aprendiendo…II parte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por amaia.
Había pasado un poco más de una hora desde que mi amante se fue, y yo empezaba a aburrirme, así que decidí recorrer aquel apartamento, la sala era un poco fría, sin fotos ni nada muy personal, un gran televisor y algunos discos, muebles de diseño, eran costosos, de lo poco que sabía de la vida personal de mi ahora “Amo”, era que se había divorciado hace unos años y que tenía una empresa de diseño de cocinas, cosa que se evidenciaba, pues en comparación con el resto del piso, la cocina era todo un espectáculo.
Me asome temerosa a la terraza, aun paseaba desnuda y tenía frio, pero al sentir un poco el sol que se dejaba colar por el ventanal me arriesgue y salí por completo a que me calentara un poco, cosa que funciono de maravilla, porque al poco tiempo ya no tenía tanto frio, me llamo la atención que habían muchas plantas y flores, la terraza era mucho más acogedora que todo el apartamento como tal.
Algo me decía que no era un hombre básico, aunque ya lo sospechaba, nunca fue explícito en el sexo en línea, al decir verdad le interesaba más saber detalles de mi día, y particularmente como manejaba mi tiempo, mis gustos, mis temores, mis deseos, yo siempre me sentí halagada por despertar el interés de un hombre como el, pero sobre todo por saber que era genuino conmigo, o así me parecía.
Me había entregado a su juego mental sin darme cuenta, accedí a su encuentro, permití que me poseyera a su voluntad, y ahora estaba desnuda en la terraza de un extraño esperando con ansias su llegada. Ya por mi cabeza no había hora de regreso, solo deseo.
Sentí la puerta abrirse, y era el, hizo un gesto con su dedo en la boca, y luego una seña, no quería que me moviera de donde estaba y tampoco que preguntara nada, se quitó la ropa y se acercó a mí, sin tocarnos, muy cerca, luego me beso, lo que no había hecho nunca, mientras separaba mis pies con su pierna y con sus dedos tocaba mi clítoris, sus besos que en un principio eran suaves, se fueron tornando rudos, y fuertes, igual el vaivén de su mano jugando con mi sexo, yo quería devolver un poco de esa energía, pero no quería desobedecer su orden, o insultarlo haciendo algo que él no deseara, así que solo me deje llevar.
Soy una mujer robusta, de pechos grandes y un culo enorme, eso en parte le gustaba a él, ya me lo había comentado en varias ocasiones, mientras seguía sus “caricias” y besos me había estado empujando hacia la baranda de la terraza, en donde había un banco y un lugar para sentarse y tener una inmejorable vista de la ciudad.
Me hizo pararme en el banco, y que me sujetara de la reja, dejando mi vagina y culo expuestos, el solo saboreaba mis jugos, y metía su lengua y dedos en mis huecos, yo chorreaba, mis piernas temblaban, seguramente alguien desde su ventana o balcón nos estaba viendo, mis senos se tambaleaban, mis gemidos hacían eco.
No me dejo acabar, supo el momento justo en el que dejar de jugar con su boca, se sentó en el banco e hizo que me sentara de frente a él, en cuclillas, metiendo su pene hasta el fondo de mi vagina, allí me di cuenta lo grande que era, me dolían cuando me sentaba por completo, esto le gusto así que cada vez que bajaba el sujetaba mi cintura para que el dolor (y el placer) duraran un poco más,
Mordía mis senos salvajemente, mi cuello también, estaba como desesperado por tener todo el placer que había guardado en los últimos tiempos, yo era esa válvula de escape, habíamos logrado un ritmo divino.
Otra vez cambio de posición, sabia el momento exacto, no se permitía acabar, ni me permitía hacerlo a mí, ahora me hacía sentarme dándole la espalda y asegurándose antes que su verga tiesa entrara completa por mi culo, mi culo que ya estaba adolorido de la sesión de unas horas antes, yo me levantaba y lo dejaba entrar de un solo golpe, esto aunque dolía era como momento máximo, todo mi cuerpo estaba como descontrolado, las piernas temblaban, mi corazón latía tan fuerte que lograba oír sus latidos, hasta que acabamos los dos de manera simultánea, sentí de nuevo sus chorros llenar mis entrañas y gotear por mis nalgas.
