A mi madre de 55 años le gusta jugar a que es mí niña.
A mi madre le encanta hacer como que es mí niña y llega hasta a orinarse de gusto siéndolo. .
Recuerdo que aquel finde semana de celebraba la marathón de Madrid y mis dos hermanos la iban a correr. Mi padre se apuntó a acompañarlos para quedarse con las bolsas de la ropa y ayudar en la logística de tan exigente prueba. El viaje consistía en salir el sábado por la mañana temprano y en regresar el domingo por la tarde. Mi madre no quería asistir y se quedó en la casa del pueblo. Al enterarme de dicha situación me ofrecí a irme al pueblo dicho fin de semana para que mi m adre no estuviese sola. A todos les pareció buena idea e incluso habían instalado ya en el patio la piscina que poníamos todos los veranos. Piscina de plástico desmontable que no era muy grande pero que servía para aliviar los calores veraniegos en casa de mis padres.
Esa tarde fui de compras y entre otras cosas compré un bikini para regalárselo a mi madre. Cuando entré a la tienda me fijé en varios modelos, pero de me decidí por un mini bikini blanco de dos piezas. La superior eran dos triángulos pequeños de tela que taparían los pezones y poco más del pecho y la inferior era un pequeño trozo de tela triangular que dejaba todas las ingles al aire y que por detrás sólo tenía un fino cordón de tela, que se metería por su rajita y que dejaría los glúteos y las nalgas al aire, en fin, de los que se llevan ahora.
Llegué el sábado temprano por la mañana y me instalé en casa de mis padres, dejé las cosas en mi dormitorio y bajé a saludar y a desayunar con mi madre. Nos encontramos en la cocina y ella preparaba el café. Me acerqué por detrás a ella y la abracé. “Hola mi vida”, le dije mientras la abrazaba, “Que ganas tenía de verte mamá”. Comencé a besarle el cuello mientras la tenía muy bien agarrada por su cintura. “Te amo madre, estoy muy enamorado de ti”, la dije, mientras me recreaba comiéndole el lóbulo de su oreja.
Mi madre aún llevaba una batita fresca de verano que tapaba su pijamita. Subí mis manos de su cintura hasta sus pechos y los agarré cada uno con una de mis manos, se los estaba magreando sin dejar de comerle de nuevo el cuello y de refregarme con ella. Mi madre anda muy bien de pecho, siempre ha llamado la atención por el volumen de sus senos y por lo bien puestos que los tenía.
Mi madre pegó sus nalgas aún más contra mi y meneaba su culito de forma cada vez más pervertida. La volví a agarrar de la cintura y acompañé sus contoneos ayudándola a que sus movimientos de cadera y de trasero fuesen cada vez más propios de una zorra que de una madre. “Así mamá”, la dije, “así culean las bebotas de hoy en día”, la decía mientras contoneaba las caderas de mi madre, “Así bebesota”, mmmmmm, mi bebota culona, mmmmm, eso es refriégate mi bebé, mmmmm, refriégate tetona, mmmmm, ¿te gusta mamá?, ¿te gusta ser la bebesota de tu hijo?, ¿te gusta que te trate como a una jovenzuela?”, le decía a mi madre a sus 55 años.
Mi madre gemía y se estaba poniendo como una perra en celo. Contoneaba sus caderas pegándose a mi polla empinando el trasero y culeando cada vez mejor y de forma más sensual. “Sí hijo mío, mi amor, mmmmmmm, me gusta mucho esas cosas que me dices mi vida, mmmmmm, me gusta que me trates así, mmmmmm, me haces sentir como una jovenzuela, soy tu bebesota hijo mío, mmmmmm, tu bebé, mmmmmm, ¿tú eres mi papi hijo?, mmmmmm, me pone muy cachonda que me hagas estas cosas amor, mmmmm, hijoooo…..mmmmmm, me siento muy nena, quiero ser tu nena, trátame así amor, trátame como a una nena.
