Aeromoza contratada PARTE III – Vuelo con el jefe
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Al día siguiente de mi aventura en la playa no me podía mover. Pedí una consulta médica y el doctor dijo que ambos agujeros necesitaban 3 días de descanso, me dio unos óvulos y unos supositorios para la irritación y unos analgésicos. Por supuesto, tuve que pagar y tragarme todo su semen, además de dejarlo hacer una rusa en mis senos.
A mediodía me sentía mucho mejor, tenía programada una simulación de vuelo esa tarde en una cabina y mis entrenadores estaban molestos de no poder hacer una completa, ya que sólo podían fingir. Esa fue con un par de camaradas y dos entrenadores que hacían de "clientes".
Cuando acabó, llegó mi entrenador, nada más lo vi y me empecé a mojar, lo cual dolía por la irritación que tenía y, en consecuencia, más me mojaba. 3 días sin ser penetrada eran un castigo mucho más grande para mí que para todos los que deseaban descargarse conmigo. Chupé su polla hasta saciarlo unas 3 veces, lo extrañaba tanto. Una vez que nos hubimos saciado mutuamente, procedió a darme latigazos como parte de mi castigo del día anterior por haberme corrido sin permiso. Sentía un calor inusual en los mismos, y el dolor en mi concha se estaba volviendo insoportable. Me preguntaba qué iría a hacer si generalmente me penetraba después de los mismos y, para mi mayor tormento, no hizo nada.
Caliente y mojada, hizo que me vistiera con mi uniforme de azafata, me puso una cadena la cuello y me obligó a salir a gatas de mi búngalo. La falda me impedía mover las piernas correctamente. Cruzamos la explanada y llegamos a un búngalo donde no había entrado antes. Al parecer era de una de las dirigentes del consorcio.
Cuando ésta me vio, dijo "OK Puta enferma, vas a lamerme el coño por la siguiente media hora, más te vale hacer un buen trabajo". Se sentó en una silla, abrió las piernas, me indicó que me hincara, ató mis manos a la espalda y me ordenó que empezara. Nunca había estado con una mujer, fuera de aquel día en el vuelo que me trajo. No sabía por dónde empezar. Tomó un plumín y me apretó el pecho con él, el dolor se hizo insoportable. "Vamos, no te quitaré la presión hasta que me provoques un orgasmo". Comencé a lamerle los labios y a introducir mi lengua lentamente, aplicando un poco de succión. Poco a poco la presión en el pecho fue cediendo y sus brazos se fueron debilitando. Con sus manos me fue dirigiendo y haciendo señalamientos. Mi lengua estaba muy cansada, pero seguí lengüeteando hasta que oí un rugido enorme. Entonces llamó a mi entrenador y salimos. Yo ya no aguantaba, mi humedad se transmitía a mi falda. Salimos y nos dirigimos a un búngalo más grande.
"Amelia, apenas llevas una semana con nosotros y ya tienes una reservación a tu nombre. Un cliente quiere volar contigo tan pronto termine tu entrenamiento, en una semana. Tenemos que apurarnos, necesitamos hacer un estudio fotográfico para el catálogo y tienes que completar 5 simulaciones y un vuelo de práctica. Dado que no puedes ser penetrada por ahora, tomaremos las fotos en uniforme y en traje de esclava". En 4 días tomaremos las fotos de tus agujeros siendo penetrados y, tan pronto acabemos, saldrás en un vuelo de práctica por los siguientes 3 días".
Todo se estab a volviendo muy rápido, cómo que ya tenía una reservación? quién era el famoso cliente que había solicitado mis servicios sin siquiera verme en el catálogo? "Ah," me dijo, "parte de tu castigo es que no puedes correrte hasta que te penetre, en la próxima sesión de fotos. Pondremos una cámara en tu búngalo para vigilarte en tus ratos libres". 4 días de tortura!!!! la sola idea de estar tan expuesta a tanta polla y no poderla utilizar me enloquecía, era verdad que me había convertido en una reverenda puta.
