Camila me entiende: Solcito.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Conocí a Camila cuando tenía 19 y yo 21 años, apenas.
El combo completo, linda, inteligente, respetable y muy libre, fuimos creciendo juntos, encontrándonos en fiestas, o reuniones de amigos comunes.
Ella vivía en un departamento a unas cuadras del mío, asi que por motivos prácticos siempre volvíamos juntos.
Todo el mundo quería saber si entre nosotros pasaba algo, pero la verdad es que pasaban muchísimas cosas.
Fumábamos, charlábamos, bailábamos y nos burlábamos de la gente que nos caía mal.
Siempre nos hacíamos el aguante.
Siempre rescatábamos al otro de cualquier situación de mierda, yo hasta llegué a meterle una trompada a un pibe que no entendía que no era no.
Me encantó su forma de ser al instante.
Una vez, mientras la veía armar un porro, doblar el filtro, lamer la goma distraída, mientras me explicaba una teoría que habia elaborado horas antes en la ducha, sobre como las civilizaciones antiguas se comunicaban entre ellas.
Estudiaba Ingeniería y estaba fascinada con todos los sistemas.
Para su cumpleaños 25 le regalé un kit arduino para domotizar su departamento.
Camila dice siempre que soy muy bueno con ella, y por eso me lo paga "en putas", como le gusta decir.
Una de esas putas, una de las más putas fue Sol.
Solcito habrá tenido 16.
Quizás 15.
Se escapaba del colegio a fumar porro, Camila la conoció volviendo de la facultad, intentando prender un porro con un encendedor gastado.
Sol se lo acercó sonriente y ella se sorprendió.
Estás de uniforme, sos linda, estás fumando porro a la siesta y encima te acercás a una desconocida.
Vos querés que te secuestren o qué onda?
A Sol se le borró la sonrisa y retrocedió un poquito.
Quedate tranquila, que yo soy Camila y vengo de la facu, no te voy a secuestrar.
Sol se presentó e inmediatamente la consideró una amiga.
Camila no tiene amigas.
Tiene algunas mujeres en su vida que admira y ama mucho, pero ninguna es su amiga de papelitos secretos, como dice ella.
Así que cuando Sol se agregó a su lista de contactos y empezó a hablarle de sus problemas, Camila supo exactamente lo que necesitaba:
Vos necesitás que te cojan, Sol.
Así se te acaban los problemas.
Descubrió que era virgen pero que se tocaba con los cantantes de moda y que su familia era super estricta.
-Faltá mañana al trabajo- me dijo Cami.
-No te vas a arrepentir.
Me la dejó en el departamento con el uniforme del colegio, le pregunté si era joda y si quería que me metan preso.
-No es joda, y no te van a meter preso.
Solcito solo quiere ser tu putita.
Que le enseñes de sexo, de seduccion, esas boludeces.
Yo tengo que ir al trabajo ahora.
-Y dandose media vuelta se fue.
Presentí -y no me equivoqué- que iba a haber mucho MUCHO dialogo.
Preguntaba hasta la mas infima boludez hasta que le dije -callate.
Sacate el short que tenes debajo del jumper y la bombacha dejatela en las rodillas.
Y comenzá a gatear.
Mové el culo, las caderas.
Así.
– la alentaba.
Ahora vení, sentate en mi regazo.
Sus movimientos eran torpes pero le ponía mucho esfuerzo.
Le dí una torta con droga.
Mientras la seguia adiestrando.
Cuando te diga Putita vos acudis.
Sos mi putita y de nadie más.
Ahora desnudate entera y sentate en mi regazo de nuevo.
Sus pechos, su cintura, su cuerpo entero me daba a niña.
Me causaba rechazo, algo de asco.
No podía cogerla, era fuerte la imagen para mí.
Le enseñé, en cambio, a tocarse.
Cada suspiro, cada gemido me daba una satisfaccion inexplicable pero no me excitaba.
Hasta que nos pegó la torta.
Me acuerdo que me levanté de repente y esa adolescente que estaba frente a mi me pareció perfecta.
Me bajé el pantalon dejando a la vista la pija bien dura y la atraje hasta mi.
Sentí sus nervios y me acordé que era su primera vez.
Te voy a guiar, le dije, pero segui tu propio ritmo.
se sostuvo con mis hombros y trato torpemente de colocarla en su concha.
estaba seca de los nervios.
agarre gel y la unté.
le meti dos dedos, cada vez mas rapido hasta que en un momento los saque y de un golpe le meti toda mi pija.
quiso gritar pero le tape la boca con un beso y comence a moverla ritmicamente.
aun le dolia pero ya estaba mas tranquila.
Me concentre emn masajearle las tetas, y guiarla hacia su primer orgasmo, y luego hasta el proximo.
A las 12, como una mujer responsable, Camila fue a buscarla.
Le indicó que se vista, que se arregle el pelo y me empezó a aleccionar.
-Me imagino que mantuviste un criterio y no le diste nada más que porro a esta nena, no?
-Me hiciste cogerme una nena,-le respondí.
– lo mál que me siento.
-Cualquiera, no seas boludo.
No la querés más?
-Al contrario, lo peor ya pasó.
Pero es infumable cuando empieza a hablar.
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