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Dominación Hombres, Gays, Masturbacion Masculina

Yo le hago un favor a mi vecino y el me hace un favor a mi…

Un vecino que se excede tomando las pastillitas azules, y algo del polvo maravilla, le pide a su vecino que lo ayude a buscar una puta, ya que tiene una fuerte erección, pero los dos están sin dinero, y el otro vecino se ofrece a masturbarlo..
Soy una persona soltera, de más de cuarenta años, trabajo como oficinista de un banco, y aunque he tenido varias compañeras, desde hace tiempo decidí no casarme.
Aparte de que desde hace unos cuantos meses atrás, me di cuenta de que soy o mejor dicho me volví impotente, en otras palabras, además de que soy infértil, no se me para por nada del mundo.
Lo triste del caso es que eso ya lo veía venir y no hice nada, ya había comenzado a darme cuenta de que hace algún tiempo, no se ponía tan duro como antes, y para colmo un día que me encuentro en al apartamento de una amiga mientras que nos besábamos de manera ardiente, me doy cuenta de que mi verga, nada de nada.
Pero con todo y eso fuimos a la cama, y aunque ella me abrió sus piernas de par en par, mi verga lo único que hacía era mirar vergonzosamente al piso, esa noche tuve que aparte de ponerme mamarle el coño a mi amiga hasta el cansancio, para no quedar del todo mal, me dediqué a masturbarla, introduciendo mis dedos y casi por completo mi mano, dentro de su vagina.
Después de lo cual me disculpé diciéndole, que lo más probable era, que el dolor que sentía en mi espalda, que no me dejaba hacer nada, ella tomó como buena la escusa, y yo partí para mi apartamento bastante molesto conmigo mismo, desde luego que al día siguiente fui a ver un urólogo, que después de un sin número de preguntas y exámenes, me dijo con cara de tristeza, que además de ser impotente, ya que mi contaje seminal era de cero, tenía baja presión arterial, por lo que sumado a mi diabetes empeoraba todo, en otras palabras no me llega la sangre suficiente para hacer que mi verga se ponga y se quede dura.
Después de esa infausta noticia, pensé seriamente en no volver más nunca a ninguna mujer, digo íntimamente.
Pero hace poco, a mitad de la noche, me llamó mi vecino del apartamento frente al mío, al que conozco por varios años, pidiéndome, que, por favor, pasara por su apartamento, que se trataba de una emergencia.
Al llegar me abrió la puerta, envuelto en una toalla alrededor de mi cintura, cosa que de por si le llamó la atención, aparte de lo raro de la situación, mi vecino es algo gordito, medio calvo, bajito, bastante velludo, y narizón, en fin, para que les quede bien claro, no es un Adonis.
Bastante nervioso y asustado me pidió que me sentase, mientras él comenzó a contarme que esa noche, él había tenido una cita con una amiga del, para lo cual se preparó con algo del polvo maravilla, y tomando de las pastillas azules.
Pero la tipa nada que llegaba, así que la llamó por teléfono y ella muy molesta le dijo, que el cabrón su marido, la había llamado desde el aeropuerto, diciéndole que el vuelo fue cancelado, y que regresaba a casa, razón por la cual ella no iba poder venir a mi apartamento.
Le dije que eso no era para tanto, cuando él retirando la toalla, me dijo. “Es que ahora esto no se me baja, por nada del mundo, traté de masturbarme y lo único que hago es seguir y seguir sin que nada suceda”.
Yo me quedé boquiabierto, viendo su erecta verga, como apuntaba al techo del apartamento, la manera en que me le quedé mirando su verga me dio envidia.
Y aunque yo hacía un esfuerzo por no verla, yo seguía viendo su erecto miembro, en ese momento le pregunté qué era lo que él deseaba que yo hiciera, y me dijo. “Pensaba pedirte de favor, que me fueras a buscar a una puta, para que me baje esto,”
Pero de inmediato le comenté que en la radio escuché que la policía realizo una redada, y se llevó a todas las putas, y de inmediato, me acordé que para colmo de males yo no tenía efectivo encima.
Fue cuando mi vecino me dijo. “La verdad es que no sé qué puedo hacer, ya que el poco dinero que tenía lo gasté en el polvo maravilla y las pastillas azules.”
