Aventura Familiar 2
Asher era un apasionado del sexo. En cada salida, cada fiesta, cada paseo, su nombre brillaba como uno de los hombres que conseguiría a mínimo una chical final del día. Era ya muy conocido en la ciudad entre ciertos grupos de personas. Pero la vida, como suele hacerlo, tenía otros planes..
Tenía 19 años cuando cometió por primera vez incesto (relatado en la primera parte), su hermanita de ojos brillantes y sonrisa dulce que aún iba al colegio y su prima, un año menor que Maía lo habían enamorado en una sola mañana. Todo fue rápido, intenso, lleno de gemidos y placeres. Se enamoró como solo se enamoran los jóvenes: sin miedo. Pero cuando Maía reaccionó a lo que sus hermanos habían hecho con ella, el mundo también cambió para ella.
Los tres hermanos no tenían padres, vivían por ellos y para ellos, tanto Asher como Luka eran muy liberales, más el primero que el segundo, pero eran severos en la protección de su hermanita. A sus apenas 12 años, Maía había perdido la virginidad a manos de su hermano mayor mientras tenía le verga de su otro hermano metida en su boca. “Si decidiste ser mujer, sé nuestra mujer”, le dijeron después de eso. La puerta de su habitación se cerró con un portazo cuando quedo sola y sumergida en su habitación con sus pensamientos
Asher, sin pensarlo dos veces, dejó su vida también, se había enamorado y pretendía disfrutar del sexo sin tener que salir de casa ahora. No fue un acto heroico, fue amor. Vivían en una mansión, con grandes paredes y muchos privilegios. Lilith, ella podía ser un problema. No un problema en el sentido estricto o negativo, sino que ella era ese tipo de niña que nace con el botón de la curiosidad atascado en “máximo” y con la necesidad constante de ir dos pasos adelante de lo que cualquiera esperaría. Julián, su padre y Tío de Asher, solía bromear diciendo que Lilith no caminaba, planeaba. Que cada movimiento, cada mirada inocente, escondía una microestrategia.
Era dulce, sí. Era amorosa, también. Pero ahora había probado la verga, la verga de sus primos, no la habían penetrado, pero había hecho parte de todo, y el problema es que no vivía en esa casa, ¿cómo evitar que todo se fuera a la mierda por ella? Lilith era explosiva cuando no le gustaban las reglas, y con una capacidad casi artística para negociar horarios, dulces, o cinco minutos más de lo que fuera.
Esa noche, mientras descansaba en su casa se dio cuenta de que estaba agotada, pero a pesar de eso seguía con los ojos bien abiertos, como si el día apenas comenzara, no podía sacarse de la cabeza todo lo que había pasado. Mientras Maía cabeceaba en su habitación abrazando un cojín profundamente dormida, Lilith se acostaba con las sábanas tapándole media cara, pensando, recordando el sabor del semen en su boca. “Mañana… ¿y si mañana hacemos la segunda parte? Pero no me dejarán ir dos días seguidos. Si no, ¿cómo podré hacer para poder ir?”, pensaba. “Lilith… son las once de la noche. No puedes seguir inventando cosas.”, se contestaba a sí misma.
Se destapó la cara y miró por la ventana de su habitación, ladeó la cabeza y se dijó una ultima cosa antes de conciliar el sueño, “Entonces me lo sueño, y mañana lo cumplo.”
Julián no era sobreprotector con Lilith, y mucho menos en casa de sus primos, confiaba ciegamente en ellos, había sido muy cercano a su hermano fallecido y los quería como si fueran sus propios hijos, además confiaba en que Lilith mantuviera esa buena relación al crecer con Maía, confiaba en que esto le traería grandes beneficios a su hija. Pero conocía a su hija, y prefería que se quedara en casa sabía que ella sola era capaz de llevar una noche inocente hasta el borde del caos, tenía ideas brillantes, pero también extrañas.
En resumen Lilith era una niña intensa. Imaginativa. Rebelde. De esas que exigen todo tu tiempo, todo tu amor y toda tu paciencia.
Y aun así, el problema era que se enteraran de lo ocurrido por boca de ella.
Lilith no traicionó a sus primos, quería seguir haciendo parte de eso que había comenzado esa mañana. Asher no salió al otro día, ni los días siguientes, se mantuvo en casa, las fiestas y los paseos nocturnos para buscar mujeres parecían no alcanzarlo.
