, pero tengo una putita que te cagai wn, pasa y te cuento todo.
-Weeena, no me digai que encontraste una putita premium campeón, la suerte que tení.
-Ni te imaginai, pasa y te cuento too.
Terminamos de recorrer el pasillo y llegamos al living comedor. Al ver todo lo que tenía preparado el Jorge se río sacándose la polera y el buzo inmediatamente.
-Así dan gusto los reencuentros weón, puedo? Dijo señalando el plato con jale.
-Sí po Jorge, pa eso está.
Él armo cuatro rayas gruesas. Inhalo dos y me dejo las otras dos a mí. Después abrimos unas chelas, brindamos por el reencuentro. Ya bien colocados sentados en el sillón mirando una porno donde una rubia joven se comía dos vergas de unos maduros comenzamos a conversamos un rato sobre lo que habían sido nuestras vidas estos años sin saber uno del otro. Me contó de sus aventuras en el sur y yo algunas de las mías, pero deje la mejor para el final. Ambos ya teníamos las tulas afuera. La de él como de 16cm pero como del grosor del tamaño de una lata de coca cola. La mía, toda dura mostrando su dimensión en todo su esplendor.
-Como podí imaginar hay pocas maracas que aguantan esta bestia, dije yo agitando mis 20cm.
-Si po cabro, si hasta a mí que la tengo mucho más corta me cuesta encontrar minas que aguanten, con ese monstruo demás que se te escapan espantas.
-Eso mismo, pero tengo una putita que aparte de tragársela toda por delante y por detrás, aguanta todas las weas que se me ocurren sin alegar.
-¿En serio weón? ¿Y de donde sacaste una putita así? A mí ninguna me aguanta más de un año.
-Puta weón, esta lleva ya tres años aguantando y cada día pide más. De hecho viene en camino, ¿querí conocerla? Nunca la he compartido, pero por vo haría una excepción. La tengo bien entrena y le podemos hacer lo que queramos, ponernos bien perversos y hacer toas esas weas que hablábamos cuándo veíamos porno, ¿te acordai wn?
Vi que el cuerpo del Jorge se le tensó por la calentura. De su pichula caía una baba espesa y para prepararlo pa lo que se venía le ofrecí más jale, con la siguiente advertencia.
-Teni que aperrar eso sí weón, nah de echarte pa atrás, ¿ya? No vayai a amariconarte po’h. Con una sonrisa de malicia me respondió meneando su pedazo de pico.
– Tanto misterio weón, me teni metió, pero tranqui Bryan, a mi edad nada me sorprende y si esta putita es tan buena como decí, habrá que aprovecharla bien no más, ¿en cuánto llega tu putita misteriosa?
Mire la hora ya eran pasado las cinco de la tarde. El Francisco ya debería venir en camino después de jugar a la pelota. Era hora de poner mi plan en acción.
-Ya estar por llegar weón, pero pa empezar te voy a tapar los ojos, pa que aprovechí bien la sorpresa.
-Shaa, en la vola que te vai, pero será, ahora tú eri el dueño de casa y habrá que hacer caso no más.
-Wena Jorge, no te vai a arrepentir, la vamos a pasar la raja hoy día.
Tomé una de las vendas que usaba con mi hermanito cuando jugábamos y le tape los ojos bien apretados al Jorge.
-Ya weón, estái listo, ahora abre bien las piernas y vai a ver como la chupa una putita de verdad. El Jorge soltó una risa y con una mano se empezó a pajear lentamente.
-No sé campeón, he tenido hartas maracas en mi vida, la vara está alta, así que no me van a complacer tan fácilmente.
-Confía weón, ya vai a ver.
– Ya, ya, ya, ¿le falta mucho por llegar? Estoy too caliente.
Justo cuándo el Jorge preguntó eso sentí la puerta abrirse.
-¿Escuchaste? Ya viene en camino, mientras aquí teni otro sake (línea de coca).
-Weena, campeón, que comience la acción. Le acerqué el plato al Jorge y le puse el tirador en la nariz. La gruesa línea de cocaína se esfumó justo cuándo mi hermanito, el hijo del Jorge entro a la habitación. Venía vestido con su uniforme de fútbol que tanto me fascinaba, esta vez no se arrodillo inmediatamente como ya lo tenía acostumbrado para recibir mi pico y mis meos. Supongo que ver a un hombre desconocido junto a mí lo desconcertó.