Nos quedamos jadeando por un rato, exhaustos, con sonrisa del trabajo bien hecho, yo no podía caminar, y el tampoco, me tumbe a su lado y así pasamos un buen rato….
Ya incorporados de nuevo le pedí permiso para lavarme un poco, me hizo seña que allí estaba la manguera del jardín, al principio pensé que era juego, pero luego vi que era cierto, me tomo del brazo y me acerco a donde estaba la llave la abrió y me paso la manguera, aunque yo pensaba en el frio, me pareció divertida la idea, así que como niña me bañe en aquella terraza, me dijo que aún no entrara a la casa, que se le había ocurrido algo, volvió con un lubricante y una cara de sádico, equivocadamente pensé que era broma de nuevo, pues no, era muy en serio.
“no te quiero hacer daño, para eso el lubricante” , cerro la llave de la manguera y quito el dispensador, dejando solo un pico, le coloco mucho lubricante , me ordeno ponerme en cuatro en el suelo y metió aquel pico en mi ano, abrió un poco la llave, mientras me decía “ me gusta todo muy limpio”, me excitaba todo eso, tenía frio, y me sentía tan vulnerable, tan de él, poco a poco mis estomago se empezó a inflar, el mi dijo que apretara mis piernas que no quería que nada saliera me saco la manguera y me hizo señas que entrara al baño a desocupar y que luego volviera para repetir.
Fui corriendo al baño, fue todo tan loco, me sabia perdida, que ya no sería la misma, cuando volví ya él se había puesto una de las batas y me esperaba con la manguera en la mano, yo no espere a que dijera nada y volví a ponerme en posición, esta vez ya sabía que esperar, así que lo disfrute, repetimos esta operación dos veces más, ya no había nada en mi estómago, estaba “limpia”.
Me ofreció la otra bata y me pregunto si me podía colocar algo en mi ano para la irritación, yo se lo agradecí, y me tumbe en el mueble, me dijo que me arrodillara y levantara el culo, coloco una crema y el alivio fue inmediato. Ahora más relajada de tantas emociones me dispuse a saber que era lo que él deseaba de mí, de cómo funcionaría esta relación, (y yo que venía a terminar con el) .
Su respuesta fue simple “eres mía”. A toda hora todo momento, yo lo decido todo, tendrás horas libres, pero eso serán premios, y luego de unos días no querrás esas horas, te propongo que vivas conmigo un mes, habla a tu casa y di que conseguiste un trabajo aquí, por la ropa y tus cosas no te preocupes, aquí no las necesitaras. Y el dinero, pues no es problema, serás mi “puta” por decirlo de alguna forma, o mi esclava o sumisa, como quieras llamarlo, tienes hasta mañana para decidirlo, yo me encargare de que la respuesta sea afirmativa…
Esto es una prueba, hasta ahora ase que todo ha sido nuevo para ti, no quiero alguien que me cocine o limpie, para eso tengo servicio, tendrás una habitación, porque no es normal que mi “sobrina” duerma en mi cuarto, vienen dos todos los días, una cocina y la otra limpia, están aquí un par de horas, ( las horas que pasaras vestida), de resto, nadie me visita, y ya yo dije en el trabajo que estoy haciendo terapias y son diarias, así que solo estaré fuera en las mañanas.
¿Qué ganas tu a cambio?, placer, mucho placer, y algo de dinero, eres una puta, ¿no?, en el sexo, pues tu cuerpo no será el mismo, conocerás lo extremo, en la mente, toda cambiara, será amplia, descubrirás lo que verdaderamente te gusta y lo que no, yo en mis 50 años he hecho muchas cosas, pero las que me falta por probar lo quiero hacer contigo, tomo un papel y escribió un monto muy generoso de dinero, pero yo no pensaba claro, me sentí furiosa, no era ese mi plan, me levante y fui hasta la habitación a vestirme y huir de ese lugar.
El miraba desde la puerta, cuando intente salir me tomo del brazo, “dame hasta mañana, y veras que no será tan malo, hoy lo que viviste hasta ahora no es ni la tercera parte de todo lo que tengo para ti, si mañana aun te quieres ir, pues la puerta estará abierta”, solté mi bolso y lo abrace, “tengo hambre…. Y quiero saber lo que hay en la caja”, sonrió y me beso… (continua)
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