Tuve que parar de refregarme contra mi madre, de lo contario me hubiese corrido en los pantalones. Ver y oír a mi madre decir esas cosas y acceder a mis caprichos morbosos me puso a tope de excitación y de morbo. La cafetera comenzó a ebullir y dejé de contonear la cadera de mamá. Lentamente giré a mi madre quedándonos en frente el uno de otro. Mi madre tenía la carita desencajada fruto de la excitación que estaba disfrutando, sus ojos denotaban lo enamorada que estaba de mí y lo entregada que quería estar a los cuidados y atenciones de su hijo. Yo miraba a mi madre mordiéndome un labio preso de una excitación terrible. Acerqué mi cara a la suya sintiendo su aliento al igual que ella debería sentir el mío. “Ahora vamos a desayunar mamá”, le dije, “¿quieres tostaditas con mermelada y café nena?, ¿mi nena quiere que papi le dé el desayuno?”. Mi madre movía la cabeza de lado a lado incrédula por estar excitándose con tal perversión, pero la situación y el juego que nos traíamos la excitaban tanto que no podía ni quería parar de disfrutarlo.
“Mi amor…….me dijo, mmmmmm, quiero que me untes la tostadita con mermelada y me la des tú, quiero ser tu bebesota y que papi me de la tostadita, papi quiero que me la des tú mismo, pero que sea pequeñita, no quiero engordar amor, quiero estar guapa para ti”, me dijo mi madre.
Ver a mi madre jugar conmigo a estos roles tan pervertidos me parecía de lo más excitante que me había pasado en la vida. Teníamos las bocas tan cerca el uno del otro que estábamos respirándonos nuestros alientos. Mi madre cerró los ojos esperando un beso mío. “Ábreme la boca mamá”, le dije, “ábreme la boca nena”, le repetí. Mi madre abrió su boca y también sus ojos que continuaban cerrados y fijó su mirada en los míos. Al verla así no pude contenerme más y acerqué mi boca a la suya sacando mi lengua completamente y metiéndosela entera en la boca de mi madre. No sé si a eso se le puede llamar beso. Comencé a pasar la lengua por el paladar de mi madre. Lo hacía de atrás a adelante pasando mi lengua por sus dientes y encías para volverla a sacar de su boca y lamerle los labios dejándoselos llenos de saliva. Me encanta tratarla así y ser muy pervertido con ella.
Iba siendo hora de desayunar, de haber seguido así no hubiese tardado mucho tiempo en estar follándomela y quería disfrutar de ella y dilatar la penetración por más tiempo. Le saqué la lengua de la boca y le regalé una de mis mejores sonrisas, ella me la devolvió con una de las mejores suyas. “Mamá pon las servilletas y saca la mermelada de la nevera y siéntate”, le dije, ” ya voy yo con los cafés”. Mi madre obedeció y no tardamos en estar sentados en la mesa de la cocina muy juntos y estar yo untando una tostada de mermelada en una rebanada de pan de molde. Cogí la tostada y la acerqué a la boca de mi madre. Mi madre me miraba mordiéndose el labio inferior con sus dientes y tenía en la cara una expresión de zorra calentorra, me miraba a los ojos negando con su cabeza y diciéndome con la mirada, “me tienes a mil cabronazo”.
Le di la tostadita a mi madre la cual comió a mordisquitos ayudados por sorbitos de su café que también le daba yo mismo. Yo soltaba la tostada y el café tras cada mordisquito y le limpiaba la boquita con una servilleta. La hice dar cuatro o cinco mordiscos a la tostada seguidos de los correspondientes sorbos del café. Tras cada bocado le limpiaba la boquita como a una nena con la servilleta. Cuando quedaba un trocito pequeño de tostada la puse de pie y le abrí la bata. Subí su pijama hacia arriba bajándole las bragas a medio muslo. “Te voy a dar el último bocadito……glotona”, le dije a mi madre y llevé la tostada con mermelada o lo que quedaba de ella a su entrepierna y se la refregué por el coño de abajo a arriba dejándoselo pringado de mermelada y de flujos. Mi madre estaba completamente mojada. Cuando la tuve bien refregada le subí la tostada a la boca y le dije: “Venga bebesota, termínate la tostada”. Ella abrió la boca y tragó el último trozo de pan con mermelada y humedecido por sus flujos vaginales. Mientras masticaba cogí la servilleta, “Ven que te limpie bebé que tienes la boquita sucia”.
