Cayó la hija, cayó la madre y detrás todas las demás 2
El Amo Marcos somete a la chinita a una noche de lujuria en la propia cama de sus padres.
Despedidas la zorrita y su madre me dedique a terminar mi gin-tonic y repasar los acontecimientos de la tarde para, a la vista de las excelentes perspectivas, pero también las evidentes dificultades, tratar de sacar todo si jugo a la situación.
Con aún muchos días por delante de relativa libertad se hacía preciso acelerar cuanto pudiera los acontecimientos y dejar totalmente reeducada a la chinita mientras trataba de meter en el juego a su madre, más que evidentemente necesitada de un buen polvo.
En esto estaba cuando saqué del bolsillo de mi bermuda el móvil de la niña, que hábilmente había escamoteado de su mochila antes de marcharse y que ya tenía pensado aprovechar para provocar otro gozoso reencuentro cuanto antes.
En los momentos que compartíamos en la playa había tenido ocasión de observar y memorizar la clave del dichoso aparato cuando la chinita lo manejaba junto a mí con lo cual no me llevo más de unos breves instantes acceder al contenido del mismo. Con el Smartphone, el pertinente cable USB y mi portátil no tuve dificultad alguna en hacer una copia de seguridad de todo el contenido del mismo, wasap, correos, carpetas…que traspase a mi portátil a la vez que le introduje un programa espía que ya usaba con el de mi hijo y con el que tendría controlados todos los movimientos y accesos de la chinita a través del aparato.
Satisfecho empecé de inmediato a hurgar el contenido del móvil y las búsquedas de su historial me revelaron, como sospechaba, que la niña era asidua visitante de páginas de vídeos y relatos de sumisión sin que sin embrago encontrar entradas suyas en chats de esa u otra temática sexual o revelación de experiencias directas, lo que me daba cierta seguridad de ser quien la estrenara en tal campo.
Sobre que la niña estaba coladita por mí fue evidente la carpeta de fotos que conservaba y que me recogían en la playa en las más diversas ocasiones y en algunas, más explicitas, en que había inmortalizado el bulto de mi bañador mientras tomaba el sol. Por si fuera poco, y antes de dar por concluida mi inicial búsqueda pude encontrar unos wasaps que dirigía a una tal Carmen en los que, acompañado de fotos mías, hacía todo tipo de comentarios sobre lo caliente que la ponía, acompañado de los inevitables emoticonos de corazones y chorradas propias de la edad.
Previendo que el objeto de mi deseo y su familia estarían prontos a bajar a la playa para aprovechar la tarde, o que ya estarían en ella, me dirigí al cuarto de mi hijo y de forma expeditiva eche a todo el grupo a la calle con la excusa de que ya estaba bien de maquinitas y que debían tomar el aire, orden que fue recibida con los correspondientes gruñidos que logre acallar indicando que un grupo adolescente rival ya estaría en la playa esperándolos para el consabido partido de futbol.
Despejado el piso busqué en mi agenda el contacto de la madre de mi zorrita y marcando no tuve que esperar más de dos tonos para que, ansiosa, contestara a mi llamada. Por su cambio de tono cuando le indique que el objeto de mi llamada era reclamar que volviera su hija por el móvil extraviado, percibí que habría deseado que la llamada se ciñera a nosotros dos.
Sea lo que sea, parece que la había encontrado en las circunstancias más favorables, porque habiendo anunciado a sus hijas que bajaban a la playa y prácticamente a la puerta de su casa con sillas, juguetes y demás cosas con que solemos cargarnos los padres para entretener a nuestros hijos, en tal circunstancia no le quedó otra que mandar a su hijita mayor para mi casa mientras por la insistencia de la insoportable menor, que no admitía espera, salía la madre camino a la orilla del mar.
Con una sonrisa de oreja a oreja por mi buena suerte me apreste a recibir a la cría como la putita que era y dirigiéndome a mi dormitorio con un nuevo gin-tonic bien cargado, instale estratégicamente una webcam, me despoje de toda la ropa que me cubría y dándome unas fricciones de colonia no tuve que esperar mucho cuando sonó el timbre del interfono.