Con una mano le hice un gestó para que guardará silencio y con la otra le indique que se acercará a nosotros. Lo hizo lentamente, como desconfiado, lo tuve que mirar con mi cara de enojo para que obedeciera como corresponde.
-Venga putita, hoy nos acompaña un amigo de mi infancia que quiere conocerte, ponte de rodillas y demuestra lo que hai aprendido durante estos años. En múltiples ocasiones el Francisco me había dicho que a él no le gustaban los otros hombres y que solo le gustaba yo. Pero creo que ver al Jorge, con sus bíceps sobresalientes, sus grandes pectorales, sus calugas marcaditas, su verga babeante, su cabello rubio y los tatuajes que adornaban su cuerpo le hizo sentir una sensación de familiaridad que rápidamente lo llevo a entregarse a complacer a ese macho desconocido para él.
-Ya po, apurate po maraca, ¿no vei que estoy too caliente? Espetó Jorge con ese vozarrón de macho que tenía.
Mi hermanito salió de su ensimismamiento y se puso de rodillas con las manos en la espalda entre medio de las piernas llenas de vellos rubios de su padre. Acercó su nariz a la mata de pelos que coronaban la callampa de mi ex padrastro para inhalar su olor. Luego comenzó a lamer la cabecita de esa verga gruesa pasándosela por toda su carita de niño travieso y poco a poco se la metía a la boca. Como le había enseñado se metía un poco de ese pico y luego lo sacaba de su boca, para después introducirse más cantidad y sacar nuevamente, repitiendo el proceso hasta llegar a la base. Llegado a ese punto tenía que pasarle la lengua al pico de abajo hacia arriba mientras lo aguantaba dentro de su cavidad bucal.
Mirar a mi hermanito mamando la verga de su padre, sin que ninguno de los supiese lo que estaba pasando me tenía demasiado caliente. El Jorge dejó hacer al Francisco, sabía que se estaba aguantando para probar la calidad de mi putito. Tenía sus brazos detrás de la cabeza con sus piernas abiertas mostrando sus axilas peludas mientras gemía como un león en celo. Ahí estaba un casi cincuentón grandote musculosos todo tatuado siendo mamado por mi pequeño hermanito que, aunque lagrimeaba por el esfuerzo, no se sacaba ni un milímetro del pico paterno de su boca. Sabía que mientras tragaba ese sable su lengüita presionaba los puntos más sensibles de una pichula de macho lo que explicaba los gemidos del Jorge. A esta altura mi hermanito, si estuviese chupándomela a mí, tomaría mis manos para llevarlas a su cabeza para que le comenzará a follar la garganta sin piedad, pero como estaba con un nuevo hombre supuse que no sabía que hacer. Ahí supe que tenía que intervenir, la noche estaba recién comenzando y el morbo dominaba mi cabeza.
-¿Cómo va mi putita Jorge?, ¿Qué opinai de su chupa de pico?
-¡Oh weón la wea rica csm! Nunca me habían chupao la pichula de esa forma weón, esa lengüita se siente toa rica.
-Y eso que es el comienzo no más, putita ponte de pie. Quiero que mi amigo te vea antes de continuar.
Obediente como el sólo, se puso de pie rápidamente. Ahí estaba con su carita llena de baba y boquita llena de precum paterno. El Jorge se iba a quitar la venda pero lo detuve.
-Espérate weón, deja preparar bien a esta maraca. Dicho eso le saque su uniforme de fútbol, le coloque su collar negro, le prepare una raya de coca y lo acosté en el suelo con las piernas detrás de su cabeza mostrando su hoyito directamente a la cara del Jorge. Ya puesto en posición me acerqué a su oído le di una orden a la cual el Francisco, ya con su cara distorsionada por la droga que lo ponía muy caliente, asintió con la cabeza mirándome directo a los ojos.
-Ahora sí weón, sácate la venda.
