Bromas pesadas, entre marido y mujer …
Una pareja se la pasan jugándose bromas pesadas, todas de connotación sexual, hasta que un día a la esposa se le va la mano, y el marido en venganza le hace una broma sumamente pesada. .
Bromas pesadas, entre marido y mujer …
Mi mujer y yo, desde novios y mucho antes de casarnos acostumbramos a mutuamente hacernos bromas pesadas.
Desde las más tontas hasta las más pesadas, como cuando salimos una noche, y después de estar bailando toda la noche, se fue al baño, donde se demoró un poco más de lo acostumbrado.
Cuando regresó lo hizo con toda su ropa ajada, el cabello revuelto, y con una cara de que le había sucedido algo sumamente terrible, solo apuntó al baño y medio dijo algo como, me violó.
Más rápido que inmediatamente me dirigí al baño, tumbé la puerta de una patada y encontré a una tipa cagando, que al verme entrar al baño de esa manera salió corriendo, pegando gritos, con sus pantaletas en los tobillos y el vestido a la cintura.
Cuando los de la cervecería finalmente me detuvieron, y yo comencé a contarles lo sucedido, al regresar a la mesa y encontrar a mi novia muriéndose de la risa.
Aparte de que tuve que pagar el destrozo de la puerta, me tuvieron detenido en la policía cerca de unas seis horas.
Pero yo también he hecho de las mías, como cuando una noche en que nos acostamos finalmente aun siendo novios, yo comencé a besarla por todo el cuerpo, hasta que prácticamente me pidió que se lo metiera, cosa que desde luego hice.
Al día siguiente la llamé por teléfono y le dije que sería bueno que fuera a donde su ginecóloga, porque yo tenía gonorrea.
Lo que era falso, pero a ella no se lo dije, hasta que bien molesta me contó que la doctora le había inyectado no sé cuántas unidades de penicilina.
Cuando comenzó a insultarme frente a nuestras amistades, prendí la grabadora que había estado usando la noche en que me acosté con ella, y donde claramente se le escuchaba decir una y otra vez. “Métemelo, por favor métemelo.”
Demás está decir que se puso como un tomate de roja, mientras nuestras amistades le echaban broma.
Bromas como esas nos hemos jugado durante el resto de nuestro matrimonio, hasta que se nos comenzó a ir la mano.
Mi esposa tiene una amiga, que es más fea que una patada en una bola, en medio de un callejón oscuro, a las doce de la noche.
No sé a qué acuerdo llegaron entre ellas dos, pero una noche, en que los dos habíamos estado bebiendo y bailando en una discoteca, apenas llegamos a la casa nos fuimos a la cama, mi esposa se puso bien seductora, y para eso no tiene que hacer mucho esfuerzo.
Bastó que, estando ya acostado, justo antes de que yo apagase la luz de la mesa de noche, que ella se levantase de la cama completamente desnuda, moviendo sus firmes nalgas de la única manera que ella sabe moverlas, para excitarme, pero diciéndome que mientras iba al baño, apagase la luz.
Cuando me dijo que le daba vergüenza debí sospechar algo, pero estaba tan caliente, que no pensé en ello, así que le hice caso y apagué la luz.
Cuando sentí que se metió en la cama, no reparé en nada y en un dos por tres al tiempo que comencé a besarla como un loco, se lo clavé.
Ya estaba en lo mejor de todo, viniéndome dentro de ella, cuando de momento que prenden la luz del cuarto.
Aun encandilado, vi a mi mujer parada frente a la cama, usando su bata de baño, prácticamente meándose de la risa.
Cuando finalmente me di cuenta a quién era la que tenía, bajo de mí, casi me da un ataque al corazón, sin exagerar, era su amiga, que tras de ser algo vieja y fea, para colmo me tenía sujeto con sus largas y flacas piernas y sus brazos alrededor de mi cuello, y yo terminaba de darle un beso a esa boca que al parecer le sobraban dientes.
Mi mujer por un buen tiempo me estuvo jode que jode diciéndome que su amiga, le había preguntado por mí.
Yo por mi parte, lo cierto es que el mal rato que pase, me hizo ponerme a pensar cómo podía vengarme de ella, pero sin salir mal parado, ya que la opción que tenía era hacer que se costase con un tipo tan o más feo que su amiga, pero el jodido sería yo, al fin y al cabo, por terminar siendo un cabrón.
