Carita Dulce
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No quiero darla tiempo a tranquilizarse hablando de cosas banales… se que esta nerviosa, y pienso aprovecharlo, es lo que realmente me hace disfrutar en este momento, sus miradas evasivas, su cara…
Su cara, solo verla, esa carita tan dulce, esa preciosidad, con el pelo cayendo sobre su rostro, y esos labios, con ese gesto mohino que me volvió loco la primera vez que lo vi.
Ahora respiro tranquilo teniéndola a mi lado, hubo momentos en los que pense que no iba a atreverse, que todo esto la superaría.. pero entre los dos hemos logrado sacar a flote esos bajos instintos que nos permiten disfrutar de los placeres de la vida. Nunca ha echo algo así, y hace poco ni siquiera imaginaba que lo haría…
Solo mirarla desata mis más bajos instintos, y solo pienso en poseerla. Pero mas que eso, lo que realmente me da placer es decírselo, cuando apenas hemos intercambiando cuatro frases. La digo que monte en el coche, que iremos al hotel, que tengo algo preparado para ella.
Ella no contesta siquiera, solo abre la puerta del coche y entra.
Vamos en mi coche, de camino al hotel, ella ni siquiera ha visto aun la habitación, todo será nuevo para ella, yo, el lugar… la sumisión.
La miro en cada semáforo, miro sus piernas, deseo llegar ya, pero no demuestro en absoluto mis prisas, se q ella esta nerviosa y quiero que siga así
Ha cumplido todas mis ordenes. Ha superado sus vergüenzas y da la impresiona de que por fin haya vencido su lado salvaje y morboso.
Me ha estado esperando en la plaza, tal como la pedí, con la minifalda de tablas, mucho mas corta de lo habitual, a petición mía, claro, y una camisa blanca, muy ajustada, sin sujetador debajo, permitiendo que cualquiera que pase a su lado aprecie la forma de sus pechos, y sus pezones clavados contra el tejido a causa del suave viento que refresca su cuerpo. El pelo recogido, en dos coletas.
Todo en ello respira sexualidad y provocación, ni un solo hombre ha dejado de volverse a mirarla mientras ha estado esperando, todos percibiendo esa mezcla de golfa e inocencia a la vez.
He disfrutado un buen rato observándola desde lejos, disfrutando de sus movimientos evasivos ante las miradas obscenas dirigidas a su ínfimo vestuario, sus gestos de impaciencia, rogando verme aparecer, pero deseando al mismo tiempo que falte a la cita.
…………….
Mis pensamientos vuelven al presente. Conduzco despacio entre los coches, hacia el hotel con vistas al mar que reserve hace unos días.
En cuanto lleguemos podré echarme encima de ella. Creo que ni siquiera la desnudare, en la entrada, la subiré su falda, le bajare sus bragas, abriré su camisa para poder mordisquear sus pezones, le daré la vuelta frente al espejo, subiré su pierna y la follare…Hmmm. Cualquier cosa que yo quiera, es el trato. Mirar su cara en el espejo, y como se mueven sus pechos por mis empujones, estirándole del pelo para q ella no pueda ver nada, y sea yo el único que me deleite.
Cuando este a punto de correrme, la tirare al suelo para hacerlo dentro de su boca.
Podría hacer eso… o puede que no, es toda mía. Siempre me ha encantado esa sensación de poder, estos momentos antes de que ocurra, ese placer en retrasarlo.
Llegamos al hotel y entramos en el ascensor, solos, uno frente al otro, nuestras miradas lo dicen todo, me gusta esa mirada decidida de ella. A entrar en el juego. La miro a los ojos.
-Me encanta verte frente a mi, así, vestida, y que sepas lo q va a ocurrir en unos momentos. Nada mas entrar en la habitación complaceré mi apetito, mis deseo contigo… te utilizare, serás mi objeto sexual.- noto como ella se estremece ligeramente, no de miedo, de excitación, y eso me encanta.
-Sabes que haré todo lo q me pidas. – cada vez que me dice eso me excita, será una buena sumisa.
-Eso espero, esta noche vas a tener que demostrármelo, se q no vas a decepcionarme – mientras le acaricio el pelo.
…………………..
-Desnúdate para mi. – Ya dentro de la habitación, ella frente a mi, sin tiempo casi de mirar alrededor.
