Yo de 7 años, me entregue a hombre maduro
Muy bien nene, si lo deseas, desnúdate para mi, como las mujeres se desnudan para los hombres en las telenovelas q haz visto. Desnúdate para mi como lo haz hecho en tu imaginación. Desnúdate y satisface tus deseos de entregarte a un hombre. Desnúdate y entrégate a mi. .
Cursaba 2o grado de primaria, un estudiante q sobresalia en excelencia academica, pero no por tenia habilidades sociales, tímido, alegre pero no tenia amigos, aunq me llevaba cordial con todos en mi grupo. Media 1.30 cm, bajito a comparación de mis compañeros, siempre me ponian al inicio de las filas por este motivo. Cabello negro, era y soy delgado, moreno claro, y lampiño. Ojos cafe, cabello negro, un promedio de los niños de mi país.
Una ocasión me invitaron a la salida a jugar tazos, era 1997 y era algo popular. Acepté, eramos 5 o 6 niños. La suerte me sonreia y estuve ganando, pero no vi el tiempo, se me fue una hora en esa partida. Rapidamente me fui a casa de la abuela, lugar donde pasaba las tardes hasta que llegaban mis papás después del trabajo por mis hermanas mayores (8 y 10 años mayores respectivamente, ya cursaban preparatoria); la casa estaba a un par de bloques de la escuela, y en el trayecto se encontraba un mercado con locales. Al llegar, me di cuenta que olvidé la mochila, regresé corriendo y no la encontré. Por la tarde al llegar mis padres y enterarse, no me regañaron, solo una llamada de atención q a pesar de ser suave, yo me sentía muy mal porque mis padres siempre fueron comprensivos, no teniamos mucho, pero no faltó nunca lo necesario. Al día siguiente le comenté a la abuela mi sentimiento, y ella me sugirió ayudar a recuperar la inversión de los útiles, y que una idea segura (en esa época) sería terminando la tarea, ir al mercado a ayudar a cargar bolsas de las personas que realizaban sus compras, a cambio de una propina. Se conversó del tema y mis padres aunque no lo consideraron necesario, estuvieron de acuerdo.
Al día siguiente terminando la escuela, después de comer y hacer la tarea, salí a mi nueva actividad. Mi meta era reunir 300 pesos, que era la cantidad gastada por mis padres entre cuadernos, mochila, utiles en general. Como el mercado estaba cerca de la casa de la abuela, como lo mencioné, yo ya ubicaba bien ese lugar de todas las visitas que llegabamos a hacer, incluso mandados q por la cercanía, era el lugar para ir a la tienda, por verduras, etc. Me sabia mover en el lugar, y me ubicaban algunos locatarios por ubicar a mi familia como sus clientes. Al verme algunos conocidos, les comenté de mi actividad, y me ayudaron al presentarme con sus clientes. Como yo iba de uniforme, la gente me aceptaba la ayuda de manera amable, y me decian que era un buen niño y que era bueno aprender a ganarse el dinero, a administrarse, me daban halagos por ese comportamiento, y las propinas eran desde 10 hasta 20 pesos, y algunas veces también me regalaban frutas y dulces adicionalmente. Para esta actividad, solo me dieron permiso una hora al día, ahora si veia el reloj y cumplia la tarea. Pasado una semana habia reunido más de la cantidad planteada, se los entregaría a mis padres pero ellos no lo aceptaron, pero agradecieron mucho el gesto, pedi permiso para seguir haciendolo y lo obtuve.
Como dije, eso fue al terminar la semana, un viernes. Y en otra forma de agradecimiento a la forma de mis padres dr manejar la situación, decidí comprar víveres para la casa, y me dirigí al mercado nuevamente. Comencé a hacer las compras, y al final dejé los abarrotes, para esto, fui a una de las tiendas q estaban dentro. Había una donde siempre comprabamos, pero yo decidí ir a una del fondo, donde siempre estaba un señor mayor atendiendo. Se me hacia muy alto, tenia ya el cabello canoso y usaba bigote canoso igualmente, de tez blanca, siempre usaba una bata azul. El señor Luis siempre se mostraba muy atento, yo ya lo habia visto muchas veces antes y él a mi, me sonreía, me saludaba de lejos moviendo su mano, y desde tiempo atrás siempre me causaba atracción aunque en esa edad yo no lo sabía describir, sólo era «algo», pero nunca habia tenido oportunidad de interactuar con él, hasta esa semana.
Regresando un poco, al primer dia de cargar bolsas, en varias vueltas pasaba frente a su tienda, q por estar al fondo, estaba en camino al estacionamiento, donde llevaba la mayoria de los clientes. De ida, pasaba con la persona a quien estuviera ayudando, de regreso pasaba solo, y con esa libertad comencé a responder sus saludos. Este día, en una de estas vueltas, me llamó a su mostrador a conversar. Me ofreció una paleta mientras yo le platicaba porq estaba en esa situación. Igualmente me felicitó por ese acto, y acariciaba mi cabello y lo revolvia. Su primer contacto me estremeció, me sentía a gusto al escucharlo, me gustaba ver sus labios, su sonrisa con la que me hablaba, su voz con tono amigable. Y me derritó por completo cuando me dijo que era un niño «muy bonito».
Cada q una de las vueltas tenia que ser por ese camino, frente a su tienda, me emocionaba, me ponia nervioso y al estar frente a él nuevamente, le sonreía, y él a mi. Asi fue toda la semana.
