A mi futura suegra por puta, me la he comido toda…
A un novio se le presenta la ocasión de acostarse con su futura suegra, este la aprovecha al máximo, si que su novia y futura esposa se llegue a dar cuenta. .
A mi futura suegra por puta, me la he comido toda…
Les juro por lo más sagrado del mundo, que mi intención no era cogerme a la madre de mi novia, pero como dice el dicho, la ocasión la pintan calva.
Un mes antes de nuestra boda, a mi novia se le ocurrió la gran idea, de que nuestras dos familias la pasáramos juntos un fin de semana en la casa de campo de su familia.
Desde luego que estuve de acuerdo con ella, aunque a mi madre, mi futura suegra no termina de agradarle mucho.
Porque aparte de que más bien parece hermana de mi novia, que su madre, o por qué a mi viejo se le caen las babas nada más de ver como mueve sus hermosas nalgas cuando camina, seductoramente.
La madre de mi actual esposa y mi novia en esos momentos viste de manera bien atrevida, usando blusas semitransparentes y tremendamente escotadas, con unas minifaldas extremadamente cortas, de esas que nada más basta que respire normalmente, para que muestre sus fabulosas nalgas y en ocasiones algo más.
Mi suegra, estuvo muy contenta de que pasáramos el fin de semana las dos familias, el sábado en la noche, todos salimos a comer y bailar en un reconocido restaurante, aparte de comer bastante, bailamos.
Como era yo quien conducía, todos menos yo bebieron como si se fuera a acabar el mundo, a mí sin embargo tocó bailar tanto con mi novia como con su madre.
Ya que a mí padre, mi madre le prohibió terminantemente bailar con esa señora, mi padre solo pudo bailar con mi novia y con mi madre, desde luego.
Mientras bailé en un salón aparte, con mi futura suegra, noté que de manera atrevida, ella restregaba su cuerpo contra el mío, realmente no le di mucha cabeza a eso, aunque en unas cuantas ocasiones, mi cuerpo, por no decir mi verga, reaccionó de la manera más natural bajo esas circunstancias.
Eso no me molestó mucho realmente, pensé que como estaba algo tomada, no se daba cuenta realmente de lo que hacía, y no le di importancia realmente.
Pero al regresar a la casa de campo de mi suegra, pude hacer que mis padres llegasen a su habitación sin mucho esfuerzo, a pesar de lo bebido que estaban los dos, luego llevé en mis brazos a mi novia que se encontraba completamente dormida, para dejarla en su habitación, y finalmente tenía la idea de ayudar a mi suegra a entrar a la casa.
Al regresar a mi auto, en principio me pareció que estaba dormida, pero cuando la tomé del brazo para sacarla del auto, se despertó y mirándome pícaramente me pidió que la ayudase… a buscar sus pantis.
Yo reconozco que me quedé sin saber que hacer o responderle, pero de inmediato ella me dio la espalda y colocándose en cuatro, sobre el asiento trasero de mi auto, se dedicó a buscar las condenadas pantis en el piso, al tiempo que me mostraba su hermoso par de nalgas, completamente descubiertas.
Yo desde luego, que me le quedé viendo su hermoso culo, y gran parte de la raja de su depilado coño.
Lo que de manera casi inmediata me excitó tremendamente, me calentó, a tal grado que la erección de mi verga era algo más que evidente.
Ella salió retrocediendo y caminando de espaldas se dirigió hacia mí diciéndome, de manera seductora. “Se me olvidó que me las quité en el baño, después de que bailando contigo las mojé todas.”
Yo sentía sus paradas nalgas siendo restregadas contra mi verga por encima del pantalón, sin necesidad de mirar lo que hacía, sus propias manos me bajaron la cremallera del pantalón, y como por arte de magia, extrajo todo mi miembro.