Viendo que efectivamente era la cría que venía con un bonito biquini azul metalizado que resaltaba aún más su bronceado, pulsé la apertura del portal y sin más palabras dejé entornada la puerta dirigiéndome de nuevo al dormitorio.
Debió de subir a toda prisa por las escaleras o realmente había encontrado el ascensor a su inmediata disposición, lo cierto es que al instante llamó a la puerta.
“Entra y cierra” le contesté escuetamente y de inmediato percibí como se dirigía hacia el dormitorio.
Habiéndome escondido tras la puerta, la abracé por detrás nada más cruzo el marco de la misma lo que le provoco un grito que ahogue con mi mano mientras con la otra aprovechaba para abarcar su pecho izquierdo. Pronto recupero la calma, pero al volverse y verme desnudo, con mi duro miembro mirando al cielo, se le abrieron los ojos como platos y sin darme tiempo a contenerla se hinco de rodillas y metiéndose el pollón en su boquita se dedicó a devorarlo ansiosa mientras sostenía y acariciaba mis huevos con sus manitas. “
“Tranquila, tranquila gatita, nadie te lo va a quitar…es todo para ti” le decía mientras le acariciaba dulcemente su cabecita.
Cuando ya tenía mi polla enteramente empapada de su saliva la saco de su boca y sosteniéndola como si fuera un tesoro empezó a besarla tiernamente mientras musitaba “Dioss eres el Puto Amo, mi Amo es el Puto Amo del Universo” y volviendo su carita hacia mi continuó “Dioss como la has puesto en su sitio a esa mojigata hipócrita demostrándole que no es más que una calentorra mal follada. Estaba que alucinaba. No me podía creer que delante mía y la tía hipócrita corriéndose de gusto. Hubiera bastado que se lo ordenaras para que al instante se hubiera clavado de rodillas y te comiera la polla sin importarle que estuviera yo delante. ¡Ha sido bestial!” concluyo mientras sonreía con brillo de admiración en sus ojos.
Dejándola recrearse un poco más en mí ya lubricado miembro la cogí de los hombros y suavemente la fui levantando mientras sus manos no dejaban de acariciar mis muslos, espalda… para al fin llevar sus manos a mi cuello y devorarnos la boca en un morreo de campeonato mientras restregaba su pubis contra mi polla, y desataba los cordones de su braguita dejándola caer al suelo.
Solo faltó un poco de presión en sus glúteos para que de un salto estrechara sus piernas contra mi espalda haciendo máximo el contacto, momento que aproveche para, interrumpiendo el morreo, escupir en mi mano derecha que de inmediato lleve al ojete de su culito que empecé a lubricar, primero con un dedo, luego dos… hasta conseguir meter tres, a los que imprimí un firme movimiento circular mientras con la otra mano empecé a penetra su apretado coño.
La nena, que al meter el primero se cortó un poco, no tardo en aplicar sus labios a mi cuello, mi pecho, mientras me abrazaba con fuerza a mi espalda y yo podía contemplar cómo se le ponía los ojos del revés y su boca trataba de capturar el aire a bocanadas mientras gemía como una gatita.
Llegado a este punto y manteniéndola en volandas cogida de su precioso culito, con sus brazos y piernas entorno a mi espalda y sus labios devorando mi cuerpo me desplace hasta la cama donde la deje caer de espaldas y, desembrazándome de su abrazo empecé a recorrer a besos desde su cuello, sus pechos, que mordí con ansia arrancándole gemidos entre de dolor y gozo, para al final depositar mi boca entera sobre su sexo.
En este momento intento levantarse mientras musitaba “No, Amo no lo merezco, tu zorrita no ha sido obediente esta tarde, no merezco este premio” a lo que levantando mi boca de su sexo le respondí “Soy yo el que decido cuando y como gozar de ti, así que ahora calla, disfruta, pero ni se te ocurra correrte sin mi permiso” y volviendo a lo mío me aplique a darle a esa putita la mejor comida de coño que tuviera en su vida.