Regresando al día q fui a las compras, lo salude, le comenté de lo q estaba haciendo. Don Luis, con su sonrisa que me fascinaba me dijo q con gusto seria mi proveedor, y sugirió que pasara tras el mostrador para que yo pudiera ver mejor los productos en sus anaqueles y eligiera lo que me iba a llevar. Acto seguido, me abrió una puertita al final del mostrador, yo entré y el salió a meter mis bolsas que ya llevaba con las compras de los otros locales de frutas y verduras y una acción mas: bajo la cortina de su tienda con nostros dentro, me dijo que para q yo eligiera con calma y no hubiera interrupciones de otros clientes.
Yo estaba emocionado de que hicera eso, porq si bien era un niño timido, aplicado, responsable; también era consciente de que me atraian los hombres, y ver telenovelas con mi abuela llenó de imágenes mi mente. Las escenas de sexo en las novelas ya habian dejado sembrado el deseo de estar desnudo con un hombre, besarnos, abrazarnos y hacer el amor. Daba por hecho q eso era lo que significaba hacer el amor, los besos, las caricias de cuerpos desnudos; pero no sabia de la penetración, lo descubriria esa tarde.
Una vez dentro con el local cerrado, Don Luis me dijo nuevamente que era un niño muy bonito y me dió un beso en la frente. Le respondí agradecido y devolví el halago, diciendole q él era un hombre muy guapo también. Don Luis me miró, no dejaba de sonreir pero su mueca cambió ligeramente con mi comentario. Me preguntó q porque decia eso, respondí sin titubear que me gustaba mucho, desde hace mucho tiempo y q me sentía muy feliz de q esa semana por fin pude hablar con él y que era un sueño hecho realidad estar con él a solas. Don Luis se sentó, y quedamos practicamente a la misma altura. Me preguntó q si era un sueño, q se lo relatara. Yo respondí q más que un sueño, era mi imaginación, querer estar con él como había visto en las telenovelas, donde las mujeres se desnudaban para el hombre, y eran besadas y acariciadas. Mis palabras eran firmes, la sonrisa de mis labios no la retiré, mi tono de voz seguro era delgado, porq a la fecha hablo con voz delgada. Ahi estaba yo, un niño considerado ejemplar, cuidado y querido, revelando lo que en mi mente sucedia.
Don Luis me dijo q se sentia honrado con mi revelación, que el sería muy feliz de poder hacer mi sueño realidad, pero que el era un adulto y yo un niño… lo interrumpí. Como dije, yo no era tonto, asi q le aclaré que yo no diría nada, que era algo que yo deseaba, y q sabia perfectamente que de suceder, tendria que ser en secreto. Don Luis me miraba a los ojos, con esa sonrisa que me entraba mas en mi mente a cada momento.
Muy bien nene, si lo deseas, desnúdate para mi, como las mujeres se desnudan para los hombres en las telenovelas q haz visto. Desnúdate para mi como lo haz hecho en tu imaginación. Desnúdate y satisface tus deseos de entregarte a un hombre. Desnúdate y entrégate a mi.
Esas palabras las he llevado bien grabadas desde entonces. Su mirada amable, sus labios se movian despacio, y su tono de voz era mas grueso y determinante. Me daba esas palabras mientras seguía sentado, inclinado hacia adelante, sus manos alcanzaron las mias. Las beso al terminar de dar la primera de muchas instrucciones que a partir de ese día recibí y cumplí gustosamente.
Me soltó las mano, y se recargó en su silla, se dispuso a observar. Lo primero q me quité fue mi playera, era de color blanco con el logo del uniforme de la escuela. La tomé con mis manos cruzadas desde abajo y tiré hacia arriba. No usaba ninguna playera secundaria, por lo que de inmediato dejé al descubierto mis brazos, abdomen, pecho y pezones. Mostré mi piel sin un solo vello, mis pezones oscuros, mas q el resto de mi piel morena. Solte la playera al piso.
Saque mis tenis sin desatarlos, con fueza entre los pies, q levante uno tras el otro para quitarme las calcetas cortas color blanco igualmente, terminando por poner los pies en contacto con el frio del piso. Mis pies estaban aseados, mis dedos largos lucian las uñas cortas. Terminé con ambas calcetas y volví a pararme bien firme en el piso con las piernas ligeramente abiertas.
No dejaba de sonreirle a Don Luis, quien miraba unicamente, quien ya no me estaba mostrando su sonrisa, sólo una ligera mueca de risa.
Puse mis manos en el resorte que ajsutaba mi pants escolar a mi cintura, meti un par de dedos, y lo deslice hacia abajo por el largo de mis piernas, agachandome y dejandolo en mis tobillos. Me reintegro a mi posición de pie, saco un pie del pantalon y luego el otro.
Finalmente, me giro dando la espalda a Don Luis, y de la misma forma, inclinandome hacia abajo, deslizo mi trusa azul por mis piernas, mostrando inmediatamente mi cola desnuda, quito de mis tobillos la trusa y la hago a un lado. Vuelvo a mi posición de pie, y vuelvo a girar de frente, con mis brazos a los costados y mostrando el pene y testículos q permanecian inhertes. Yo no tenía erecciones a esa edad, así que asi permaneci.