La sesión de fotos empezó muy inocente con el uniforme puesto, parecía que fotografiaran a una modelo, me tomaron caminando, sentada, sonriendo, con mi pelo recogido, suelto, de espaldas, etc. Luego prendieron la luz negra y mi bra inmediatamente brincó a la luz, dándoles otras cuantas tomas. Luego mi entreno ya no veía al fotógrafo, deseaba a mi entrenador más que nunca y simplemente accedía a lo que hacía conmigo. Fue quitánome el resto de las prendas y me dejó en mis sandalias de tacón alto, liguero y guantes largos de piel atando mis manos a la espalda. Me pedía que subiera y bajara la cabeza, volteara, etc. Me puso en 4 patas con la cadena. Mis agujeros chorreaban, por lo que había que estarme limpiando constantemente. Mis pezones duros decIan todo lo que mi cuerpo expresaba. Luego se puso a darme latigazos mientras el fotógrafo seguía haciendo tomas.
Los días siguientes, la tortura siguió. Más aun que la última simulación duró 12 horas e incluyó a 2 entrenadoras, las cuales se portaron sobredemandantes, además de que en la simulación muchas cosas se descomponían y teníamos que estar atentas a actuar en casos de emergencias. Ese día no vi a mi entrenador, quien andaba divirtiéndose en la playa flagelando a otras putas, para mis ya elevados celos.
Finalmente el día del segundo estudio fotográfico llegó. No había caído en cuenta que tenía que partir esa misma tarde en un vuelo de prácticas y que no vería más a mi entrenador hasta que llegó a recogerme temprano al búngalo. Me devoré su polla y con ternura me masajeó mi clítoris, prohibiéndome correrme. Lo llenó de besos y me dijo que iba a extrañarme, que era su putita consentida. Yo quería que me cogiera en ese momento y cerrarme al mundo, quería quedarme con él y renunciar en ese momento, quería entregarle todo lo que tenía y que ese pequeño rato de intimidad nunca se terminara. Ese día no me castigó. Me pidió que me desnudara completamente y me cargó, salimos del búngalo y llegamos al estudio fotográfico. El fotógrafo pidió pago por adelantado y tuve que darle una mamada. Una vez satisfecho y listo para concentrarse, mi entrenador me puso en cuatro patas y comenzó con latigazos, yo lloraba, más del dolor interno que del externo. Entonces, sin previo aviso, tomó un vibrador, lo introdujo en mi coño y me introdujo su pija en mi culo. Di un grito de éxtasis, alcancé a oir que mi entrenador dijo: "eres libre de correrte cuando quieras". Las lágrimas salían con cada embestida, un cúmulo de sensaciones se apoderaron de mí, comencé a correrme casi inmediatamente. Calculo que estuvo cerca de 25 minutos embistiendo y que tuve unos 4 o 5 orgasmos consecutivos.
Luego vinieron otras tomas con mi coño y mi culo chorreando semen, abiertos, otras posiciones, hubo que traer otro entrenador a follarme porque el mío estaba agotado. 3 horas de folleo y fotos después, me llevó a mi cuarto, me dijo que me alistara, que salía en un par de horas. Había un uniforme nuevo y una valija lista. Me dio un beso en la frente y me dijo: "Ya eres una puta sumisa. Obedece siempre".
Mi corazón palpitaba fuertemente, pero no me podía dar el lujo de llorar o esperar, tenía que estar lista. Me di un baño largo, salí, me puse mi uniforme nuevo, el cual, para mi sorpresa, era color rosado desde las sandalias, sin ropa interior, me maquillé de acuerdo a como me habían enseñado y recogí mi cabello en una red, para ponerme una cofia rosa. Todas mis cosas habían sido ya recogidas. Salí de mi búngalo y me dirigí al hangar. El avión era más pequeño que el anterior, pero gracias a los simulacros, sabía dónde estaba todo. Aun no sabía quién sería el cliente, tenía que ser alguien del consorcio, ya que era un vuelo de práctica. Tampoco sabía adónde iría ni cuánto tiempo estaríamos en el aire.