Sin decir más nada, se inclinó nuevamente sobre el asiento trasero de mi camioneta, al tiempo que levantó la minifalda que cubría sus nalgas, diciéndome de manera putonamente socarrona. “Aprovecha ahora, que estamos solos y nadie nos ve.”
Yo sabía de sobra que era la madre de mi futura esposa, pero ese culito tan tentador, en completo silencio llamaba a mi verga para que lo atravesara.
Así que sin perder tiempo y sin más contemplaciones, dirigí mi verga al centro de las nalgas de mi suegra.
El placer de comenzar a penetrarla a medida que ella movía sus caderas se acrecentó cuando ella tomó una de mis manos y la enterró completamente dentro de su coño.
Al tiempo que sus gemidos de placer iban en aumento, yo no dejaba de meter y sacar toda mi verga de su apretado culito, el mismo que en ningún momento mi futura suegra dejó de mover como si fuera una bailarina árabe ejecutando su propia y muy personal danza del vientre.
Por un buen rato ambos disfrutamos sin medida ni conciencia, era tal mi calentura, por el morbo de estar clavándome a mi futura suegra que, por esa misma excitación, extraje toda mi verga de su culo.
Haciendo que se volteara, separé sus piernas y sin pensarlo mucho me dediqué a mamar todo su coño, sabía que de continuar como iba, a pesar de lo mucho que estaba disfrutando me vendría como un mismo pendejo, y no quería que eso sucediera.
Los gritos y profundos gemidos de mi suegra sonaban como los de una puerca en celo, y a medida que yo más le mamaba todo su coño e introducía casi mi mano por completo dentro de su vulva, ella continuaba moviéndose como una loca.
Hasta que de momento sentí por toda mi cara, un cálido chorro líquido, hasta llegué a pensar que la muy puta se había meado en mi cara, lo que realmente lejos de molestarme lo hubiera disfrutado.
Pero no fue eso precisamente, me detuve, y ella misma agarró mi verga y la dirigió directamente a su mojado coño, arrancando fuertes gemidos y gruñidos.
Por otro largo rato no dejé de meter y sacar toda mi verga de su sabroso coño, hasta que yo al igual que ella alcancé y disfruté de un clímax como no lo había disfrutado antes.
Después de que ambos por un buen rato permanecimos unidos, nos separamos, ella con esa peculiar sonrisa de niña mala que termina de hacer alguna travesura, y yo con cara de quien sabe qué.
Tanto ella como yo nos arreglamos la ropa, y en silencio entramos a la casa, mi suegra se fue a su habitación, con mi novia, y yo a la mía a darme una buena ducha.
Al día siguiente la muy zorra actuó como si nada hubiera sucedido entre nosotros dos, mi novia se levantó y me confesó que se sentía algo preocupada, por la manera en que mi padre y su madre se miraban.
Pero le aseguré que nada podía haber pasado entre ellos, ya que mi madre lo lleva con la rienda bien corta y su mamá después de bajarse del auto fue directo al cuarto donde las dos durmieron, lo que es cierto en medio de todo.
Para completar, el día de nuestra boda, mi suegra aprovechó unos momentos en que ella y yo nos quedamos a solas, en la sacristía de la iglesia donde nos íbamos a casar su hija y yo, cuando con una gran sonrisa en su rostro me dijo. “Quiero hacerte un regalo de bodas que no vas a olvidar.”
De inmediato, empujándome tras la puerta que conduce a quien sabe dónde, se arrodilló frente a mí, y con extrema habilidad en fracciones de segundos, sacó mi verga de su escondite, y en un dos por tres se dedicó a darme una tremenda mamada.
Yo no supe que hacer, por lo que ella hizo lo que le dio la gana, hasta el momento en que me hizo acabar por completo dentro de su boca, y ante mis ojos tragarse todo mi semen, diciéndome. “Cuando mi hija quede embarazada, te prometo que te daré otro regalo, después del séptimo mes de embarazo.”
Cosa que espero con ansiedad ya que mi esposa dará a luz dentro de tres meses.
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