Él me comentó que la idea de ir por una puta era muy buena, pero que él en lo personal no conocía a ninguna, por lo que, si aparecía una puta, dudaba mucho que le diera un crédito hasta el día siguiente.
En esos momentos a medida que fui hablando, creo que sin darse cuenta mi vecino comenzó a acercarme a mi persona, hasta que tomó asiento a mi lado en el sofá de su sala.
Realmente él estaba bastante preocupado, hasta me comentó que había pensado ir a la sala de emergencia, pero por no pasar la vergüenza, de llegar así, decidió no ir.
En ese momento le dije que yo tampoco iría a una sala de emergencia, por la vergüenza, pero en todo momento yo no despegaba mi vista de su parada verga, fue cuando le conté, que además de todos los problemas relacionado con mi ausencia de erección, hacía más de un año que a mí me habían operado de la próstata, y de un tumor en los testículos.
Hasta que después de varios minutos de un incómodo silencio entre nosotros dos, a mí se me ocurrió preguntarle, que sucedería si alguien lo masturbara, bastante nervioso y asustado me dijo. “La verdad es que no sé, pero si me haces la paja y eso ayuda a que se me baje la erección te estaré eternamente agradecido.”
Al escuchar su respuesta, sentí como un idiota, como se me había ocurrido preguntarle eso, era como preguntarle a un niño que, si quiere un dulce, su respuesta no se hizo esperar, diciéndole con cara de sufrimiento. “Coño, hazme ese favor, por lo que tú más quieras, y te estaré eternamente agradecido.”
Así que lentamente comencé a tomar su erecta verga, con su mano derecha, y después de agarrarla lo mejor posible, comencé a mover mi mano de arriba abajo lentamente.
En ese momento creo que comencé a sentir algo raro, ya no era esa envidia que me corroía por dentro, cuando vi su verga erecta, creo que se sentía muy cómodo masturbándolo.
De algo que de inmediato también me di cuenta fue que apenas mi mano tocó su verga, mi rostro cambió completamente, tornándose uno que reflejaba mayor excitación.
A medida que comencé a bajar y subir y bajar mi mano derecha, a lo largo de todo su caliente tallo, de por si él se sentía excitado, pero mucho más tranquilo, hasta llegó a decirme con aire de más tranquilidad que. “Definitivamente no es lo mismo que yo me la haga a que me la haga otra persona, la cosa era muy diferente”.
Al escuchar sus palabras y mientras veía fijamente su verga, le dije. “Si eso es haciéndote la paja, como sería si te lo llego a mamar.” En ese mismo instante levantó su vista y se encontró con mi mirada, fija en su verga, y en mis ojos vio que yo deseaba hacerlo, mientras que él se quedó viendo mi boca esperando que lo hiciera.
Sin pensarlo más fui abriendo mi boca, mientras él me miraba a los ojos fijamente, y a medida que mi mano continuaba subiendo y bajando por toda su verga, mi boca se fue acercando a su colorado glande.
Por uno instantes, solo me dediqué a lamer su glande, pero ya a los pocos momentos, mis labios comenzaron a cerrarse sobre su miembro, mientras que ambos nos manteníamos viéndonos fijamente a los ojos.
Su rostro de inmediato, sufrió otro cambio significativo, a medida que con mi boca iba tragándome su caliente verga, en cosa de segundos, mi saliva corría a raudales por sobre toda su verga.
Creo que por mi parte comencé a sentir algo bien diferente, es decir definitivamente ya no envidiaba su parada verga, sino que más bien la disfrutaba placenteramente a medida que continuaba mamándosela toda, completamente.
Me comentó en cierto momento. “Lo que es la mente de uno, ahora me siento mucho más tranquilo, a medida que me la estas mamando”. Para luego continuar diciéndome “¿Si eso es con una buena mamada como la que me estás dando?, ¿Cómo será si te lo llego a meter, completamente por el culo?”
Sus palabras en ese instante, para mí y de seguro que, para él, tenían una lógica tremenda, por lo que a medida que continué mama que mama, mis manos fueron soltando la correa de mi pantalón.
Para luego pasar a desabrocharlo y comenzar a bajarme la cremallera, él no quitaba sus ojos de mi cara, mientras que yo, intensamente continuaba mamándole su caliente verga.