El piloto me mandó llamar. Primero me pidió una mamada, lo cual al parecer es tradición y tengo que hacerlo en todos los vuelos. Luego me dio el intinerario y los pasajeros. Cuál va siendo mi sorpresa al ver el nombre del presidente de la compañía!! Ciertamente me había follado una vez, lo cual era requisito a inicios del contrato, pero nunca me imaginé que fuera él quien se encargara de mí. Las indicaciones incluían recibirlo como cualquier otro vuelo, prepararle un martini seco y darle una mamada durante el despegue. El otro pasajero era su esposa!! Y yo era la única azafata!
Mi sorpresa fue aun mayor cuando llegaron y la esposa resultó ser la entrenadora que me había exigido comerme su clítoris. Me sonrojé cuando llegaron al avión. "Amelia, no puedes sonrojarte, tienes que ser profesional". Fue lo primero que me dijeron. Asentí, inmediatamente después me dispuse a prepararles sus bebidas, ella quiso un cosmopolitan. Los serví en una charola.
Una vez que me aseguré que ambos estuvieran en sus asientos con el cinturón puesto, me dispuse a atarme las piernas al piso para estar segura durante el despegue, de rodillas frente a quien sería mi amo por los siguientes tres días. Iríamos a Bermuda, aterrizaríamos en 3 horas.
El avión comenzó a despegar y yo comencé el ritual de desabrochar su cremallera y descubrir su polla. No la recordaba pues no la había visto, aunque ya la había sentido. Comencé a lamer y a succionar mientras el avión se movía y tomaba velocidad, justo cuando despegó, mi nuevo amo derramó toda su leche dentro de mi boca. Me tragué el semen y bajé la cabeza, esperando a que tomáramos altura para poder levantarme. Mi amo de inmediato abrió la blusa y comenzó a acariciar mis senos. Yo ya había comenzado a mojarme y la humedad era visible en mi pequeña falda rosada. Lloraba en silencio, extrañando a mi querido entrenador. Obedece, recordaba.
Finalmente obtuvimos altura y mi amo ordenó un filete sirloin, una alcachofa con dip de mantequilla y un par de huevos endiablados, mi ama ordenó pavo horneado, caviar y queso brie. Me dirigí a la cocina y comencé a preparar todo. Al cabo de un rato regresé, instalé sus mesas y serví. Me pidieron entonces que me sentara en la silla transparente con las piernas abiertas mientras comían. A los 20 minutos, entramos a una zona turbulenta y tuve que abrocharme el cinturón, en cuanto el avión se estabilizó, me pidieron que me pusiera en cuatro patas y abriera bien. Entonces mi amo se levantó, se acercó y me metió la pija en el coño, mientras mi ama me pedía que le volviera a lamer el suyo. Yo aun tenía mucha energía acumulada, pero intenté concentrarme y complacer a mi ama, quien se contorsionaba de placer en su asiento entre mi lengua y la vista de su marido follándome. Su sincronía era increíble, ambos se corrieron al mismo tiempo, como si yo hubiera sido simplemente un canal de comunicación.
Cuando acabó, se dio cuenta de que mi culito andaba necesitado, así que se dispuso a penetrarlo también, no sin una mamada previa por parte de su esposa. Ésta se dispuso a quitarme la ropa y azotarme mientras yo contenía la pija de su marido, como una manera de castigarme por hacerla cuernuda. Mi amo me dio permiso de correrme y empecé a temblar. Entonces mi ama tomó uno de mis pezones y lo succionó mientras sobaba su concha con su mano.
Llegó al poco tiempo el momento de descender. Inmediatamente me vestí, fui por ropa interior al clóset y me até para el aterrizaje, esta vez comiéndome el sexo de mi ama, que me empezaba a gustar. Una vez en tierra firme, tomé mi equipaje, que contenía mi pasaporte. Hamilton estaba mucho más fresco, de manera que requerí una pashmina. Una limo nos recogió y nos llevó a un hotel, done yo mi amo tenía una suite de dos recámaras reservada. Me dieron el resto de la noche libre, pero al día siguiente teníamos mucho que hacer………
Menos lo lésbico me gustó