Mi madre estaba ya fuera de sí. La apoyé contra la mesa y me puse de rodillas en el suelo. “Ahora voy a desayunar yo mami”, le dije y comencé a lamerle el coño a mi madre y a limpiarle con la lengua los restos de mermelada y a comerme la enorme cantidad de flujos que emanaban de su raja. Lamerle el coño a mi madre oliéndole a flujo y excitada es una de mis grandes pasiones sexuales. La pierna izquierda de mi madre no tardó en comenzar a temblar y a recibir espasmos que la hacían incontrolable. Se sujetó a la mesa con las manos por que no podía controlarla. Los espasmos eran cada vez mayores. Yo estaba afanado castigándole el clítoris a mi madre. Me había detenido en él con mi lengua y se lo lamía incesantemente. Los espasmos de la pierna izquierda de mi madre comenzaron a aparecer también en la otra pierna. Tenía la cara desencajada y endurecí las lamidas a su clítoris. Los temblores de piernas se extendieron por el cuerpo de mi madre y se le pasaron al vientre y a las caderas. Los espasmos eran cada vez más exagerados y el orgasmo le subía por las piernas y le bajaba desde su cuello encontrándose en su entrepierna. Separé la lengua de su clítoris cuando los temblores delataban la llegada de su orgasmo. Mi madre empezó a correrse de pie sujeta a la mesa con las manos, nunca la había visto temblar así.
“Aaaaaahhhhhhh,aaaaaahhhhhhh,aaaahhhhh,aaaaahhhhhh………aaaaaaahhhhhh…..” Mi madre gritaba con los ojos cerrados y la boca abierta. Tenía la cara totalmente desencajada. Miré a mi madre a su entrepierna y los labios vaginales le temblaban, al igual que sus piernas y sus caderas. Recibía como calambres interiores de placer a cada ramalazo del orgasmo intenso que estaba disfrutando. Las piernas no dejaban de temblarle y el orgasmo estaba siendo muy muy largo, lo cual la estaba martirizando de gusto. Los pezones de mi madre estaban tan duros y grandes que parecían capaces de romper la tela de su pijama y de su bata. No se le terminaban los temblores de piernas las cuales abría y cerraba constantemente como queriendo apagar el fuego uterino que la estaba destrozando de placer. Abrió los ojos con la mirada perdida y parecía que controlaba ya su cuerpo, pero seguía recibiendo espasmos incontrolados.
De repente mi madre abrió las piernas y sujeta a la mesa, por que aún tenía temblores, comenzó a orinarse de pie. No pudo controlar su llena vejiga, y a la vez que los últimos temblores de gusto, mi madre se orinó de pie en el suelo de la cocina, en pocas palabras se meo de gusto. El juego de hacerla mi bebesita, más darle yo mismo de comer y la comida de coño recibida fueron demasiados estímulos para mi madre y sus esfínteres cedieron al poder del orgasmo disfrutado. Me sorprendió ver el enorme caño de orina que salió de su coño. Me alegró sabe,r que mi madre era de las mujeres que podía acompañar su orgasmo con su meada, no es la única que le pasa, sobre todo a esas edades.
Mi madre pudo por fin soltarse de la mesa, aunque le costaba estar de pie por sí sola. Los dos estábamos sobre el charco de orina que había en el suelo de la cocina. Ella me miró y me dijo: “Hijo mío, es la primera vez en mi vida que me orino de gusto”. “Lo que me haces sentir es increíble. Te amo. Te amo y estoy cada día más enamorada de ti.”
Me gustó oír esas palabras y le dije: “Ahora vámonos al patio los dos, hace un día de piscina estupendo”. “Además tengo un regalo para ti mamá.” Sube a mi habitación y ponte el bikini que te he comprado para ti, sube y póntelo y tráeme mi bañador mientras yo limpio el suelo.”
“Me has comprado un bikini amor”, me dijo. “Sí mamá un bikini de bebesota que te va a quedar fenomenal, ya lo verás”, “además cuando bajes quiero que vayas al baño y te cojas dos coletas en el pelo como hacías cuando eras jovencita.” Mi madre se subió las bragas orinadas y se dispuso a subir a los dormitorios de la planta superior a cambiarse y yo me puse a fregar ese suelo de la cocina.