Luego sin dejar de hacer lo que hacía, lentamente me fui bajando los pantalones y mis interiores, hasta que mis nalgas quedaron por completo al aire, cosa que al él verlo sacó su verga de mi boca y rápidamente se colocó tras de mí.
En ciertos momentos me preguntaba a mí mismo, como era posible que mi vecino estuviera a punto de enterrarme toda su parada verga y yo estuviera tan tranquilo y hasta cooperador.
Lo primero que hiso fue colocar sus manos sobre mis nalgas, separándolas ligeramente, después de eso, sentí como la cabeza de su glande, comenzaba a rozarla contra mi esfínter.
Yo actué como si un corrientazo recorriera todo mi cuerpo, haciéndome estremecer, y eso que aun él no había comenzado a clavarme toda su verga.
Sus dedos exploraron completamente todas mis nalgas, sentía sus manos contra mi piel, y como poco a poco su verga comenzaba a presionar contra mi apretado esfínter.
Creo que en ese momento comencé a sentir un tremendo dolor, era como si me estuviera partiendo el culo en dos, hasta que terminó de enterrarme toda su verga entre mis nalgas, por un buen rato, se quedó completamente pegado a mis nalgas.
Pero lo más que me sorprendió fue el ver con mis propios ojos, como mi verga después de tanto tiempo se había vuelto a poner bien dura, por lo que de inmediato y sin pensarlo me dediqué a masturbarme, al mismo tiempo que mi vecino me seguía enterrando toda su verga.
A medida que él continuó moviéndose, sacando y metiendo lentamente toda su verga de manera repetida dentro de mi cuerpo, me quedé extasiado, pero también comencé a mover mis caderas, restregándolas contra su cuerpo, sin dejar de masturbarme.
Para él era evidente que yo disfrutaba profundamente de su verga como de la misma manera que él disfrutaba de mis nalgas, en esos instantes le comenté que me imaginaba que su verga era la mía, dura y caliente, entrando por un culo sabrosamente.
Después de estar un buen rato clavándome en esa posición, me indicó al tiempo que sacaba su verga, que me acostase boca arriba en su sofá, lo que de inmediato hice sin chistar, me tomó por los tobillos, levantó y separó mis piernas, y vi cómo sin perder tiempo, su verga desaparecía bajo mis testículos, enterrándose nuevamente dentro de mí.
Por lo que yo gustosamente, continue masturbándome y moviendo mis caderas, a medida que él seguía clavándome la suya.
Una de las cosas que más me impresionó, fue el ver su rostro frente al mío, con mis ojos entrecerrado, yo continuaba moviendo mis nalgas tragándome toda su verga, hasta que después de un buen rato comenzó acelerar sus movimientos, y apretar mi cuerpo contra el suyo con mayor fuerza, mientras que mi sudor nos empapaba a los dos.
Al acelerar sus movimientos, sentía que su verga me llenaba completamente, y de momento, aunque pienso que quizás fue mi imaginación, comencé a sentir como su semen llenaba toda mi tripa, al mismo tiempo que yo me venía entre mis dedos.
Hasta que sacó su verga de mi culo, y sin perder tiempo la llevó a mi boca, en ese momento al ver su miembro a tan pocos centímetros de mi cara, simplemente me dediqué a continuar mamando, a medida que su leche aparte de regarla dentro de su boca, se corrió por toda mi cara.
Cuando ambos finalmente nos quedamos quietos, permanecimos sin movernos por un buen rato, hasta que se levantó y se dirigió al baño, mientras que yo me encontraba tendido sobre parte del sofá con mi culo bien abierto, pero con mi rostro bien feliz, y extremadamente satisfecho.
Cuando regresó, me trajo una pequeña toalla con la que me limpié la cara y mis manos, en ese instante, le confese que, para él era la primera vez que hacía eso con otro hombre.
Yo le hablé diciéndole que mucho le agradecería que no le comentase a nadie lo sucedido, mi vecino me dijo. “La verdad es que yo te agradezco mucho el favor que me has hecho, y ten por seguro que no se lo diré a nadie, pero mientras tanto, que te parece si me das otra mamada” Cosa que gustosamente volví hacer.

67 Lecturas/11 junio, 2025/0 Comentarios/por Martehijodejupiter
Etiquetas: amiga, baño, culo, mama, mayor, semen, vagina, vecino
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