aprendiendo…1 parte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por amaia.
Iba esperando encontrar solo a un hombre de 50 años, 18 años mayor que yo, en plena decadencia por todo lo que habíamos conversado antes de nuestra cita, durante unos meses mantuvimos comunicaciones al principio semanales, luego con más frecuencia, hasta que llegó un momento en el que el controlaba cada una de mis horas, sin importar si interrumpía mis labores diaria.
Su insistencia para nuestro encuentro me hizo entender que solo una verdadera emergencia requería mi presencia en aquel lugar que aún no conocía, me dispuse a viajar muy temprano, mi idea era regresar ese mismo día por la tarde a mi ciudad, que solo quedaba a unos cuantos kilómetros, decidí vestir cómodo, unos jeans, una blusa sencilla , zapatillas y un sueter para el frio, mi mochila y listo, no quería que confundiera algún arreglo extra con ganas de seducirlo, no era mi intención, recogí mi cabello y así me fui hasta el terminal, en pocos minutos subía a un autobús lleno de gente que seguramente iba a sus trabajos, algunos estudiantes, y otros que realizarían diligencias en la otra ciudad.
En silencio y con un poco de morbo observe como la pareja que estaba en los asientos diagonales retozaban y jugaban, el de repente la besaba con verdadero deseo y ella lo apartaba apenada porque la gente los miraba, más adelante él jugaba pasando la mano por su pierna , y al adentrarnos más en el camino y la gente dejarlos de ver, yo que no les podía quitar la mirada lo vi rozar su vagina, a través del pantalón, mientras ella se estremecía y hacia ademanes para alejarlo, pero sin una verdadera intención, muchos dormían en el camino, pero yo simplemente no podía estaba intentando pensar lo menos, aunque la pareja lograba sacarme más de una sonrisa, y en cierto momento del trayecto, hasta humedecerme…
Le avise a mi cita que estaría llegando al terminal en unos pocos minutos, no tenía idea de su ubicación , ni si estaba lejos y me tocaría esperarlo, para mi sorpresa me respondió que esperaba por mi desde hace un rato, el encuentro fue incomodo, ya nos habíamos visto un par de veces por cámara y habíamos intercambiado muchas fotos, pero nada supera la realidad, en persona se veía mucho más joven que en las fotos, no sabía que era tan alto, y tan bien conservado para su edad, nos saludamos con un beso más bien frio, esos que son cachete con cachete y en el que solo haces el sonido, me indico donde estaba su carro en el estacionamiento y me subí a la historia más excitante de mi vida.
Le pregunte como seguía, con la intención de romper un poco el hielo, y restar un poco de la tensión, el solo respondía con frases de pocas palabras, a medida que transitábamos por la ciudad y yo seguía hablando , más por nerviosismo que por otra cosa , el seguía limitando sus respuestas, pero ahora sonreía, y eso me tranquilizo un poco, rodamos bastante, vivía en una de las mejores zonas, pero bien alejada, en un edificio muy moderno, en lo alto de la colina, en ese momento me arrepentí de haberme vestido tan simple, pero bueno, lo hecho, hecho esta, el también estaba cómodo, unos jeans, unas sandalias y una chemise, sin ninguna pretensión , bajamos del carro y justo al entrar al edificio estaba el portero, me presento como una sobrina (me acorde tanto de “mujer bonita”) sonreímos de manera cómplice, creo que él pensó en la misma película que yo.
Vivía en el pent-house, sin embargo no habían mayores lujos, eso sí, todo extremadamente limpio y organizado, y con una vista que daba a la ciudad, me encanto darme cuenta que era el edificio más alto y la visión y privacidad estaban garantizadas. Me invito a tomarme un jugo y a que me pusiera cómoda, que me quitara los zapatos, y dejara el bolso en la habitación.
Cuando entre a la habitación me llamo la atención ver dos batas de baño sobre la cama, y una caja negra sobre la mesa de noche, pero no hice ningún comentario, volví a la cocina y el preparaba algo para desayunar, aún era muy temprano, le comente sobre la pareja del autobús y le causo mucha gracia, me dijo en un tono poco amable que prefería que cuando estuviéramos a solas llevara el cabello suelto, y el mismo me quito la coleta, lo olio, y me dijo “mucho mejor, así me gustas más muchachita”.