No tardó en bajar y en meterse en el baño. Yo ya tenía el suelo fregado y me fui al patio a preparar las tumbonas y a comprobar la temperatura del agua de la piscina. Mi madre salió del baño y vino a donde yo estaba. Traía cara de avergonzada. El bikini blanco apenas tapaba los pezones de mi madre dejando gran parte de sus tetas al descubierto. Se había cogido dos coletas en su pelo y se había puesto unos pendientes largos que realzaban su belleza. Tenía las manos en su entrepierna y me dijo: “Amor, es demasiado pequeño, no me tapa casi nada y no sé si me queda bien”, me dijo. Le quité las manos de la entrepierna y comprobé que la braga del bikini era pequeñísima, apenas un triangulito de tela que cubría sus labios vaginales y que por detrás era un fino cordoncito de tela que se le metía por los glúteos dejando todo el culo de mi madre al aire. Tan pequeño era el bikini que a mamá se le salían los vellos por los lados y por la parte superior no tapaba parte de su bosquecito vaginal. “No te preocupes mi amor”, le dije, “esto tiene arreglo”. “Dame mi bañador que voy a cambiarme al baño y vuelvo”, “date un baño en la piscina y verás como arreglamos eso, mi amor”.
Me fui a cambiar y me puse el bañador. Yo había elegido uno súper pequeño también y blanco, como el de ella. Volví con mi bañador puesto y mi neceser en la mano. Mi madre al verme apreció el bulto de mi entrepierna. “Salte del agua bebesota”, le dije. Mi madre salió de la piscina y la tela del bikini mojado y blanco transparentaba los que había debajo de él. Los pezones se le veían perfectamente y la braga del bikini mojada dejaba traslucir el vello púbico del coño de mi madre. La invité a tumbarse en la hamaca. Estaba preciosa con ese bikini y esas coletas que se había cogido en el pelo. Mi madre, a pesar de su edad tenía el cuerpo como las bebotas de hoy en día. Culo gordo, buenas piernas, tetas gordas. Lo que le faltaba era que lógicamente no tenía la cintura estrechita, eso a su edad ya era difícil y tenía barriguita propia de su edad. Se tumbó bocaarriba y me puse sentado a su lado.
“Ábreme las piernas nena”, le dije guiñándole el ojo. Mi madre abrió las piernas. El bikini se le había mojado y se le transparentaban los pelos negros de su coño. A su vez se le salían por los lados unos poquitos y por la parte de arriba también. Cogí mi neceser y saqué una cuchilla de afeitar, justo la que había usado para mí esta misma mañana. Mi madre guardó silencio y no dijo nada. Llevé mis manos a su rajita y corrí un poco el bikini hacia dentro en una de sus ingles. Sujeté la tela con una mano y con la otra llevé la cuchilla a su ingle y comencé a afeitarle eses vellos que le salían por los lados. Al tener el vello húmedo resultaba bastante fácil afeitarla y terminé con una de las ingles enseguida. Repetí la operación en la otra ingle dejándosela limpia de vello y continué ahora afeitándola por la parte superior hasta que conseguí que nada de vello saliera por fuera del pequeño bikini. El bikini era tan pequeño que se secó rápidamente del agua de la piscina, pero ella tenía una manchita húmeda en la braguita. Mi madre había vuelto a lubricar y manchó la braga de sus flujos excitada por lo que acababa de ver, a si hijo afeitándole los vellos de su coño.
“Ya está mi amor”, le dije. “Has quedado divina mamá. “Ahora si que pareces una bebesita guapa”. “Ponte de pie que papito te vea”. Mi madre se puso de pie y yo me tendí en su hamaca. Ella estaba preciosa con ese bikini, se le salían las tetas por todos lados. Imposible para tan poca tela sujetar ese par de melones. Tenía toda la barriga al aire. Ella solía llevar bañadores que tapaban su vientre y verse así enseñando las partes de su cuerpo de esa forma la estaban avergonzando por una parte y excitando por la otra. Ahora si se le veía bien que tenía la braguita mojada, tenía una manchita de flujo y el bikini se le había metido por dentro de los labios vaginales.
”Date la vuelta nena, enséñame como te queda ese bikini por detrás bebesita”, le dije: Mi madre se giró y pude ver como se le metía el fino cordón de la braga por su culo, dejando sus glúteos blancos totalmente expuestos.