Cuando Lilith volvió a casa de sus primos, lo hizo en secreto. Luka había ido a recoger a Maía al colegio e inevitablemente y luego de un leve lloriqueo Lilith se les había pegado. Luka tuvo que llamar a su tío Julián para decírselo, inventándole alguna escusa para que dejara a la niña pasar la noche. Asher se encontraba en casa, aún recordando lo ocurrido aquella mañana, vio entrar a las niñas y dio un salto de felicidad, saludo a su hermana pero le dio un gran abrazo a Lilith, contento de verla. Maía venía sin su saco escolar, solo con su camisa de tela blanca y unos broches dorados que usualmente le colocaba. Por fin estaban nuevamente juntos todos.
Un par de horas pasaron, parecían indecisos sobre como iniciar una acción que retomara lo ocurrido. Con risas secretas, Maía conversaba con Lilith y les soltaba miradas a sus hermanos. Asher también las miraba curioso y excitándose poco a poco, hasta que en un momento lo nombraron. Asher levantó la mirada desde la sala. Y entonces, llegó la noche de niñas.
Asher, como todo un conocedor, fue hasta donde estaban las niñas, dejando a Luka solo con la TV. Su hermano mayor le clavo una mirada, pero se mantuvo en su lugar.
—“¿Primo, podemos jugar como la otra vez?” —le preguntó Lilith, con esos ojitos imposibles de negar.
Él, irónicamente, dudó un segundo. Pero luego se sentó, se acercó a cada niña y lo primero fue un juego de besos que él se dejaba dar, ellas competían entre ellas, para saber quién daba el mejor beso, él de momento no tomaba la iniciativa, disfrutando del juego para ellas. Le besaban los labios metiendo sus lengüitas en la boca de él y viceversa, también le daban pequeñas lamidas en la cara para ver su reacción y el simplemente sonreía. Luego, una a una hizo un desfile al frente de él mientras se quitaban cada una de sus prendas. Asher feliz, daba vueltas para mirarlas a ambas en todo su esplendor.
—“¿Tu pene aún está dormido?” —preguntó Luka desde la entrada, entre carcajadas.
—“Oye sí, ¿nos lo muestras?” —añadió Lilith, abrazando a Asher por la espalda.
Asher no recordaba sentirse mejor que en esos momentos. Las niñas lo contagiaron de una energía alegre, caótica y pura. La energía sexual llenó la casa como música de fondo.
Las cosas se saldrían nuevamente un poco de control.
—“¡muéstranos!” —dijo Lilith con entusiasmo, arrodillándose frente a Asher.
—“Sácaselo”—añadió Maía.
Antes de que Asher pudiera hacer algo, y mientras Luka se acercaba a su lado, su pantalón ya había caído al suelo junto con su ropa interior. La imagen de su verga sobre la cara de su primita lo descontrolo, de nuevo. Se la pegó en la cara a Lilith que con su boca abierta la buscaba. Luca había alzado a Maía y la había colocado sobre el mesón, ya se encontraba devorando la vagina de su pequeña hermanita.
Maía, gemía encantada con las lamidas de su hermano, apenas podía contener los suspiros mientras miraba con atención lo que ocurría en su zona intima.
—“Querido primo…” —decía Lilith con los ojos cerrados mientras Asher jugaba con su pene restregándolo en su cara— “¿Aceptas a la reina Lilith como tu princesa para toda la vida, aunque tenga berrinches, coma gomitas a escondidas y te pinte las uñas de verde sin pedir permiso?”
Asher se sorprendió por un momento pero sonrió, su prima se estaba comprometiendo—“Acepto… con todo mi corazón de príncipe rendido” —respondió Asher, entrando en el juego de Lilith.
Lilith, con la verga en su frente, giró solemnemente hacia la punta.
—“Yo también te acepto noble príncipe, aunque no sepas bailar
Lilith se quedó pensativa por un segundo, como si de verdad estuviera firmando un tratado importante. Miró a Luka a su lado lamiendo la vagina de Maía, que le guiñó un ojo, y dijo con voz fuerte:
—“¡Chúpaselo!
Luka dejó lo que hacía solo para repetir la orden que Maía le había dado a su prima. Maía soltó una carcajada.
—“¡Entonces lo haré!” —gritó Lilith, y luego abrió la boca, cerro los ojos y metió la punta en su boca, avanzó un par de centímetros más hasta que la verga de Asher chocaba con la parte posterior de su paladar.