Comimos con prisa, en el desayunador, sin mucho protocolo, hasta ahora solo me había tocado cuando nos saludamos y cuando me soltó el cabello, me tomo de la mano y me llevo hasta la habitación, me quito la ropa y la iba doblando como si fuera un ritual, y lo hacía de forma intercalada, quitaba mi blusa y luego su chemise, mi pantalón y luego el suyo, mi brassier y panty y luego su bóxer, me impresiono ver el tamaño de su pene, que estaba aún dormido, el sonrío al ver mi vello púbico con forma de corazón, lo bordeo con su dedo, cosa que hizo un efecto húmedo inmediato.
Era un baño bastante grande, como todo el apartamento, entramos a la ducha, y tenía un asiento, el tomo una esponja y se dispuso a bañarme, froto mis senos, mi espalda, entre mis nalgas y mi vagina, lavo mi cabello, y me invito a sentarme en el asiento mientras el hacía lo propio, mis pezones estaban tan duros que dolían y su pene empezó a despertar, se acercó un poco y fue inevitable lo quería tocar, comer, tragar, pero en el primer intento una bofetada fuertísima me saco de lugar, “todo lo controlo yo, y tú solo me tocaras cuando yo te lo exija, desde ahora soy tu amo, y tú eres mi puta perra, no tienen derecho a querer nada, harás todo a mi gusto y placer” . Aunque la mejilla me ardía y mis lágrimas brotaron, no me atreví a sobarme, me aterre sinceramente, pero fue mi decisión.
El siguió duchándose como si nada, y se empezó a masturbar, cada vez su pene creía más y más, se acercó a mí y con sus dedos abrió mi boca, metió su pene erecto y gigante y empezó a bombear, al principio de forma suave, sostenía mi cabeza para marcar el ritmo, y de vez en cuando tapaba mi nariz y llegaba a lo más profundo de mi garganta, cuando veía que se me dificultaba respirar, soltaba mi nariz y sacaba un poco para que yo tomara aire de nuevo, esto duro unos diez minutos, me hizo que me levantara y subiera al primer escalón del asiento ya que él era mucho más alto que yo, me puso de espaldas a él, tomo mis brazos con uno delos suyos, haciéndome una especie de llave de esas que usan los policías, y con la otra acerco mi cadera a la suya, apuntando con su falo a mi ano, introdujo primero su cabeza, y luego con la misma mano que tenia antes en mi cadera, tapo mi boca para introducir de un solo golpe todo su pene
El dolor fue muy intenso , pensé que me desmayaría, ahogue mi grito por miedo más que por otra cosa, corría un hilo de sangre por mis piernas, y las lágrimas no me dejaba de brotar, y aunque mi ano latía, el dolor empezó a ceder a medida que le bombeaba más y más y el placer apareció, él ahora me tomaba de las muñecas y me hizo inclinarme un poco hacia delante, lo que le daba un ángulo mucho más cómodo para cogerme, a estas alturas sacaba todo su miembro y lo introducía de un solo golpe hasta que acabo dentro de mí, sentí como su leche llenaba mis entrañas y mi humedad se confundía con las gotas de agua que aun caían de la ducha.
Me dijo que si quería que me quedara un rato más en la ducha, que saldría un momento y que cuando volviera me quería encontrar desnuda , termine de ducharme, mi culo estaba muy adolorido, lo lave con cuidado, y le coloque un poco de crema que encontré en uno de los cajones. Y dispuse a esperar a este “Amo” que no entendí en qué momento se convirtió en tal, cuando yo solo iba a una cita para pedirle a alguien que conocí en internet que debíamos relajarnos un poco y que me dejara hacer mi vida normal. ¿En qué momento él pensó que podía hacer lo que quisiera conmigo? Y porque no aprovechaba y tomaba mis cosas y huía de ese lugar? Al final nunca me encontraría, solo conocía mi número de teléfono y un correo que solo existía para la página de citas en la que nos habíamos conocido, nada me ataba a ese circunstancia, pero igual quería vivir esa experiencia totalmente nueva para mí, pensé en revisar la caja negra, pero luego recordé la cachetada, y aunque me dio frio, no quería desobedecer. ..
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