-Al fin campeón, quiero puro ver a esta maraca. El Jorge se quitó rápidamente la venda y cuando sus ojos ya estuvieron libres noté en él una expresión de turbación. Delante de sí tenía un niño de diez años, musculado, con unos pezones erectos mostrando su hoyito rosadito sin vellos con la carita aún mojada por la baba resultante de haberle chupado el pico y que mirándolo a los ojos lleno de calentura le dijo:
-Dame pico papi.
Jorge me miro con una mirada penetrante. No dijo ni una palabra. Desconocía si su mirada era de decepción, reproche o calentura, pero pasado un momento se acercó a mí, me tomó del pelo y devoró mi boca con un beso en el cuál nuestras lenguas se mezclaron desesperadamente. Nunca había besado a otro hombre, pero sentir al Jorge devorando mi boca me hizo sentir una electricidad en todo mi cuerpo.
Mi hermanito no desaprovechó la oportunidad y se acercó de rodillas a mamar nuestros picos erectos. Mientras chupaba uno masturbaba al otro así hasta que el Jorge me soltó, fue a la mesa a hacer más rayas de jale y nos llamó a ambos a sentarnos al lado de él en el sillón. El Jorge aspiró una raya, luego me acercó el plato y después preguntó:
-¿A este putito ya le dai o todavía no?
-Hace rato que le doy, cuando jala se pone más mariconcito, ¿cierto putito? Mi hermano bajo la vista algo avergonzado, supongo que por la presencia del Jorge y respondió bajito:
-Sí mi señor, con ese polvito me desesperó por complacer.
El Jorge al escucharlo le puso el plato en la cara para espetarle:
-Entonces inhala maraco, que esta noche te vamos a hacer mierda weón. Mi hermanito inhalo la línea rápidamente, el Jorge le sacó el plato de la cara para escupirle en todo su rostro, le agarro del pelo para llevarlo a su pico palpitante. Ahora ponte a chupar culiao.
Jorge comenzó a follarle la garganta metiendo y sacando su pico de la boquita de su hijito mientras le daba de bofetadas de vez en cuando. Verlo tratar de esa forma a mi hermanito me tenía muy caliente, pero me asaltó la duda de que quizás no se había dado cuenta de quién se trataba, así que me anime interrumpir un momento su disfrute para ver si se daba cuenta a quién tenía a su disposición.
-Oye Jorge, ¿qué te pareció mi putito?, ¿cachai quién es cierto? Le dije mientras tocaba sus grandes pectorales y aprovechaba de estimular sus pezones.
– Está todo rico este mariconcito, además se nota que le encanta la pichula, cierto cabro chico. De un tirón de pelo le saco su pico de la garganta para esperar su respuesta.
-Sí señor, me encanta la pichula.
Ante esta respuesta el Jorge le escupió y le metió de una su pico para que siguiera chupando.
-Así me gusta weón. Y si po Bryan, toy claro quién es, ¿te acordai de la última conversación que tuvimos? ¿Lo de la maraca premium y eso? Por cómo te crie sospeche que una wea así podía pasar, la pura idea me puso caliente durante todos estos años, de hecho por eso te hablé hoy día, quería ver si habiai aprovechado la oportunidad que te deje en bandeja. Dicho eso, se detuvo un momento para ver la cara de su hijo atravesada por su gran pico, con unos ojos llenos de perversión, luego me miró a mí para, con una media sonrisa para decire:
– Y veo que así fue.
Su confesión me dejó a mil, así que me acerqué donde mi hermano, le tomé del pelo mientras seguía chupando la verga de su papi para darle pichulazos en la cara mientras seguía conversando con el Jorge.
-Me hubiesei dicho desde un inicio po weón, pasaron años para que comenzara a entrenar a este putito como es debido, pero mira cómo se pone cuando tiene las pichulas encima. Se desespera por complacer. Hoy tenemos toda la noche pa aprovechar, así que es tiempo pa’h que también disfrutí del medio regalo que me dejaste. El Jorge solo sonrió.
-Ponte de pie cabro chico, vamos rápido. Mi hermano se puso de pie rápidamente. Ver como de su cara caían babas de tanto lamer, pero que sus ojos denotaban tanto deseo por complacer más contemplar su cuerpo blanco con unas piernas gruesas por tanto jugar a la pelota, su verguita pequeña erecta como un fierro, los abdominales y costillas marcadas, además sus pectorales gruesos coronados por unos pezones duritos que ya se habían quedado así por las largas sesiones en las que me quedaba chupándoselos nos puso como cerdos al Jorge y a mí.