En ese momento cai en cuenta rapidamente de la sitación. Estaba desnudo frente a un hombre mayor, practicamente desconocido, yo un niño, con conciencia de que ese acto no deberia estarse llevando a cabo. Un escalofrio empezo a recorrer inmediatamente de pies a cabeza todo mi cuerpo, comencé a temblar incontrolablemente, me costaba trabajo mantener la sonrisa, sentía como mis mejillas temblaban y asi cada parte de mi cuerpo. Entonces di un respiro profundo, y un ligero control regresó a mi, por lo que dejé de temblar, aunque aún se notaban y sentia esos movimientos musculares.
Eres un niño hermoso y muy valiente, estoy honrado con esto que estas haciendo para mi. ¿Deseas venir y sentarte en mis piernas? Fue lo siguiente en pronunciar Don Luis, mientras me ofrecia su mano y yo la tomaba, en un par de pasos estuve en sus piernas. Paso un brazo tras mi espalda y colocaba su mano sobre parte de mi pierna, cola y cintura al mismo tiempo. Por mi tamaño, y el de él, era más q lógico que una sola de sus manos abarcaran una buena parte de mi. Con la otra mano acariciaba de arriba a abajo mi cara hasta mi cuello, la rozaba suavemente sobre mis mejillas, mis labios, mis orejas, recorriendo por el cuello y pasando ahora al frente, tocando mi pecho, acariciaba con las yemas de sus dedos mis pezones, y regresaba a mi cara.
Su cara estaba frente a la mia, cercana a tal modo que sentia su aliento y contemplaba ahora con mayor detalle su bigote encanecido, su sonrisa q volvió a dibujarse, sus labios desprendian su aliento. No paraba de mirarle. Volvi a temblar de forma incontrolable, pero mi cuerpo recibió otra sensación de forma inmediata. Fue asi q comenzó mi primer beso con un hombre. Fue un beso que desde el inicio tuvo toda la pasión. Puse mi mano sobre su brazo, cerré los ojos, abri mis labios, y recibí sus labios, su lengua, saboree la humedad de su saliva. Mi nariz chocaba ligeramente con la de don Luis, y ese primer beso nos matuvo unidos por varios minutos. Mi mano continuaba sobre su brazo, comencé a subir y bajar mis dedos sobre la manga de su bata, y Don Luis comenzó a acariciarme la pierna suavemente, abriendo y cerrando los dedos tan suave pero tan firme q sentía el calor contrastando con el frio q ya se sentia sobre mi piel por los minutos que llevaba desnudo dentro de ese local. Los besos no terminaban, igual que el recorrido de sus manos por mi espalda ahora, subiendo y bajando, llegando en cada movimiento mas cercano, primero al contorno de mi cola, y luego ya posisionandose de manera permanente en mis gluteos, pasando de uno a otro. Con ese nuevo movimiento, vino algo que yo no sabía porque se daba, pero de otra forma incontrolable, entre los besos mi respiración se agitaba y comencé a suspirar ligeramente, al mismo tiempo que algunas partes de mi cuerpo se tornaban más sensibles a sus caricias q comenzaban a aumentar de velocidad, sin dejar de ser lentas y suaves. Mi oreja, cuello, mis pezones, los dedos de mis pies eran un detonador de mis supiros, hasta que cruzando la linea de ir de una nalga a otra, un dedo de Don Luis se iba acercando a mi ano. En este punto, es como si desbloquera un nuevo nivel de suspiros, q ahora incluia un suave intento de mi garganta por liberar algo de mi voz, mi primer gemido ocasionado por el suave contacto de la mano de Don Luis en mi cola, y su dedo ya posicionado en mi ano, apenas rozando con la yema, y haciendo algún movimiento que liberaba en mi la misma sensación en mi cuerpo, pero activada por un solo punto.
Los besos no se detenian, el frio ya no era problema, yo sentia mucho calor, incluso unas gotas de sudor caian de mi frente. En mi mente, estaba haciendo el amor, como en las telenovelas, y entendia ahora porq también se agitaban, porque se besaban, y porque estaban desnudos siempre, aunq en las telenovelas de televisión abierta siempre estaban cubiertos con sábanas. Yo sabía la diferencia entre la realidad y la ficción, y comencé a tratar de imaginar como harían los actores psra grabar esas escenas. Pensaba que en realidad solo era por un breve instante, para la escena, q siempre traian ropa interior, pero que al final, era una representación de lo q hacia una pareja en la vida real, donde si se desnudaban completamente, tal cuál lo estaba yo para Don Luis. A excepción que el aún conservaba toda su ropa, por lo que sin dejar de besarnos, comencé a desabotonar la bata y camisa q traia puesa, liberando poco a poco su pecho y vientre, el cuál fue solamemte percibido por mis manos, ya que mis ojos se encontraban cerrados, pues asi era como se besaban en las escenas que veia en la tele. Pasaba mis manos por su pecho principalmente, sentía la diferencia de nuestros tamaños, la diferencia de la textura de nuestra piel, principalmente marcada pues Don Luis es de pecho velludo, contrastando con mi cuerpo que previamente dicho, es lampiño en su totalidad.
