Xavier – Tercera Parte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sumisBcn.
Al sábado siguiente al último encuentro, me paso a buscar por mi piso para ir al cine. A uno de los pocos que echan las películas en versión original. Era la primera función, por lo tanto, no había demasiada gente. Durante todo el camino, me llevaba o abrazado de la cintura, o con su mano acariciando mi nuca. Yo intentaba no mirar alrededor. Me resultó una sensación rara. Por un lado me agradaba, pero por el otro, sentía que su actitud tenía más que ver con dejar en claro al resto del mundo cuáles eran los roles entre nosotros que con una cuestión de cariño. Lo que me quedaba claro, es que yo era su posesión y quería que se supiese. Mientras hacíamos la cola para sacar las entradas, me cogió desde atrás poniendo sus manos en mi cintura, su mentón en mi hombre y apoyando su polla en mis nalgas. Al llegar a la taquilla, fue él quien pidió y pagó las entradas. Cuando la empleada le dio las entradas en su mano, él me miró y me dijo: – ¿Ves que bien te trata tu hombre?
La empleada no pudo disimular un risa acallada. Sentí como me ruborizaba y también como crecía la polla de Xavier sobre mi nalga.
Durante el filme no sucedió nada más. Sólo me cogió de la mano en un par de ocasiones. Al salir me dijo que iríamos a beber algo. No me lo preguntó, simplemente, me lo informó. Me llevó hasta un bar cercano. Al entrar eligió una mesa que quedaba un poco alejada.
Se acercó la mesera. Él se pidió una cerveza, y un té para mí. No me preguntó que quería tomar. Él decidió que yo bebería té. Mientras bebíamos, hablábamos de la película. Cuando vació el vaso de cerveza, fue cuando realmente empezó el juego que me había preparado.
-¿Ves este vaso? – Me dijo y agregó:- Lo voy a llenar de meo y te lo vasa beber todo mientras te miro.
Noté como los colores subía a mi cara, mientras él bajaba el vaso hasta vaso bajo la mesa y lo llenaba. Con mucho cuidado, me entregó el vaso para que lo vaciara bajo su atenta mirada.
Dude un instante, y él lo percibió.
-Bébelo. Quiero ver como lo haces- ordenó.
Comencé a beber el liquito caliente. La verdad es que no era lo mismo que beber el meo directamente desde su polla. Esto me resultaba más desagradable. Él lo sabía, y por ello, lo disfrutaba más.
Como pude acabé el contenido del vaso ante su complacida mirada.
-Siempre supe que eras una zorra tragameos. ¿Quieres que te de lo que te mereces?
-Sí. – Contesté sin dudarlo.
-Voy a pagar la cuenta. Espérame en el lavabo.
Así lo hice. El lavabo era un lugar pequeño. Apenas había lugar para moverse. Enseguida entró él. Trabó la puerta. Me hizo poner de rodillas y comenzó a follarme la boca con furia provocándome una arcada tras otra.
Luego, me aparto. Me cogió de una oreja y me obligó a ponerme de pie. Me giró sobre mi eje. Me bajó los pantalones. Sentí un chasquido de plástico quebrándose. Era la bolsa del condom. Me penetró rápidamente y sin miramientos cubriéndome la boca para que no se escucharan mis gemidos. Parecía un conejo enfurecido, por la forma como me follaba. Sólo buscaba su placer rápidamente y el humillarme. Cuando estaba por acabar, me abrazó con fuerza y comenzó a susurrar a mi oído que era una puta, un zorrón y que me estaba dando mi merecido.
De pronto su abrazo se hizo más fuerte y le sentí estremecerse.
-Quiero darte una paliza. Me pones muy violento. Pero te la voy a dar en tu casa.
Jamás pensé que le hubiera dejado hablarme así a nadie. Pero lo hice. Lo más sorprendente es quería recibir ese castigo, aunque no sabía muy bien qué lo había motivado, ni que tan fuerte sería.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!