Asher atrajo la cabeza de Lilith con sus manos y empujó un poco más, Lilith mientras se quejaba débilmente. Pero se esforzaba por meter más de esa verga dentro. Asher miro a Luka, devorando la pequeña vagina de Maía, estaba muy excitado y entonces volvió a ver a Lilith y le dio un pequeño pero duradero empujón a la pequeña boca Lilith, más verga ingreso en ella, luego se la sacó un poco y ella tosió, aún con la verga dentro de ella, un par de segundos después Asher volvía a empujar, esperando que su prima se acostumbrara. La cabeza a Lilith le daba vueltas con sus labios estirados al máximo y Maía aprovechó para apretar el brazo de Asher con su mano, también excitada por lo que Luka le estaba haciendo, realmente disfrutaba.
Maía lo aruñaba. Estaba alcanzando un orgasmo como el de aquella mañana. Luka se dejó caer hacia atrás, su espalda quedo recostada en la pared y Maía casi que hace lo mismo, pero Asher al verla desocupada la halo hacia el suelo, Maía cayo junto a su prima y allí pudo ver su cara, ahogada en una barra de carne que le llegaba hasta la garganta, sus ojos llorosos la delataban. Asher le sacó la verga y se la ofreció a Maía que raídamente abrió la boca y recibió con rapidez la verga de su hermano.
—“Lo quería solamente para mí” —dijo Lilith quejándose entre risas. Maía se metió todo lo que pudo la verga de Asher en su boca, podía meterse más que Lilith y se lo quería hacer saber a ambos. Asher disfrutaba con una mano en cada una de las cabezas de sus putitas, le mando un beso desde el are a Lilith ante su comentario sin decir nada más.
—“No es justo métemela como a ella” —dijo Lilith cruzándose de brazos.
Asher miró a Maía con un dejo de reto pero con el cariño que sentía por su primita.
—“No pasa nada Lily, es que tú eres más pequeña” —dijo Maía, sacándose un momento el pene de su boca. Asher entonces movió su verga, colocó nuevamente la punta en los labios de Lilith y se la metió fuerte. Esta vez, ella adapto su boca como pudo y probablemente logro que entrara más que antes, pero aun así, al sentirlo contra su garganta volvió a toser con la verga en su boca. Asher se la volvió a sacar y varios hilitos de salivas se esforzaban en no permitir la separación.
—“Eso si me gustó” —dijo Lilith entre risas al tiempo que Luka se levantaba del suelo y halaba el cabello de Maía hacia atrás, se había quitado el pantalón y le ponía los testículos en la boca a su hermanita, por la posición la nariz de la niña se clavaba en el trasero de su hermano.
Maía empezó a gritar debajo de los testículos de su hermano y a patalear para que se quitara, pero Luka estaba feliz y riendo.
—“No hagas eso que la ahogas” —dijo Asher entre risas. Maía tomó aire cuando Luka la dejó respirar.
—“El culo te huele feo” —dijo Maía entre risas
—“Ya no me quejaré” —repitió dulcemente Maía
Asher dio un soplido y halo a Maía nuevamente a él. Lilith se sonrojo de celos, quería que Asher se centrara únicamente en ella. Pero sus ojos verde claro, no mostraban rencor, se adaptaba a la situación, con una risita nerviosa brincó a los brazos de Asher, mientras esté volvía a penetrar la boca de Maía. Asher alargó una de sus manos al ver a Lilith de pie y la agarró por sus pequeñas nalgas. La sensación de la piel sobre su mano le hizo un clic en su mente. Inclinó su cabeza y la besó, unos pocos segundos mientras Maía metía y sacaba la verga de su hermano de su boca, se miraron después del beso y Maía los observaba desde abajo, un leve gesto de “todo esta bien”.
Asher se despegó y bajo la mirada hacia Maía, estaba muy excitado. Esta vez Asher subió su mano derecha y acariciaba ya no solo la cola de Lilith, sino también su espalda suavemente. Miró nuevamente a Maía esforzándose por meter más de su verga dentro de su boca. Lilith lo notó y no pudo evitar dejar su vista en esa mamada.
Asher volvió a inclinarse tomó por los lados de la cara a Lilith y se acercó, la besó de nuevo. La niña cerró sus ojitos y se entregó, pero fue diferente, Asher notó que la niña dejaba quieta su boquita, estática.
Asher se separó de ella.
—“¿Estás bien, primita?” —preguntó Asher
—“¿Te gusta? —Le contesto con una pregunta Lilith, señalando su pene.
Asher tartamudeo por un instante, miró a Maía
—“Se ve que te gusta” —continuó Lilith. Asher y Maía siempre habían sido muy cercanos y ahora esa cercanía había ayudado a facilitar esta nueva etapa.
