Yo de 13 y mi Profesor de Matemáticas
Mi profe me dejó toda abierta .
Odio cuando mi vieja me apura para ir a la escuela, ya sé que tengo que ir, esperá que abra los ojos por lo menos.
Tobi, mi perrito, está acostado al lado mío, asi que lo corro un poco y me levanto de la cama. ¿Por qué mierda le dije a mi mamá que me anote a la mañana?
Son las siete y cuarto y entro a las ocho, no sé si voy a llegar a tiempo, ya que la escuela queda re lejos de mi casa y es un re viaje.
Me cepillé los dientes y me lavé la cara. Me pongo el uniforme de la escuela, que es una pollera y una chomba. Me plancho un poco el pelo y le doy un besito a Tobi antes de salir de mi cuarto.
Cuando bajo las escaleras puedo escuchar a mi vieja retando a mi hermanito. Entro a la cocina sin dar los buenos días. Mi viejo está sentado tomando un café a la vez que mira su celular y mi mamá todavía diciéndole cosas a Enzo.
—Decile a ese pendejo que te devuelva la cartuchera porque voy y le hago lío a la madre —le decía. Enzo solamente la miraba y tomaba su mate cocido.
—Yo no me dí cuenta que me la sacó —le respondía mi hermano.
Decidí preparar el desayuno y comer en la escuela. Puse en un tupper una tostada con huevo revuelto y tomate y agarré una chocolatada chiquita. Guardé todo en la mochila y le dije a mi vieja que ya estaba lista. Enzo término con su desayuno y nos fuimos al auto. Mi hermano va la primaria que está al lado de la secundaria.
Cuando estuvimos frente a las escaleras empecé a desabrochar el cinturón pero mi mamá me paró.
—Si no aprobas el examen de matemáticas te quedas sin celular por un año más o menos, Ludmila.
No dije nada y salí. No estudié una mierda y quiere que apruebe el examen.
Belén estaba en la puerta y me recibió con un abrazo. Me fijé si Enzo había entrado a su escuela y después entramos.
—¡Ay, boluda, no sabés lo que tengo para contarte! —gritaba mi amiga.
—Bajá la voz y calmate. Contame en el salón porque acá no voy a escuchar nada —Justo cuando dije eso una de quinto año me empujó y casi me caigo. Creería que lo hizo porque estamos muchos esperando para entrar a los salones pero tampoco estaría mal pensar que lo hizo adrede.
Cuando la directora salió y nos dijo que nos podíamos retirar no llegué ni a sentarme en la silla que Belén ya me estaba contando.
—¡Se dejó con la trola esa de segundo año, boluda! Fue te lo vas a poder coger.
Me quedé procesando lo que acababa de decir, después me di cuenta que hablaba de Gerónimo, uno de tercer año.
—Ah, ¿eso era? Ya no me importa Gerónimo —dije sin más. Antes me gustaba y de tanto que hice para que me de bola y no funcionó, se me fueron las ganas. Me decía que no se metía con nenas de primer año, pero andaba con una de segundo, mucha diferencia no había.
Ya me dolía la panza de tanto pensar en la prueba esa, no me quería quedar sin celular. No sé cómo iba a hacer para aprobar pero algo me iba a invertir. Encima hoy las primeras horas son de Matemáticas, me quiero morir.
Me giré cuando la puerta se abrió, pero no entró Jorge, que por más que odie matemáticas el profe de esa materia me cae nuy bien. En su lugar, un chabón con el pelo castaño, el corte de pelo de ahora y vestido muy informal a comparación de Jorge, entró. No saludó, fue directo al escritorio, se sentó y empezó a repasar la lista de los nombres.
Todos estábamos callados.
—Me llamo Alejo y voy a reemplazar a Jorge por hoy —dijo.
¡Vamos! Cuando es así no te dan la prueba.
—Me dijo que tenían prueba, me dio lo que tienen que hacerl. Saquen todo de la mesa y dejen una hoja y una lapicera, nada más —terminó diciendo.
Jorge pensé que éramos amigos.
