Yo pensé que lo había obligado a que me diera el culo.
Un chico piensa que había obligado a un conocido a que se dejase dar por el culo, cuando la realidad es que su conocido lo manipuló para que lo hiciera..
Yo pensé que lo había obligado a que me diera el culo.
Ya tenía unos cuantos meses de haberme graduado, y mientras esperaba para irme a estudiar fuera del país, me quedé trabajando en la tienda de unos parientes míos.
Todo iba de lo mejor, cuando sorprendí a un chico como de mi edad, robando algo de mercancía.
Al principio no me di cuenta, pero al poco rato, mientras lo llevé fuera de la tienda, lo reconocí, se trataba de un mariconcito que había estudiado conmigo.
Cuando le dije que iba a llamar a la policía, llorando me pidió que no lo hiciera, que él me pagaría lo que había agarrado, lo que me extrañó sobre manera.
Y cuando le pregunté por qué, si lo podía pagar, lo había robado, me vino con el cuento, de que era cleptómano.
Sin dejar de llorar me dijo, que él haría lo que yo quisiera, pero que no lo hiciera pasar la vergüenza, de que se lo llevasen a la cárcel.
La verdad es que me dio lastima, y de mala gana le dije que se marchase, eso pasó, pero a las pocas semanas estando en un pub, con varios de mis amigos, que veo al mariconcito.
Yo no le puse atención, ya que yo trataba de convencer a mi novia, de que nos fuéramos a mi apartamento, para pasar la noche juntos.
Ya ella me había dicho que sí, cuando al poco rato apareció su hermano mayor y su padre, llevándosela, sin que yo pudiera hacer nada, para evitarlo.
Lo cierto es que me sentí mal, y en lugar de marcharme, me puse a beber, al rato fue, cuando vi al mariconcito de nuevo, o sea al que había estudiado conmigo, el mismo que agarré robando en la tienda.
Y no sé qué me pasó, que me acordé claramente de lo que él, me dijo, “Que él haría lo que yo quisiera, pero que no lo hiciera pasar una vergüenza.”
Así que discretamente me le acerqué y tras saludarlo, le dije al iodo. “Te acuerdas que me dijiste qué harías lo que yo quisiera, para que no llamase a la policía.”
Al terminar de escucharme se puso blanco como un papel, y tartamudeando, de lo nervioso que estaba, me dijo. “Si me acuerdo, pero por lo que más quieras, no digas nada. Que yo hago lo que tú quieras.”
Yo en ese momento le dije. “Te quiero dar por el culo.” El mariconcito muy asustado abrió desmesuradamente sus ojos, y me dijo. “No eso no, que ando con los hermanos de mi novia.”
Yo simplemente, le respondí. “Ese no es problema mío, o me das el culo, o todos se enteran de que aparte de que te agarré robando en la tienda, en el instituto más de uno te daba por el culo, incluso hasta uno de los profesores.”
Al escucharme decirle eso, con tanta decisión, nuevamente tartamudeando, me respondió. “Como tú quieras, pero déjame despedirme del grupo.”
Lo vi cómo se acercó con quienes compartía, y algo bueno, les debió decir, sobre mí, ya que varios de ellos se me quedaron viendo, mientras me sonreían.
Luego se me acercó, y sumisamente me preguntó. “Donde lo quieres hacer, en mi apartamento, o en tu casa.”
Mi respuesta inmediata fue en tu apartamento, ya que no me interesaba, que él supiera donde yo vivía. Ya de camino a su apartamento, me dijo. “Espero que seas gentil conmigo, ya que llevo algún tiempo que no lo hago.”
Sus palabras lejos de hacer, que desistiera, como que me excitaron más, nada más de pensar como chillaría a medida que se lo estuviera empujando, por entre sus paradas nalgas.
Apenas llegamos a su apartamento, me hiso pasar, y de inmediato me llevó hasta su habitación, donde apenas entramos nos comenzamos a quitar la ropa, al tiempo que casi llorando me volvió a decir que llevaba mucho tiempo sin darle el culo a nadie, desde que conoció a su novia.
Yo la verdad, al escucharlo decirme eso, estuve a punto de ponerme mi ropa, y retirarme, pero al levantar la vista y ver sus paradas nalguitas, mientras que él seguía gimoteando.
Lo que me provocó fue no perder más tiempo, y sin decirle nada, dándole un fuerte empujón lo tiré sobre su propia cama, él al ver la manera en que yo respondí, se me quedó viendo muerto de miedo, y pidiéndome que no lo maltratase.
Yo lo que más deseaba en ese instante, era simplemente darle por el culo, y ya estaba a punto de colocarme tras él, cuando me dijo en un tono de voz casi femenino. “Que te parece, si antes de que me lo metas, te lo mamo un poco. Ya sabes, para que luego goces más.”
Sin decirle nada, únicamente asentí de forma afirmativa con la cabeza, por lo que, me pidió que me recostase en la cama.
Casi de inmediato, y con una pícara sonrisa en su rostro, me bajó los interiores, al tiempo que con una de sus manos agarró mí ya parada verga, y tal como si fuera una gran paleta de helado, o una chupachupa.
Se dedicó a pasar su cálida y húmeda lengua, por todo el tallo, rematando en mi colorado glande.
Por un buen rato, estuvo mama que mama, de todas las maneras o formas que se puedan imaginar, mientras que yo disfrutaba de todo aquello, que él de manera tan rica, me hacía con su caliente boca.
A medida que él continuaba mamando mi verga, la manera en que me miraba, y suavemente seguía, ya no tan solo lamiendo, sino que chupando todo mi miembro, me hiso pensar que él también lo estaba disfrutando, y mucho.
Ya en esos momentos, sacando mi verga de su boca, le dije que se recostase, y él sin perder tiempo me obedeció.
Presentándome sus paradas, y firmes nalgas, con una expresión en su rostro, que me convenció de inmediato, que en realidad eso era lo que deseaba que yo le hiciera.
Ya que a medida que lo fui penetrando, él comenzó rítmicamente a mover sus caderas, dejando escapar uno que otro profundo gemido de placer.
Mis testículos golpeaban sus nalgas una y otra vez, a medida que yo no paraba de seguir enterrándole toda mi dura verga.
Su apretado culito, parecía chupar mi verga, mientras que él no paraba de mover sus caderas, restregándolas contra mi cuerpo.
Esa noche, cambiamos de posición en varias ocasiones, antes de que yo finalmente, me viniera dentro de su apretado y caliente culo.
A mí no me quedó la menor duda, de que el mariconcito había disfrutado tanto o más que yo, ya que después de un rato, sin que yo le dijera nada, tras lavar mi verga con una toalla húmeda, nuevamente se dedicó a mamármela, para luego gustosamente ofrecerme el abierto hueco de su culo.
En la mañana al despertarnos, me sorprendió dándome un beso en la boca, y mi reacción inmediata fue volver a penetrarlo.
Cuando finalmente terminamos, tras ducharnos juntos, y vestirnos, el mismo me invitó a desayunar en una panadería cercana.
Fue cuando llegamos, que me di cuenta que varios tipos, que lo acompañaban la noche anterior se encontraban también desayunando, al igual que una hermosa chica que apenas lo vio, se le colgó al cuello dándole un fuerte beso.
Al terminar de besarse, ella se dirigió a mí, diciendo. “Entonces tú eres el ex compañero de clases de mi novio, encantada.”
De inmediato me pegando su cuerpo al mío, me ha dado un cálido beso en las mejillas, diciendo. “Espero verte más seguido, pronto nos casaremos así que te esperamos en la boda….”
gran relato como sigue