Dejé de estar sentado en una sola de las piernas de Don Luis, colocandome sobre ambas, frente a el, con mis piernas al rededor de él. Con este movimiento no cesaron los besos, por el contrario, incrementaron su intensidad. Mis manos subian y bajaban de su pecho y abdomen, o pancita mejor dicho, ya que no era como los galanes de las telenovelas, con cuerpos ejercitados, pero tampoco era una gran panza como la de otros adultos que conocía. Esta misma posición permitía a Don Luis agarrarme la cola con ambas manos, y ahora no solo había un dedo masajeando mi ano, ya eran más. El sudor de mis movimientos ya hacian q mis nalgas tuvieran cierta humedad, se sentia nuevamente en mi piel el contraste de algunos flujos de viento frio, pero se superaba por el ambiente de calor que nuestros cuerpos generaban. Esta humedad permitía a Don Luis comenzar a frotar sus dedos a mayor profundidad de mi ano, levemente, pero sin dudarlo la diferencia era notoria, que mi cuerpo genero otra descarga de emociones que se expulsaron con un suspiro y un gemido con mayor gesticulación y sonido. Abri mi boca por un impulso y lancé ese gemido frente a al rostro de Don Luis, separandonos por fin de nuestro largo primer beso.
Me alejé un poco de su rostro, echando la espalda hacia atrás. Mis manos continuaban en su pecho y las suyas en masajeando mi cola, retirando brevemente sus dedos del camimo que habian recorrido por el contorno y un poco del interior de mi ano. Abri lentamente los ojos, y volvi a mirar la sonrisa del hombre de mis sueños y fantasias, contemplé por primera vez su pecho, su piel blanca, y los vellos encanecidos q cubrian desde sus pezones y todo su abdomen. Al instante, y de manera involuntaria, unas lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas, aunque no dejaba de sonreirle a Don Luis, quien de inmediato retiro una de sus manos de mi cola, dejando la otra masajeando esa parte de mi cuerpo, y retirando suavente esas pequeñas y pocas lagrimas derramadas involuntariamente. No eran lágrimas de tristeza, la euforia seguía invadiendome, pero hoy creo poéticamente, q fue un acto simbólico de mi cuerpo, asumiendo el fin de una etapa de mi vida y el comienzo de otra.
Para lo siguiente, vas a recostarte ahora. Quzá lo que haremos a partir de este momento no lo haz soñado ni imaginado, pues no es algo q muestren en las telenovelas y quizá en la escuela tampoco te han educado en este aspecto. A partir de este momento, inicia el verdadero momento de que te entregues. Tu haz decidido entregarte a un hombre y yo estoy muy honrado en tomarte. Es un momento hermoso de tu vida, te estas entregando en alma, y también en cuerpo, pero tu cuerpo puede tener reacciones involuntarias de rechazo. Deberás dejar q tu alma gane sobre lo que tu cuerpo te impida. Voy a tomarte por tu cuerpo para q nuestras almas puedan estar juntas. Notarás q haz logrado entregarte cuando tu cuerpo ya no tenga esas resistencias involuntarias. Es un verdadero honor hacerte lo q te voy a hacer. Sólo debes pensar y hacer lo q estoy diciendo. Confía en mi nene.
Estas palabras igualmente marcadas en mis recuerdos, fue un pequeño discurso que pronunció Don Luis, mientras se levantaba de su silla conmigo en sus brazos, giró su cuerpo y me sentó ligeramente recostado en la tibia silla cubierta por nuestro calor. Una vez q me dejó en esa posición y en ese lugar, se puso de pie en su totalidad mientras seguia hablando con su voz gruesa y firme nuevamente; alcanzó de uno de sus anaqueles que nos rodeaban un frasco de crema color rosa, lo colocó en el piso junto al costado de la silla, inclinado aún, desabrochó sus zapatos y al igual que yo, con la fuerza de los pies se los retiró. A diferencia mia, no se retiró los calcetines en ese movimiento. Continuaba su breve discurso y desabotonó su pantalon estando de pie frente a mi, quien observaba su altitud, su camisa y bata desabotonada. Nuevamente a diferencia de mi al desnudarme para él, bajó junto a su pantalón su trusa, dejándolo caer de golpe a sus pies, retirandolo de sus tobillos con un par de flexiones de sus rodillas, y notando que junto a sus calcetines usaba un par de sujetadores y que continuó sin retirarse, no pude ver sus pies desnudos, pero si sus largas piernas blancas y cubiertas con vellos oscuros en toda su longitud. Natiralmente con ese movimiento, fue el momento que mi cuerpo se volvio a estremecer y a temblar involuntariamente. Mis mejillas volvieron a tensarse y mi sonrisa desapareció, una nueva sensación se hacia presente en mi cuerpo. Senti el frio intensificarse por cada poro de mi piel, y recuerdo sentir mis genitales húmedos e inhertes retrairse, al grado de dejar de ser visibles mis testículos, q se contrajeron al punto de mostrar la piel q los cubre pegada a mi cuerpo. Todo pasó al momento que mi vista recibió por primera vez la imagen de un pene, el pene de un adulto, el pene de Don Luis. Tenia razón, ese momento no se veía en las telenovelas. En mi cabeza no se habia contemplado esa imagen, en mi imaginación no se habia contemplado visualizar un pene en erección. Yo desconocía esa naturaleza. Si bien, si anticipé que estar desnudo con Don Luis, y él conmigo incluiría sus genitales, desconocía que el pene de un varon maduro toma firmeza. Desconocia q la erección incluia la segregacion de lubricante natural, q yo estaba viendo por primera vez, rodeando y dando brillo al grosor de la cabeza redondeada que estaba contemplando por primera vez. Desconocia que por diversos motivos un pene adulto tiene un aroma distinto, aroma q estaba descubriendo y que estaba inhundando el pequeño sitio en el que nos encontrabamos. Desconocía el crecimiento de vello en su contorno y sobre la piel q cubre sus testiculos. Desconocía que los testiculos colgarían y se mecerian golpeando con sus piernas en cada moviento de su cuerpo. Ignoraba el significado de las palabras que me daba, me reservaba a poner atencion. Su voz aun pronunciaban sus últimas lineas de este decreto que me estaba lanzando, miemtras retiraba su bata junto a su camisa ya desabotonadas y yo, veia por primera vez a un varón, a un hombre maduro, en su naturaleza explendorosa. Una vez desnudo, se arrodillo frente a la silla donde me tenía semi recostado, y lanzó su frase determinante. Confía en mi.
