Amargo y Salado parte II
Tratando de poner mí enorme cantidad de experiencias, decidí que esta sirve a manera de continuación de la primera aventura con mí hermano. Me había hecho adicta al esperma, pero aún era muy joven para entenderlo. Por ende lo que sigue es el relato de lo que yo considero el segundo gran paso que me .
Seis meses habían pasado desde que había probado esperma por primera vez. Y no cualquier esperma, ni más ni menos que el de mí amado hermano Damián. Y durante ese lapso de tiempo, era normal que casi todas las noches me invitara a su cuarto a saborear su semen. Al principio solo se masturbaba mirándome, pocas veces se animaba a tocarme, salvo alguna caricia en mis piernas o en mis pechos. Pero con el paso de las semanas, y al ver qué yo mantenía todo en secreto como se lo prometí, el se animó a más, a mucho más.
-Ahhh, ahhh,ahhh!- yo hacía lo imposible por no gritar, pero mí hermano entraba tan fuerte dentro de mí cola, que el dolor era casi insoportable.
-Shhhhh!. Cállate Melanie. No ves que nos van a escuchar!-.
Había cierto enojo en su voz, pero aún así no se detenía.
-Es que me duele hermano-. Le dije yo, en susurros.
-Bueno, aguanta que ya casi término y te llevas tu premio-. Me respondió. «Todo sea por ese delicioso néctar que brota de su pene» pensaba yo, y me mordia los labios, fruncía el seño y cerraba fuerte los ojos, dispuesta a aguantar.
Damián siempre que me lo hacía, lo hacía por atrás. Mí vagina se mantenía con la «telita». El decía que no quería sacarme la virginidad tan joven. Más tarde entendí porque.
-Ahhh,ahhhh,ahhhhhh!- grito mí hermano, en silencio. Pronto sentí, su pene bombear dentro de mí ano. Mí decepción se hizo evidente, lo único que yo esperaba de el, lo había dejado en mí cola. Me había quitado el privilegio de saborearlo. Era la primera vez que no me lo daba en la boca.
-Ahhhh, hermanita, que ganas de llenarte ese culito que tenía!-. Dijo.
-Pero Damián, si vos sabés que yo lo quiero en la boca. Por qué hiciste eso?-. No pude evitar cierto grado de enojo en mí cuestionamiento. Su pene seguía bombeando lento dentro mío.
-Bueno princesa. Tenés una colita hermosa, siempre te lo hago por atrás y nunca te la llene de leche. Hoy lo hice, ya fue-. Me contestó.
-Cuidado cuando la saq… Ayyyyy!!-. Mí hermano desenterró su pene de un solo movimiento. Eso me dolía mucho y el lo sabía, aún así lo seguía haciendo. -Sos un bruto!-. Le dije enfurecida.-Encima no me diste esperma hoy!-.
-Bueno que llorona que estás ultimamente pendeja ehhh!-. Dijo.
-Chupa esto dale-. Y se estiró la piel del pene hacía arriba, estrujandolo para que de la punta brote una última gota de néctar blancuzco. En menos de un segundo, me encontraba lamiendo su glande. Estaba lejos de parecerse a las descargas a las que el me tenía acostumbrada, pero era algo.
-Bueno ya está nena. Que más querés?-. Dijo y aparto mí cabeza con su mano. -Andate a tu cuarto dale. Fíjate que nadie te vea-.
Por primera vez mí hermano me dejó con ganas, me trató mal y no me beso antes de mandarme a mí habitación.»Será que se está cansando de mí?».
-Amiga no sabes qué rica pija que me chupé anoche-. Me decía Ezequiel mientras bajábamos al recreo. Ezequiel era mi amigo y mi confidente, yo le contaba todo, todo. Si bien él tenía 4 años más que yo, compartía mi pasión por el esperma dado que era homosexual. Y además,teníamos en común, que los dos habíamos probado por primera vez el semen de nuestros respectivos hermanos. Algo que era muy importante,tanto para él como para mí, porque no cualquiera entiende esa experiencia.
-Ay contame todo amigo-. Le dije. La gran diferencia entre él y yo, es que él había probado muchos más sabores que yo. Por eso aunque a veces sentía envidia de sus aventuras, lo cierto,es que al final terminaba disfrutando mucho de las cosas que me contaba.