-¿Veí lo rico que está hecho este putito?
-Uff weón, de solo verlo me palpita el pico, dijo Jorge agarrándose la pichula. ¿Esto queriai cabro chico?, ¿queri pico? Pico vai a tener, chupala maricón, hasta el fondo. Ahí nuevamente mi hermano tuvo que complacer el pico del macho del cuál había salido. Luego de un rato Jorge paro, restregó su pene por la cara de mi hermano, le tiró del pelo para luego espetarle:
-Abre la boca y traga.
Mi hermanito no alcanzó a decir ni una palabra cuándo un gran chorro de meados entraba por su garganta. No me sorprendió ver como el Francisco en vez de retirarse acomodaba más su boca en el pico del Jorge para así no derramar ni una gota. Ya lo tenía acostumbrado a que lo orinara y él ya había aprendido a disfrutar de beber pichí directo fresquito de la tula de un macho.
– Ufff Bryan, mira como se pone. Ni a las putas les gusta esta wea y este pendejito hasta me mueve la raja al tragarse mis meos.
– Es que aprendí del mejor po’h Jorge, fuiste tú el que me metió toas estas weas en la cabeza. Aunque nunca pensé que iba a terminar entrenando a un putito como este.
Cuando el Jorge terminó de darle de beber a su hijo, nuevamente se sentó en el sillón con las piernas abiertas y el pico al aire. Mi hermano, sin que nadie se lo pidiera arrodillado fue hacía él y comenzó a lamerle los pies, mi ex padrastro soltó una carcajada aprovechó el momento de ponerle la planta de sus pies en la cara y el cuerpo de su pequeño hijo, mientras se dirigía a mí:
-¿Te cuento la firme weón? La razón por la cual me junté con la maraca de tu mamá fue porque quería hacerte esto a vo’h. Te conocí re chico y me poniai super caliente, siempre me ha gustado la carne fresca. Cuándo nos quedamos solos mientras tu mamá estaba embarazada intenté convertirte en mi putito, pero cache que en realidad vo’h erai un macho hecho y derecho, así que cambie de plan y preferí convertirte en un pervertido como yo. Sabía que metiéndote todas esas ideas en la cabeza nunca ibai a encontrar una loca que en realidad te dejará contento y que eventualmente terminariai dándote cuenta que no hay nada mejor que un putito como este que tení aquí.
Mi hermanito parecía absortó a la confesión de su padre y se dedicaba a devorar con su lengua el cuerpo de ese macho que tenía delante. A mí las palabras del Jorge me habían dejado impactado, nunca se me pasó por la cabeza que yo podría haber terminado como el Francisco, pero a una parte de mí, la idea de que pude ser el putito de mi ex padrastro me había excitado, por lo que no supe como responder. El Jorge al notar mi turbación, mientras le restregaba el pico a su hijo, continúo hablando.
-Mi plan después de que tú mamá dio a luz era que entre los dos entrenáramos a este mariconcito, sabía que ibai a ser el partner perfecto, lo notaba en tu forma de ser, pero cuándo tu vieja me cacho cagándomela el plan se fue a la chucha. O casi. Todos estos años me he dedicado a buscar culitos chicos pa’h satisfacerme, por eso siempre busco locas con hijos. He hecho algunas cosas, pero nunca he conseguido lo que vo’h tení y después de todos estos años quería ver tu entrenamiento había rendido sus frutos. Honestamente estoy terrible orgulloso de vo’h, así que ahora muéstrame qué más puede hacer este putito.
Las palabras del Jorge me envalentonaron, era la primera vez que otro hombre me decía que compartía los mismos gustos que yo y saber que todo lo que estaba haciendo con mi hermanito había sido un plan hecho desde hace mucho me hizo sentir que en realidad solo estaba cumpliendo con mi destino. Supe ahí que había nacido para ser un pervertido y todo estaba bien con eso.