Y no lo debí hacer mal porque en demasiadas ocasiones tuve que sujetar su cuerpo con mis manos para controlar sus convulsiones y negarle el orgasmo que me reclamaba “Amo, permiso para correrme” “NO” Mientras proseguía la comida de coño, mordía sus labios vaginales, metiendo mi lengua hasta el fondo y chupaba con ansia su clítoris, aproveche para, de un bote de crema hidratante, echarle un buen chorreón en el ojete de su lindo culo y volví a meterle uno , dos y hasta tres de mis dedos imprimiéndoles un giro incesante con el que cada vez cedía más y más su esfínter.
“Amo, permiso para correrme” suplico casi en un sollozo. A este ruego respondí negándoselo e intensificando el castigo al clítoris y el ojete que ya apenas ofrecía resistencia. Momento en el que viendo que se le volvían los ojos, sufría un espasmo en el que pareció perder la respiración y apenas susurraba “Amo, permisooo…” respondí “Córrete” a la vez que incorporándome y poniendo sus piernas sobre mis hombros, de un empellón le metí hasta la mitad mi polla, para de un segundo empujón metérsela hasta los huevos en su tierno culito.
Como no sería la penetración que pareció entrar en shock, para al momento soltar un alarido y revolverse como una loca mientras buscaba mi boca con ansia y cogiendo mi cara entre sus manos me devoraba mientras lloraba loca de alegría y al oído me susurraba mientras la taladraba con mi martillo pilón “Mi Amo me ha hecho hembra, me ha hecho su hembra el Puto Amo del Universo, no me lo merezco, soy tan felizzzz, nada puede haber mejor que esto” para al rato, mientras descargaba todo mi semen en lo más profundo de su culo, caer desfachecida sobre la cama.
Sacándole la polla de su culo, que apareció abierto como un túnel, me deje caer a su lado, momento en que la chinita se acurruco contra mi apoyando su cabecita sobre mi pecho mientras la acariciaba su cabello.
Volviendo su carita hacía mi con una sonrisa y una rabiosa expresión en sus ojos empezó a contarme “Mi Amo, no sabes lo que te perdiste. Desde el portal a mi casa la vieja puta no abrió la boca y cerraba las piernas para impedir que su flujo le corriera patas abajo. Al llegar a casa entro como una loca en el baño sin atender a la malcriada de María que le reclamaba insistentemente, despaché a la estúpida niñita y pegando mi oído a la puerta pude oír como jadeaba la muy puta, se tenía que estar frotando el coño hasta despellejarse por como gemía la calentorra.
Cuando salió del baño tenía la cara desencajada, me miro con rabia y estaba a punto de decirme algo cuando llamaste. Si vieras la sonrisa que se le puso cuando vio tu nombre en su móvil y la desilusión cuando le preguntaste por mi…Dios eres poderoso, jajajaja” decía mientras me besaba el pecho, acariciaba mi polla y huevos.
“Eso hará que no vuelvas a dudar de tu Amo, tengo buen ojo para las mal folladas y el caso de tu madre es de libro. Solo hacía falta la ocasión y me la ha proporcionado mi gatita” Y llevando mi mano a la copa que estaba en la mesita le ofrecí beber a mi putita que, sonriendo orgullosa, cogió la copa con sus manitas dándole un largo trago mientras yo le acariciaba su sonrosado chochito.
“Bueno, ahora vamos abreviando, vístete y lárgate no vaya a ser que la bruja te eche una bronca”
“No se atreverá Amo, ya no le tengo miedo tras conocer su verdadera naturaleza, hipócrita calentorra”
“Bien putita, pero no hay que abusar, al menos el primer día. Ahora apúntate mi número y ni se te ocurra hacerme esperar cuando te llame”
A lo que la chinita respondió poniéndose de rodillas, con las manos tras la cabeza y diciendo “Como mi Amo disponga, solo vivo para servir al Puto Amo”
Tras eso no tardo ni medio minuto en ponerse el biquini, pasar por el baño y dándome un beso, despedirse.
Mientras la vi andar por el pasillo pude observar como sus andares se veían influidos por la rotura la de culo que acababa de sufrir y llegando a la puerta volvió su carita, me tiro un dulce beso y cerro tras ella.
Continuara…
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