-Nada,fui a bailar. Y al ir al baño del boliche me encontré con el chabón que cuida y limpia los baños… y en eso que va y que viene me hace unos ojitos Y viste que yo no soy muy difícil. Agarré viaje y nos metimos a uno de los baños, no sabes lo lindo que fue!-.
-Jajaja. Te dio la leche?-. Pregunté.
-Obvio nena! con quién te pensás que estás hablando?!-. Me contestó irónico. -Fuerte y amarga pero riquísima!!-.
-Ay cómo te envidio amigo!. A veces muero de ganas de hacer las cosas que vos haces. Pero no me imagino haciendolo con otro hombre que no sea mi hermano-.
-Ay,mi amor. Estás re enamorada!-. Dijo.
-No sé qué onda, encima últimamente me trata re mal-.
-Cómo mal? Que te hace?-. Pregunta Ezequiel.
-Nada,me lo hace por atrás. Y si bien a mí me encanta, él sabe que si lo hace muy fuerte me hace doler, y aún así, cada vez lo hace más fuerte-.
-Ay bueno amiga, tranquila. Vos porque sos nuevita, pero créeme que ya te vas a acostumbrar, y apenas huelas una pija parada, se te va a abrir sola la colita. Te lo digo por experiencia jajaja-. Dijo Ezequiel sonriendo, y apoyando su mano en mi hombro.
-No,es que eso no es todo. Anoche ni siquiera me la dio en la boca. Me llenó la cola y me mandó a mi cama!-.
-Así son los tipos amiga. Ya te vas a acostumbrar-. Dijo Ezequiel,mirándome de una forma extraña. -Igual,creo que tengo una solución para tu problema-. Me dijo.
-Qué solución?-. Pregunté yo. -Vos decís que no te imaginas haciéndolo con otro hombre?!-. Pregunta Ezequiel.
-No amigo, ese es mi gran problema-. Respondo.
-Y si solo vieras la pija?-. Preguntó.
Al otro día, arreglamos para encontrarnos en el estacionamiento de un hipermecado que queda a algunos kilómetros de mi casa. Tanto mi mamá como mi papa, se quedaban tranquilos cuando sabía que yo salía con Ezequiel. Pero la realidad, es que ni yo sabía a qué iba ahí. Ezequiel solo me dijo que lo siga, que no me iba a arrepentir.
Una vez que nos encontramos entramos dentro del hiper y nos dirigimos a los baños.
-Amiga, me tenes que seguir al baño de hombres-. Me dijo.
-Queeeee?!-Le contesté yo. Sin entender por qué me estaba pidiendo eso. -Vos haceme caso y seguime. Solo tenemos que esperar que no haya nadie para que no te vean entrar-. Confieso que la propuesta me llamó la atención. Siempre quise entrar a un baño de hombres y la sensación de peligro era atractiva. Así que lo seguí sin poner demasiados pretextos. Despues de esperar algunos minutos, no hubo más gente en el pasillo. De un tirón, mi amigo me agarró del brazo y me metió al baño. El lugar está bastante sucio y había mucho olor a orina. Yo solo pensaba que si llegaban a ver a un chico de 16 años con una nena de 12, en el baño de hombres ibamos a tener muchos problemas. Por suerte no había nadie en el momento que pudiera ser testigo de nuestra incursión.
-Métete acá rápido!-. Me dijo Ezequiel, abriendo la puerta de un cubículo. El espacio era pequeño para los dos, por lo que tuvimos que apretujarnos, y encima el inodoro nos quitaba lugar. Era lo más sucio que había visto en mi vida, las paredes eran de madera y estaban todas sucias y escritas con diferentes frases ordinarias y diferentes números de teléfono, la mayoría de ellos venían acompañados de una frase que decía: «chupo pija gratis». Pero lo que más me llamó la atención es que en una de las paredes había un agujero en el cual si uno se arrodillaba podía ver quien estaba en el otro cubículo.
-Qué hacemos acá nene?- pregunté.
-Shhhh. Hace silencio amiga, y quédate tranquila que pronto va a venir un regalito para vos!-. Me dijo Ezequiel mirando atento el agujero que había en la pared.
