Botando la basura, nos encontramos….
Un joven narra como fue su primer encuentro con una vecina al momento de ir a botar la basura, mientras el cornudo esposo de ella se quedaba viendo la TV en su apartamento..
Botando la basura, nos encontramos….
Actualmente me estoy acostando con una mujer casada, su esposo es ese tipo de hombres que agarran el control remoto del televisor, se sienta frente a la tele en su butaca, y no levanta un dedo en la casa ni en defensa propia.
Por lo que a ella le toca hacer todos los quehaceres de la limpieza en su apartamento.
Así que se la pueden imaginar llegando toda cansada sudada de estar todo el día trabajando en una fábrica, y luego para colmo, al llegar al apartamento debe llegar a limpiar el piso, preparar la comida, lavar la ropa, y desde luego botar la basura.
Todas esas labores ella las va realizando, sin prisa, pero sin pausa, pero una tarde después de que llegó a su apartamento, preparó la cena, limpió el piso, recogió la ropa sucia, la puso a lavar, y se fue a bañar.
Se le había olvidado por completo, botar la basura que, si no fuera porque detesta ver el zafacón lleno, y no soporta los malos olores, ella la hubiera dejado en la cocina.
En esos momentos únicamente cargaba puesta su bata casera, sin más nada abajo, así que pensó que nadie se daría cuenta de eso, y por no seguir viendo la basura en la cocina, se puso sus chancletas agarró la bolsa de basura, y bajó al sótano del edificio, donde se encuentra el depósito de la basura.
Ya iba bajando en el ascensor, cuando se topó conmigo, que por pura casualidad también me dirigía al sótano a botar la basura.
En cierto momento ella me dijo que ya había pasado de los 39, pero para mí en esos momentos la verdad es que no me importaba nada.
Ya que la manera en que yo me le quedé viéndola, de seguro que le hizo que se sintiera mucho más joven.
En esos instantes ya serían como la nueve de la noche, pero como ya les dije la manera en que me le quedé viendo, hizo que se sintiera alagada.
Una vez que el ascensor llegó al sótano, comenzó a arrastrar la bolsa de la basura, la que de golpe yo tomé con una de mis manos, y la llevé hasta el depósito.
Como el depósito tiene una puerta, ella se adelantó para abrirla, y quizás de manera distraída, no se dio cuenta de que al caminar un poco más rápido que yo, se le había abierto la bata, casi por completo, quedando un único botón cerrado.
Yo no le dije nada, hasta que estuvimos dentro del depósito de la basura, fue cuando llena de vergüenza, al tratar de cerrar el resto de los botones, por lo nerviosa que se puso, terminó con la bata completamente abierta.
Fue cuando me escuchó decirle, que yo siempre había admirado su bello y hermoso cuerpo, y que me sentía sumamente alagado, y afortunado de poder verla así.
Mi vecina realmente estaba bien confundida, por una parte, yo le estaba alagando su cuerpo, y por otra parte le decía que el verla así era como lo mejor que me había sucedido.
Ella estuvo a punto de cerrar la bata, y salir de inmediato de ese lugar, pero al escuchar mis palabras, no sé qué le dio que, en lugar de cubrirse, y salir rápidamente del depósito de basura.
Se le ocurrió, tomar una actitud de reto, llevando sus manos a la cintura, separando la bata, y dejando que yo prácticamente la viera por completo desnuda.
En esos momentos nos encontrábamos los dos solos, cerré la puerta del depósito, me le acerqué y tomándola entre mis brazos, le he dado un tremendo beso.
Sentí como de momento todo su cuerpo se llenó de una especie de energía, y en lugar de separarse de mí, se entregó entre mis brazos, por espacio de varios minutos nos estuvimos besando, y sin más ni más dejó que su bata fuera a dar al piso, ahora sí que se encontraba toda desnuda ante mí.
Sin dejar de besarnos, nos recostamos sobre algunas de las bolsas de basura, y a pesar de la fuerte peste, ni a ella ni a mí nos impidió que prosiguiéramos.
Por un buen rato seguí besándola, y acariciando todo su cuerpo, incluso hasta introduje alguno de mis dedos dentro de su vulva.
En cierto momento nos separamos, ella misma me ayudó a que me soltase el pantalón, al bajármelo emergió mi miembro apuntando directamente al techo.
Fue cuando me dijo. “A mi esposo, nunca se lo he mamado, pero en este preciso instante es lo que me provoca hacerle a ti”.
Así que por un corto rato mantuve mi verga dentro de su boca, mientras que ella estuvo jugueteando, con su lengua, y dientes, hasta que yo mismo la saqué, y la dirigí directamente a su húmedo y bien lubricado coño.
Cuando comencé a sentir como mi miembro penetraba su coño, prácticamente sentí que me moría de felicidad, después me dijo que no es que su marido y ella no tuvieran sexo, pero en algún momento se volvió algo tan mecánico, que realmente ella disfruta cuando él se viene, pero lo más pronto posible.
Pero estando acostada conmigo sobre esas bolsas de basura me dijo que se sentía en la gloria, cada vez que yo le empujaba mi verga dentro de su cuerpo, y la besaba salvajemente, también enterrando toda mi lengua dentro de su boca.
Por un largo rato se dedicó a restregar su coño contra mi cuerpo buscando sentir más y más dentro de mí verga.
Los gemidos, y gritos de placer y felicidad que le arranqué, me comentó luego que hacía muchísimos años que no los sentía.
Por lo que cuando le medio insinué que deseaba darle por el culo, ella misma embadurnó con su saliva su esfínter, y tras yo sacar mi verga de su coño apenas lo comencé a presionar contra sus nalgas, se lo ha tragado por completo.
Pero no bien ya se lo había enterrado todo, cuando con una de mis manos la agarré por su coño, y por otro buen rato le arranqué un sin número de gemidos de placer.
Sería el tiempo que no disfrutaba de una buena revolcada como esa, que ella alcanzó a disfrutar de una serie de múltiples orgasmos.
Cuando sintió mi semen escurriéndose por sus muslos, fue que le entró algo de miedo, miedo a que su marido se diera cuenta, o de que otras personas nos descubriesen en ese lugar, miedo de lo que pensarían de ella, yo me di cuenta de sus temores, y a manera de calmarme, le dije. “No te preocupes, que a esta hora nadie saca la basura, porque supuestamente la puerta debe estar cerrada”.
Cosa que ella ignoraba, así que lo más rápido que pudo se puso su bata, al tiempo que yo, le preguntaba de manera insistente cuando nos volveríamos a ver.
Luego me dijo que, al siguiente día, pero un poquito más tarde, con lo que yo estuve completamente de acuerdo.
Subimos en el ascensor, nos dimos otro beso, al siguiente día me contó que, al ella entrar a su apartamento de inmediato se fue al baño, y cuando se estaba volviendo a duchar, su marido frente al televisor le preguntó que hacía, a lo que ella le dijo que bañándose.
Hasta el sol de hoy, no creo que su esposo tenga la más mínima sospecha de lo mucho que disfruta su esposa, botando la basura….
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