Empezó a tomar asistencia y cuando llegó a mi nombre dije «presente» hasta el momento mientras dictaba no miraba a nadie en la cara, pero cuando escuchó mi voz, levantó la cabeza y me buscó con la mirada. Cuando me encontró me quedó mirando unos segundos y después siguió nombrando a los demás.
—¿Viste como te miró, Ludmila? Espero que el profe Jorge no vuelva y se quede este, está re bueno —se rió Belén. Y no pude llevarle la contraria.
Después estábamos todos haciendo la prueba, bueno, yo no, no entendía nada. Asi que iba a entregar la hoja en blanco.
Cuando sonó el timbre del recreo Alejo nos pidió la hoja y después nos dejaba salir. Cuando fue mi turno y vió que no hice nada me quedó mirando con una ceja arqueada y me dijo que me quede.
La puta madre.
Se acomodó en su silla con los codos apoyados en el escritorio y me clavó la mirada. Yo estaba del otro lado del escritorio, apoyándome de una pierna a otra.
—¿Por qué no hiciste nada? —preguntó.
—No estudié, y esos ejercicios todavía no me los aprendí.
—Cuando es así le tenés que decir a tu profesor y él te tiene que explicar nuevamente.
—Ya sé.
—¿Y entonces?
No dije nada, no sabía que decir.
—Te vas a sacar un uno, eso es obvio. Tenés que estudiar más, Ludmila.
—Ya sé —volví a decir.
—Ponete las pilas. Ya te podés ir.
No llegué a salir por la puerta que me llamó otra vez. Me di la vuelta y fui hacia donde estaba.
—Tenés la pollera muy corta, bajatela, estás en una escuela.
—Está bien así —dije media enojada. Que me tiene que andar mirando la pollera.
—El largo de esa pollera no es el mismo que el de las demás. Bajatela.
Negué con la cabeza y me di la vuelta para irme. Escuché como una silla se corrió hacia atrás y después una mano se apoyó en mi hombro.
—¿Qué hacés? —dije media aludida. No respondió, se fue apurado hacia la puerta y la cerró, agarró una silla de algún banco y la puso como para que nadie pudiera abrirla.
—¿Qué hacés? —volví a preguntar.
Me acerqué a la puerta y quise sacar la silla pero no me dejó. Se puso al frente mío y caminando me hizo retroceder hasta que mi culo tocó la madera del escritorio. Era alto, mucho mas alto que yo y eso se re notaba.
—¿Por qué andás provocando? —dijo. Acercó su cuerpo al mío y su respiración chocó en mi cara. Tragué saliva. Tendría que tener miedo, pero no lo tenía.
—No quiero provocar.
—¿No? Y qué hacés con la pollera así, explícame.
—No sé, se me subió.
—¿Solita se subió? Me parece que estás mintiendo.
—No… ¡dios! —gemí cuando metió su rodilla en medio de mis piernas y presionó contra mi conchita.
—Sos muy chiquita para andar provocando, sabes.
Siguió presionando su rodilla y yo tiré mi cabeza hacia atras haciendo que un gemido salga de mi boca. Era increíble el calor, la presión y lo rico que sentía.
Sentí como sus manos se envolvieron en mis tetas y apretron muy fuerte por arriba de la chomba.
—Mirá las gomas que tenés con trece años, nena.
Me levantó la remera y mis tetas quedaron expuestas. No podía decir nada, su rodilla frotando mi clítoris no me dejaba.
Estaba en un sueño, si bien yo me tocaba desde los seis años y algunos pibes también me tocaron, nada se comparaba con esto.
Dejó de mover su rodilla y se agachó un poco para concentrarse en mis tetas. Me pellizco los pezones marroncitos y duros y después se los llevó a la boca. Gemí.
Por impulso agarré su cabeza y aferré mis manos a su pelo, haciendo que su rostro quede bien apretado contra mis tetas. Solamente se escuchaba como daba lengüetazos.
No sé que estaba haciendo, solo me dejé llevar por los vídeos porno que me pongo cuando me toco en mi cama.