De repente se escucha que alguien entra al baño. Ezequiel solo se pone el dedo en los labios haciéndome entender qué había que hacer silencio. Por el sonido, pude adivinar que la persona entro en el cubículo de al lado nuestro, justo el que da al agujero de la pared. Pasaron solo unos segundos Cuando por el mencionado agujero se asoma un pene. Estaba dormido y era bastante pequeño, tenía mucho bello arriba y por debajo en los huevos. El color de su piel era oscuro y estaba bastante percudido, aún así mi boca comenzó a salivar casí instantáneamente. Era la primera vez que veía en vivo otro pene que no sea el de mi hermano. Mi corazón empezó a latir fuerte y retumbo en mi pubis. Ezequiel se acercó mi oído y en voz muy baja me dijo:- Es tuyo amiga, disfrútalo-. Yo le respondí:-Vos estás loco? Qué me estás pidiendo?-. Enseguida él pone una mano sobre mi boca y me dice:- Cállate estúpida! y dale! Que si no lo haces vos lo hago yo-. De repente, del otro lado se escucha:-Y?!, lo vas a mamar o no?-. Era la voz de un hombre grande y en un tono bastante agresivo. -Sí mi vida. Ya estoy-. Dijo Ezequiel. Y antes que yo pudiera darme cuenta,me hizo un lado,se arrodilló, y empezó a mamar ese pene de una manera salvaje. Yo me quedé petrificada, viendo cómo ese tronco se endurecía en la boca de mi amigo. Pronto ese miembro se empezó a poner brillante por su saliva, y note que sus venas se hacian mucho más visibles. Del otro lado solo se escuchaban pequeños gemidos, mientras tanto Ezequiel, en ningún momento sacaba esa pija de su boca.
-Ahhh, que buen putito mamador que sos!-. Dijo la voz del otro lado. Sin darme cuenta, noté que mi mano derecha se había metido en mi entrepierna. Mi ropa interior se humedecio de una manera en que nunca antes lo había hecho. Nuevamente, la envidia me invadía quería ocupar el lugar de Ezequiel. Pero esta vez, las cosas eran diferentes, esta vez sí podía hacer lo que hacía él. Nadie me veía y yo no veía a nadie. No había una cara a la que mirar, solo un pene que estaba dispuesto a darme todo su esperma.
Mi amigo pareció adivinar mis intenciones. Solo se sacó ese pene de la boca para decirme en voz baja:-Es tu turno amiga!-.
Qué cosa más deliciosa fue meterme a ese glande a la boca. Por el olor y el sabor podía notar que era,higiénicamente, más descuidado que el de mi hermano. Pero eso me excitaba aún más!. No pude resistir la tentación de meterme sus huevos entre los labios, Los besé y los sorbí suavemente con mucha ternura. Muchos de los pelos que adornaban sus genitales,se iban quedando pegados en mi lengua, entre mis dientes y en toda mi boca en general. Pero era un nuevo sabor, era una nueva sensación. Esta vez tenía la seguridad de que no me iban a engañar. Una persona venía a darme esperma y yo venía a comermelo. No me importaba quién era él, ni a él le importaba quién era yo, solo nos importaba darnos lo que queríamos.
Los gemidos del desconocido bajaron su intensidad. Se notaba que la ternura de mi boca lo estaba transformando.
-Ahhh siii… que bien que te comes los huevos putito!-. Se escuchó del otro lado. En un primer instante, la oración me cayó mal, me hizo recordar que el desconocido pensaba que yo era un hombre. Eso me hizo detenerme por un instante y mirarlo Ezequiel, pero él me advirtió que siga en silencio. Yo continúe con mi dedicada labor, al fin y al cabo iba a recibir lo que quería.
Pronto el desconocido comenzó a bombear a través del agujero, haciéndome acordar a los movimientos que hacía mi hermano cuando estaba dentro mío. Con la diferencia de que el desconocido no me hacía doler. Mi boca aguantaba los embates de otra manera. Al percibir sus movimientos, yo lo correspondí acercando a mi rostro lo más que podía al agujero, permitiéndole así llegar muy profundo dentro de mi boca, o al menos lo más profundo que la madera que nos separaba permitía. En 2 o 3 oportunidades sentí reflejos de arcadas provocadas por ese glande, explorando zonas de mi garganta que aún no habían sido exploradas. Aunque eso no sería nada, comparado con las sensaciones que viviría momentos más tarde.
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