Arrodillado frente a mi, devolvio la calma a mi cuerpo con una sonrisa nueva. Tomo con ambas manos mos tobillos, levantandolos al mismo tiempo suavemente. Misma suavidad con la que con la palma de su mano, pasaria por las plantas de mis pies, retirando residuos de polvo del piso que se habian pegado en mi al estar de pie al inicio, en el momento que donde me desnude para él. Dio un par de movimientos masajeandolos y dio un beso suave en ambas plantas. Con una de sus manos, junto mis tobillos y los elevó, dejando al borde de la silla asomarse mi cola desnuda para él. Me miró a los ojos, y bajo lentamente su rostro, mientras yo observaba, y vi desaparecer sus ojos, su nariz, su bigote, sus labios. Desaparecian bajo mis piernas levantas, y aparecian de pronto, hicieron presencia no visual, sino al tacto, el tacto de su nariz olfateando mis nalgas, de un lado a otro, pasando por en medio de ellas, junto con la punta de su nariz y su bigote. Un par de esos movimientos y ahora aparecia la siguiente sensación en mi, liberada tras el contacto de su lengua con el contorno de mi ano. Esa lengua que hasta breves instantes previos habia saboreado, ahora volvía a sentir su calidez y su humedad en otra parte de mi, incrementando la sensación física provocada igualmente minutos antes por las yemas de sus dedos. Comencé a sentir que lo besaba nuevamente, y volví a suspirar profundamente, pero aún no sentia que mi voz se uniera en ese supiro en forma de gemido, sino hasta minutos después, donde mi voz revelaba un gemido ahogado, un gemido que no supo salir, pues su factor detonante superaba todo lo vivido hasta ese día. Y este no era otro factor que el inicio de los esfuerzos ayudados por su lengua, por humedecer, expandir y entrar en mi hasta ahora desconocido ano. Desconocido por mi, por no saber la cantidad de nuevas emociones q se viven a traves de este; y desconocido por todo ser humano, hasta en ese momento, Don Luis, como primer contacto al mundo.
No pude contener mis suspiros, mis gemidos ahogados que no encontraban el camimo correcto para fluir, este contacto con su legua no se detenia. Cerré mis ojos y olvidé el mundo, tanto me olvidé que no sentí un gran cambio de la actividad realizada por Don Luis, quien nuevamente frotaba las yemas de sus dedos en el contorno de mi ano, pero con mayor fuerza. Me olvide de todo, de sus palabras previas, hasta que sucedió lo antelado: mi cuerpo mostraba resistencia al primer intento de recibir más allá de la yema de un dedo, al primer intento de Don Luis por introducir su dedo completo al mismo tiempo que usaba su lengua. Sucedio lo inevitable, mi voz no tuvo detenimiento en hacerse presente pero no como un gemido, sino como un pequeño grito de un dolor nunca experimentado. Este intento no fue fallido, pues no se detuvo hasta lograr su objetivo, y Don Luis, retirando solamente su lengua, volvió a aparecer con su rostro entre mis piernas, pronunciando aquel decreto definitivo: «Confía en mi», seguido por su suave pero gruesa y firme voz, sin la sonrisa de su rostro, pero una mirada determinante que se cruzó con la mia. Deja a tu alma fluir, no dejes q tu cuerpo la reprima. Respira, imagina que tu alma recorre todo tu cuerpo, lo suaviza, déjala fluir, no la estrujes a ti, deja q tu cuerpo se relaje y deja a tu alma que se entregue. Fueron sus palabras de alivio, sin embargo, lograrlo requería mi concentración total, y un poco de tiempo. Volví a cerrar los ojos, los apretaba y todo mi cuerpo se contraía, mi mente luchaba entre la concentración para dejar a mi cuerpo rendirse, y los espasmos y contracciones q costaba reprimir, causados por dedo de Don Luis en mi ano. No sabía que pasaba, no sabía si Don Luis hacia algo diferente, sólo cerraba los ojos y buscaba a mi alma dejarse fluir. Cuando abri los ojos, vi a Don Luis de pie frente a mi. Sus facciones eran relajadas, con una mano seguia sosteniendo mis piernas hacia arriba, y con la otra sujetaba su pene en ereccion. Habia cierto sonido suave producido por lo que ahora se que es la piel q cubre el glande, y sonido era provocado por la friccion de su piel con el cuerpo de su pene y con ayuda de su lubricación natural. Yo aún viendo q ya no tenia su dedo dentro de mi ano, sentía aun el dolor. No recuerdo haber sentido el momento en el que dejo de lamer mi ano, ni cuando sacó su dedo, ni cuando se levanto. Lo que no olvido, es volver a verlo arrodillarse, ahora con su otra mano también, tomó una de mis piernas y las separo, dejando la pierna separada sobre su hombro, y la otra seguia sostenida firme con su mano. Para eso dejo de masajear hacia adelante y hacia atras la piel de su pene, lo dejo moverse libre, movimientos causados por el resto del movimiento de su cuerpo al estar acomodandome en esta posición. Trataba de verlo a la cara, que seguía sin mostrar alguna facción, pero fue un breve instante, ya que bajo la mirada, y comenzo a tocar nuevamente mi ano, con una sensación distinta. Colocaba en mi ano la crema que tenia preparada al costado de la silla, y por un