Bella
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Joven de penetrantes ojos color verde esmeralda, de eso que si no te controlas atrapan a cualquiera, cabellos largos y oscuro. Labios pequeños siendo el inferior tan carnoso como el prominente busto que procuraba disimular con las blusas poco ajustadas que vestia, todo ella con una figura de complexion delgada que lo realzaba con su escaso metro setenta de estatura.
Para celebrar el tercer aniversario el Rector cumplia con ella habia dispuesto algo especial. Pero aquella mañana los negocios requerian su presencia, siendo yo la persona autorizada a quedar al cuidado de asistir con ella. La orden era inequivoca, apenas pude comprender el porque y en aquel lugar. Cuando entramos en la tienda de tatuajes Bella lo tenia mas claro que yo, no hizo falta dar mayor explicacion. Los nervios en ella afloraron, destandose. Tras un largo tiempo en la sala fuimos llamados pasando a otra sala. Tomo asiento en una butaca similar a la de un dentista, a la izquierda guarecian en una mesa auxiliar unos utensilios quirurgicos, agarre una de sus manos, sabria que algo de confianza le otorgarian. Estaban muy humedas. Un guiño y un par de palabras intentaban apaciguar su intranquilidad.
Una mujer llego sentada frente a ella en un taburete mas bajo. Ordeno que se desvistiera de cintura arriba. Descubriendo ante mis ojos sus prominentes y generosos pechos, muerta de verguenza y yo con semejante ereccion se sento nuevamente mientras la mujer comenzo a jalar de manera un tanto violenta los pezones de ella, provocando que recorrieran por mi cuerpo unos impulsos incontrolables que se concentraban cada vez mas sobre le miembro. Pocas veces habia tenido una ereccion tan aguda de notar el glande mas que mojado. Tomo una especie de tijera y con un rotulador comenzo a puntear, marcando cada extremo de sus pezones mas que empitonado. Llego el momento clave, tomo una aguja, perforando la piel al punto de traspasar al otro extremo de la piel. Bella contesto con un apreton de sus dedos lo que sacudio mi cuerpo que incompresiblemente y lejos de sentir un bajo sexual mi cuerpo ardia en llamas, mi boca se hacia agua de ver lo que estaba aconteciendo. Un aro adornaba el primer pezon junto a una especie de dado. Resoplaba mientras se repetia la operacion con el segundo pezon, cerrando los ojos y volviendo la mirada con una sonrisa. Hasta entonces no habia tomado parte ni decido mi rol, siendo impuesto sin haberme percatado.
Estaba agotada dos aros colgaban de sus carnes engalanado sus pechos. Ni en mis mejores sueños habria dispuesto ser yo el encargado de estar presente. Tomo aire y se vistio, colocando el sujetador y luego la camisa.
Aquella noche tras la cena seguia cabilando en lo acontecido, no podia evitar sentir una ereccion al cerrar los ojos rememorar lo que habia acontecido en la tienda; el vino fue acentuando hasta elevando el grado de desinhibicion por las fantasias que se elucubraban en mi mente. Se acerco al balcon donde estaba y sin apenas formular una pregunta accedio a contar lo que habia sucedido por la tarde. Las palabras que estaba pronunciando junto al caldo efervescente de mi estomago iba provocando un efecto afrodisiaco que elevaban mis ardores carnales. La metamorfosis fue instantanea, hasta el punto que no pude resistir por un instante frotar el pantalon contra la piedra del balcon, se que ella se percato. Cerre los ojos mientras mentalmente contaba para evadir cualquiera sentimiento de sexo con Bella. De pronto lo hizo, murmuro por lo bajo que aquello que guarecia en sus pezones le provocaba un ardor sexual que desconocia. Estaba excitada, y yo con extremas ganas.
Cogi prestadas un par de utensilios mientras Bella esperaba en el balcon. Nadie iba irrumpir en la casa. Alce las manos sobre las piernas y una vez inmerso en la falda aparte la ropa interior y clave un dedo en el interior de su sexo mientras su espalda se arqueaba y su cuello se apoyaba sobre mi hombro con suavidad los giros que propinaba en su sexo la estaba derritiendo hasta el borde del orgasmo y el colapso, irrumpiendo en el preciso momento que tome su mano y le mostre con la otra los grilletes.
Pseudo: Y-A
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