Se coloca delante y empieza a quitarse la ropa, todo su cuerpo descubriéndose para mi. Se deshace con una mezcla de miedo y timidez que vuelve a hacerme hervir la sangre.
Cuando termina de quitarse la ropa, la hago acercarse y subo una de sus piernas encima del sillón, con su coño ante mi. Yo acerco mi cara, mi boca, y lo recorro con toda mi lengua, mientras ella no puede gemir, lo tiene prohibido, lo sabe, así su cara es mas expresiva.
-Ahora quiero que te arrodilles, q te pongas a cuatro patas, yo voy a ir a por un juguete para ti.
-Mmmmmmm…. como tu ordenes. – realmente su cara es de placer, hasta ahora el juego la complace.
Mientras me levanto ella se pone a cuatro patas como una perra en celo. Vuelvo con un consolador, se lo muestro.
-¿ Lo has hecho alguna vez ? – le pregunto.
-No, nunca.
-Abre tu boca, quiero que comiences a lamerlo, zorra. Saca tu lengua. Cogelo, y metelo en tu boca. – Mientras, yo me deshago de mi ropa, me quedo desnudo, como esta ella. No me acerco, ella será la que haga el trabajo de momento.
-Ahora, quiero que te lo metas entero, niña, quiero ver tu carita de puta.
Ella se pone tensa. Se siente observa, teniéndome allí, detrás de ella, sin permitirle girar la cabeza para verme. Me inclino hacia delante, le asoma el vicio en su rostro, imagino q pensando en todo lo que voy a hacerle. Comienza a masturbarse, me encanta mirarla… no, me encanta sentir que lo hace por mi. Esa sensación es todo lo q buscaba, y lo q me llena.
Me pide permiso para gemir, su placer es tanto, que me suplica q le de la autorización para hacerlo.
Se abre mas de piernas todavía, mi vista lo abarca todo… su coño, su culo. Me acerco a ella, empalmado , disfruto viéndolo, pero tengo ganas de participar.
-Dime que eres una perra en celo, y que quieres q te folle el culo. Pídemelo.
Ella, entre gemidos, me obedece , como no podía ser de otra forma. Me ruega que lo haga, no se si lo desea o no, pero lo hace. Me obedece como yo quiero. Me acerco mas, me pongo de rodillas, y comienzo a follarle el culo. La quito el consolador, seré yo quien lo maneje ahora, y lo moveré a mi ritmo, no al suyo.
– No quiero que te corras, perra. – le grito mientras empiezo a moverme. La sensación es indescriptible, teniéndola a cuatro patas, sudando, gimiendo y enforzandose por no perder el equilibrio.
Estoy tan excitado que me correré en seguida. Noto la resistencia de su culo, y primero despacio y luego mas deprisa lo penetro una y otra vez con mi polla. Ella no se queja ni una sola vez…. será una sumisa estupenda. Hmmm, voy a correrme…
– Ahora quiero q te gires, y quédate a cuatro patas, con las manos apoyadas en el suelo. Metere mi polla en tu boca de zorra… y no la sacare hasta q me corra. Pero no pienses que me la vas a chupar, has llevado mi ritmo y lo seguirás llevando, no vas a chupármela, voy a fallar tu boca, Y como dejes escapar una sola gota de semen te castigare. Agarro su cara con ambas manos y la penetro, ella mantiene el equilibrio con sus manos mientras me muevo, sin cuidado y sin control, quiero que se sienta utilizada y demostrarle quien es el amo.
Su boca succiona con ansia mi polla, intentando friccionar al máximo para darme placer, de pronto siento la descarga, y ella también, cierra sus ojos, y no abre la boca, no se retira ni un milimetro a pesar de haberle soltado la cara hace rato. Me gusta tanto su aptitud…
Descargo todo mi semen en su garganta, y poco a poco me relajo, muy despacio, mientras ella sigue lamiendo. Se que no parará hasta q se lo ordene.
Me retiro de ella, sudoroso, la admiro, en el suelo, medio tumbada, desnuda y jadeante.
La ordeno tumbarse, boca abajo en el suelo, y saco un par de juguetes. Esposo sus muñecas a la espalda y la coloco un collar de perro en su cuello. Uno y otro por otra cadena, y la dejo en esa postura, un poco forzada. Solo lo justo aun.
Ahora, necesito un baño, luego… seguiremos… La tarde es muy larga, y solo hemos empezado…
Si os ha gustado, agradecería cualquier comentario a mi correo.
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