breve instante senti alivio. Cerré mis ojos ante este nuevo masaje anal, q se detuvo. Escucho como con su mano libre vuelve a abrir el frasco de la crema, y escucho un suave sonido nuevamente de este producto siendo colocado, sin embargo, no sentí en ningún momento un nuevo masaje anal de su parte. Con los ojos cerrados espere que volviera su mano a mi ano, con un poco más de este producto q me daba cierto alivio a mi aún adolorido ano por haber recibido la introducción de uno de sus dedos. Esperé al escuchar el el frasco de crema fue colocado en el piso, y gustozente la espera no fue tardía para sentir ese masaje con el producto. Pero esta espera fue mas larga q el masaje anal en si. Don Luis retiro nuevamente su mano, yo permanecía con los ojos cerrados, concentrado en dejar mi alma fluir y vencer las resistencias de mi cuerpo, mi concentración era tal, que sentia que la rigidez de cada parte de mi cuerpo se alejaban. Sentí y pensé q habia logrado vencer a mi cuerpo. Lo creí de verdad, hasta q me veo forzado a abrir los ojos abruptamente, me vi forzado a salir de ese trance, este momento fue interrumpido por una nueva sensación, este dolor q habia experimentado con el dedo de Don Luis hace breves instantes, sin embargo, este dolor esta incrementado en todo el potencial. Este dolor habia regresado para quedarse. Regresó con mayor fuerza, con la fuerza natural de un hombre maduro con su pene erecto, penetrando por primera vez, la cola y en específico el ano, de un niño de 7 años, un niño cuidado, educado, responsable y ejemplar. Un niño que habia visto a un hombre maduro en un mercado cerca de casa de su abuela y había sentía atracción por él. Un niño que sabía desde que tenia consciencia y razón de su atracción por los hombres. Un niño que veia en televisión escenas de adultos semi desnudos, besandose y nombrando esa actividad como «hacer el amor», un niño que desconocía que este acto era más que besos con otra persona desnudos bajo una sábana, un niño que se desnudo frente a un adulto y le pidió le permitiera entregarsé a él, que le permitiera desnudarse para él, como las mujeres lo hacen para los hombres en los programas q veía junto a su abuela, un niño de 7 años que ahora estaba desnudo, medio recostado en una silla, con las piernas abiertas, mostrando su cola a medio dilatar, mostrando su cola a medio lubricar por una crema de un frasco q hace poco estaba en un anaquel a la venta de algún cliente, cola q ahora estaba siendo penetrada por primera vez por el pene en erección de un hombre adulto, sin ningún tipo de obstáculo entre ellos, el pene erecto del maduro entró de la forma más natural. La cabeza de ese pene entró en contacto directo con los pliegues de ese ano, recorriendo de esa forma, al natural, el interior de esa pequeña cola, la cola de un niño, la mia.
Como dije, salí de ese trance de relajación y alivio de mi ano, de la forma menos pensada. Abri mis ojos a su máxima forma, mis labios de igual forma, pero no habia ni un sonido proveniendo de ellos. Con la mirada, pude ver a Don Luis, su sonrisa se volvió a dibujar, y su mensaje de «Confía en mi» volvia a ser emitido. Asentí com la cabeza, cerré los labios y de manera involuntaria los apretaba. No entendía q estaba pasando. Sentía el contorno de mi ano y aunq trataba de relajarme, era involuntario sentir q apretaba algo muy fuerte, lo apretaba tratando de cerrarlo. En el interior sentia poco, lo q si sentia era el toque de la cabeza del pene en erección de Don Luis en una parte de mi, no sabía con que, pero en la parte q la cabeza de su pene estubiera tocando, me causaba dolor. Don Luis ahora tenia ambas manos en mis piernas, las abria, y yo continuaba con ese dolor, primcipalmente en la entrada de mi ano, y en el punto de mi interior donde chocaba la cabeza de su pene. Senti que todo estaba en mi concentracion nuevamente, un ligero alivio y respiro profundo me ayudo a eliminar la tensión de mi cuerpo, nuevamente, no duraria mucho. Y con mis ojos cerrados, apretandolos, al igual q mis labios, sin ver lo q sucedia, solo sintiendo mi primera penetracion, sucedió un nuevo acto inesperado. Un nuevo movimiento de Don Luis, quien aparentemente retirando su pene de mi interior, me hacia creer en mi mente que habia terminado esta acción. Sin embargo, solo se acomodo nuevamente, afianzó sus rodillas al piso, subió un poco mas mis piernas, y vigorosamente se volvio a introducir en mi interior. Nuevamente abri los ojos, para no volverlos a cerrar, pues ese movimiento fue el inicio de una cadena de penetraciones con ese ritmo vigoroso. Subi mis brazos a la parte alta del respaldo de la silla donde me estaba entregando y clave mis dedos con toda su fuerza. Hacer este movimiento, apretar con mis dedos de las manos ese respaldo me dió cierto confort. De alguna manera ahora toda mi fuerza estaba en apretar con las manos este respaldo, y noté q dejaba de hacer fuerza en mi cadera y columna, perdiendo rigidez en la cola y disminuyendo un poco el dolor de las penetraciones vigorsas de Don Luis.