Para satisfacer al Jorge tiré del collar que tenía puesto el Francisco para llevarlo hacía mí. Él intentó quedarse en el cuerpo de su papá, así que tuve que tirar de la correa con más fuerza. Una vez que mi hermanito quedó a mis pies puse mis brazos fuertes debajo de sus axilas para que su culo quedara a la altura de mi pichula que metí hasta el fondo para comenzar a bombearlo con un ritmo frenético.
-¡Bryan, más despacio, me duele!, ¡Ay Bryan por fa para! Chillaba mi hermanito.
-¡Cállate maricón y aguanta! Demuéstrale a tu papá de lo que estái hecho.
El Jorge se levantó del sillón y se acerco a nosotros. Se puso a la altura de su hijo, le escupió en la cara para luego sujetársela con su mano enorme.
-Preñé a tu mamá para al fin poder tener un putito como corresponde, yo no pude disfrutarte, pero tu hermano te ha enseñado bien. Deja de quejarte y disfruta, que esta noche ambos te vamos a disfrutar.
Yo seguía bombeando el hoyito rosadito de mi hermano con mis veinte centímetros mientras su padre le follaba la boca con esa tula tan gruesa que sin duda le estaba agrandando su garganta.
Ahí estaba un niño de diez años saltando en el aire sobre la pichula de un hombre de 22 años, velludo, musculoso de metro ochenta y cinco mientras tragaba por su boca la vergota de un casi cincuentón, de metro ochenta, lleno de tatuajes y con un cuerpo tan trabajado que todas sus venas se marcaban casi a reventar.
Jorge y yo nos mirábamos sin decir palabras, hasta que me agarro de la cabeza para iniciar un beso en el que nuestras lenguas se devoraban entre sí. Pasado el tiempo nos separamos y soltamos al mismo tiempo al Francisco que cayó al piso respirando agitadamente debido al esfuerzo de complacer a sus dos machos.
Dejamos a mi hermano en esa posición y nos fuimos a sentar al sillón, el putito se merecía un buen descanso. Con el Jorge nos preparamos otras líneas de jale, abrimos más chelas y nos pusimos a fumar.
-Uff weón, si que sabe chupar este putito. Su garganta era como un guante en mi pichula, nunca me habían aguantado el pico hasta la base durante tanto rato. Si que hay hecho un buen trabajo.
-Ya son tres años que traga verga casi todos los días po wn, además no cualquier pichula, si no ese pico de caballo que tengo. Dije moviendo mi pico.
-Jajaja es verdad campeón, sabía que ibai a tener buen pico, pero nunca pensé que iba a ser tan grande. El Jorge estiro la mano y se puso a masturbarme un rato como cuándo era cabro chico. Su mano se sintió como deliciosa y lo deje hacer cerrando los ojos. Después de un rato sentí una boca succionándome. Abrí los ojos pensando que era mi hermanito que no había aguantado las ganas, pero no, era el Jorge chupando mi pico. Al darse cuenta de mi mirada se detuvo y beso mi boca.
-Estái tan grande campeón, me gusta verte así, extrañaba tu compañía.
-Yo igual Jorge, fue el medio bajón cuándo mi vieja te echó, eri lo más cercano que tuve a un papá y es bacán saber que está orgulloso de mí. Cuándo me hablaste hoy día igual tuve miedo de tu reacción cuando supierai que hice de todo un putito al Francisco, pero saber que todo el tiempo esperabai esto de mí me hace feliz wn, ¿crei que he hecho un buen trabajo?
Mientras hablábamos mi hermanito nos escuchaba de rodillas a una distancia prudente, restregaba su verguita contra el piso y mirándonos con deseo, pero no se atrevía a acercarse, como buen putito obediente esperaba que sus machos le dijeran que hacer.
-Uh Bryan, este reencuentro ha sido mejor de lo que esperaba. Hasta el momento lo que he visto de tu trabajo ha sido más que satisfactorio, pero deja verlo más de cerca. Ármate tres líneas más mientras. Oye tú ven pa’h acá.
Mi hermanito gateo hasta las piernas de su padre al escuchar la orden. Cuando estuvo ahí el Jorge lo tomo de la cara para ponerlo de pie. Con un gesto mi ex padrastro me pidió el plato con jale, inhalo una línea y le hizo inhalar otra a su hijito. A mi hermanito le encantaba el jale y cada vez que consumía se ponía más vicioso. Después de ver a su hijito jalar me pasó el plato a mí y, por primera vez en la noche, se dirigió al Francisco.