“Mmmmmm mi amor,qué guapa estás,que bebesota tan bella tengo para mí, me encantan las coletas que te has cogido en el pelo pareces una jovencita amor,una bebesita traviesa…….a ver………enséñame como mueve el culito mi bebé, mmmmm,enséñale a papi como mueves el culito nena……….”
Mi madre comenzó a mover su culo despacito y de forma muy sensual. Poco a poco fue ganando confianza y sus movimientos eran más obscenos. Se ponía las manos en la nuca y meneaba el culo empinándolo hacia arriba y se agachaba mostrando su coñito gordito. La verdad es que lo hacía cada vez de manera más sensual. Verla así culeando para mí me puso la polla enorme y dura. Me bajé el bañador y me empecé a hacer una paja a la salud de mi madre. “Date la vuelta nena”, le dije. Ella se volteó y me vio meneándome la polla. “Muévete nena, sigue bailando para mí”. Ella se movía de forma muy sensual. Las tetas se le salían del bikini y la tripa de mamá se balanceaba para todos lados. La braga se le metía por la raja del coño y la mancha de flujo ya era enorme. Yo la miraba mientras me pajeaba y la dije: “Ven aquí”, ella vino y se quedó al lado de mi hamaca. La toqué el culo y las nalgas y tiré del hilo de la braga hacia arriba metiéndoselo por el coño en la parte delantera. “Arrodíllate bebesota”. Mi madre se arrodilló a mi lado y saqué las piernas de la hamaca para que se pusiera entre ellas. “Ponte las manitas a la espalda nena”, le dije, “y ven aquí”. Mi madre entendió perfectamente lo que tenía que hacer y agachó su cabeza en mi entrepierna y comenzó a comerme la polla. Tenía las manos en su espalda con lo cual era un trabajo exclusivamente bucal el que me estaba ofreciendo.
“Mmmmmm siiii, asiiiiiii, cómeme la polla como una bebesota mamá, mmmá, asíiiiiiii,mmmmmm,muy bieeennnnn,eso es chúpame la polla,mmmmmm,siiii mamá asíiiiiiii…….mmmmmm…….que guapa está mi nena con ese bikini, mmmmmmmm asiiiii chupa…….mmmmm…..chupa……”
Cogí a mi madre de las dos coletitas y comencé a follarle la boca sujetada por el pelo. Tiraba de las coletas hacia mí y a su vez empujaba mi pelvis metiéndole la polla en la boca follándomela.
“Así se le folla la boca a una bebota como tú mamá. Así de le da polla a una tragona como tú. Ven aquí que te folle la boca. ¿Te gusta? ¿Te gusta que te folle la boca?” Evidentemente mi madre no contestó. Le estuve follando la boca a conciencia hasta que paré y le saqué la polla.
“Levanta del suelo y vente aquí”, le dije. Me levanté de la hamaca y la puse sobre ella a cuatro patas. Me puse detrás de ella y aparté el bikini dejando el coño de mi madre expuesto. La cogí de las caderas y apreté la polla contra su coño penetrándola enseguida. Empecé a tirar de ella hacia atrás y yo a empujar mi polla dentro de ella. La follada estaba siendo bestial. La solté de las caderas y la sujeté de las coletas de nuevo y di algunos pollazos duros, lo que provocó que no aguantara más y empecé a correrme. “Siiiiii, siiiiii, siiiiii, por dios que gusto mamá,ahhhhh,ahhhhh .No aguanté más y comencé a correrme en el coño de mi madre. Le solté 6 ó 7 chorros de semen mientras la tenía bien sujeta del pelo. Mi madre jadeaba cachonda perdida.
Cuando terminé de correrme la solté de las coletas y me salí de ella. Mi madre cayó sobre la hamaca y yo me puse de pie. “¿Nos damos un baño nena?”, le dije, y nos metimos los dos en el agua a terminar de calmar nuestras respiraciones. Pasamos un día estupendo de piscina, cada día estoy más gusto con mi madre, no quiero que esto termine nunca. La amo.
Espero que os guste y disfrutéis con el relato. Gracias por leerlo.
Yo deceo ser tu Nina igual
Pues cuando quieras sentirte como se sintió mi madre conmigo y ser mi bebota por mi encantado..te vas a mear mear delante de papi como lo hizo mi madre…..yo también tengo ganas de conocerte y de hacerte disfrutar.. te quiero hacer temblar de piernas bebota……