Cuando saqué mis manos de su cabeza aprovechó y se separó. Me quedó mirando. Toda colorada apoyada en el escritorio y con las tetas al aire.
—Te voy a hacer mierda, pendejita.
Al escuchar eso mi clítoris palpitó.
Se acercó otra vez y de prepo, me agarró de la cintura y me alzó hasta que quedé sentada arriba del escritorio.
—Abrí las piernas.
Y lo hice. Me corrí un poco para atrás, coloqué mis talones en la madera y levantando mi pollera dejé al aire mi conchita mojada.
—Ay —grité, dejó caer su mano en mi concha africandome. Y así lo hizo un par de veces más. La concha me ardía y cuando la vi, estaba completamente rojita.
Me dijo que me tocara, y con un dedo empecé a frotar mi clítoris, mientras Alejo se desabrochaba el pantalón, el boxer y una pija gorda salía de ahí, yo gemía.
Se levantó la camisa y empezó a pajearse enfrente mío, veía como su mano subía y bajaba con furia, la cabeza de su pija estaba re mojada. Me lamí los labios.
Aceleré más mi movimiento, estaba por explotar, cerré los ojos pero no me vine, Alejo se había acercado y me sacó la mano de mi concha.
—No te vas a venir ahora.
Colocó su pija gorda en mi conchita y la empezó a coger sin penetrar. No quería que me venga pero si seguía así frotando su pija era lo único que lograría.
Chillé cuando me empezó a dar pijazos en la conchita. Su pija caía sobre todo mi botoncito y el placer era tremendo.
—Quiero más —dije sacada.
—¿Qué querés?
—Ya sabés.
—Decime.
—Cogeme, por favor, cogeme —rogué. Se rió.
Se colocó bien entre mis piernas y su cabeza fue bajando hasta mi vagina. Respiré profundo, era la primera vez que me iban a coger. Pensé que iba a hacer en otro momento con otra persona, pero no, es con un profesor de matemáticas.
Su pija estaba re lubricada por el presemen y mi concha estaba re mojada, asi que cuando me la fue metiendo de a poquito el dolor duró unos segundos y después se fue. Cuando su pija estuvo completamente adentro mío se empezó a mover despacio.
—Ya sos toda una mujercita. Sos mía, ¿me escuchaste? —Mientras me cogia, agarró un mechón de pelo y tiró mi cabeza hacia atrás. Y con la otra mano me golpeaba las tetas. Yo solo gemía.
Aumentó el ritmo, estaba desquiciado, como si no quisiera soltarme. Me decía que era una puta y que me iba a dejar toda abierta, que mi conchita se merecía todo lo que le estaba dando. Yo ya no gemía, gritaba, y me pegó varias cachetadas en la cara porque nos podían escuchar. Faltaba poco para que el recreo termine.
Bajó sus manos a mi culo y lo apretó, me rasguñó los cachetes y me pegaba chirlos re fuertes. Iba a quedar toda roja.
—¿Dejás que te haga el culo también? —preguntó con un deseo tremendo.
Yo me quedé pensando ¿el culo?¿era posible? Pero si recién me había desvirgado. No dije nada cuando me agarró como si fuese una pluma y me dio vuelta, quedando espalda a él arriba del escritorio.
—No sé… —me había agarrado miedo, ¿y si me dolía?
—Estás re mojada, no te va a doler.
Estando en cuatro me empezó a manosear la conchita. Como me gustaba eso.
No vi que estaba haciendo, pero pude sentir su cabeza en mi entrada y después su pija entrando otra vez en mi vagina. Apreté mi concha y Alejo gimió, me gustó eso y lo volví a hacer. Me pegó un chirlo.
—Si seguís haciendo eso me voy a venir —me retó.
¿Se habrá arrepentido de cogerme la cola? me preguntaba, pero no, porque en unos segundos después uno de sus dedos intentaba entrar en mi ano. Cerré los ojos y apreté los dientes. Me dolía.
—Dios, tenés el ano re chiquito y apretado —gimió.