En mi mente, seguia tratando de concentrarme, por lo que al notar este cambio, opte por intentar apretar de igual forma algún objeto imaginario con los dedos de mis pies, q se encontraban en manos de Don Luis abriendo asi mi cola, asi lo hice, apretaba y soltaba los dedos de mis pies y nuevamente, cierto alivio adicional se añadió en mi cola. El dolor no era menos, mi entrada aun se sentia muy apretada, dolia al querer cerrarse de forma involuntaria, pero el pene en erección de Don Luis entrado y saliendo en su forma natural lo evitaban evidentemente. Mi última alternativa para ayudar a mi alma a fluir y vencer las barreras de mi cuerpo, fue apretar los labios, y un toque adicional de este alivio mental se añadió.
Por su parte, a la par de estos pequeños trucos recien descubiertos, Don Luis no bajaba ni subia la intensidad de sus penetraciones. Entraba vigorosamente, rapidamente, y salía lento, sin retirar su pene erecto del todo, y repetia constante. No se detenia. En algún momento me percaté de una sensación que no fue notoria al inicio, en cada una de sus estocadas sus testículos golpeaban mi cola, al notar eso, incluí una nueva acción de mi concentración: sentir ese suave golpe de sus testículos. El dolor seguía presente, acompañandome en este momento para el que no me preparé, pero este golpe de sus testículos añadió una sensación placentera. Ahora en mi mente sabia que el dolor no cecaría, pero vendría acompañado de un breve roce de placer, ocasionado por sus testículos en mi cola. Todo esto, en combinación con mis fuerzas concentradas en manos y pies apretando y soltando me ayudaron a entender la situación, y nuevamente, de manera inesperada, comencé a soltar mis labios apretados, ligeramente volvia a suspirar y leves gemidos del dolor causado al momento que el pene de Don Luis me tocaba internamente salían eran comenzados a escucharse.
Don Luis en todo momento mantenia su mirada firme en mi mirada, emitia pocas muecas, fruncia solo un poco la frente y apretaba sus labios. En ese momento en mi mente comenzó a repetirse un enunciado: «Me estoy entregando a un hombre, me estoy entregando a un hombre», imaginaba q Don Luis leia mi mente y q estabamos conectados. Con esto pasando en mi cabeza, fue el toque adicional que faltaba para que a pesar del dolor, no dejara q mi cuerpo ganara. Imaginaba que en la cabeza de Don Luis estaba pensando en que le hice caso a su discurso, y a su vez en mi mente creer esto me hacia sentir pleno, de haber logrado fluir mi alma de acuerdo a las indicaciones de este hombre maduro. Don Luis nunca cambió de expresión corporal, nunca dejó de abrir mis piernas, nunca dejo de entrar rapido y salir lento, nunca dejo de ser constante con sus penetraciones. Unicamente cambió cuando en una estocada, apreto con mayor fuerza mis tobillos, cerró los ojos un instante y no salió de mi. Se quedó quieto, cerraba sus ojos suavemente, y respiraba profundo. Su pecho se inflaba ligeramente, al igual q su vientre. Que se detuviera me permitió también de detener mi concentración, dejé de apretar mis dedos de las manos y los pies, y pude percibir el sonido de nuestra agitada respiración, pude percibir un aroma nuevo, aunq no lograba identificar del todo, pude percibir su frente, cara, pecho y abdomen brillantes y deslumbrantes por el sudor. Don Luis estaba en un ligero trance y yo en mi mente ahora pensaba que lo habia logrado, entregarme a un hombre y hacer el amor.
Don Luis termino su breve trance, abrió lentamente los ojos y yo lo esperaba con mi mirada puesta en sus ojos, fui lo primero que vió en ese momento, junto con mi sonrisa. Su mirada volvió a ser suave, su sonrisa volvió a aparecer, con sus manos abriendo aun mis piernas, las acercó a su cara y besó mis pies. Volvió a abrir mis piernas y las colocó tras su espalda, al mismo tiempo que me tomó de la cadera, me acercó hacia él, y lo volvió a besarme apasionadamente. Lentamente, con mi cuerpo pegado al suyo, se levanto cargandome, con sus manos puestas en mi cola, y con su pene dentro de mi. Lentamente sin romper esa danza de movimiemtos suaves, tomo asiento, conmigo sobre él. Ahora sé que todo esto que sucedió, el trance de Don Luis, no fue más que el momento preciso en que eyaculó y depositó su esperma en mi interior. Situación que era natural sucedira de esa forma, ya que su penetración fue de la forma más natural posible.
De vuelta a nuestra posición inicial, el dolor en mi ano habia prácticamente desaparecido. Pero su virilidad continuaba en mi interior, y besándonos, yo me movía suavemente, con esos movimientos yo sentia un leve placer donde previamente hubo dolor, en la entrada de mi ano. Así besandonos y dándome ese ligero masaje con su pene q comenzaba a perder rigidez, me regaló un nuevo mensaje.