Como mi esposa es corredora de bienes raíces, se me ocurrió, que un médico colega mío la llamase, para que pusiera su casa en venta, la idea era que yo la acompañase, y que el tipo mientras nos mostraba su mansión, que de paso es del director médico de la clínica, y al que yo le había explicado ligeramente mi idea.
Nos ofreciera algo de beber, como era yo quien sirvió las copas mi mujer no sospechó nada, así que aproveché y le diluí en su copa, una buena dosis de un fuerte somnífero, pero antes de que le hiciera efecto, en mi celular recibí una supuesta llamada de emergencia.
Como ella cargaba el celular tomó el mensaje y apenas regresé del baño me lo comunicó, por una parte estaba a punto de firmar el contrato de venta, y por otra la supuesta emergencia, fue ella misma quien propuso que yo fuera atender la emergencia, mientras que ella se quedaba firmando el contrato.
Así que yo salí por una puerta y entré por otra, mi colega apenas se quedó a solas con ella, y cuando el somnífero comenzaba a hacer efecto, le dijo claramente que deseaba acostarse con ella, o no le daría el contrato.
De eso a que se desvaneciera por el efecto de las pastillas, fue algo que duro poco tiempo, aunque ella, comenzó a decirle algo asustada que era casada, que no se prestaba para esas cosas, finalmente perdió el sentido.
Yo entré en acción, mi colega nos dejó solos en la sala, en donde le quité sus pantaletas, y tras levantarle el vestido, después de darle una buena clavada, tanto por su coño como por su culo, la dejé con sus muslos llenos de semen.
Después de eso le inyecté un medicamento que contrarresta el efecto del somnífero, y que ya al poco rato corta su efecto.
Así que supuestamente regresé de la clínica, cuando ella comenzaba a despertar, en su mano tenía el contrato firmado, y al verme se quedó sin saber que decirme.
Al despedirnos mi colega, le dio un guiño de ojo diciéndole que, esperaba volverla a ver al siguiente día.
Mi esposa se dio cuenta de que andaba sin sus pantis, que su coño y su culo habían tenido fiesta, sin que ella se acordase de nada de lo sucedido, además del semen chorreando por sus piernas.
De regreso a casa, fue sin decir nada, momento que aproveché para decirle, que me gustaría darle una buena mamada de coño.
Mi mujer se puso pálida, tartamudeo, y cuando pensaba que me diría algo se quedó callada, así que apenas traspasamos la puerta de nuestra casa, la tomé por el brazo, y la llevé al sofá.
Ella estaba más blanca que un papel, fría como un cubo de hielo, en fin, sumamente asustada, cuando le levanté el vestido y separé sus piernas para ponerme a mamar, creo que estuvo a punto de sufrir un ataque cardiaco, se puso a llorar tratando de explicar lo inexplicable.
Además, al verla sin nada le pregunté qué había pasado con sus pantis, y cuando pasando el dedo por entre su coño y la carne de sus muslos, me quedé viendo esa cosa pegajosa entre mis dedos y le pregunté qué había pasado.
Comenzó a decirme que el tipo ese de seguro la había violado, pero ella misma no se lo creía, al decirme. “El tipo ese me dijo que no me daría el contrato si no me acostaba con él.”
Yo de manera incrédula le dije. “Entonces te acostaste con él, ya que te firmó el contrato.” ella no sabía que decir, hasta que yo de manera firme separé nuevamente sus piernas, y arrodillándome ante sus incrédulos ojos me puse a mamar su coño, al fin y al cabo, era mi propio semen.
Cuando ella asombrada ante lo que yo estaba haciendo, no sabía cómo responder, saqué de mi bolsillo su panti y la comencé a mover frente a sus ojos.
Por un rato no comprendió lo sucedido, ya que a medida que yo más y más mamaba su coño, ella estaba como en el limbo.
Hasta que finalmente cayó en cuenta de que si yo era quien tenía sus pantis entre mis dedos, y le mamaba su coño de esa manera tan salvaje, lo más seguro era que yo había sido quien se la había cogido.
Cuando finalmente la hice disfrutar de un tremendo orgasmo con mi boca, me dijo de todo de cabrón para arriba y para abajo.
Pero finalmente, se comenzó a reír, a medida que le comenzaba a enterrar mi verga nuevamente por su apretado culito.
Ahora estoy a la espera de ver con que broma me viene, aunque supuestamente los dos quedamos en no volver hacernos bromas pesadas.
Pero de todas maneras ya estoy pensando en cómo responderle, si mi esposa quiere hacerme alguna nueva broma.
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