Su dedo intentó entrar pero no podía. Sentí como escupía y saliva caía en mi anito. Después intentó entrar otra vez y el dedo pasó como si nada. Igual me quejé.
Pensé que iba tener algo de compasión pero no, ni bien el dedo entró, me empezó q coger fuerte la conchita y me metía a fondo el dedo en el ano. Me estaba gustando así que me agaché más, estando completamente acostada en el escritorio y paré más la cola. A Alejo le gustó porque me pegó más chirlos y aumentó el ritmo de la pija y el dedo.
—Se, mirá como parás la cola, putita de mierda.
Cuando sintió que mi ano estaba listo para romper, sacó la chota de mi concha y colocó la cabeza en mi anito. Respiré hondo, traté de pensar en otras cosas pero grité como nunca cuando empezó a empujar. Me dolía mucho, tenía ganas de llorar.
Le dije que no quería, que no siga, pero me consoló diciendo que me iba a gustar, que al principio duele pero que después iba a querer pija en el culo todos los días.
Pensé que me moría cuando por fin su cabeza entró por completo. Quería que la sacara pero a la vez no. Podía sentir como mi ano abría el paso y se hacía cada vez más grande, dejando que el tronco pueda pasar, me ardía.
—Un poquito más y vas a tener la colita abierta.
Cerré los ojos y no pensé en nada, quería que el momento pasara, y lo hizo. Por fin toda su verga estaba dentro de mi, de mi culo, reventándome. Si se movía creía que me desmayaba.
«No se está moviendo, eso significa que está esperando a que me sienta cómoda,» pensé. Pero no fue así, sin compasión por mi culo, ni por ser una nena de 13 años, Alejo me empezó a coger la cola como si lo hubiera hecho millones de veces. Yo lloraba, ya no me aguantaba, el dolor era insoportable.
—-No, no, no —decía.
—Sh, callate.
No quería, me dolía pero no quería que pare.
Se quedó quieto y buscó algo en el escritorio, su celular. Supe lo que estaba haciendo cuando el ruido de la camara llegó a mis oidos. Me estaba sacando fotos. Cuando terminó me pasó el celular y me dejó verlas. Me quedé paralizada.
Mi concha estaba re abierta, y mi culo con su pija adentro estaba con un poco de sangre y más grande de lo normal. No podía creer que toda esa pija esté metida en mi culo.
—Se las voy a enseñar a mis amigos —dijo orgulloso.
Me agarró fuerte de la cintura y me penetró con toda, mi culo pedía un descanso pero Alejo no se lo iba a dar. Dejé el celular y bajé una mano a mi entrepierna, masturbándome. Tenía mi clítoris hinchado y me dolía.
Aceleré mis dedos cuando Alejo aumentó sus gemidos y puteadas y me empezó a pegar en el culo.
—Sí trolita, si.
No daba más y entonces me corrí, sentí un líquido saliendo de mí, que se escurría entre mis piernas. No dejaba de temblar y Alejo me siguió cogiendo, hasta que él tampoco pudo seguir y terminó llenandome la colita de leche.
—Sos una hija de puta.
Me pegó por última vez y sacó su pija.
—La próxima te voy a hacer sufrir tanto que no vas a poder hablar más —me amenazó.
Me acomodé bien en el escritorio y me bajé despacito. Me dolía todo, más el culo. Estaba ardiendo.
—Dame tu número.
—No puedo, después de que mi mamá se entere de que no hice la prueba me lo va a sacar —dije bajandome la remera y la pollera.
Él se subió los pantalones y el boxer y agarró mi hoja del examen.
—Sentate y yo te digo las respuestas —me dijo. Después se acordó de algo —. Si podes sentarte… —y se rió. Yo tambi
én.
Cuando apoyé mi culo en la silla me levanté de inmediato. Mejor lo hago parada.
Después de unos minutos el recreo terminó y todos entraron otra vez. Ni en pedo le contaba a Belén lo que había pasado.
Me gusto!!! La extensión está bien y fácil de leer. Me sirvió 😉
Hey qué buen relato hot!
Tiene continuación entonces
Ojalá tenga continuación 👍🏼