—“¿Quieres intentarlo de nuevo?” —preguntó Maía, mirando a Lilith con el pene de Asher en la mano
Asher estaba profundamente excitado. “Si” se escuchó al instante. Maía se encargó de hacerse a un lado, dejando a Asher con su verga disponible. Lilith Paso su mano y lo tomó, sin arrodillarse, mirándolo, inspeccionándolo en detalle por un momento. Le agarro después los testículos que le colgaban, completamente sin pelos y con un lunar en el derecho, al cual Maía hizo mención.
Maía Tomo la verga de Asher, colocándola sobre la mano de Lilith y comenzó a masturbarlo lentamente, ante la atenta mirada de los hermanos. Ellas estaban entusiasmadas, ya nada nerviosas y atrapadas por la situación que tenían frente a ellas.
Ante la calma reciente, solo empezaron a escucharse las respiraciones agitadas de Asher y las risitas nerviosas ocasionales de alguna de las niñas, las ropas habían quedado abandonadas sobre el suelo, Asher miró de reojo el reloj de la pared…
Eran las 5:47 de la tarde.
Un poco más tarde de lo planeado, sin duda. Las niñas “solo iban a jugar un rato”, como había dicho Luka a Julián. Pero entre la creatividad desenfrenada y la emoción de estar juntas, el tiempo se les había escurrido como si también estuviera jugando.
Maía, con una sonrisa y mirando hacia arriba a Asher, murmuró:
—“Cinco cuarenta y siete… ” —Viendo que su hermano se había quedado mirando el reloj
Asher, con la cara sudada, levantó las manos en señal de rendición:
—“Solo diré que la tarde está maravillosa.”
Las niñas, aunque aún llenas de energía, estaban completamente calmadas antes los movimientos de la mano de Maía. Lilith se arrodilló de nuevo, la verga de su padre quedó a un costado de su rostro, probablemente solo quería verla más de cerca, Maía la apretó contra la mejilla de Lilith.
—“Esta muy caliente” —dijo Lilith luego de colocar cara de sorpresa y soltar una risita sonora.
Maía también se volvió a acercar, dando un paso al frente. Pegó su cara a la verga de Asher, ahora rodeada por las dos caritas infantiles. Pero Maía se la paso por toda su carita. Maía repitió el movimiento varias veces y luego se la dejó en los pequeños labios, abrió los ojos, como si esperara instrucciones y al no recibirlas, coloco sus labios a modo de beso y se lo dio al tronco de la verga de Asher. Luego sonrió. Luka se acercó, realmente acercó su verga también, por lo que la niña cambio de verga y comenzó a besar ahora la de su otro hermano, mientras reía.
Maía estaba feliz siendo el centro de atención, su mano izquierda aún estaba sobre la de Lilith y esta a su vez sobre la enorme verga de Asher y solita buscaba darle besitos por todas partes, cambiando enrte una y otra verga. También recibía las felicitaciones de Asher, que sentía una inmensa sensación de morbo que nunca se había imaginado.
—“Ahora u” —dijo la misma Maía dirigiéndose a Lilith. Ella puso sus labios y comenzó a repetir la acción que hacía Maía. Asher le restregó por la carita la verga a Lilith que cerraba los ojos, Lilith y Maía reían divertidas con la escena mientras los testículos se aplastaban en la boca, el mentón y la nariz de Lilith.
Lilith instintivamente y muy seguramente sin planearlo, había pasado una de sus manos a su vaginita y se estaba tocando mientras era ultrajada por su primo.
—“Eso. Tócate” —Decía Maía animándola. En ese momento volvieron a reír las dos, Asher había soltado a Lilith y esta aspiraba sonoramente por la nariz en busca de aire. Lilith se puso de pie, rápidamente Maía la siguió y ahora desfilaban sus vaginitas lampiñas por la sala, mirándoselas entre ellas, comparando, buscando diferencias.
Asher y Luka las siguieron, las niñas eran testigo lo que sus cuerpos causaban en los hombres, apenas comenzaban a entenderlo.
—“Ustedes son niñas muy bonitas, son unas princesas” —Decía Asher mientras caminaba hacia las niñas, las llevó hasta el sofá y las hizo inclinarse una al lado de la otra para mirar, palpar y consentir con detenimiento las tres colitas a su disposición.
Mientras se acomodaban entre cojines y risas, Maía tomó la mano de Lilith y la apretó con fuerza, como diciéndole “estás aquí, y está bien”. Lilith la miró y, por primera vez en mucho tiempo, se permitió sentirlo.
Se permitió estar.
Y en esa sala cálida, con sus cuerpos desnudos y corazones abiertos, Lilith no solo fue vista: fue bienvenida.
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