Ha sido un honor nene, parece que comprendiste la lección.
Tenía razón, como he mencionado, era un niño aplicado, inteligente, y no hice más que seguir un par de instrucciones, comprender como funcionaban mejor en mi, y dejar q la situación me llevara.
Ya relajados, Don Luis me iba dando algunas explicaciones. Nos refrescamos con los productos disponibles en su tienda, nos vestimos, y mientras elegía los artículos que me llevaría, continuó respondiendo mis preguntas. Yo era directo, y él a su vez. No disfrazó de forma inecesaria ninguna de sus explicaciones. Me decía que era un niño muy inteligente, responsable, que habia sido un honor ser el primer hombre en mi vida. No fue necesario prometernos nada, como repetir, o guardar la discrecionalidad pertinente. Yo lo asumí y el por su parte. Al finalizar la elección de los productos, se ofreció a darme los artículos en cortesía, sin embargo yo insistí en pagar, pues el punto de esa compra era dar algo a mi familia, resultado del trabajo que realicé como cargador para saldar el hecho relatado al inicio. Aún así, insistió a regalarme algunas golosinas, por el simple hecho de tener una atención con alguien especial, me dijo que notaba mi comportamiento independiente y lo celebraba, pero que también era bueno aprender a recibir atenciones cuando son de buena intención, por lo que acepté su obsequio.
Todo esto fue en un lapso de una hora y media aproximadamente. Mi abuela era mi complice en la sorpresa que queria darle a mi familia con mis compras, por lo que cuando llegaron mis papás a buscarme, ella les comentó que estaba de compras y que esperaran y se dejaran sorprender, que no se preocuparan, que yo estaria en el mercado. En total estuve fuera cerca de dos horas y media, al verme llegar arrastrando una caja que conseguí para llevar todo, mi papá corrió a ayudarme, contento, me preguntó q donde andaba, mi respuesta es que habia comprado todo eso para sorprenderlos, pero que también me compré unos dulces y unas papas, y q quise quedarme a jugar un rato a los tazos con unos niños que estaban en la explanadita del mercado, con los tazos q me habian salido. Metimos las cosas y todos estaban muy contentos con mi acción, y satisfechos con mi explicación por la demora, ya que finalmente no pasaban de las 7 pm, habia luz de día y estaba en un lugar cercano y seguro para la época.
Este es mi primer relato, por supuesto que hubo mas encuentros y por muchos años con Don Luis. En la actualidad tengo 35 años, Don Luis ya no vive, falleció hace 8 años. Fuimos amantes practicamente hasta su final. Nunca nos consideramos pareja, siempre fuimos discretos ante mi familia que nunca han sabido de mi desarrollo sexual. Me apoyó en muchas circunstancias. Me gustariá que este fuera el inicio de una serie de relatos. Muchos lo incluiran, en muchas situaciones. Si bien era timido, no era por una falta de confianza, sino porq en el ambiente donde mejor de desempeñaba no era con niños de mi edad. En la actualidad también soy un adulto profesionista de éxito, gracias a que nunca perdí mis habilidades intelectuales. Pero también decidí y he vivido desde esa edad, desde los 7 años, muchas y de todo tipo de experiencias sexuales, que son las que estaria compartiendo.
Me encantó tu forma de relatar las cosas. Aunque me dio algo de envidia. También yo en esa edad recuerdo que tenía ganas de algo. Me hubiera gustado conocer a alguien como don Luis que me hubiera guiado y llevado de esa manera 🤭
Me excito el relato y me pajee bien rico contáctame por privado quién quiera pajearse conmigo me encanta este tema
como sigue
Es una historia muy intensa, saco en conclusión que siempre has sabido lo que quieres y lo conseguiste.
En espera de otra historia tuya
Me encanto tu relato, erótico y conmovedor a la vez, cuando quieras escríbeme al tlg de mi perfil.
Me encantó tu relato super lindo y caliente a la vez un nene tan pequeño con un hombre tan maduro qu sublime porfavor sigue escribiendo me gustó toda tu línea ojalá más hombres como don Luis porfavor más hombres así que los guíen desde nenes… Excelente ✍️🙌
la verdad que si, me mojé todo
Wow que intensa tu historia con Don Luis ♥️♥️♥️
Ojalá cuentes más de tus historias con el Don.
De los mejores relatos que he leído, muy bien relatado, mantienes toda la atención de todo momento, y muy caliente!
Saludos! Espero los próximos!
como quisiera un maduro me hubiera iniciado así y me hubiera llenado de lechita
Excelente relato, erecto lo tengo imaginando todo lo que pasó y que eyaculo dentro. También me inicie de niño a los 6 pero con la salvedad que no me penetraron, si lami su culo y sentó en mi pequeño pene erecto. Rico es recordar olores y sabores, olor a pene olor a culo, olor a sexo, olor a semen
Delicioso relato , me entregue a un maduro a mis 10 años totalmente seguro de lo que estaba haciendo , lo disfrute cada segundo mientras sentia su hombria en mi , tome su semen y recibi todo el placer que buscaba , muy gratos recuerdos , mi cola lubrica sola al recordar tan bella experiencia , muchas gracias por tu relato .