Vivo de estar realizando la fantasía de algunos de mis clientes.
Un chico trans cuenta rápidamente como se inició, y como ahora vive cumpliendo la fantasia de algunos clientes..
Desde que me decidí a salir del closet, y para llevar la totalidad de mi transformación en mujer, he tenido como dicen, hacer la calle.
Cuando vivía con mis padres, para mí era un suplicio, ya que mi mayor deseo, era convertirme en una chica, cosa que, en casa, mientras ellos no se encontraban, yo hacía a cada rato, aunque, realmente mi transformación no era completa, pero me vestía con algunas prendas de mi mamá, y hasta me maquillaba.
Luego alguno de mis amigos en el barrio, como que se dieron cuenta, de mi particular gusto por la ropa femenina, una noche que salí con ellos y me emborracharon, yo inocentemente en medio de mi borrachera, les confesé que deseaba ser mujer.
Ellos esa noche, ni idea tengo de dónde sacaron la ropa, la cosa es que nos encontrábamos en la casa de uno de ellos, bebiendo, cuando me propusieron que me vistiera de chica, la verdad es que no tuvieron que insistir mucho, ya que, al poco rato, ya yo me había puesto todo lo que me habían traído.
Estaba de lo más contento, ya que ellos me comenzaron a tratar, como si yo realmente fuera una chica, sacándome a bailar, y diciéndome a cada rato, lo linda y buena que estaba, y bien en medio de tantos halagos, y caricias, me fueron convenciendo de que, si realmente quería ser una chica, tenía que hacer lo que las chicas hacen.
Por lo que cuando me vine a dar cuenta, ya mientras uno me daba por el culo, a otro le estaba mamando su verga, esa noche, mis cinco amigos, me penetraron por el culo, y a todos ellos les mamé sus miembros.
Por un buen tiempo mis amigos, me convirtieron en su putita, es decir para dejarme dar por el culo y mamar sus vergas, siempre me debía vestir y actuar como una nena, incluso a alguno de ellos les gustaba que hasta me pusiera perfume de algunas de sus madres.
Con el tiempo, todo el barrio, sabía que a mí me gustaba que me dieran por el culo, aparte de que me vestía de mujer, cuando el chisme llegó a oídos de mis padres, y ellos me confrontaron, tuve que decirles la verdad, y bueno, más tiempo tarde en decírselo, que el que les tomó a ellos sacarme de la casa.
Por suerte, esa noche mientras caminaba llorando, sin rumbo, una chica de la calle, se interesó en mí desgracia, le conté todo, y al terminar de hacerlo, era ella la que lloraba, y me dijo que eso mismo le había pasado a ella.
Ya que resulta que era un transexual, pero si no me lo hubiera dicho, yo hubiera seguido pensando que realmente se trataba de una chica, ya que tenía un hermoso par de llamativas tetas.
Gracias a mi amiga, la que me dio un espacio en su casa, fue que poco a poco comencé a prostituirme, para llenar mis necesidades básicas, primero, luego al poco tiempo, después de reunir algo de dinero, me hice las tetas.
Y he seguido trabajando para hacerme el resto. Por lo que en ocasiones tengo algunos clientes, que tienen ciertas fantasías, y es a mí a quien buscan para hacerlas realidad, como el gerente de una empresa americana, que es loco con que yo lo someta, en los baños de su empresa.
Claro que espera, a que todos los empleados se marchen, para dejarme entrar, en una situación normal, es a mí a quien penetran, pero en su caso, como ya les dije, él es loco con que yo lo someta, y como eso del sadomasoquismo, la verdad es que me produce mucho morbo, lo disfruto mucho, aparte de que me paga muy buen dinero.
Por lo que mientras más lo humillo, él se siente mucho más complacido, aunque al principio me costó algo de tiempo acostumbrarme a ponerlo a mamar, mi verga, y eventualmente darle por el culo, mientras que al mismo tiempo lo insulto, y hasta con un fuete de montar a caballo, le azoto las nalgas, sin dejar de insultarlo.
Pero como dicen, el cliente es quien manda, así que cuando él se encuentra en cuatro patas, y yo comienzo a pasarle la cabeza de mi verga, por entre sus pálidas nalgas, él casi llorando me pide que no le haga daño, y esa es más o menos la señal para que lo penetre, y mientras que él sigue llorando, yo lo voy penetrando, al tiempo que él comienza a mover sus nalgas, restregándolas contra mi cuerpo.
Cuando no es que lo pongo a mamar, hasta hacer que yo me venga dentro de su boca, y lo obligue a tragar mi leche, ya saben, como dicen, de gusto y colores no han escrito los autores, así que, si me quieren probar, estoy a la orden, en alguna calle cerca de usted.
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