-Hola putito, todavía no me he presentado, me llamó Jorge y soy tu papá. Ven y salúdame como corresponde.
-Sí papi.
Mi hermanito se erizo enteró cuando su padre le comió la boca. Fue un beso mezcla de ternura, lujuria y pecado. De solo verlos mi pichula goteaba sin parar, aunque ni siquiera me la estaba tocando. Cuando el Jorge despegó la boca de su hijo un hilo de saliva les unía.
-Sé que no estuve en todos estos años, pero dejé al Bryan a cargo para que te cuidara y lo ha hecho muy bien, ¿te gusta cómo tu hermano te ha cuidado?
Mi hermanito me miro un momento antes de responder.
-Es el mejor hermano que tengo, me encanta que me haya hecho su putito.
Jorge nos miró a ambos satisfecho y orgulloso.
-Me alegra saber que te sientes así bebé. Ya me ha demostrado lo buen niño que eres y parece que el Bryan también se ha encargado de que seas todo un hombrecito. Ven y deja que papi disfrute de tu cuerpo.
Jorge tomó al Francisco y lo sentó en su regazo. Sus manos manoseaban cada rincón del cuerpo blanco, musculoso y sin vellos de su progenie. Chupo sus pezones con voracidad lo que hizo gemir de placer a mi hermanito. Lentamente vi como las manos de ese hombre amasaban el culito respingado de su hijo e iba insertando sus grandes dedos en él mientras este último movía las caderas pidiendo más.
-¿Te gusta que tu papi te meta sus dedos bebé?
-Sí papi, me encanta, pero quiero más -las manitos de mi hermano fueron a acariciar el pico paterno con desesperación- por favor, méteme esto, quiero sentirte dentro mío.
Al escuchar el deseo desesperado de su hijo, Jorge acomodo su verga y la insertó hasta el fondo del hoyito de ese niño goloso. Cómo estaba de frente a ellos pude ver como la gruesa pichula de mi ex padrastro iba abriendo la cavidad anal de mi hermanito. Para mí sorpresa Jorgito no se quejo en ningún momento, solo gemía y pedía más.
– ¡Ay papi, eso, métemela más por favor! Quiero sentirla toda, dame más fuerte, hazme tu putito.
-¡Uff bebé que rico aguantas! ¿Te gusta el pico de papi? ¿Te gusta ser nuestro putito? ¿Quieres más?
-¡Sí papi!,¡Quiero más por favor!
Jorge arremetió con más fuerza contra el culo de su hijo mientras bufaba como un toro en celo. Francisco no paraba de pedir más, la verdad nunca lo había visto así y no pude aguantar las ganas de unirme.
Como mi hermanito estaba de frente a su padre mientras era follado por esa verga gruesa, podía ver su culito en todo su esplendor. Al verlo así tome abundante jale con mi dedo y comencé a metérselo mientras seguía siendo ensartado. Al principio fue un dedo, luego dos y cuando ya fueron tres dedos al mismo tiempo que la tula del Jorge, apunte mis veinte centímetros e inicie una doble penetración.
Sentía como nuestras vergas eran engullidas por las paredes anales de mi hermano, que chillaba pidiendo más. Jorge jugaba con sus pequeños pezones turnando sus besos entre su hijo y el pervertido que había creado. El cuerpo de mi hermano entre su padre y su hermano resplandecía de sudor. Se veía diminuto entre esos dos hombres sin moral que lo utilizaban para satisfacerse. En un momento, mientras Jorge y yo nos besábamos, ninguno de los dos pudo aguantar más y llenamos de leche el culito de mi hermanito.
Nos separamos y quedamos rendidos sobre el sillón: Jorge a la derecha, yo a la izquierda y mi hermanito entre medio de ambos machos con su hoyito abierto botando leche. Nuestra respiración era agitada, ninguno dijo nada hasta que escuchamos la voz de mi hermanito, diciendo:
-Papi, Bryan, por favor no paren, quiero más.
Jorge y yo nos miramos, habían pasado casi cinco horas, pero al parecer, aún nos quedaba disfrute por delante.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!